Gracias a Dios, ¡nos fuimos!
OPUS DEI: ¿un CAMINO a ninguna parte?

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Autor: Satur

1. Josecar anda erre que erre... (4-3-2004)
2. ¿Qué has hecho del pasado?... (20-3-2004)
3. Se ha escrito esta semana sobre temas... (4-4-2004)
4. Esta Semana Santa coincidimos La Piedra y yo... (11-4-2004)
5. Muy buena la anécdota de Salomé... (20-4-2004)
6. Sigamos con más anécdotas... (5-5-2004)
6. Asomarte a los orejas es... (9-5-2004)
7. Quizá sean las frases más citadas... (16-5-2004)
8. Sigamos con más anérdotas... (23-5-2004)
9. ¡¡¡Más anérdotas!!!... (30-5-2004)
10. Hanibal Lecter a su lado era una catequista ... (5-6-2004)
11. La Piedra, antes de ir a trabajar... (13-6-2004)
12. De cómo salvé de morir quemada a una agregada (28-6-2004)
13. De cómo salvé también de morir abrasada a una hermosísima chica de san Rafael (5-7-2004)
14. Anercdotones de noches de verano (11-7-2004)
15. ¡Venga ya, hombre! (16-7-2004)
16. Oye, Ferrán... (25-7-2004)
17. Llama muchísimo la atención (9-8-2004)
18. Un tipo muy enamoradizo (16-8-2004)
19. La cosa sexual (23-8-2004)
20. Regreso de un viaje profesional... (27-8-2004)
21. Me cita Josercar en un asunto... (6-9-2004)
22. Nos escribió Conchita Regojo (10-9-2004)
23. Creo que Tomás no insulta en su escrito (12-9-2004)
24. Pillaste, Josecar (21-9-2004)
25. ¡¡¡Vaya la que se ha armado con Josecar!!! (1-10-2004)
26. En la opus se anima con machacona repetición (13-10-2004)
27. Al sobrecogedor relato de María Cristina... (17-10-2004)
28. En la última correspondencia de Pentium... (24-10-2004)
29. Hace una mañana lluviosa y fría (31-10-2004)
30. ¡Ayyyy la política! (7-11-2004)
31. Más anécdotas (Última entrega 19-11-2004)





Creo que Tomás no insulta en su escrito. Está quemote y nos llama mentirosos, pero eso no es insultar. A mi me suena más a enfado de niños que se sacan la lengua y dicen " uh,uh, chínchate, mentiroso, más que mentiroso", y el otro " verdadoso, uh,uh, y tu padre más, rasca, rasca", y el de antes " pues, sí, sí, mentiroso capiroso, hala, y se lo voy a decir al Isra, mi helmano, uh,uh...". En fin, tonterías.

Reconoce que se puede dejar la opus después de dieciocho años y ser EL HOMBRE MÁS FELIZ DEL MUNDO. O sea, éste no siente rejalgar ninguno. Ya es un buen testimonio. Está esperando su segundo hijo -¡¡¡enhorabuena, otro López en el manicomio!! -, y se queja de que exageramos, sacamos las cosas de contexto, no vivimos la CARIDAD y juzgamos intenciones. Y, hombre, algo de razón tiene. Como botón de muestra el último de Dionisio que saca sus demonios particulares y mete un viaje a varios numerarios que ya te digo, colegui. Si alguno de ellos lee la correspondencia del Dioni se queda con la misma cara que una amiga mía ya entradita en años que se fue a hacer la cirugía estética y estuvo siete horas con el cirujano...¡¡¡para hacerle el presupuesto!!!. Pues lo mismo.

Yo también he dado algún viaje, y algún estiramiento. Es mi otro yo, que me pierde. Mi lado malo.

De todas formas, hay varios asuntos en la correspondencia de Tomás que me han dejado estruprefacto y no puedo menos, para salir de dudas, que preguntárseles y que me les diga, o me les aclare.

Primera.- Afirmas que te has casado con una mujer "más que estupenda". Pregunto " más que estupenda", ¿respecto a quién?. Estupenda , ¿en qué sentido?. Estupenda de que está estupenda, o estupenda de que es estupenda. Estupenda porque sólo tienes esa Penda y no has conocido más Pendas que ella, o, por el contrario, es tu penda porque después de muchas horas de vuelo esa Penda es tu Penda. La genuina. La Piedra, por ejemplo, también es estupenda, y más que la tuya, por si no lo sabías, pim, pim. Es como Vimp limpia hogar, que hasta podrías comer dentro de tu fregadero. Y, por si no lo sabías, que sepis que La Piedra fue Dama de Honor en el IES Rigoberta Menchú - no confundir con Conchita Regojo -en no sé qué año, que ahora no me acuerdo y ella no está en casa para poder consultar.

Acláremele, Tomás.

Segunda.- Cuando escribes una relación de cosas que no hicieron bien contigo allá dentro en una dices "decirme que atendiera las charlas en un idioma determinado". Macho, por más vueltas que le doy al asunto no pillo. ¿Qué idioma era ese tan determinado?. ¿El de los signos para sordomudos?, ¿el esperanto?...¿Asistía algún chinito Mitoka Tokiski por la labor y te obligaron a recibir la charla en Cantonés?

Dame paz, y explícamele, porfa.

Tercera..- Afirmas que la obra está formada de hombres y mujeres de canne y hueso y por eso hay errores. Y categóricamente, y en mayúsculas, escribes "ESTO LO SABEN HASTA LOS MONOS". Vamos a ver, Tomás, los monos no pueden saber eso por la sencilla razón de que son animales - ¡¡¡NO POSEEN NUESTRA INTELIGENCIA!!!. Funcionan por instintos. Hombre, esto que lo escriba un urco, pues pase, pero tú, que conoces la relaciones intra Trinitarias ad extra, ab intra , y ab salón ab salón, hijo mío, pues como que no. Y, además, no sólo tenemos canne y huesos, también está el alma, inmortal, indivisible y principio de nuestra propia subsistencialidad, contri menos. Eso también lo debería de saber, ¿eh?.

Cuarta.- "Me fui con paz, con alegría y con serenidad". Bien, si Paz, Alegría y Serenidad son tres mujeres, pues trago. Allá tú, Pero si son tres virtudes, me cuesta creerlo. Todo tu escrito está repleto de mayúsculas - en intelnés escribir con mayúsculas denota cabreo, desazón, nervios exaltados, ánimo turbado. Relee los escrito y das sensación de todo menos de paz, alegría y serenidad. Te deseo las tres y que reencuentres tu presencia de ánimo.

Quinta.- "El Opus Dei me ha enseñado desde usar el desodorante hasta las Relaciones Intratrinitarias y todo lo que hay en medio de esos dos extremos". Frús total, machote. Aquí sí que me has dejado tipex total. Yo recuerdo que al marchar al Centro de Estudios mi mamá me hizo la maleta, ayudada por mis hermanas y mi padre, felices todos y contentos (¡¡¡BIEEEEENNN, SE VA SATURRRR PARA SIEMPRE, VAMOS, VENID, AYUDADME A HACERLE LAS MALETAS!!!) y en el neceser me colocó un desodorante marca Williams Stick de color azul oscuro. Lo estoy viendo. Pero lo tuyo ya es de traca, colegui. Ni el Iiiiisra, el henmano del Ríííchal, el del Carefúúúl. Y, luego sólo de pensar el apuro que debió de pasar el que te tuvo que explicar el uso del deodorant se me ponen los vellos como escarpias, incluso los de los brazos.

- Mira, Tomás, esas flores que te salen del sobaquín , ese rasca rasca que tienes, esa olor a Papeleras de Navarra, es porque no usas desodorante... esto es un desodorante, ¿ves?. Se quita el taponcín de arriba, chuiiiick, y esto así de color como más chuli se echa en el sobaquete... se levanta el brazo así parriiiba y pimba, pimba, venga, a darle. Y luego en el otro sobaco. ¿Vale?.
- Vale. ¿Y no se mancha la camisa?.
- Ay, no, que se me había olvidado el detalle. No se pone encima de la camisa. Eso nunca. Directamente sobre las flores y luego, repito, luego, te pones la camisa, o el polo.

Desde luego, ya les puedes estar agradecido.

Lo de las Relaciones Intratrinitarias. Te voy a contar una historia que me pasó a mi, por si te sirve. Iba un día paseando por la playa pensando en cómo sería la esencia de Dios y, en esto, que me encuentro con una niña que está con un pozalito cogiendo agua del mar e intentándola llevar a un agujerito que había hecho en la arena. La observé en silencio. Segundos después le pregunté

- Niña, ¿ porqué te afanas en llevar el agua del mar a tu agujerito regojo?.
- Es que quiero - contestó con dulce voz - meter toda el agua del mar en él.
- Juá, juá, juá - reí al escuchar la respuesta bisoña de la niña - pero,¿no ves que eso es imposible, pequeña flor, no puede introducirse toda el agua del mar en ese agujerito.

