OTERO, Blas DE

Obra poética

INTRODUCCION

Blas de Otero (1916-1979) nace en Bilbao. Cursó el bachillerato en Madrid y Derecho en Valladolid. Durante algún tiempo se dedicó a la enseñanza, tarea que abandonó mas tarde para dedicarse de lleno a su obra. Viaja por toda España, y reside a temporadas en otros países: Francia, China, Cuba etc...el resto del tiempo vive en Valladolid.

Su poesía está inserta en la llamada Promoción del 40, en el grupo que Dámaso Alonso denominó como " Poesía desarraigada " y que surge, sobre todo, tras la publicación de su libro "Hijos de la Ira".

Esta poética nueva se preocupa fundamentalmente por el problema del hombre, adoptando un tono trágico y un lenguaje que intenta ser coloquial.

Blas de Otero evolucionó, con otros poetas, hacia la llamada "Poesía Social", que sitúa los problemas humanos en un mundo social y que pretende ser un instrumento, entre otros, para transformar el mundo.

No existe hasta el momento ninguna edición de sus obras completas, además algunas ediciones de sus libros son muy difíciles de encontrar.

Hay publicadas dos antologías de su obra:

"Expresión y reunión"

    Madrid. Ed. Alfaguara 1969

"Verso y prosa"

    Ed. Cátedra 1974 Madrid.

    Tiene el interés de estar preparada y seleccionada por

    el propio autor en 1974, y por tanto ofrece una visión de

    conjunto madura (desde su punto de vista) de toda su obra.

El presente estudio se basa fundamentalmente en esta última antología, aunque incluye también alusiones a poemas que no aparecen en ella.

I. ESTUDIO DE LAS OBRAS DE SU PRIMERA EPOCA: Ángel fieramente humano, Redoble de conciencia y Ancia.

El poema inicial de Ángel fieramente humano, "Lo eterno" recoge los temas fundamentales de estas tres obras: desarraigo del hombre; falta de sentido de la vida humana y vacío existencial.

Estos aspectos tan relacionados entre sí, aparecerán de un modo u otro a lo largo de los tres primeros libros del autor:

 

                                                           Lo eterno                                                         

 

                Un mundo como un árbol desgajado.

                Una generación desarraigada.

                Unos hombres sin más destino que

                apuntalar las ruinas.

                Rompe el mar

                en el mar, como un himen inmenso,

                mecen los árboles el silencio verde,

                las estrellas crepitan, yo las oigo.

                Sólo el hombre está sólo. Es que se sabe

                vivo y mortal. Es que se siente huir

                — ese río del tiempo hacia la muerte —.

                Es que quiere quedar. Seguir siguiendo,

                subir, a contra muerte, hasta lo eterno.

                Le da miedo mirar. Cierra los ojos

                para dormir el sueño de los vivos.

                Pero la muerte, desde dentro, ve.

                Pero la muerte, desde dentro, vela.

                Pero la muerte, desde dentro, mata.

                ...El mar —la mar—, como un himen inmenso,

                los árboles moviendo el verde aire,

                la nieve en llamas de luz en vilo...

En el fondo de la vida, del mundo, la muerte, como un ser vivo interior, ve, vela, mata al hombre; entre la belleza del mundo, el mar, las estrellas, el silencio, el hombre ansía y busca lo eterno. Sin embargo no se le ofrece ninguna esperanza: únicamente él es el ser desangelado, abandonado en su soledad; a fuerza de saberse vivo y mortal, se encontrará irremediablemente con la muerte.

Este desgarramiento existencial, búsqueda de una eternidad que se frustra, nos muestra al primer Blas de Otero, centrado en la interioridad del hombre, su vida y su sentido.

Aparecen también rasgos formales que refuerzan la expresión de esta falta de sentido de la vida: —encabalgamientos abruptos:

                                 Rompe el mar

        en el mar...

                                 es que se sabe

        vivo y mortal...

a la vez que evoca, como lo hará más veces en su obra, la figura de Jorge Manrique:

        —ese río del tiempo hacia la muerte—

y con él la preocupación por la muerte. Sin embargo en Blas de Otero no aparece en ningún momento una visión cristiana de la vida. Para él la vida carece de sentido.

La expresividad del poema se ve reforzada también por las alteraciones, sinestesias, repeticiones, paralelismos, antítesis...

                 rompe el ma r en el mar...

                mecen lo s árbole s el silencio  verde

                La s e st rellas c repitan,yo la s oigo

                 sólo el hombre está  solo

                subir a con tra  muerte hasta lo eterno

                el  mar —la  mar—, como u n hi men i nmenso

                lo s  árbol es moviendo el  verde  aire

                la  nieve en llamas de luz en vilo

Esta acertada utilización del lenguaje muestra el "sentido" poético del autor, que sabe crear un mundo estético, bello, con el que contrasta fuertemente la soledad del hombre.

En efecto, este fondo de vacío existencial se encontrará presente en casi todos los poemas de Ángel fieramente humano, Redoble de conciencia y Ancia.

Podríamos señalar también, junto al ya citado, otros temas importantes que aparecen en estas tres obras:

        — poemas de tipo amoroso.

        — poemas de tipo "religioso".

        — poemas de apertura hacia los demás.

Entre los poemas de tipo más puramente existencial, y semejantes a lo eterno, citaremos: Tabla rasa; A punto de caer y Ya es tarde. Los mismos títulos son ya significativos; el poeta busca inútilmente una esperanza y se encuentra "a punto de caer" en la desesperación.

En este último poema A punto de caer, los versos se hacen libres y extensos y los sentimientos del poeta se expresan con mayor libertad.

        Nada es tan necesario al hombre como un trozo de mar

        y un margen de esperanza más allá de la muerte

                           (...)

        decidme qué haré ahora, decidme qué hora es y si aún hay tiempo,

                           (...)

        Nada es tan necesario al hombre como un par de lágrimas

        a punto de caer en la desesperación.

                                (fragmento de A punto de caer)

En Tabla rasa y en Ya es tarde encontraremos un tono a veces blasfemo e irónico; el hombre se encierra en sí mismo y no encuentra sino la muerte, que es traída de nuevo por una evocación de Rubén Darío.

                            (...)

                ¿Sientes? La sangre sale al sol. Lagarto

                rojo. Divina Juventud. Tesoro

                vivo. ¿Te apartas? Oh Rubén. Me aparto.

