SCHILLER, Herbert I.

Información y economía en tiempo de crisis

Ed. Tecnos, Madrid 1986

Según Schiller, la crisis general del sistema de mercado y las presiones políticas económicas y culturales, son la causa del aumento de actividades informativas y de la creciente acumulación de instrumentación.

Se ha tomado la información y sus técnicas como la herramienta capaz de aliviar y vencer la crisis. Al mismo tiempo, confiere mayor autoridad y aumenta el beneficio de sus controladores y poderosos usuarios. En resumen, Schiller en este libro pretende examinar de qué manera las nuevas posibilidades de información se aplican para manejar la crisis generalizada, especialmente en EE.UU.

Las soluciones técnicas que no tengan en cuenta el coste social resultarán terriblemente caras para millones de seres humanos, afirma Schiller. Muchas personas se ven ya afectadas por esta transformación técnica y social. De sus ideas y de la movilización popular que pueda surgir de ellas dependerá el que se hagan esfuerzos o no para introducir valores humanos y criterios sociales en las decisiones técnico-industriales que se tomen en el ámbito de la economía. Si esto falla, una marcha acelerada para conseguir una producción más eficiente podrá muy bien conseguir un periodo de alivio y lucro para algunos miles de empresas multinacionales, pero también producirá miseria y desolación en los rechazados por los que sólo están atentos a la eficacia productiva.

La gente debe darse cuenta de ello. Pero esto no se puede conseguir con una información controlada por las asociaciones de empresas. Los medios de comunicación están llenos de mensajes ideados para persuadir engañosamente a la gente de que la técnica de la información es la clave de una mejora generalizada. Estos mensajes reciben el apoyo de las sociedades de empresas

Estas son las principales ideas que expone Schiller en su libro, ilustradas con abundantes ejemplos referidos a los EE.UU.

 Resumen por capítulos

1. Las nuevas tecnologías de la información combaten la crisis económica occidental

Las nuevas técnicas de la información están penetrando en la mayor parte de las economías de mercado occidentales, como respuesta a la crisis del sistema económico mundial. Schiller se pregunta si estos avances pueden restablecer el crecimiento y estabilidad del sistema económico general o si por el contrario darán origen a nuevos problemas. Según los líderes políticos occidentales, las nuevas técnicas son eficaces para disminuir y superar el estancamiento y depresión actual de la industria. Afirman que crearán nuevos puestos de trabajo, que habrá mayor comprensión internacional y que el individuo tendrá acceso a más información.

2. La comunicación en contra de un mundo rebelde

EL manejo de la crisis industrial es la tarea primordial de la década de los 80, y la nueva técnica de la información proporciona los instrumentos para conseguirlo. Hay otro tipo de crisis que se enfrenta al sistema mundial empresarial que es la liberación antiimperialista de las naciones y los movimientos socialistas del S. XX. También se pretende resolver esta crisis con los medios técnicos. Los sistemas de información y comunicación han servido para la vigilancia de todo el mundo, para el despliegue rápido de fuerzas armadas, para la penetración de empresas multinacionales en los mercados, y también como barrera ideológica mundial.

3. La información y el empuje hacia la privatización y productividad en la economía de los Estados Unidos

Las privatizaciones avanzan a medida que se contrae el sector público. Eliminan actividades que han sido públicas y no lucrativas. Las más castigadas son la educación, la sanidad, la cultura y la seguridad económica de grandes grupos humanos. El sector público está vinculado a actividades no rentables, y el privado sólo aparece cuando hay beneficios.

La información privatizada responde a unos intereses. Se produce información para sacar beneficios de ella. El criterio para acceder a ella es el pago. Por esta razón la sociedad se divide más profundamente. La privatización del sector público en el ámbito de la cultura y de la sociedad provoca una división social de la nación. La sociedad se descompone según se acelera la privatización. El sector privado, mezcla de intereses dispares, es incapaz de administrar y mucho menos coordinar la economía nacional, especialmente en un periodo de turbulencia creciente y generalizada.

4. La crisis creciente en la doctrina occidental sobre el libre flujo de información

Otra crisis hace su aparición. Se relaciona con la disponibilidad y utilización de los circuitos internacionales de comunicación. EL flujo de información que sirve al conjunto de empresas multinacionales se convierte en centro de controversia. Este flujo y sus problemáticas secuelas son la preocupación primordial de los que confían en los destinos del orden empresarial multinacional. El sector de la información se concibe y se destina para servir de trampolín a la revitalización del capitalismo de los Estados Unidos. El flujo de datos por encima de las fronteras se ha convertido en el elemento vital del sistema mundial de negocios. La aptitud para manejar una empresa repartida por todo el mundo depende completamente del tráfico de la información, voluminoso, rápido y seguro. Si llegase a faltar la instrumentación de la información algunas industrias no podrían funcionar.