Y, entonces, cambiándole la voz a la de un camionero de Atalanta (era un ángel) me dijo " Y TÚ QUIERES METER LA INMENSIDAD DE DIOS EN ESA PORQUERÍA DE CABOLO, IMBÉCIL. Y A VER SI LEES MÁS, ATONTAO , continuó, QUE ESO MISMO ME PASÓ CON SAN AGUSTÍN HACE OCHOCIENTOS AÑOS Y ESTÁ ESCRITO POR ALLÍ.

Imagino que no te lo creerás, Tomás (como aquel otro Tomás incrédulo) así que aquí te envío la instantánea. Se aprecia a la niña-ángel y algo del agujerito regojo.

en la playa

Un abrazote, y felicidades por la familia que crece.



Pillaste, Josecar. Me tenías inquieto porque había facetas en tu pelsonalidad que no conseguía entender. Y en tu última correspondencia -gracias a una alusión que haces a un escrito mío -me dije "caíste, Maciste": Josecar no tiene imaginación. Y eso explica muchas cosas.

"Termino -escribes- con una pregunta totalmente trivial, que me ha estado intrigando y me recordó Satur cuando en uno de sus correos recientes utilizó - sin venir a cuento, como siempre - un verso de José Luis Perales: ¿es verdad que la canción de Perales que dice, "a veces me pregunto si en verdad valdrá la pena, dejar la vida entera en un papel, no sé, no sé" se refiere a la petición de admisión?".

Contesto primero tu duda Peraliana. José Luis, Pepelu para los amiguetes, ha dicho siempre que no es, ni ha pertenecido, ni ná de ná, con la obra del Máximo Total Simplicísimus. En una entrevista en el Mundo digital a la pregunta de si era verdad que era del opus contestó "¡¡¡ quééééééééééééé´!!!, ¿¿¿comooooooorrrrrrrr???". Con eso está dicho todo. Y, hombre, si te pones a interpretar letras de canciones tampoco creo que Concha Velasco, nuestra Concha, sea de la prelatura porque cuando canta eso de "¡¡¡no te quieres enteraaaaar, yé, yé, que te quiero de verdad, yé, yé, yé...!!!" se refiera a la resistencia a querer pitar de una posible aspirante y se le anime con la canción a una entrega total por amor al Amor que le quiere de verdad. Ya no quiero pensar como interpretar la de "Es una laaaataaa el trabajar, todos los días te tenés que levantaaaarrr...", compuesta, pobablemente, por un jesuita -¿el Padre Vergés quizás? -para minar el mensaje central del espíritu de la obra: la santificación del trabajo y de los deberes ordinarios del cristiano ande esté y a la hora que esté, como Martini.

Aclarado el tema que tanto te intrigaba, vamos a lo nuestro. O sea, que en mis correos utilizo cosas "sin venir a cuento". Puede ser. Pero también puede ser que tú no poseas imaginación y veas, entiendas e interpretes las cosas tal y como las escuchas, las lees, o las ves. Eso hace que te quedes sinceramente perplejo y desconcertado. Me he encontrado, y me encuentro, muchos como tú en mi vida, y no es fácil convivir. En el fondo es un choque de visiones entre mundos donde se vive sin sentido del humor, o con sentido del humor, o... rayando la locura (puede ser mi caso).

Tendría yo diez añitos y un día mi padre, un hombre bueno, serio, reservado, contemplativo y muy ordenado en sus asuntos, escuchó que alguien gritaba como un poseso en su despacho. Era yo. Era yo, pero enloquecido por una serie de dibujos animados, Chazán, que al terminar de verla me impulsaba a encerrarme donde fuera y repetir lo que había visto. Aquel día le tocó el despacho de mi padre. Cuando mi padre abrió la puerta se encontró a su hijo gritando mientras daba un gigantesco bote de su sillón a un armario, sudando las babas de la trompeta de Louis Astromg, y con unas vitolas de puros que hacían de anillos en mis dedos. Anillos que rompía mientras gritaba emocionado al comprobar la fuerza de mis miembros al cerrarse - ¡¡¡AJJJJJJ... UACHHHHHH!!!!-, y que tiraba al suelo (todo el suelo era una alfombra de vitolas rotas y esparcidas por doquier). Era su colección exclusiva, magnífica, primorosamente ordenada en cajitas por fechas, antigüedades y calidades. Era su secreto, celosamente guardado, de años dedicados a una colección que era su orgullo... Y, ahora, allí mismo, delante de sus narices, su hijo Saturnín, con ojos de loco, afónico de tanto griterío para asustar a miles de enemigos que hasta unos segundos antes querían invadir la Tierra -nuestro planeta, Josecar - todas las vitolas eran mierdecillas de ovejas.

Nunca olvidaré esa cara. El que enloqueció entonces fue mi padre. Me enganchó del cuello y como si fuera un guiñapo de trapo me arrastró hasta la bañera, vestido (vestido yo... y mi padre, claro), me introdujo en ella, abrió el grifo de agua fría y comenzó a gritar "¡¡¡A VER SI MADURAAAAASSS, COJONES, A VER SI MADURAAAAASSS!!!" , mientras mis hermanas y madre se asomaban temerosas al pasillo pensando que Abraham sacrificaba, por fin, a Isaac.

¿Ves?. Yo tenía imaginación y mi padre no.

En todos los centros de la obra me encontré con gente sin imaginación. El colmo fue uno, sacerdote, sesenta años, que me dijo un día a solas, después de la confesión "oye, mira, a mí lo que me pasa es que no tengo imaginación y, pues que no te entiendo. No sé cuando hablas en broma o cuando en serio, y me tienes desconcertado, porque yo todo me lo tomo en serio... ¿qué podrías decirme antes cuando es en broma o es en serio?". Como te lo cuento, Josecar. Hay que ser muy buena persona para andar así por el mundo. Éste mismo me contó que, recién ordenado, viendo que no entendía el tema de las relaciones entre novios y la cosa sexual, la delegación le envió a que tuviera una charla con un sacerdote con experiencia y probada virtud, y me comentó "¡¡¡me dijo cada cochinadaaaaa!!!". Ya te digo, blanco y negro.

Recuerdo que en un centro donde habitaban seis o siete de esta raza comenzaba el círculo breve. Ya sabes, se inicia con la formula de "Ven , oh santo Espíritu...", y en esto que entro en ese momento y, mientras me arrodillo, extiendo los brazos como un avión en vuelo rasante y digo "¡¡¡ ÑÑÑIIIIIIAAAAAAMMMMMM!!!". Ya ves, una gracieta de las que no vienen a cuento: quería darle plasticidad al asunto del Espíritu Santo sobrevolando sobre la sala de estar. No hizo ninguna gracia. Y la cara del director me recordó, y mucho, a la de mi padre con las vitolas. Suerte que allí no había bañeras. El paquete se oyó en el Cortile de San Dámaso.

Cuando uno no tiene imaginación todo se lo toma muy en serio. Si reza las tres avemarías de la noche y en la última no sabe si lleva dos o tres, vuelve a empezar, por si acaso, o si las ha rezado a la carrera, repite vocalizando logopeda total, que es lo mismo que el niño que va por la calle jugando a no pisar las junturas de las baldosas y si pisa una vuelve a empezar. Les gusta mucho el mecanicismo religioso, saber a qué atenerse, conocer muy bien los criterios, las normas, las frases hechas. Si en un círculo breve te sorprenden que has cruzado las pielnas dan un salto como Santa Claus en una playa nudista, si son ellos los que por descuido han cruzado la pielna dan un respingo como si se hubieran torcido un testículo, por ejemplo. En realidad, como si eso fuese una falta, quizás un pecado. Se es así.

No me defiendo, yo también soy de otra manera, pero reivindico el buen humor, que es hijo de la imaginación. La religión, y sobretodo la cristiana, es un universo de imaginación, de metáforas colosales, de símbolos que significan mucho más de lo que ves. Es más eso que el mecanicismo pietista. El relato del nacimiento de Cristo es una maravilla de alegría, de sencillez... es difícil encontrar páginas más alegres. La imaginación de Jesús era fantástica, basta echar un vistazo a las parábolas de la Misericordia y ver la alegría que se respira en ellas. Alguien dijo que son las palabras del UNO (un hijo, una oveja, un dracma...) Su manera de perdonar, de darle importancia a lo que tenía importancia, y quitarle a lo que no tenía, es sorprendente por su sensibilidad, inteligencia, conocimiento del corazón humano y buen humor. A Jesús dudo mucho que le importara que se cruzaran las pielnas, que se rezaran más o menos largas listas de oraciones o que los brazos estuvieran más o menos en cruz.

Escrivá decía que perder el buen humor es cosa muy grave. Pues, mira, tenía razón. Yo creo que es letal. También decía "que estén tristes lo que no son hijos de Dios". Para él, sobretodo, eran hijos de Dios los del opus dei. Le gustaba mucho repetir eso de "hijos de Dios en el Opus Dei". Sin embargo, en la obra se acaba confundiendo alegría y buen humor con buena educación, no es lo mismo, con politesse. Y poca gente alegre, alegre de verdad, se ve con los años.