                Besas y lloras. ¿Ves?. Yo beso, lloro.

                            (...)

                Pasa. La sangre, pasa. Boca arriba.

                Como los muertos. Como todo. Pasa.

                (Aquí el poeta, blanco, sin saliva,

                se vio perdido. Muerto. Y tabla rasa)

                                (fragmento de Tabla rasa)

A veces, esta falta de sentido de la vida se expresa en un mismo poema con tonos trágicos y absurdos a un tiempo:

                Propongo que te sientes. Todavía

                te va a pesar haber nacido,

                haber mamado, haber venido

                a tiempo que ya es tarde todo el día.

                            (...)

                Dos meses no son mucho

                tiempo, tienes de sobra para hablarme

                de la muerte, del juicio,

                de la muela que acabo de sacarme,

                del vicio de la virtud, de la virtud del vicio,

                del juicio de la muela

                y la muela del juicio.

                                (fragmento de Ya es tarde)

En los poemas de tipo amoroso, aparece una síntesis entre el amor y la búsqueda de lo absoluto. Así en Un relámpago apenas, escrito en forma de soneto, encontramos junto al tema amoroso, invocaciones a Dios a quien se desea; y también en Tarde es amor, vuelve a estar presente el ansia de eternidad.

                Volví la frente: estabas. Estuviste

                esperándome siempre.

                Detrás de una palabra

                maravillosa, siempre.

                                (fragmento de Tarde es amor)

En los poemas de tipo "religioso" aparece Dios como el ser rabiosamente deseado:

                Arrebatadamente te persigo.

                Arrebatadamente, desgarrando

                mi soledad mortal, te voy llamando

                a golpes de silencio. Ven, te digo.

                                (fragmento de Tú que hieres)

Son numerosos estos poemas; entre ellos podemos citar: Tú que hieres; Hombre; Igual que nosotros; Hombre en desgracia y Estos poemas. En todos ellos el ansia de Dios se entremezcla con la angustia existencial. El poeta busca a Dios y no sabe encontrarlo. En el soneto Hombre aparece dramáticamente descrita esta búsqueda.

 

                                                            Hombre                                                          

 

                Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,

                al borde del abismo, estoy clamando

                a Dios. Y su silencio, retumbando,

                ahoga mi voz en el vacío inerte.

                Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte

                despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo

                oirás mi voz. Estoy hablando

                solo. Arañando sombras para verte.

                Alzo la mano, y tú me la cercenas.

                Abro los ojos: me los sajas vivos.

                Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.

                Esto es ser hombre: horror a manos llenas

                Ser —y no ser— eternos, fugitivos.

                !Ángel con grandes alas de cadenas!

El lenguaje se ha hecho directo y violento, sobrio a la vez, y el soneto, tan utilizado por Blas de Otero, sabe contener todo el drama del poeta. Se alternan el diálogo y el monólogo, el discurrir del propio pensamiento.

Los encabalgamientos abruptos, vuelven a utilizarse como re— curso eficaz para la expresión de la angustia.

Por último, aparecen también en estos primeros libros, numerosos poemas que muestran un proceso de apertura hacia los demás, hacia todos los hombres, hacia lo que Otero llamará "la inmensa mayoría".

Entre ellos podemos citar: Canto primero; Crecida; Que cada uno aporte lo que sepa; Plañid así; Los demás; Hijos de la tierra; Aren en paz; Relato; Encuesta; Digo vivir.

Este abrirse a los demás se revela ya en el título de su obra Redoble de Conciencia. Existe algo que el poeta quiere comunicar a los demás hombres.

También, como ya se ha observado en otras ocasiones, estos poemas están teñidos de este tono angustioso que caracteriza a las primeras obras del poeta. Quizás el aspecto más específico que ahora podemos encontrar es que esa angustia se trasmite a los demás hombres y pueblos.

En el fondo de muchos de estos poemas se encuentran los sentimientos producidos por el horror de la guerra (de la guerra de España o de la guerra mundial), que aparecerán aludidos en muchos de sus versos.

En Canto primero, aparece ya en el primer verso una decisión que irá afianzándose poco a poco en la trayectoria de Blas de Otero:

                "Definitivamente cantaré para el hombre"

También en estos poemas aparecerán frecuentes alusiones a Dios, son muchas de ellas alusiones blasfemas, irónicas. Parece como si el poeta buscara a Dios por un lado y por otro se volviera contra Él, al no saber entender sus designios:

                           (...)

        Parece como si el mundo se acabase, se hundiera.

        Parece como si Dios, con los ojos abiertos,

        a los hijos del hombre los ojos les comiera.

        (No le bastan —parece— los ojos de los muertos)

                           (...)

                        (fragmento de Hijos de la tierra)

La preocupación por la guerra y por los muertos que llenan de sangre —hiperbólicamente— toda la tierra, aparece como tema fundamental de Crecida: Es una crecida de sangre sobre el mundo.

                           (...)

                no

                veo más que sangre,

                siempre

                sangre,

                sobre Europa no hay más que

                sangre.

                Traigo una rosa en sangre entre las manos

                ensangrentadas. Porque es que no hay más

                que sangre,

                y una horrorosa sed

                dando gritos en medio de la sangre.

En el poema ya citado Hijos de la tierra, esta misma preocupación se hace más precisa: son las cifras de los muertos, los continentes, los países, los que ahora se evocan; cada vez las alusiones se hacen más concretas:

                           (...)

        Europa a hombros de España, hambrienta y sola;

        los Estados de América, saliéndose de madre;

        la bandera de Rusia, oh sedal de ola en ola;

        Asia, la inmensa flecha que el futuro taladre.

        !Alzad al cielo el vientre, oh hijos de la tierra;

        salid por esas calles dando gritos de espanto!

        Los veintitrés millones de muertos en la guerra

        se agolpan ante un cielo cerrado a cal y canto.

                        (Fragmento de Hijos de la tierra)

Por último en el soneto Digo vivir se produce un auténtico cambio de rumbo. El autor anuncia su cambio de postura, abomina de lo que hasta ahora ha escrito y busca una obra más inmortal; rechaza la angustia ante la muerte y se dispone a cantar a la vida:

                           (...)

        Vuelvo a la vida con mi muerte al hombro,

        abominando cuanto he escrito: escombro

        del hombre aquel que fui cuando callaba.