La necesidad que tienen las multinacionales de alcanzar al público nacional con sus anuncios publicitarios exige una entrada libre a los medios de difusión. La doctrina de mantener el flujo libre de la información es esencial para el mantenimiento del poderoso sistema multinacional, sobre todo para la política exterior americana. Hay muchos países, especialmente del tercer mundo, que se oponen al flujo libre de la información. Lo consideran como un mecanismo de penetración informativa, de dominación cultural y de explotación económica. Perjudican la soberanía colectiva de un país. Asimismo, la radiodifusión directa por satélite es otro desafío a la soberanía nacional que no es probable que se pase por alto a esos países.

Hay muchos países nuevos, independientes y pobres que participan en organizaciones internacionales de administración y reglamentación. Estos intentan cambiar la distribución existente de beneficios y privilegios que favorecen desproporcionadamente a unos países industrializados y, al mismo tiempo, a los más poderosos usuarios de estos países. Los Estados Unidos no sólo se niegan a hacer tales concesiones, sino que de hecho procuran conseguir una mayor participación de los escasos recursos mundiales para satisfacer las necesidades de sus empresas multinacionales y su fuerza militar mundial. En las reuniones internacionales, donde se discute y decide sobre estos temas, la probabilidad de que los intereses de los Estados Unidos se salgan con la suya es cada vez más dudosa.

5. La economía política de la comunicación La cultura económica

El capitalismo, en su última evolución, transforma el proceso de la creación cultural. Al mismo tiempo, la producción cultural cada vez se distingue menos de la producción industrial, y las industrias de la cultura se han convertido en escenario de importante crecimiento y alta rentabilidad. La técnica nunca ha sido independiente de la cultura donde se ha gestado y evolucionado. Hoy forma parte inseparable de aquella. Quienes desean cambiar las cosas pueden ahora intentar determinar el papel de la cultura en general y sus relaciones con la técnica y la economía en particular.

Es un absurdo separar ahora la economía, la política y la cultura. La información, que se ha convertido en parte principal del proceso productivo, siendo ella misma un bien importante por derecho propio, se rige también por las leyes del mercado que ocasionan uniformidad en la producción industrial y cultural. Una economía política de la cultura y de la comunicación tiene que tener en cuenta las diferencias económicas, históricas, culturales de una nación e intentar explicar cómo se desenvuelven en la teoría y en la práctica de un estado concreto.

6. Paradojas de la era de la información

a) Renovación del dinamismo a la par que aumenta la vulnerabilidad del sistema. El sistema capitalista tiene actualmente un crecimiento y dinamismo importante. Su espacio para maniobrar se estrecha por la dependencia casi total de las comunicaciones internacionales. Esto requiere un sistema mundial de naciones estables.

b) El consumo y el marchitamiento temporal de la conciencia radical. La adquisición de bienes materiales que el capitalismo fomenta, suplanta o se equipara con el amor, la amistad y la comunidad. Aunque no se quiere reconocer, hay un sentimiento evidente de que no vale la pena perder la oportunidad de conseguir o mantener los bienes de consumo. Se considera el consumismo como una practica democrática. Este es favorecido por la publicidad. Se puede concluir diciendo que la ética de la posesión ha triunfado.

c) Las nuevas técnicas de la información desafían la soberanía nacional. La disponibilidad de las nuevas técnicas de la información cambia radicalmente la forma de gobernar, tanto nacional como internacionalmente. Internacionalmente, la verdadera base de la soberanía nacional se ve amenazada, por ejemplo con los satélites de exploración remota. Estos no tienen en cuenta las fronteras nacionales. El desgaste de la soberanía nacional parece propiciar un refuerzo todavía mayor del sistema mundial de negocios.

d) El empobrecimiento de la información acompaña a la abundancia de la misma.

e) Con la desaparición de las organizaciones laborales se pierde un poderoso estabilizador del sistema.

f) Aumenta la distancia entre la oposición americana y las realidades internacionales. El pueblo americano tal vez sea, entre todos los del mundo, el menos preparado para entender la forma de pensar y los cambios habidos en las últimas décadas en la escena internacional. Los americanos, envueltos en una economía basada en la información son incapaces de comprender o simpatizar con los sentimientos más elementales y poderosos.

Valoración crítica

Schiller en este libro vuelve a demostrar su profundo antiimperialismo al igual que en sus otras obras ("El imperialismo yanqui" y "Los manipuladores de cerebros") El desarrollo del tema en el libro está acompañado de una crítica al sistema capitalista y a los Estados Unidos, en particular.

Es partidario de la estatalización de toda la propiedad privada. Considera que cosas tan importantes como la Sanidad, la Educación, etc., salen perjudicadas con la privatización. Opina que en manos privadas no cumple la función social que les corresponde, sino que sólo sirven para enriquecer a los privados.

Sigue atacando a la propiedad privada afirmando que ésta atenta contra la soberanía nacional de los países.

Schiller es muy escéptico con respecto al desarrollo tecnológico. Cree que no solucionará los problemas que tiene actualmente el mundo. sólo favorece a los países desarrollados que con estas mejoras técnicas podrán aprovecharse mejor de los países del Tercer Mundo y enriquecerse a costa de ellos. Los avances en las comunicaciones permiten este imperialismo de los países y de las empresas multinacionales.

 

                                                                                                                 F.J.P.(1988)

 

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