A mi también me parece que escribes cosas que no vienen a cuento, pero son muchas correspondencias y se ve que eres así. De vez en cuando te metes en unos jardines... En la contestación que escribiste a Tomás López, el de la Guerra de las Axilas, tienes una primera parte medida, sosegada, pausada, serena, pero hay una segunda parte que es de patinaje sobre hielo con tutú y doble tirabuzón. Un troncazo de secuolla cuaternaria.

Escribes "Y si realmente te importa su alma y su felicidad ("de cien, las cien", ¿recuerdas?), lo primero que hemos de ofrecer es caridad y comprensión. Si tienen una visión descarnada de la Obra y de sus miembros, por favor no se la refuerces. Sé que no es fácil, yo fallo muchas veces, pero empecemos por no arrojar insultos como "mentirosos" y "bellacos" (no estoy seguro, pero creo que se escribe con b). Perdona que te lo diga, no me imagino a ese "alter Christus" que tú y yo queremos ser escribiendo esas cosas". ¡¡¡Vaya troncazo!!!. Y, además, ese "¿recuerdas?" está de más. En plan catequista coleguita con poverello mocosín. Sobra.

Y eso de que de cien almas, las cien... cuidadín, que allí hay mucha leña que cortar. Y lo del alter Christus, lo mismo.

Yo no quiero ser un alter Christus.


¡¡¡Vaya la que se armó con Josecar!!!. En mi opinión Josecar es necesario en la página. Sin él ya nada sería igual. Joseca`los es Joseca`los y no cambiará nunca, ¿pero se trata de eso?. Es cierto que, a veces, se mete en unos jardines y se encharca que no veas, que su tono didáctico- moral- afectivo - reflexivo alehop puede resultar para algunos irritante. No sé. Yo creo que san Esteban, el protomártir, debía de ser un poco como Joseca`los , que dice que le escuchaban los judíos y se ponían de los nervios todos y el tío, erre que erre, mirando al cielo en plan "¡¡¡mis ojos han de ver a Jesucristo mi Señooooorrr!!!" y, claro, los judíos más cabreados y, venga, a darle de pedradas y guantazos. Y no es eso, hombre. Es buen chaval. Palizín, pero buen chaval.

A mi José me cae muy bien, y le entiendo. Hay que saberlo degustar, como esos caldos que aconsejan beberlos con el retronasal miembro epiglótico para saborear su afrutado aroma y el recuerdo amaderado de las cepas de Aydajou. A Joseca`los hay que saborearlo. Es denominación de origen, ciento por ciento D.O.

¿Qué defiende la opus?. Pues muy bien. También hay quien se mata por el Barça, o por el Bocachuniors, o con la Petit Terin, la mujer más pequeña del mundo. Inclusamente hay quien colecciona jotas de los adoquines de la Pilarica con versos como "me encanta verte en la escalera/ porque te veo las pantorrillas/ y también un poco de roña/ que llevas en las rodillas", y te dicen que eso es lo más de lo más. Pues vale.

¿Se nos va a negar esos finales fantásticos de Joseca`los?. Esos "si necesitas ayuda, no dudes en pedir mi dirección a los orejas, estaré encantado de poder charlar de paz , amor y socorrismo incluso", o esos "gracias a Brisas, a Pablo, a Carmen Charo, a Satur - gente que le habíamos dado caña hasta en el velo del paladar -, gracias , de verdad, porque me siento más cerca de Jesús ofreciéndole esta humillación por la salvación de la Humanidad Redonda y el Universo Infinito Sí". ¡¡¡Eso es impagable!!! Entiendo que a más de uno/a se le abran las carnes y se licúe todo y aún quiera darle más tralla... Pero él es así. Y lo necesitamos. Además, nos quiere. Eso se nota. No se le puede comparar con Nicole Di Bari, o el señor de las Moscas, o Adelito, que se fue con otra, y no le seguiremos ni por tierra ni por mar, ni en buque de guerra, ni en un tren militar (Adel, Adel, yo no sé si todos los de tu pueblo son tan tontos como tú, porque mira que eres tontaina y pim pim, paleto más que paleto, que naces en verano y sales botijo, hijo. Y si yo hubiese sido tu director, vamos, te acompaño hasta tu pueblico con banda, alfombra roja, pendones y, encima, te doy dos besos. No salgas de tu pueblo, campeón, y sigue comiéndote los moquicos).

Hala, ya me he quedado tranquilo con Adel.

Reinvindico a Joseca`los. Aunque sea predecible lo que pueda escribir -como lo soy yo o Epi, o Amapola - es importante que diga la suya. Aunque la suya se parezca bastante a la versión de Romana, aunque a veces cante más que una pegatina de esas que llevan los camioneros "Mi Paqui y mi Loli van conmigo" en el Papamóvil, hay gente que le respeta, le ayuda o, sencillamente, contrasta . No todos semos iguales.

Hace años conocí un médico muy prestigioso, un gran personaje, supernumerario, con más hijos que los innumerable mártires de santa Engracia. Era un humanista. Conversar con él era un disfrute. Por razones que no viene al caso contar, solía escapar cuando cerraba la consulta para acompañarle a casa y hablar de todo y de nada. Una noche, lo recuerdo bien porque fue nuestra última charla juntos -murió de infarto horas después (en el prospecto de Satur, en las contraindicaciones, dice que su abuso puede causar migrañas, diarreas y, en ocasiones, la muerte)- le comenté el caso de un chico del colegio -le atendía él como médico -"a éste le puse entre la espada y la pared y no hubo forma de sacarle nada". El doctor me miró como yo mismo miré ayer mi móvil cuando le sorprendí cayéndose del bolsillo de mi camisa hasta el water al levantar la tapa para no dejar gotitas de pipí y que la Piedra se sintiera orgullosa de mi. Ver suicidarse así un Nokia, perdido entre la mieeeerda, fue muy duro. Pues asín me miró el doctor, y me pegó un paquete Samurai.

Aquel hombre no entendía cómo tenía la desfachatez de decir sin sonrojarme que ponía a un chaval "entre la espada y la pared". Yo entonces tampoco le entendí a él, pues era táctica habitual en el apostolado y en el proselitismo, si se requería un tercer grado. Lo hicieron conmigo, y yo sólo repetía lo aprendido. Vamos, no es que fuera una espada y pared, era la Gran Muralla China y el trabuco de Kin Kon. Me hizo ver la gravedad de esos modos. Y hablamos de la opus. Él tenía varios hijos numerarios, alguno director altísimo, otro sacerdote, algún numerario de a pie, algunas numerarias. Habló de sus hijos y, más indignado que apenado, se quejaba de uno de ellos, el director altísimo "Zutanín ha dejado de ser Zutanín, no es el Zutanín que eduqué. Es puro Opus Dei, sin ninguna personalidad, sin aristas propias, sin personalidad definida, sin corazón... No reconozco al hijo que tuve, al chaval que venía del colegio y tenía su forma de ser, esa que hacía que fuera él y no ninguno de sus hermanos. Ahora viene a casa y sólo habla de cosas institucionales, sabes perfectamente el consejo que va a dar a sus hermanos, a su madre o a mi porque es el que ha hecho propio según los criterios de la obra: está institucionalizado hasta las cachas.

Habló del sacerdote. Todo lo contrario. Lo veía más realizado, más libre, más humano, se le reconocía. No era una acortezamiento de tío.

También comentó del tercero, acaba de hacerse de la obra, "éste es un pajarito enjaulado, se marchará, o se marchitará". Diana: se fue, aunque algo marchito.

Pues aquí, en orejas, hay de todo, y Joseca`lo es pelín institucional, y qué le vamos a hacer, y otros somos más de pallá, pues nada.

Amo a Joseca`lo, qué caray.

Estoy convencido que Orejas jamás cambiará nada del Opus Dei. Nada. Lo que no entiendo es como supernumerario/as, agregados/as, numerario/as que están dentro, que nos leen -no son pocos- y que alguno te escribe diciendo que esto, esto y esto no lo ven, que no son modos, que me chirrían las ruedas, no hagan nada por cambiar esas cosas y se contenten con ir tirando, mirar hacia otro lado, y si les mean decir que llueve.

No entiendo tampoco que gente que estuvo allí tan sólo dos, tres o cinco años, salgan tan tatuados, tan quemados, y que años después esas cicatrices sigan abiertas. Me parece muy serio, y dice mucho de la formación recibida en los primeros años. Una formación que deja demasiadas conciencias atormentadas.

Por cierto, alguien comentó que había que felicitar al primero que usó la denominación "La Opus" en Orejas. Fui yo. Pero no es mía. El mérito es de una madre de un colegio donde yo daba clases. Una de esas gorditas, pequeñitas, currantas ,con una delantera que parecía un lanza misiles, que te daban ganas cuando estabas delante de ella de levantar las manos y gritar "¡¡¡no dispare, por favor, no dispare!!!" -pastelera la buena señora- que cuando venía a tutoría te duraba cinco minutos, no como esas otras (¡ suspirito!), más In the Sunshine Buterfly Master, que es que no se te hacía la hora. Pues esa primera que hablo, un día llamó al colegio para concertar entrevista y ver si apuntaba al Isra, y descolgué yo el teléfono.