        Ahora vuelvo a mi ser, torno a mi obra

        más inmortal: aquella fiesta breve

        del vivir y el morir. Lo demás sobra.

                        (fragmento de Digo vivir)

II. ESTUDIO DE LAS OBRAS DE SU SEGUNDA EPOCA:LA POESIA SOCIAL DE BLAS DE OTERO: Pido la Paz y la Palabra; En Castellano; Monzón del mar; Con Cuba y Que trata de España.

El primer poema de Pido la Paz y la Palabra, titulado A la inmensa mayoría, es una expresión de su voluntad de compromiso como hombre y como poeta: a partir de ahora, su poesía será una "poesía social".

        Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre

        aquel que amó, que vivió, murió por dentro

        y un buen día bajó a la calle: entonces

        comprendió y rompió todos sus versos.

                        (...)

        Yo doy todos mis versos por un hombre

        en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,

        mi última voluntad, Bilbao a once

        de abril, cincuenta y uno.

                        (fragmento de A la inmensa mayoría)

Blas de Otero ha modificado su poesía, su compromiso será ahora social —transformación de la realidad—, y dirigido, al menos intencionalmente, a la "mayoría".

Este propósito condiciona su creación: el lenguaje se hará sencillo, pero no menos cuidado, continúan en el fondo presentes muchas características de su poesía: distorsión de expresiones y giros de palabras del habla coloquial (en canto y alma en vez de en cuerpo y alma); encabalgamientos, alteraciones etc.

Sin embargo su lenguaje, que será más fácil, tendrá también ahora menos condensación poética.

Los temas se hacen con frecuencia mucho más concretos y precisos: España, E.E.U.U.; pueblos españoles; personajes representativos con los que define su posición ante la vida: Wal Whitman; Nietzsche; Paul Eluard; A. Machado; Unamuno...Tras todas estas realidades que Otero poetiza aparece siempre el ansia de paz; así por ejemplo, puede decir en A la inmensa mayoría:

        Yo doy todos mis versos por un hombre

        en paz. Aquí tenéis en carne y hueso,

        mi última voluntad. Bilbao, a once

        de Abril, cincuenta y uno.

España se convierte ahora en madre y maestra, "Proa de Europa preñadamente en punta", y a ella invoca el poeta buscando la paz:

                           (...)

        Madre y maestra mía, triste, espaciosa España.

        He aquí a tu hijo. Úngenos, madre. Haz

        habitable tu ámbito. Respirable tu extraña

        paz. Para el hombre. Paz. Para el aire. Madre, paz.

                                (fragmento de Hija de Yago)

Sin embargo Otero no abandona nunca la consideración concreta de la guerra, de la muerte; en este mismo poema España es:

        áspid en piedra viva, que el mar dispersa y junta

                           (...)

        tremor de muerte, eterno tremor encarnecido

Metafóricamente España se encuentra en "piedra viva", nueva distorsión del lenguaje expresivo cotidiano, y en "tremor de muerte".

La guerra fraticida es evocada otra vez en el mismo poema a través de la sangre:

        Tres años: y cien años de sangre abel, sin nombre...

En Espejo de España, continúa presente el tema de la patria. Otero recorre los pueblos de Castilla: Ávila, Toledo, Alba de Tormes, El Toboso...evocando lo más auténtico, pero siempre invadido de un tono triste, pesimista. La disposición de los versos, cortos, a veces de una sola palabra, evocan el camino que el poeta recorre:

                Avila,

                Toledo.

                Lágrimas

                de piedra, ardiendo

                en la cara

                del cielo.

                Alba

                de Tormes. Cierro

                los ojos. Pasa

                un agua en silencio.

                Lenta, ancha

                como el tiempo.

                El Toboso. Criptana.

                Veo una mancha,

                lejos.

                Lanza

                y rocín, en sueños,

                avanzan.

                Oh espejo

                de España.

                Yermo

                yelmo. Bajada

                del Pozo Amargo.

                Cierro

                los labios

                de la patria.

Sin embargo en su poema Fidelidad vuelve a afirmar la esperanza, la fe, en España:

                           (...)

                Creo en ti, patria. Digo

                lo que he visto: relámpagos

                de rabia, amor en frío, y un cuchillo

                chillando, haciéndose pedazos

                de pan; aunque hoy hay sólo sombra, he visto

                y he creído.

                        (fragmento de Fidelidad)

Este sentimiento de esperanza, de fe, está presente en muchos de sus poemas de Pido la Paz y la Palabra, como en Lo traigo andando"; "En la inmensa mayoría"; "No espantéis el ruiseñor";"No te aduermas".

                 "En la inmensa mayoría".

                Podrá faltarme el aire,

                el agua,

                el pan,

                sé que me faltarán.

                El aire, que no es de nadie.

                El agua, que es del sediento.

                El pan...sé que me faltarán.

                La fe, jamás.

                Cuanto menos aire, más.

                Cuanto más sediento, más.

                Ni más ni menos. Más.

Continúan apareciendo en los poemas de esta época rasgos de tono blasfemo, que no desaparecerán en ningún momento de su poesía.

Así en su poema El juicio final se hace presente la ironía y enfrentamiento con lo religioso.

                           (...)

                Yo pecador, en fin desesperado

                de sombras y de sueños: me confieso

                que soy un hombre en situación de hablaros

                de la vida. Pequé. No me arrepiento.

                        (fragmento de El juicio final)

Y en Posición, encontramos también otros rasgos semejantes.

A pesar de su decisión de cantar a la vida, la muerte sigue presente en sus poemas como una obsesión. La supervivencia es buscada a través de las palabras del pueblo. En su poema Me llamarán, nos llamarán a todos, son las "anchas sílabas" del pueblo las únicas que permanecen:

                Me llamarán, nos llamarán a todos.

                Tú, y tú, y yo, nos turnaremos,

                en tornos de cristal, ante la muerte.

                Y te expondrán, nos expondremos todos

                a ser trizados !zas! por una bala.

                           (...)

                Pero tú, Sancho Pueblo

                pronuncias anchas sílabas,

                permanentes palabras que no lleva el viento...

                (Fragmento de Me llamarán, nos llamarán a todos)

Estas palabras del pueblo buscadas y elaboradas constantemente por Otero las encontramos con frecuencia entremezcladas en sus poemas, en versos de canciones populares, lo mismo que de poetas a los que evoca de este modo sin tan siquiera mencionarlos:

— Evocación de Rubén Darío en su poema No espantéis al ruiseñor:

                           (...)