-Colegio Montemontemonte, dígamelllll?
-¡¡¡ ¿Qué é el colegio de la ópu!!!?

Y volví a colgar porque me iba en risas flojas.

Animo Joseca`lo.


En la opus se anima con machacona repetición a ser otro Cristo... ¿Otro Cristo?. Fuerte, colega, muy fuerte, y de nefastas consecuencias, el creerse "otro Cristo". ¿Cuál es el criterio de esa identificación?: ¿los sentimientos?, ¿las obras?, ¿las palabras?, ¿los gestos exteriores?... Hay que conocer muy poco, o muy mal, a Jesucristo para afirmar con esa rotundidad que uno puede ser otro Cristo. ¿Cómo se hace?: amando, rezando, con disciplina interior y exterior, sacrifícate y habla de Él por doquier, se me contestará. San Pablo lo dice muy claro -se argumentará- "tened los mismos sentimientos que Cristo tenía en su Corazón".

Sí, pero Cristo es Dios. Y Él mismo dijo que cada vez que se lo hacéis a uno de estos me lo hacéis a mí, o que en el Juicio sentenciará "tuve hambre y narices, tuve sed y que te den, estuve preso y allá tú". O sea, que todos somos de algún modo Cristo. Todos somos personas dolientes, necesitadas y con nuestro poso de miseria. Tarde o temprano sentiremos en nosotros el zarpazo de la soledad, de la pobreza, de la enfermedad, de lo peor en cualquiera de las miles de formas que tiene de presentarse y que nos hacen sentirnos unos tipos "que están jodidos". No seremos "otro Cristo" en el sentido opusino de perfección, de disciplina, de gravedad, de santidad, de seriedad de mulos, de gestos con unción... pero seremos el Cristo que dice Él que sí es. O sea de que, que a lo mejor no se trata tanto de querer ser a base de echarle cojones al asunto, como de dejarse ser, saberse amado. El que ha pasado por eso sabe de qué hablo.

Nunca me he sentido otro Cristo, en el sentido opusino chachi "Talita Cumi", ni en el mejor de mis momentos. En el mejor de mis momentos se confundían en mí desde los pensamientos, acciones y propósitos más altos, hasta la pobre condición de Satur -cada uno tiene la suya- llena de cosas, no escribiré malas y superpecadoras, sino ridículas, tontas, pequeñas, estúpidas y absolutamente humanas. Porque semos pelsonas humanas de calne y güeso. Semos asín. Todos.

En el peor de los momentos, esos en qué constatas de una manera inquietante que eres un desastre, que percibes lo fracasos, las mentiras, las torpezas y las miserias de tu vida de modo que parece que ya no hay solución. Incapaz de arrepentirte porque ya no distingues la bondad de la maldad de las cosas vividas, que estás perdido y no te queda fe en ti mismo. Entonces Cristo dice "ese soy YO". Ese es el Cristo que yo he sentido. El que me ha hecho feliz. Me quedo con Ese. Justo cuando ya nadie da nada por ti. Ni siquiera San Josemaría Escrivá de Balaguer y de Barbastro Todo y de Allende Lasfronteras y Másallá. Ni dos céntimos daba por mí. Muy santo, sí señor.

Un día antes de dejar la Opus yo era para ellos "otro Cristo". Uno de los suyos. Un tipo simpa, alegre, entregado en plan "así rezaba, así así, así rezaba, así, así, así rezaba así así, así que rezaba que yo le vi", o "así hacía apostolado así, así...", o "así era en la tertulia así, así... así li era que yo li vi". Al día siguiente de mi marcha yo era el último esputo de Tom Waits. Escrivá decía que a él le trataron como a una escupidera. Pues a mi también, majete, a mi también.

Hace unos día me escribió una ex numeraria que vivía en mi misma ciudad y que dejó la obra unos meses antes que el menda -ya ha pasado tiempo y se puede contar. Como los de la Freidura cuando lo dejas te dicen que mejor no te despidas y que salgas así como de tapadillo, pues la chica se fue. La gente preguntó por ella y se contestaban evasivas, lo que hizo que las lenguas de ese corral de difamadore/as y maledicentes les dieran por conjeturar. Un día alguien le llamó preguntándole si estaba embarazada y si el padre era Satur. Todo solucionado: el Satur y la Nume son papis. El Satur mojó churro y, claro, lóhico, los dos desaparecieron, ocultando su vergüenza y el fruto de su rijosidad. Como decía Bono de Blair " ejque ej de jilipollaj".

Por supuesto ni ella estaba en estado de gravidez, ¿o es ingravidez?, y yo no sé ni qué cara tiene esa mujer. No puedo decir si es guapa, fea, equidistante, mollar, lista, tonta, cuasirefleja... qué se yo. Porque si es de las que cuando muera la velan boca abajo, pues vaya papelón. Porque uno tiene su puntito de vanidad y, ya que calumnian, al menos que digan "hombreeee, es que era un pedazo de cuerpo de mujer. Era como el Arcángel "¿Quién como TÚ?".

Hubo más, pero ¿a qué contar?. Escupideras Reunidas La Prelatura, aunque ellos escupen más fino, así como entre el colmillo y el molar y con kleenex. Ellos escupen por amor. Deplorable espectáculo el de esos "beatos" roídos por sus propias pasiones ocultas y sucias que, como perros encelados, siguen al olfato la huella del pecado de la carne en otros -sea cierta o no- y detectan su llaga, pero no para lamerla. Para morderla.

¿Por qué cuento esto?. Pues porque si no lo cuento, reviento. Porque al enterarme de lo de esa mujer me puse de una mala lecheeeeeeeee... Claro, ahora entiendo que alguno no me salude. Pensará viéndome pasear con La Piedra, mirándonos como besugos y balanceando las manos mientras damos saltitos al unísono cantando "dime si tú, hoy, quieres bailar corazón el vals de las mariposas conmigooooo", "mira ese cerdo, deja preñada a una numeraria y luego la abandona tirada en el barro y se va con esa tontaina que no sabe que lleva en el brazo una pitón"... porque la calumnia queda y se instala en el subconsciente y siempre queda lo de "cuando el río suena...". Alguno me contestará, "tienes que olvidar y perdonar y asemejarte a Jesús que amó hasta la muerte y muerte de Cruz". Perdonados están. A mi eso de "perdonar es olvidar" me parece que no es del todo cierto. Perdonar también puede ser reírte de ti y de ellos, de los que te hacen daño. Reírte si hacerles daño, pero no olvidar. Hay que denunciar para que otros no caigan en lo mismo.

Hay mucha gente que cambia de una estado a otro, de una verdad a otra, de una posición vital a otra y, sin embargo, se mantiene al mismo nivel moral. No hubo cambio, aunque lo pareciera. No basta cambiar, hay que elevarse. Entonces las cosas se ven de otra manera. Esa mujer frívola que, a consecuencia de una "conversión", se vuelve dura y despiadada para con las debilidades de la carne, en realidad no ha cambiado de nivel moral: ha pasado de un término a otro. Si antes era put , ahora es reputa. Si su conversión va acompañada de una comprensión y una piedad más profunda con el pecado que acaba de abandonar es señal de que realmente hubo ascensión. Puse un ejemplo de mujer, pero se puede hablar de hombres de virtud rígida que se dan un tortazo y descubren el misterio de la fecundidad del mal, que la tiene, y se vuelven más raros que la cara de Kerry... Pues yo a los de la opus los veo así, estuve allí: los comprendo y me dan pena y me hacen gracia. Pobrines.

Pero tengo mi derecho a la pataleta como San Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás de Villa Tévere y Cepeda y Ahumada que aprovechaba Es Cristo que pasa o Amigos de Dios, o las cartas, o las tertulias, para quejarse de lo mucho malo que lo pasó, de lo mucho que le persiguieron y de lo mucho que le calumniaron, inclusamente lo mandó escribir en piedra... y yo tengo Orejas para lo mismo, qué caray. Que el Santo cuando cascaba se quedaba ancho.

Y es que tiene gracia el jambo. Porque luego decía "yo no he necesitado perdonar porque el Señor me ha dado un corazón mú grande y mú planetario". Y lo bueno es que se lo creía. Lo del Padrenuestro no iba con él. Aunque depende del día, porque otras se levantaba diciendo que era un pecador, o que era un trapo, o que era el cacharro de la basura... Y otro día andaba a gritos con lo de os quiero más que vuestras madres o, como en la famosa tertulia en Villa Tévere, esa que dijo "estoy viendo a Cristo en medio de vosotros, vosotros ahora no lo véis, pero yo sí...". Y otro agarra a un albañil que está en un tranvía y va y se le abraza, se le restriega, y monta un pollo del patín de la baraja ante el acojone del personal de la ruta Lavapiés - Cibeles y el alucine del baranda que le insultó. Otro día dice que las monjas son bobas y otro le da a un taxista que le ofendió un propinón que ya podrían aprender sus hijos y dar lo mismo a los ex cuando empiezan una vida de cero. Eso no lo copian los mangutas. Escrivá era un campeón

Me imagino al taxista desde entonces, cada vez que se subiera al auto un cura, diciéndole de todo, por si caía otra propinilla guapa.

- ¿A dónde le llevo, cuervo de mieeeerda?.
- ¿Cómo me ha llamado?
- Cueeeeervo de mieeeerda.
- Pues, hala, toma, cien euros, majete, pillín, y déjame que te pellizque ese mofletín que dice tantos pecadotes.

Y volvemos a lo de siempre. ¿Son las personas, o es la Institución?. Pues son algunas personas por culpa de la Institución. Porque es la Institución la que te obliga a irte a la francesa, sin despedirte, con nocturnidad. La que te dice que mejor no des el cante y que desaparezcas una buena temporada porque si no, escandalizas y haces mucho daño. Es la Institución la que quiere enterrar al muerto -frase exacta de un director "Satur está muerto, pero aún no lo hemos enterrado"-, y se entierra consiguiendo que no sigas en la misma ciudad si es pequeña, que te olvides para que te olviden... y, una vez lejos, afirman, los directores, que trabajas en un colegio lejos, o que estás en tal ciudad, como si nada hubiera pasado. Luego, meses más tarde, la gente sabe que abandonaste la opus y comienza a imaginar, de la imaginación a la palabra, de la palabra al cotilleo, del cotilleo a la murmuración, a la calumnia y a la escupidera.

Y uno, o una, lejos o cerca, sin poderte defender, porque sabes que dicen, pero no qué dicen, sabes que te miran, y no alcanzas a entender. Y no te llaman preguntando cómo estás, o qué necesitas... Y duele ver que tantos años de entrega sincera, más o menos presentable a los ojos de los demás y de Dios, pero sincera, tantos años de cariño, de compartir tantas cosas, no les han servido para nada. A ellos.

¿Otros Cristos?. Como diría mi madre tocándose la punta de la nariz con el dedo índice "ponte aquí, que se ve Pamplona".

Ya sabemos que se presentan muchas ocasiones de poder ser otro Cristo sirviendo calladamente en esos pequeños detalles que pasan inadvertidos a los ojos de los hombre, pero no de Dios. Sin ir más lejos, ayer me encontré a mi anciana vecinita que venía cargada del hiper. Y me dije que ese era un buen momento de hacer la buena obra del día. Y allá me fui. Como siempre hay malpensantes que no me creerán, allá va documento fotográfico.

En ese momento sé que Jesús me sonrió, como al tamborilero.

Satur, otro Cristo


Al sobrecogedor relato de María Cristina creo que le falta matizar alguna cosa, y no por mala fe de ella. Es muy probable que el tal Jorge cuando era numerario tuviese el mismo carácter que el tal Jorge cuando lo dejó. Ya me referí a ese tipo de cambios que, en realidad, no cambias nada. Crees que en otro estado, en otra vida más sencilla y menos tal, uno será distinto, pero no. Es una ley universal que las personas podemos mejorar o empeorar, pero no cambiar. Otra cosa es elevarse un poco del nivel que tenía uno y comprender, aceptarse en todo y tirar palante.

Yo conviví con un Jorge, un tipo brillante en su profesión, con duende, atractivo humanamente, muy buen deportista y todo fashion. Pero tenía unos puntazos, unos ramalazos de violencia, algo superior a él mismo, que daban mucho, pero mucho miedo. Luego se tranquilizaba y era un encanto, como el príncipe de Shrek. Entonces tendría treinta tacos y preocupaban los arranques del tío, pues hacía la convivencia insoportable. No había quien le parara cuando se le hinchaba la vena: rompía puertas -no hablo de una, ni de dos-, abofeteaba rostros humanos de pelsonas, gritaba y se hería con piedras como el poseso de Gerasa... verlo jugando a fumbol era un espectáculo, pues era impepinable que tarde o temprano la montaba y se liaba a leches con el más pintao. Los que han asistido a las convivencias de Fátima, esas que se hacían torneos de furbolito entre todos los clubes de España, y le han visto, saben de quien hablo. Verlo una vez le hacía inolvidable. Vivir con él ya era hacerse un peircing de por vida.

Un día dijo "me voy". Y los directores, como al Jorge de Cristina, no lo retuvieron ni un día. Quedaron todos fenomenal. Al enemigo, puente de plata.

No creo que ni Jorge, ni éste del que escribo, saliesen con la idea de seguir con los puntazos. Seguramente creerían, sinceramente, que al cambiar de estado cambiarían los modos. Y, probablemente, en su noviazgo no contaran nada de esos prontos. Y, más probablemente, no emergerían en los años del amod vedadedo. ¡Ay!, pero un día se les contraría, o se sienten no sé como y, zumba, te montan un pollo Fredy Kuguer Comeback. El principio del fin del acabose.

Hay mucho de patológico. Una buena marca con tara de fabricación.

Conozco uno muy de la prelatura, fue numerario también, que a su mujer, cuando al tío le peta y le da el trallazo, le pone de rodillas y le grita "¡¡¡dime que me quieres!!!, ¡¡¡dímelo!!!". Le dice eso, o lo que le salga de los cojones. Un tirano. Un loco.

Pero en esto la opus poco puede hacer. No creo que sea la opus la que provoque estas reacciones. La opus tiene que replantearse, si de verdad busca la santidad de sus fieles en la vida ordinaria, muchos modos.

Cuando la formación se da sin respetar la naturaleza de cada quien, su modo de ser y su carácter, imponiendo un único puchero y confiando que la gracia de Dios lo puede todo, es fácil que unos cuantos bastantes acaben con la azotea hecha unos zorros. La gracia de Dios lo puede todo, pero actúa respetando naturalezas individuales, sensibilidades muy diferentes, afectos, querencias que son influidas por la cultura, por la herencia y por muchas cosas. Imponer un único criterio en la mortificación, en el modo de hacer oración, en la castidad, en el trato con la familia de sangre, en la filiación con el Padre... ¡¡en todo!!!, es causa de muchos descalabros mentales.

Contaba un sacerdote ya mayor -juro que le oí escuchar esta anéldota, por muy inverosímil que parezca- que cuando le explicaron que debía de ofrecer una mortificación diaria por el Padre no se le ocurrió otra que meter los dedos en el enchufe de su habitación y recibir una descarga que le dejaba aliviado para todo el día. Yo, la verdad, escuchándole, pensé "este tío está como un Elvis en el solideo de Rouco Varela". Porque no fueron unos cuantos días, según contaba, sino que al cabo de un par de años comentó en la charla que tenía unos dolores de cabeza del treinta y tres y que si podía cambiar la mortificación por el Padre. Le aconsejaron de que sí, de que vale.

Son sensibilidades distintas. Recuerdo que en una tutoría con padres, serían las tres y media de la tarde -glosando a San Juan (fue un momento inolvidable)- al cruzar las piernas mientras hablaba de las excelencias de su hijo, tuve eso que llaman un pinzamiento testicular. Fue un flash. Sentí una horquilla, una especie de cabalcavía, un cambio de pelotas que se dice en tenis, y en ese mismo instante sentí que la Tierra giraba en el sentido contrario a las agujas de un reloj. Pegué un botepronto, a la vez que emití un gritito, saliendo zumbado de la habitación para dar saltitos por el pasillo como quien canta eso de "arriba, arriba, abajo abajo". Los padres, claro, alucinando y blancos Pascual huperisados. Regresé al cabo de unos minutos, más o menos digno, y seguimos como si nada.

Bueno, pues a lo mejor el cura del párrafo anterior le pasa eso mismo y dice "venga, por el Padre". Y aguanta la horquilla sin mover una ceja. ¿Él tendría más amor de Dios que yo?. Pues no lo sé.

Ya digo, las sensibilidades. Con las disciplinas pasa lo mismo. Hay tíos que se daban manteca al compás -como decía ÉL-, ¡pimba, pimba, pimba! Y uno, en la habitación de al lado, mirando las cuerdas a calzón quitado, te dabas una en el culín y ya te estabas rascando diez minutos hasta el siguiente pimba. Aunque, en fin, en los centros de mayores pocas sinfonías de esas oías.

La ducha de agua fría. Hay peña que se mete en un congelador y se fuma un puro, pero otros sufríamos espasmos, jadeos indescriptibles, contenías alaridos inenarrables y al salir, si ibas a hacer pipí, tenías que cantar eso de "Chiquitita dime por quééééé...".

Las cartas al Padre. Pues hay gente que eso de escribir se la da muy bien y se enrolla que no veas, colegui, tronco, y de una anésdota te saca dos folios... pero otros les cuesta más y no saben qué escribir, ni para qué, ni porqué y leías alguna que eran para enmarcar "Querido Padre: estoy en el curso anual con la ilusión de la primera vez -de hecho esta es la primera vez. Le quiero mucho. Le pide su Bendición su hijo, que le quiere. Mernabo.". Y, hala, a la piscina.

La cuenta de gastos. Hay quien tiene la mentalidad de contable, así como muy ordenada y muy excel, y te entregaba unas cuentas como los presupuestos generales del Estado -se contaba de uno (yo no me lo he creído nunca, pero se contaba) que en un cuenta de gastos puso "Putas... 5.000 pts"). Y otros íbamos con un papelucho, cuando ibas, con tres días de gastos patéticos que ponía "Tabaco Ducados...150 pts". Un derroche.