                Cueva de qué

                cóncava cueva,incógnita.

                 Francisca Sánchez,acompáñame.

                           (...)

                (fragmento de No espantéis al ruiseñor)

El tercer verso que aquí reproducimos subrayado, corresponde a uno de los poemas de la última época de Rubén Darío que éste dirigió a su amante Francisca Sánchez.

— Evocación de García Lorca en Crónica de una juventud:

                           (...)

                 ¿Quién dirá que te vio en qué momento

                en campo de batalla convertido

                el ibero solar? !Ay! en el nido

                de antaño oí silbar

                las balas...

                           (...)

                (fragmento de Crónica de una juventud)

El verso que hemos subrayado corresponde al primer verso del soneto En la muerte de José de Cira y Escalante de García Lorca.

— Evocación de la poesía popular intentando de este modo el acercamiento a la "inmensa mayoría". Citemos como ejemplo un fragmento de su poesía Lo traigo andando:

                           (...)

                Monte

                Aragón, cúpula pura, danos

                la paz. Morella, uña mellada,

                Peñafiel, Fuensaldaña.

                Esla. Guadalquivir. Viva Sevilla.

                        lo traigo

                        andando, cara como la suya

                        no la he encontrado.

El deseo de ser leído y comprendido por el público allana cada vez más su lenguaje, hasta el punto de que el ideal de su pluma será escribir hablando; por esta razón puede afirmar Otero en su brevísimo poema Poética —formado por dos versos— su nueva decisión de estilo:

                Escribo

                        hablando.

Especialmente representativo de este deseo de Blas de Otero, es su poema titulado Cantar de amigo:

                Quiero escribir de día.

                De cara al hombre de la calle,

                y qué

                terrible si no se parase.

                Quiero escribir de día.

                De cara al hombre que no sabe

                leer,

                y ver que no escribo en balde.

                Quiero escribir de día.

                De los álamos tengo envidia

                de ver cómo los menea el aire.

Si cada vez se hace más claro y manifiesto ese deseo de sencillez que tiene como meta el ser leído y comprendido por todos, también se hace cada vez más patente el temor de la ineficacia:

                Y qué

                terrible si no se parase.

Como se puede observar, España es el tema central de esta poesía de su segunda época.

El poeta habla de su patria con voz de enamorado, busca lo más esencial; el pueblo no será solamente "el pueblo", sino "Sancho Pueblo", de modo que queda así evocado, a través del Quijote, y más en concreto del personaje de Sancho, lo más puro de su espíritu.

España es contemplada entre el dolor —la pobreza y la sangre— por un lado y la esperanza por otro. El lenguaje del pueblo será el medio de que dispone el poeta para transformar esa realidad.

Blas de Otero se admira ante ese lenguaje llano, "palabra viva" que desafía toda norma, ante las palabras formidables del pueblo que "hacen temblar a la gramática". Los propios versos del poeta llegan a producirle un sentimiento de vergüenza ante ese hablar hermoso y espontáneo:

                Da vergüenza encender una cerilla,

                quiero decir un verso en una página,

                ante esos hombres de anchas sílabas,

                que almuerzan con pedazos de palabras.

                (fragmento de Palabra viva y de repente)

Sin embargo, como ya hemos dicho, nunca Otero abandona los recursos poéticos; su poesía sigue siendo una poesía elaborada, aunque parte del lenguaje llano.

Si tomamos estos cuatro versos como ejemplo, encontramos una metáfora que nunca sería utilizada por un hombre de pueblo:"encender una cerilla" en lugar de escribir un verso en una página; ni la sinestesia del tercer verso: "hombres de anchas sílabas", que refuerza la idea de libertad y de potencia, ni tampoco la expresión metafórica: "que almuerzan con pedazos de palabras", y que es sencilla y a la vez sugerente: evoca la idea de una comida de pobreza y de pueblo, y que al mismo tiempo está reforzada por la alteración: almor zar con peda zos de palabras.

En sus libros Monzón en el mar y Con Cuba, con títulos ya sugerentes, evoca desde la distancia (Pekín, Cuba etc) a España. El poeta refleja en parte su posición ideológica a través de la simpatía o antipatía por personajes y pueblos concretos:

                Anochece, Pekín, jardín de la plata

                y restos de su esplendorosa pobreza de siglo

                se recoge y descansa.

                (fragmento de El árbol de enfrente)

                Ustedes sigan fumando y bebiendo, pero el tabaco es mío

                que me lo cambió Fidel por unos versos muy bonitos:

                el yanqui vive en América,

                pero se le ha visto en todas partes

                haciéndonos la puñeta

                (fragmento de Cuando venga Fidel se dice mucho)

                Me voy de Cuba. Me llaman

                otras tierras y otros vientos.

                Se que dan mis pensamientos

                dudando entre lo que mira

                el alma y lo que espera.

                Guantanamera guajira.

                Guajira Guantanamera.

                Me voy de Cuba. Hasta luego,

                que pienso volver a verte

                si no me ciega la muerte

                o si antes no me quedo ciego.

                Triste de aquel que le tira

                su patria de tal manera.

                Guantanamera guajira.

                (fragmento de Me voy de Cuba)

La última obra fundamental de esta época es su libro Que trata de España. El tema de España, que ha estado presente a lo largo de toda su obra, especialmente en esta segunda época, reaparece ahora con mayor fuerza: en sus poemas de esta obra, toda la geografía española es enmarcada, recorrida y poetizada. Enmarcada en su poema El mar alrededor de España, en el que desde el Cantábrico hasta Cádiz, desde la Concha hasta Málaga, todas las tierras españolas son interpeladas por el poeta para que borren los años fratricidas:

                El mar

                alrededor de España,

                verde

                Cantábrico,

                azul Mediterráneo,

                mar gitana de Cádiz,

                olas lindando

                con la desdicha,

                mi verso

                se queja al duro son

                del remo y de la cadena,

                mar niña

                de la Concha,

                amarga mar de Málaga,

                borrad

                los años fratricidas,

                unid

                en una sola ola

                las soledades de los españoles.

La mayoría de los poemas de este libro tratan de España. No insistiremos en el tema pues ya ha sido tocado a lo largo de este estudio. Únicamente, con relación a este poema, señalemos una vez más cómo España es vista cada vez de forma más total y concreta. La geografía española es contemplada amorosamente; así los adjetivos que acompañan al mar dan el colorido preciso: "verde Cantábrico", "azul Mediterráneo" y ese sentido de delicadeza: "mar niña de la Concha", pero también de amargura "amarga mar de Málaga".