Se aconsejaba imitar a Jesucristo, pero por el camino reglamentario -"Nuestro amadísimo y santo Fundador". Y ese hombre tenía cosas muy difíciles de imitar; de hecho él mismo afirmaba "en esto no me imitéis". Normal. Sólo de imaginarme poniendo las filomatics en las disciplinas y dejar el baño Viernes 13 the return ya es que me eriza el pelo de la espalda y hombros. No se puede imitar lo único que vemos de una persona, hay que imitar los sentimientos que los dictan. Y eso no se ve. Muchas veces la mejor manera de imitar a alguien es hacer lo contrario de lo que ves en ella. Para una persona naturalmente violenta, como el Jorge de turno, que tiene puntazos de esos que se les hincha la vena de la frente, evitar conflictos, soportar injurias, supone una magnífica victoria sobre sí misma. Pero una persona timorata y débil de carácter que siga ese ejemplo sólo conseguirá aumentar su cobardía. La verdadera imitación supondrá superar el miedo.

Se puede hacer la misma acción y uno puede subir y otro bajar. Si hay que imitar a alguien lo primero que habrá que saber es a qué corresponden sus acciones, si es a fuerza o debilidad, amor o egoísmo, sinceridad o mentira, y entonces realizar actos no precisamente iguales, sino que emanen del mismo nivel moral. La fidelidad al maestro no está en copiar servilmente y tontamente las maneras de éste, sino en traducirlas para uno mismo. En adaptarlas. Si no, imitando mecánicamente, se puede traicionar.

Lo que en Escrivá podía ser natural y espontáneo en muchos de sus hijos se vuelve artificial, mecánico y violento.

Cuando se hace violencia interior, sin respetar en la formación ese modo de ser de cada cual, se acaba rompiendo muchos frenos y la caída en enfermedades del alma es impepinable. Esa es la causa de tanta baja, de tantos durmientes y de tantos, que después de haber dejado la opus hace muchos años, y habiendo pertenecido poco tiempo a ella, todavía estén tocados por esos modos. Demasiada huella, demasiado tatuaje, para tan poco tiempo.

Cambiando de tema. En mis viajes de acá para allá encontré en una gasolinera un CD de un jambo que al ver la afoto sentí una compulsión, una voz interior que me decía "cómpralo, escucha y come". Así lo hice. Creo que José Ángel necesita ayuda: esa mirada al Altísimo pidiendo el consuelo que aquí no encuentra, ese rostro apurado filomatic que pide una caricia que, pobablemente, su madre se niega a darle; esa madre que, como otra Mónica, sufre en silencio que su hijo lleve mocasines de pala corta de color rojo y sin calcetines, adivinándosele una mata de pelo en el empeine que anuncia todo un mundo de Abrotano Macho... Y me acordé de José Carlos.

José Carlos, ya que vienes a Madrid, podrías quedar con José Ángel y charlar. Puedo darte su dirección, es buen chico, y poco a poco, como por un plano inclinado -ya sabes, ¿lo recuerdas?- dar paz a esta alma que sufre. Incluso, soñad y os quedaréis cortos (¿recuerdas?), podría llegar a ser cooperador y, ¿quién sabe?, quizás agregado. Yo, la verdad de numerario no acabo de verlo. Venga José Carlos, que de cien almas nos interesan las cien...

José Angel


En la última correspondencia de Pentium entrecomilla una frase que recuerdo haberla repetida hasta el infinito y más allá: "aquello que no te da paz, no es de Dios".

Con actitud de "Flor de Loto", uno escuchaba al pequeño saltamontes supernumerario que su hija se había quedado embarazada de no se sabe quien, que pasaba por una difícil situación económica, que andaba con problemas de separación porque ya no aguantaba más... Y uno escuchaba sereno, tranquilo, pacíficamente bienaventurado, levantaba el dedo índice y decía con voz de anuncio de ING Direct: no pasa nada. Achilipú, apú, apú, todo lo que te quita la paz no es de Dios. Ten paz. Mucha paz. Ama y haz lo que quieras. Omnia in bonobús, lo importante es que seas feliz y que te salves.

En la opus corren consejos de esos como moneda de cambio por doquier y se expanden con una rapidez endémica, repetidas como loros, sin saber exactamente si esas frases son verdad, media verdad, una ilusión, una cosa potita, un celofán, o qué é lo qué é que significa de algún modo sí, ya... Pueden nacer de un curso anual donde ha asistido un Jefe Indio de Bruno Buozzi, Caballo Loco, y que en una meditación ha dicho la frasecita y, hala, diez tíos sacan la agenda y la apuntan enfervorecidos y poseídos por una extraño movimiento interior. Salen del curso anual y te la sueltan en el centro en un círculo breve, o en una charla y, zamba, otros que tiran de Finocam y la escriben. A su vez estos, reciben charlas de otros, o dan un círculo a supernumerarios, o hacen una corrección fraterna y, patapamba., te endilgan la sentencia... Y meses después miles y miles de pelsonas cuelpos humanos de los cinco continentes van diciendo "aquello que no te da paz, no es de Dios". Dicen eso como pueden decir "A menudo me recuerdas a alguien, tu sonrisa la imagino sin miedo".

A mi eso de que "aquello que no te da paz, no es de Dios" me parece que no es verdad siempre, en todos los sentidos, ni para todas las personas. Más aún: esa frasecita ha hecho que haya mucha gente con una paz muy cercana a la indiferencia, al allí me las den todas y al " iros a tomal pol culo todos" o, dicho más finamente, "que cada perro se lama su pijo".

Necesitamos, de hecho somos así, ser apasionados, contemplar y amar esta vida -que es relacionarse con los otros- e implicarnos en ella. Y que nos afecte. Jesucristo es un hombre apasionado. Una vida desapasionada no es una vida buena. Quien no se cabrea ante una injusticia, quien no llora ante el dolor ajeno, quien no se asombra ante la belleza - no hay mejor paisaje que el rostro humano - está falto de algo esencial. Es un microcefálico, microcordial y micromina. La pasión nos manifiesta un valor o un desvalor.

El problema de ser apasionados es que la propia pasión nos desfigura las proporciones en que deben de ser contempladas. No es un buen termómetro para entender si la vida nuestra va bien o va mal. Cuando uno se apasiona se afinca en las perspectiva de las cosas en vez de ponerse en el lugar de las cosas. La pasión descubre valores, pero no su jerarquía. Por eso hay que tenerla cierto respeto, pero no se atempera con la paz de flor de loto.

Cuando yo era un golferas - más golferas que ahora - me metía en sidrales movido por pasiones y movimientos un tanto curiosos. Eran los míos. Me consolaba la frase "son cosas que me pasan", como si eso no fuera conmigo, como si yo no fuera exactamente el responsable de esas aventuras, por llamarlas de alguna manera, de esos juegos que chapoteaban entre la ternura, la guarrondería, los afectos, las expansiones, la soledad y esas cosas que ni son del todo malas, ni son del todo buenas, pero son muy egoístas. Muy tristes también. "Son cosas que me pasan", pensaba. Me disculpaba invocando la pasión, en ocasiones disfrazada de pena -cuantas situaciones raras se mantienen por no contristar, por no dar pena... Pero bien sabía uno que eso no servía de disculpa, que esa ceguera no era legítima. No somos animales y podemos cegarnos artificialmente hasta límites insospechados para evitar la responsabilidad.

Muy bien, puedo actuar durante años como si no viese, pero soy responsable de mi ceguera. Y allí ya no caben excusas, componendas, ni argumentos más o menos bien construidos... Y ese momento, que son los momentos más de Dios que existen, cuando sientes qué es eso de la Conciencia y que debes de hacer algo. Esos momentos piden todo menos paz. Y son también, en medio de esa zozobra, momentos donde Dios está muy cerca.

Después acudes a una dirección espiritual mecanicista, a uno de esos que habría que darles de beber agua del pozo de la Virgen Mejicana para que aprendieran a querer, y ante problemas así, donde hay que saber corregir, animar y ayudar a tomar decisiones muy personales, te sueltan "tranquilo, no muevas ficha, estás zozobrando y "aquello que no te da paz, no es de Dios".

Pero un día caes en la cuenta de que sí debes de tomar una decisión. Tú solito y con Dios a tu lado. Sabes que no puedes esperar nada de gente institucional y con un código de barras en la cabeza.

Y decides, sin paz, algo acojonadete porque no sabes donde irán tus días, intuyendo que Dios está contigo, a pesar de rejalgares, de profecías de chichinabo, de promesas de infiernos en vida, de sensaciones de soledad, de traición, de miedos...

Pasa el tiempo y sí. Dios estaba muy cerca de esas decisiones que sólo uno/a puede tomar.


Hace una mañana lluviosa y fría. Una mañana de esas de domingo que invita a leer un buen libro y leer serenamente mientras escuchas las gotas golpeando el cristal. Eso estaba haciendo hasta hace una hora. Estaba leyendo un tratado sobre "La influencia económica de los movimientos migratorios de los simios en las Islas Fidji " y, llevado de la pasión que el texto me transmitía, comencé a crujirme los dedos, costumbre que arrastro de la infancia. La verdad es que soy un auténtico atleta en "crujir dedos": puedo provocar hasta tres "clicks" por dedo, con distintos sonidos e intensidades (alguno realmente escalofriante). Debía de ir por el crujido 24 o 25 cuando La Piedra, que estaba en la cocina, vino hacia mí disparada como un defensa junto a la línea de fondo. Sus ojos me recordaron la carátula de "El Resplandor".

- ¡¡¡Para yaaaaa!!! -gritó. ¡¡¡Me estás haciendo enloqueceeeeerrr!!!
- Pero, ¿qué hi hecho?
- ¿Cómo que qué hi hecho?, ¿CÓMO QUE QUÉ HI HECHO?... ¿Tú te crees que es normal andar a tu edad con el click, clic, clic?.
- Bueno. No te enfades, pitufinita. Tengo una idea (recordando el examen que Josecar nos propuso un día en Orejas). ¿Por qué no escribimos una lista de las cosas que el otro hace y que nos vuelven locos?.
- ¿Una lista?
- Sí, asín podríamos ver en qué podemos...
- Eso me enloquece aún más. ¡Una lista!, ¡pues vas tú bueno! Además, hacer listas quita todo el romanticismo y la espontaneidad.
- De todas formas, le digo, ¿sabes lo más divertido, muamuasel?. Creo que no encontraría una sola cosa tuya que escribir en mi lista.
- ¡¡¡Ohhhhh!!!, eres un cielo.
- Ya. ¿Puedo crujir los tres dedos que me quedan?.

La Piedra y yo tenemos unas cuantas cosas en común, pero nuestros rasgos enloquecedores también están allí y, de vez en cuando, uno se pregunta porqué me pasé los primeros veinte años moldeado por mi madre, los siguientes veintisiete por la opus, y los que me queden de vida por una mujer que enloquece cada dos por tres porque grito como Tarzán, me crujo los dedos, dejo el mantel repleto de migas de pan, o soplo en un restaurante una botella de vino vacía imitando el sonido del cuerno celebrando el Regreso del Vikingo Odín.

Estoy convencido que para los componentes de un matrimonio -o como se llame ahora eso de vivir juntos-, convivir día a día es sin duda el único milagro que el Vaticano ha pasado por alto. Lo de convertir el agua en vino lo hace cualquiera, hombre; lo de encontrarse con tu Ángel de la Guarda, o con el mismísimo Lucifer en persona, eso no es nada. A mi se me presenta Belcebú y le digo "ven aquí, majete, que te voy a presentar una chica y te quedas con ella una semanita... ¡¡¡Te vas a enterar tú de lo que vale un peine!!!. Ya me gustaría ver a San Josemaría casado con una de Barbastro, o de Logroño, o de Zaragoza, y a ver si se andaba con lo de "clase de tropa", o con lo "de hacer versos de la prosa diaria"... Si, encima, como en una tertulia en Brasil, se cachondeaba de esas casadas que se presentan delante del marido con un pantalón ceñido que marcaba su "globo terráqueo" (sic)... ¿Qué pasa, San Josemaría?, ¿de guasa con las culonas?. ¿O sea, que en la opus no hay culonas, o qué?. Porque algunas sí que he visto que tienen un culazo que no se saben si venden retales o compran mollares -numerarias, agregadas y supernumerarias. ¡¡¡Y con pantalones!!!. Conocí una que le ponían bombillas de noche para que los aviones no le aterrizaran. Con eso lo digo todo.

También conocí una, secretaria de una facultad de la Universidad de Navarra, que los profesores le llamaban "la culo bien". Con esto también lo digo todo: pocos "culosbien" verían allí para que ése llamara tanto la atención.

Si hubiese otra reencarnación, como aseguran unos cuantos millones, yo cogería a Escrivá y le diría "te toca casarte, campeón". Y a torear en la plaza, que desde la barrera se ven las cosas muy bonitas y muy fáciles.

También es cierto que mi otro yo, cuando piensa en La Piedra, lleno de esperanza, me dice: La amo tanto, y sobretodo ella a mi, que no me importa si cree que soy un loco que sin ella no iría a ninguna parte, o si piensa que soy un niño que debe de ir con un cordel de la mano y con un cartel con imperdible en el pecho que diga "Satur", o que intente corregirme con una insistencia maravillosa, la pobre.

Dentro de unos minutos entrará en el despacho y me dirá "¿has aparcado bien, amol de mis amores, rey mío?". Me lo pregunta desde hace tres años y medio todos los días. Todo porque una tarde aparqué mal -juro que la culpa fue del coche, que se empeñó en que cabía allí- y la puta grúa hizo el resto. Al día siguiente teníamos que asistir a una boda y, claro, se armó: entre que ella tardó en maquillarse más que Gunilla Von Bismarck y el coche, que se había ido por allí, pues llegamos al Bautizo del primer hijo de los novios.

Matas un perro y te llaman "mataperros".

Otra pregunta infinita la hace por las noches: cari, ¿has cerrado la puerta de la nevera?. Y uno le dice "sí, margarita preciosísima, la cerré, y también a ti, con siete cerrojos, en mi corazón" (Camino da para mucho).

- ¿De verdad?
- Ahá, de verdad de la buena.

Unos minutos después irá a la cocina y comprobará que, efectivamente, la puerta de la nevera está cerrada. No es nada personal, es simplemente que las mujeres no confían en la gente de otro sexo, sobretodo desde que una noche -también hace tres años- te dejas la puerta del frigorífico abierta de par en par y se echa todo a perder. Todo es todo.

No sé por qué razón me ha salido una correspondencia asín. ¡¡¡¡Y yo que quería comentar lo de los fachas del último escrito de Nachof!!! Suerte que La Piedra no lee Orejas... aunque, qué coño, la quiero. Amo a esa mujer.


¡¡¡Ayyyyy la poítica!!!!

Iba paseando por la ciudad feliz, engallado el cuerpo, pensando en la frase que me había dicho La Piedra cuando le dije al acompañarla al trabajo "Piedra, estoy seguro de que te puedo hacer más feliz todavía" y ella me contestó "¿más feliz?, ¿qué pasa, me vas a dejar para siempre?".

Es curioso. Mi madre ya me tomaba el pelo de muy chiquitín, de hecho he llegado a pensar si toda mi relación con las mujeres no habrá sido una tomadura de pelo tras otra, como una broma el 28 de diciembre donde el inocente siempre era yo. Por ejemplo, mi madre me tuvo engañado durante años diciéndome, y asegurándolo muy seria, que la vecina del tercero -una preciosísima niña que hasta los perros y los gatos se daban la vuelta para verla y que respondía al nombre de Manuela-, pues que tocaba el piano a tres manos. Yo de pequeño era un niño bueno que jamás hubiese pensado que mi mamá me las colaba del treinta y tres, así que en mi escuela se lo contaba a todo el mundo: tengo una vecinita que toca el piano a tres manos. Y los niños me miraban alucinados, admirados de que un tipo como yo conociese semejante monstruo. Hasta que un día uno de los niños, un cerebrito, lo puso en duda y, más aún, se me cachondeó. Se rió de mi y, lo que para mi era peor, de mi mamá o de mi mááámal, que diría el Ríííchal). Así que fui a casa y se lo pregunté entre pucheritos.

- ¿Qué te pasa? -me dijo al ver mis morritos de Bambi
- Pues que dicen los niños del colegio que no es verdad que la vecina toque el piano a tres manos.
- Pues sí que lo hace. Ya te lo dije. Toca el piano, maravillosamente, a tres manos.
- ¿ Y tiene tres manos Manuela?
- Claro. A Manuela le llaman Manolita, y cuando toca el piano usa la mano izquierda, la mano derecha y la Mano...lita.

Mi madre contaba esto con una seriedad que a mi me confundía y pensé " ¡¡¡claro, la Mano...lita!!!. Y al día siguiente me presenté en clase todo chulo para que vieran que de uno no se ríe nadie y que mi madre no mentía. Las risas aún se escuchan en las noches de luna llena en el meridiano de Greenwich.

Pensando estas cosas decidí tomar un algo en una cafetería con nombre que la pluma no puede, no debe escribir y en ello estaba cuando en un diario local me encuentro un artículo de uno que fue Secretario de la Delegación y ahora dirige un centro con la experiencia de un viejo gudari. Dispone de columna propia, el tío. A mitad de la lectura la tostada de mantequilla y kechup se me desparramó por boca, barbilla, cuello, en una palabra, por todo mi ser. No podía creer lo que estaba leyendo. Un sidral que me dispongo a compartir porque las penas compartidas son la mitad de pena.

Titula la colaboración "I like Kerry". Le gusta Kerry. Ya empezamos mal, pensé. Y no porque yo like a Bush, sino porque no conozco a nadie en Europa que se atreva a escribir "me gusta Bush". Y jugar a políticamente correcto, pues qué quieres que te diga...