El contenido fundamental de este poema se encuentra sin embargo en sus últimos versos, que son una llamada a la unidad y a la esperanza.

Otros poemas significativos, con este mismo sentido son: Torno, Orozco; Españahogándose etc.

A lo largo de esta segunda época hemos señalado el afán del poeta por cambiar la realidad. En primer lugar Blas de Otero afirma repetidas veces su deseo de escribir "a la inmensa mayoría"; más tarde aparece el temor de no ser leído y por último en esta obra se nos muestra el desengaño del autor: La inmensa mayoría no lee sus obras.

El poema Noticias del mundo es una reflexión en este sentido.

                A los cuarenta y siete años de mi edad,

                da miedo decirlo, soy sólo un poeta español

                (dan miedo los años, lo de poeta y España)

                de mediados del siglo XX. Esto es todo.

                ¿Dinero? Cariño es lo que yo quiero,

                dice la copla. ¿Aplausos? Sí, pero no me entero.

                ¿Salud? Lo suficiente. ¿Fama?

                Mala. Pero mucha lana.

                Da miedo pensarlo, pero apenas me leen

                los analfabetos, ni los obreros, ni

                los niños.

                Pero ya me leerán. Ahora estoy aprendiendo

                a escribir, cambié de clase,

                necesitaría una máquina de hacer versos

                perdón, unos versos para la máquina

                y un buen jornal para el maquinista,

                y, sobre todo, paz,

                necesito paz para seguir luchando

                contra el miedo,

                para brindar en medio de la plaza

                y abrir el porvenir de par en par,

                para plantar un árbol, en medio de miedo,

                para decir "buenos días" sin engañar a nadie,

                "buenos días, cartero" y que me entregue una carta

                en blanco, de la que vuele una paloma.

Por último hay que señalar la creciente aparición en este libro de poemas de versos breves y ritmos populares, que muchas veces intercalan cantares del pueblo. Es significativo el que uno de los poemas: Cuando voy por la calle, esté encabezado por las siguientes palabras de Augusto Ferrán:

                ...he puesto unos cuantos cantares del

                pueblo..., para estar seguro al menos

                de que hay algo bueno en este libro.

Puede servir de ejemplo el poema Martinete del poeta, en que Otero expresa su deseo de ser poeta popular:

                Ay, aquel que le pareciere

                que es fácil mi batallar,

                siquiera por un momento

                que se ponga en mi lugar.

                Que no quiero yo ser famoso

                a ver si tenéis cuidado

                en la manera de hablar,

                yo no quiero ser famoso

                que quiero ser popular.

III. OBRAS DE LA ULTIMA EPOCA:Hojas de Madrid e Historias fingidas y verdaderas.

El primero de estos libros Hojas de Madrid está todavía inédito y sólo algunos de sus poemas se han publicado. Se observa en estas obras un claro cambio de rumbo en su poesía. La forma se vuelve mucho más difícil y hermética; aparecen metáforas e imágenes difíciles de comprender, se aprecia una clara influencia del surrealismo; los versos vuelven a ser largos y libres.

En cuanto al contenido esta poesía se hace más intimista, aunque en todo momento continúa presente la preocupación por la sociedad. Aparecen sin embargo algunos aspectos nuevos: la sociedad de consumo, la polución de las ciudades etc. En Túmulo de gasoil, poema dedicado a Madrid, vuelve a aparecer la preocupación por la muerte y de nuevo la evocación de Jorge Manrique y otros escritores españoles: Lope, Quevedo etc...Todos estos elementos se mezclan con otros muy diferentes como la iluminación de la ciudad, el gasoil, la sociedad de consumo etc.

                Hojas sueltas, decidme que se hicieron

                los infantes de Aragón, Manuel Granero, la pavana

                para una infanta,

                si está Madrid iluminado como una diapositiva

                           (...)

                quién empezó eso de cesar, pasar, morir,

                quién inventó tal juego, ese espantoso solitario

                sin trampa, que le deja a uno acartonado,

                si la Plaza de Oriente es una rosa de Alejandría,

                ah, Madrid de Mesonero, de Lope, de Galdós y de

                Quevedo,

                           (...)

                                (fragmento de Túmulo de Gasoil)

La influencia del surrealismo se hace más patente en las imágenes oníricas de los últimos versos de este poema, y más en concreto en el poema Medialba:

Estás gastando objetos pulidos, flores transparentes, iniciaciones de

primer paso,

pero el salón es ancho y enjabelgado, y hay un niño que no cesa de

mirarme,

estás gastando sus ojos de porcelana dentro del agua,

y sus manos de marinero y sus transparentes rodillas,

así que miro hacia el ventanal y la ciudad brilla y palpita tal un

minipiver

es como el fondo del sueño, la arena movediza de la memoria

                           (...)

                        (fragmento de Medialba)

El lenguaje se ha hecho conversacional y a la vez rico en metáforas y en imágenes. En Cantar de amigo, Tiempo, Lo fatal... vuelve a los versos la intimidad del poeta.

En Tiempo expresa sus sentimientos de angustia hacia España:

                           (...)

                yo dije España está perdida dentro de su nombre

                llamé a la paz con los labios desgarrados

                pero hoy es domingo y por eso me

                serené como una verónica de Gitanillo de Triana

                seccioné mi angustia la guillotiné en despiadados versos

                pero hoy es domingo y por eso

                a lo lejos ya vuelve la galerna

                la espero a pecho

                descubierto

                pecho como la guitarra de Bob Dylan

                porque hoy es domingo y por eso

                                (fragmento de Tiempo)

Y en su poema Cantar de amigo, lleno de paralelismos e interpelaciones —muy diferente del Cantar de amigo de Pido la Paz y la Palabra, que expresaba un deseo de cantar—, expresa una búsqueda de sí mismo:

                ¿Dónde está Blas de Otero? Está dentro del sueño,

                con los ojos abiertos.

                ¿Dónde está Blas de Otero? Está en medio del viento,

                con los ojos abiertos.

                ¿Dónde está Blas de Otero? Está cerca del miedo

                con los ojos abiertos.

                           (...)

                ¿Dónde está Blas de Otero? Está muerto, con los ojos

                abiertos.

Por último Historias fingidas y verdaderas es una obra escrita en prosa que contiene todas las características del lenguaje de Blas de Otero; con este lenguaje cuidado y elaborado Otero elabora los más variados temas: la realización de la propia vida, el mar, su autobiografía: "Lo primero que vino a mis ojos fue el mar: violentamente, como siempre estuvo el Cantábrico ante mí..." (El mar) Ciudades como Madrid y Bilbao:

"Después del mar vinieron las ciudades, ninguna tan pura como Madrid con su cielo desnudo y ese hablar suyo, digámosle francamente, tan simpático (...) Denso Bilbao que persistes en todo tiempo en mi acento y mis gestos, en mi terquedad de hacernos los dos más humanos, más justos, más parques". (Fragmento de Ciudades)

 Y por supuesto España:

"...¡Hermosa tierra de España! Campo de Soledad, éxodo hacia la ciudad, emigración hacia improbables países. El campo y sus anchas espaldas. La boca desdentada. El santo campo blanqueado..." (Fragmento de Reforma agraria)

El sentido de la vida, recogiendo a la vez versos de Antonio Machado y Jorge Manrique:

"...Lo nuestro es pasar,/ pasar haciendo caminos,/ caminos sobre la mar. ¿Nada queda entonces?. Hemos de tener mucho cuidado de no errar en asunto tan principal. Nuestras vidas son los ríos/ que van a dar... Cuantas veces hemos parado en las severas líneas de Manrique, hemos sentido una confusa sensación de fraude en nuestro espíritu..." (Fragmento de Pasar)

Esta búsqueda —inútil en Otero_ del sentido de la vida, unida al realismo poético de su prosa y a la libertad de expresión, aparece en Adiós Cuba:

"Estas son las líneas más serias que he tenido que escribir en mi vida. Aguardad un momento, voy a ponerme un jersey. Dicho y hecho. Y si dije jersey, lo mantengo, porque si olvidamos lo poco que aprendimos de niños, ¿con qué derecho vamos a pretender dirigirnos a los hombres?.

Hay que haber vivido por lo menos tres años en Cuba, hay que tener la pretensión de decir la verdad, toda la verdad y parte de la mentira. He aquí la situación límite de una isla rodeada de viento por todas las partes (...)

Mucho me engañaste, mucho descubrí por mí mismo. Que mi despedida salga a la calle (...)

Nos movemos siempre entre situaciones límite, pero yo limito sólo con el viento. Volveré. No mires atrás.  Cuba." (fragmento de Adiós Cuba)

IV. VALORACION DOCTRINAL

La poesía y más todavía si se considera toda la trayectoria poética de un autor, es siempre reflejo de la interioridad del poeta, pero nunca puede ser, porque no es ésta su naturaleza ni su fin, un discurso de razonamiento exacto, riguroso, como lo es por ejemplo la filosofía.

En los problemas y temas que Blas de Otero plantea en su poesía tales como la sociedad, el sentido de la vida y el hombre... prescinde de toda explicación trascendente y sobrenatural, como consecuencia, aunque aparezcan algunos rasgos positivos como el ansia de paz, amor a la patria etc, no es capaz de aportar ninguna esperanza más allá de la muerte.

Toda su obra está apoyada en una actitud de fondo existencialista y nihilista que es una toma de posición ante la vida. Cuando el poeta se dirige a Dios, se acentúa el tono angustioso y más que una búsqueda sincera, aparece siempre un claro enfrentamiento y un tono de rebeldía que se traduce con frecuencia en expresiones blasfemas.

Por otro lado, también en su obra aparecen manifestaciones de simpatía hacia el marxismo y los regímenes comunistas; algunas veces con un tono claramente panfletario.

Podemos concluir diciendo que Blas de Otero, a pesar de que lo nombra incansablemente, rechaza a Dios y en consecuencia toda la realidad terrena y más concretamente humana, queda encerrada en un nihilismo sin salida, que tiñe toda su obra de un tono angustioso y falto de sentido y de esperanza.

 

                                                                                                             M.F.G. (1984)


 

                                                                                                                       ANEXO

OTERO, Blas DE

Pido la paz y la palabra

(Primera parte de  Con la inmensa mayoría)

Editorial Losada, 3ª Edición, 1976.

A. CONTENIDO

Blas de Otero, poeta bilbaíno, compuso este libro en el año 1955: 33 poemas que por su temática se incluyen dentro de la poesía social. Se ocupa de las circunstancias que rodean y han rodeado al hombre de España y las denuncia desde su ideología.

Para analizar el contenido se ha hecho una clasificación de los poemas en seis grupos, atendiendo a la actitud poética o a la temática.

1) Este primer grupo tiene de elemento común su tono agresivo con el que habla de él y de España. El primer poema A la inmensa mayoría, cinco serventesios de rima asonantada en los que nos presenta la muerte de un hombre como individuo. En este caso el poeta, deja de cantar desde su yo todo lo que pueda sugerir como tema lírico la problemática individual personal e íntima, para empezar a cantar desde el nosotros, desde la inmensa mayoría, desde el hombre masa.

                "Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre

                aquél que amó, vivió, murió por dentro

                y un buen día bajó a la calle: entonces

                comprendió: y rompió todos sus versos".

Los tres poemas que siguen, titulados En el principio y sobre esta piedra edificaré, ponen en marcha su trabajo enarbolando la palabra como arma de denuncia para descubrir el "rostro puro y terrible de mi patria", y se dispone a ser testigo de una España a la que llama "piedra de escándalo"; "agua sin vaso cuando hay agua"; "vaso sin agua cuando hay sed".

En Hija de Yago hace referencia con su tono agresivo y amargo a la historia de España siempre en guerra: "talón sangrante del bárbaro occidente" y a la conquista de América por España "... el talón, en tierra entrometido, pisaba horrible el rostro de América adormida", y a las gentes de España contradictorias porque rezan y matan a un tiempo; denuncia en concreto esos tres años de guerra civil que tanta sangre inocente ha derramado: "Tres años: y cien caños de sangre Abel". A España que es madre y maestra triste le pide el poeta paz para el hombre. Así termina este duro poema de rima consonante y versos alejandrinos distribuidos en serventesios.

2) Espejo de España, Aceñas, Gallarta, En el corazón y en los ojos, y Con nosotros, son los poemas de este segundo en el que la agresividad del poeta ha dejado paso a un amor tranquilo, triste y nostálgico hacia su patria, de influencia machadiana.

El primero es un poema sencillo y pacífico de arte menor en el que hace una descripción de Castilla yerma, lenta y ancha como el tiempo, donde "en sueños lanza y rocín avanzan" Del mismo tema son las Aceñas en el que describe un atardecer zamorano en soledad, y Gallarta donde nos habla de su país vasco. Este grupo de poemas son más clásicos en cuanto al enfoque de los temas y a la expresión de sentimientos. Recuerdan el 98.

3) Posición, León de noche, Yo soy aquél que ayer no más decía y Juicio final: Son poemas que nos descubren el punto de partida de Blas de Otero y vuelven otra vez a la amarga agresividad del principio: conforme con Wolt Whitman, "con su gran corazón desparramado" por el hombre, un hombre sin Dios y con una patria, España, (despeinada en llanto: "Este es el sitio donde sufro y canto".

El juego que realiza con la sonoridad fonética de las sílabas en la siguiente poesía León de noche imita la música grandiosa de Beethoven que sale de las sombras de un genio sordo y nos recuerda la creación suya: "de un poeta corto en palabras y ciego en su mundo. Siente la angustia de la oscuridad y de la falta de sentido de la vida:

                "Yo ya ni sé, con sombra hasta en los codos,

                por qué nacemos, para qué vivimos."

Es en Juicio final donde da una respuesta a estos últimos versos del soneto Yo soy aquel...

                "Yo, pecador, artista del pecado...

                ... me confieso

                que soy un hombre en situación de hablaros

                de la vida. Pequé. No me arrepiento.

                ...

                Nací para narrar con estos labios

                que barrerá la muerte un día de éstos

                espléndidas caídas en picado

                del bello avión aquél de carne y hueso".

4) Siguen Ahora, Juntos, Me llamarán, nos llamarán a todos, Proal, Ellos y Vencer juntos.

Los temas que toca aquí son la esperanza, la muerte y el hombre. Estos tres temas no tienen trascendencia, están inmersos en el espacio y el tiempo del mundo.

"Siempre. Hay caminos". Esta esperanza que se descubre en Ahora se ve atacada por la muerte, compañera del hombre que es hijo de una patria "triste y hermosa como un sueño de piedra y sol". Pero el problema de la muerte se resuelve en Otero: siempre habrá un hombre, siempre vive un pueblo.

                " Tu nombre está ya listo,

                temblando en un papel. Aquél que dice:

                abel, abel, abel... o yo, tú, el.

                ...

                Pero tú Sancho Pueblo,

                pronuncias anchas sílabas,

                permanentes palabras que no lleva el viento"

Proal, Ellos, Vencer juntos, son un canto al pueblo que labra su futuro en paz y corre hacia la luz y deja atrás un pasado sangriento.

                "Abramos juntos/ el último capullo del futuro"

El mar es la imagen de la paz, hacia ella tiende el hombre. La tierra es la imagen de la guerra inundada de sangre y sombra.

5) Los dos poemas que vienen a continuación Biotz-Begietan y Un vaso en la brisa aluden a la vida del poeta y hacen una crítica de la burguesía y del clero: nos cuenta que nació en Bilbao en una familia rica; no quiere hablar de ella, está resentido con la educación recibida en un colegio religioso, su estancia en Madrid donde se pone en contacto con ambientes sociales bajos y toca la miseria y la desgracia, luego París:

                "allí sufrí las iras del espíritu". "Escribo y callo".

                "Aquellos hombres me abrasaron, hablo

                del hielo aquel de luto atormentado,

                la derrota del niño y su caligrafía

                triste, trémula flor desfigurada.

                ...

                Madre, no me mandes más a coger miedo

                y frío ante un pupitre con estampas".

Y en el poema siguiente Otero se disculpa por hablar de él y se diluye en el nosotros:

                "Para qué hablar de este hombre cuando hay tantos

                que esperan

                (españahogándose) un poco de luz, nada".

                "Yo ofrezco mi vida a los dioses

                que habitan en el país de la esperanza

                y me inclino a la tierra y acepto

                la brisa que agita levemente esta página".

6) Estas poesías finales del libro tienen el tono agresivo de una palabra que hiere y al mismo tiempo canta, que pide y lucha "en defensa del reino del hombre y su justicia", y cree en la paz, en el hombre y en la patria.

                "Creo en ti patria. Digo

                lo que he visto: relámpagos

                de rabia, amor en frío, y un cuchillo

                chillando, haciéndose pedazos

                de pan: aunque hoy hay sólo sombras, he visto

                y he creído".

Agresividad y desarraigo existencial: ayer y hoy. Fe y esperanza en el futuro del hombre en España: son los cuatro sentimientos que luchan en los poemas comentados. Todo esto da como resultado un llanto amargo por España y su historia, una crítica al hombre: a su religiosidad y a sus clasismos sociales; y un canto de alegría a esa patria como la única capaz de cambiar al hombre y la única posibilidad de paraíso para éste.

B. VALORACION DOCTRINAL

I. La expresión poética de Blas de Otero es agresivamente desesperada. Se descubre en él un hombre desarraigado (sin raíces existenciales) y su poesía nos recuerda en su expresión los terribles cuadros goyescos de brujas y mendigos... Un hombre que no sabe a dónde va, sólo sabe que quiere mutar su existencia anterior, rebelde contra todo lo que la vida le ha dado y sin más calor en su espíritu que esa rebeldía que a veces se traduce en una crítica a una clase social "privilegiada" y otras va más allá: al hombre, a la historia, a la religión, a Dios.

Un ejemplo de esta agresividad desesperada:

                "... Salió una noche

                echando espumas por los ojos, ebrio

                de amor, huyendo sin saber adónde:

                adonde el aire no apestase a muerto"

                        (A la inmensa mayoría)

                "Si abrí los labios para ver el rostro

                puro y terrible de mi patria

                si abrí los labios hasta desgarrármelos

                me queda la palabra"

II. Blas de Otero aniquila en su obra la dimensión espiritual del hombre.

l) anulando la individualidad de la persona: no existe el yo, sólo existe el nosotros, el pueblo, el hombre.

                "Hombres, levad los hombros

                sonoramente, bajo el sol que nace"

                                        (Proal)

                "... el pie del pueblo

                avanza, avanza hacia la luz

                a ras de tierra, despejando el cielo"

                                        (Ellos)

2) sustituyendo la dimensión espiritual por la dimensión social del hombre.

                "Es el otoño. Hermoso dios. La tierra

                roja. La piedra, roja. Acaso, un árbol

                como la sangre. Hermoso dios. La piedra

                y el hombre".

                "Creo en el hombre...

                ...

                (españas a caballo

                del dolor y del hambre)

                ...

                Creo en ti, patria..."

                                        (Fidelidad)

Esta sustitución de lo espiritual por lo social, plantea problemas existenciales en su poesía: si todos los hombres morimos y eso es la nada, ¿por qué nacemos?, ¿para qué vivimos? ¿por qué el dolor, la miseria?. Son preguntas que se hace en sus poemas y que las resuelve desde la ideología marxista: la esperanza en el paraíso de una patria futura, España, aunque su pasado y su presente sean sangrientos. Esta es la única trascendencia del hombre: la social, muero yo pero viven otros "yo", y el pueblo, que es el YO más importante y único.

                "¡Ah, no podrán, jamás podrán vencerme,

                porque mi mano se me va y se agarra

                a otra mano de hombre y a otra mano

                que me encadenan, madre inmensa, a ti!"

                                        (Juntos)

3) en su poesía aniquila la dimensión espiritual del hombre:

Utilizando frases evangélicas y de la liturgia de la Iglesia, rebajando su contenido: dándole una interpretación reductiva o errónea y en alguna ocasión haciendo parodias de ellos.

"Sobre esta piedra edificaré", título de una poesía en la que identifica piedra con patria-España.

"Yo pecador, artista del pecado" (Juicio final). Abusa de la oración litúrgica: en esa poesía se enorgullece de ser hombre pecador, lo confiesa y no se arrepiente. Es una provocación, un reto al hombre que cree y contra el que Otero enarbola la palabra de su poesía como arma destructora de sus valores eternos. Y un reto provocador a Dios en el que no cree y al que trata irreverentemente cuando lo nombra.

                "Infatigable látigo famoso

                firma del pueblo: fe

                golpeadora,

                sembradora del sol  de cada día

                dánosle hoy".

4) Llenando los valores eternos y más concretamente las virtudes teologales, Fe y Esperanza, de contenido humano.

                "La fe en el hombre (Fidelidad)

                La esperanza en el tiempo futuro

                la alegría

                        "En nombre de la fe que he conquistado"

                        "En nombre de la paz que he voceado"

                        "En nombre de la luz que he alboreado"

                                        (En nombre de muchos)

III. El planteamiento temático de su poesía es profundamente ateo y marxista.

Hay arte en la poesía de Blas de Otero porque hay creatividad, pero es una creatividad negativa, procedente del odio, la guerra, la muerte, la destrucción. No está la creatividad sólo en estos conceptos, sino en el contraste con sus contrarios: el amor, la paz, la vida...

Este contraste está basado en la lucha contra los valores auténticos y positivos del hombre, por eso su poesía es desesperada, sin Dios, oscura como la noche y con un solo rayo de luz: su patria futura, España, única capaz de conseguir una felicidad para el hombre que ha luchado contra el hombre por ella.

El mismo se dice afín a Nietzsche.

                "Escucho a Nietzsche..."

                "... Huyo del hombre que vendió su hombría

                y sueña con un dios que arrime el hombro

                a la muerte..."

                                        (Posición)

                "Aquí no se salva ni dios. Lo asesinaron".

                        (Me llamarán, nos llamará a todos)

Pero no sólo cuando habla de la religión, de la fe y de Dios, sino cuando habla de la historia, del hombre y de España, su planteamiento es marxista: critica la colonización de Hispano América, se rebela contra la educación religiosa que recibió en un colegio de jesuitas y contra esa clase social burguesa de la que procede.

La misma figura del poeta está enormemente encumbrada. Con su palabra ha traído una nueva luz al hombre. No existe Dios para Otero pero él ha tomado su lugar: después de unos poemas en los que describe la destrucción, los poemas finales son un canto de aliento al hombre, de fe y de esperanza. Poco honrada y demasiado soberbia la actitud poética de Blas de Otero.

C. VALORACION TECNICA

a) La métrica en este libro es muy variada:

        l. métrica clásica: cuartetos y serventesios con rima consonante o asonante. Así escribe sus poemas más duros de contenido, más agresivos: Hija de Yago, Juicio final, etc.

        2. en verso de arte menor y una poesía más libre y popular, están escritos sus poemas de contenido más clásico y menos desgarrados: por ej. Espejo de España.

        3. El poema libre en el que se une el versículo de 16 a 20 sílabas junto al verso de 3, es usada por Blas de Otero en sus últimos poemas, en los que da una solución para el hombre, canta su fe y su alegría por la paz futura de su patria. Como se observa hay una unidad de métrica y de contenido.

b) Otros recursos de su expresión poética interesantes son:

1 El encabalgamiento con el que rompe las estructuras de frases hechas, frases coloquiales y frases literarias, sacadas de textos de otros autores. Por ej.:

                "Todo tiene su término, mañana

                por la mañana hará sol"

                "Haciéndose pedazos

                de pan"

                "... y un cuhillo

                chillando".

2. Juegos de palabras: sobre todo en el estudio fonético de las sílabas. Por ej.: León de noche

                "... qué sombras van o vienen, van

                Beethoven..."

3. Rimas internas. Por ej.:

                "Pero tú, Sancho pueblo

                pronuncias anchas sílabas"

4. Neologismos: creación de nuevas palabras para dar una mayor expresividad: por ej.:

                "españahogándose"

5. Utilización del habla coloquial. Por ej.:

                "Llegaré por mis pies — ¿para qué os quiero?"

Transformación de la frase coloquial: Pies, para qué os quiero a la que le da un nuevo valor poético.

El mismo recurso en: "Aquí tenéis en canto y alma", transformación de: En cuerpo y alma.

6. Abundancia e importancia poética de los adverbios y complementos circunstanciales: esto se debe precisamente a que es una poesía concreta para una situación histórico social.

7. Contrastes de tipo barroco.

8. Todos los demás recursos que utiliza la poesía clásica.

En conclusión, Blas de Otero utiliza el habla culta y el habla coloquial modificándola de alguna manera para darle un nuevo valor poético.

 

                                                                                                                   I.G. (1984)

 

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