Comienza examinando a Bush desde el punto de vista de los valores. "Examinemos los valores positivos -escribe- representados por el candidato Bush: 1) restricción del aborto. 2) preservación del matrimonio, sin mezclarlo con otro tipo de uniones exclusivamente afectivas. Valores negativos -sigue el articulista-1) la guerra; 2) el fundamentalismo religioso. Resultado negativo, Bus go home".

Bueno, hasta aquí, pues vale. Es una opinión .Pero el tío ve un charco y allá que se mete. ¡¡¡A la piscina!!!

"Fundamentalista es el que impone su fe a los demás. Es un peligro, una caja de bombas... Hay tres tipos de fundamentalismos: el musulmán, el protestante como Bush y el fundamentalismo ateo... El musulmán es un flagelo, una desgracia: todo lo que toca lo convierte en aridez porque no deja libertad. El protestante es un peligro, porque no tiene misericordia... el ateo es el peor porque ni deja libertad ni tiene misericordia... y, además, es hipócrita porque se oculta tras una apariencia de diálogo".

Salto mortal con tirabuzón y con tutú de velcro. Continúa el jambo... "¿Y el fundamentalismo católico?. No existe porque el catolicismo prohíbe el fundamentalismo... Si se es católico no se puede ser fundamentalista. Y si se es fundamentalista no se puede ser católico. Se puede ser sólo mal católico. O un criptoprotestante" - (¡¡¡tócate los mastoides, colegui, tronco)...

Y ya, para acabar de joder la marrana, va y dice "El católico puede ser un papanatas, como Kerry, el pobre, pero no un fundamentalista". Macho, menos mal que YOU LIKE KERRY que si no me le pones de vuelta y media.

No se corta un pelo. Termina con una pregunta "¿Y el nacional-catolicismo que padecimos en nuestro país no hace tanto tiempo?. Pues eso fue una desviación, una mala interpretación del catolicismo. Fueron malos católicos...".

Bueno, como ya estás metido en el sidral, te voy a dar pistas para que te aclares un poco. Listillo. Que si te dedicas a la magia se te escapan los conejos, se te caen las cartas, los falsos bolsillos te saldrían por las costuras y de las orejas se te caerían los euros. Coperfield.

Porque sí que hay fundamentalistas católicos -y por supuesto que están prohibidos por la Iglesia-, pero haberlos haylos. Y no pocos. Porque lo que hace al fundamentalismo peligroso no es que la Iglesia sea o no fundamentalista -que no lo es-, sino que hay pelsonas humanas cuelpos que sí que lo son. Y las arman de mucho cuidado. Y la Iglesia repetidas veces, cosa que no gusta a los fundamentalistas religiosos, algunos cuantos bastantes de ellos en el opus dei, ha pedido perdón por sus errores y pecados del pasado. Y se referían a haber provocado situaciones de falta de libertad, y a abusos de poder, a actuaciones por intereses bastardos, a pecados de omisión... El Papa, este Papa que os gusta para lo que os gusta y para otras cosas no tanto, ha pedido perdón públicamente y ha llorado.

O sea, que sí. Y haber cuando pedís perdón por algo.

Y aún más. Un día, hace dos años y medio, nos encontramos tú y yo en la calle. Fue la primera vez que nos vimos después de dejar la opus -tú estabas de curso anual. Me comentaste, muy serio y muy directo, como eres tú, que "estaba haciendo mucho daño a gente del opus dei porque me estaban viendo ir a Misa a diario, feliz, sereno y normal. Y paseando con La Piedra como si no pasase nada y, encima, sonriendo y tal. Y que eso hacía mucho más daño que si no me viesen... o si supieran que soy un triste, un resentido y un colgado. Y me echaste en cara, colegui, que yo había prometido que cambiaría de ciudad... No nos enfadamos, no fue una conversación tirante. Terminamos el café y cada uno se fue por donde había venido.

Tú no lo sabes, y probablemente nunca lo sabrás, pero eso es ser fundamentalista. Exactamente eso. Porque, lo escribo con las mismas palabras que tu usas en tu artículo, me quisiste quitar mi libertad aconsejándome que desapareciera de la vista de tus chicos supernumerarios, de la ciudad y del mundo conocido, no tuviste misericordia ninguna de este torpe muchacho pecador, y -lo más duro- fuiste un hipócrita que te ocultaste bajo la apariencia del diálogo.

Por cierto, como te prometí, no he vuelto a pisar la casa de ese supenumerario para que sus hijos "no vieran al Satur con su mujer y, los pobrines, no se escandalizaran de moi".

Lo que pude cumplir, lo hice. Tontaina.

A Epi le están dando cera por asuntos de política. No sé. En esto cada uno tiene sus simpatías y sus antipatías, sus filias y sus fobias, y creo que es materia más pegajosa que la hiel. Vivimos tiempos difíciles donde resulta casi imposible saber qué criterios seguir, excepto el propio. De mi diré que no he votado jamás, que no me interesa para nada la cosa pública desde la política, que he visto demasiados cambios personales por puro interés, por estar lamiendo la mano que te da de comer, por no perder privilegios, por orgullo y por estúpidas vanidades. Lo he visto en instituciones, en asociaciones, en personas. Nada es lo que parece, y lo que parece es. Es un mundo este de la política donde muchas sonrisas son auténticas cicatrices que duelen, y duelen mucho.

Larga me está saliendo la correspondencia, pero todos hemos visto como gente de la opus que hasta el 75 eran fachas de esos de "a mi derecha la pared", se han ido posicionando, así como el que juega al un dos tres chocolate inglés, o al estatuas mudas e inmóviles, en trincheras de centro, de izquierda o nacionalistas sólo por estar donde se cuece la manteca. Familias prominentes que chuparon durante los años del franquismo, gente de empresa, de la banca, de las finanzas, del derecho, los encuentras pocos años después chupando de partidos en el poder, sean del signo que sean-: da igual. Vale todo. Yo a lo mío y los demás que arreen.

El mismísimo aopus cuando cambiaron las tornas en comunidades dominadas por partidos nacionalistas no dudó en sumarse al carro y levantar las patitas encantado de participar en el reparto de la tarta. A muchos sacerdotes que no sabían predicar en catalán,.o en vasco, o en bable, o en ché, los enviaron a confesar a agregadas viudas, o a colegios del extrarradio; directores de obras corporativas y personales fueron cesados por no ser afectos al nuevo régimen. Otros, más listillos, se afiliaron al PNV, o a Euskadiko Ezquerra, o a Convergencia, o a Unió (allí muchísimos)... tipos con unas biografías que darían risa si no fuera por los patéticas que son.

Se contaba que un molt Horinable, que en sus tiempos mozos perteneció a la Cosa, se quejaba de que la opus era muy española... poco le duró la queja. Se cambiaron rótulos, modos de redactar, modos de predicar, criterios, tarjetas de presentación , nombres propios... sólo les faltó hacer un castellet de numerarios con un recién pitado en la punta delante del Palacio de la Generalitat con un banderín que dijera "Pau. Per sempre" (el pax in aeternum de toda la vida)..

Viví en un centro donde el sacerdote y algunos más eran de esa cuerda. Residía allí también uno, un tipo muy prestigioso, aragonés, listo... pero hasta los huevillos de toda esa parafernalia.

Y en una meditación estaba el cura predicando en catalán y en esto que se levanta el maño y grita "¡¡¡es lo que me faltaba por oír!!!". Y sale del oratorio dando un portazo. Yo, la verdad, desperté por el grito del tío, pues era condición mía natural de muchos años que sobaba a base de bien en las meditaciones de ese cura (pido perdón y penitencia), así que no me enteré del motivo del cabreo. Se lo pregunté más tarde.

- Pero -me contestó-, ¿no te das cuenta que siempre que habla de un ejemplo malo, de una persona que trabaja mal, o que no es honrada, o que no es sincera, dice "si el Gonzalez no treballa be, de alló mes bé, no hi será sant i allavorens que li farem..."
- Joé, pues tienes razón.
- Claro que sí, hombre, claro que sí. Y cuando es un tío que va bien va te suelta "doncs el Oleguer Puig i Puig es de alló mes bo". Y es que me toca los collons.

Y no le faltaba razón. En el colegio el sacerdote atendía a los chicos de varios cursos y era cierto -así lo comprobé desde aquel día- que los malos siempre se llamaban Pedro Perez, Alberto Jiménez, Honorio Aznar... Y los buenos eran Pere Pujol i Puigcercós ,o Jaune Piqué i Raventós , o Wilfredo el Pilós i Calafall.

¡¡¡Ayyyyy, la política!!!

Ay la política

MÁS ANÉCDOTAS (Última entrega)

Fue en Torreciudad, en 1976. Por aquellos años en la opus había gestos de la liturgia que no estaban bien vistos, uno de ellos era el dar la paz en Misa. En los centros se saltaba esa línea del Misal y se pasaba directamente al Agnus Dei. Pero en las ceremonias públicas alguno decía eso de “daos fraternalmente la paz”, más por quedar bien delante de algún obispo o de sacerdotes diocesanos que por otra cosa. Es el caso que nos ocupa. Era una Misa concelebrada con varios sacerdotes que asistían con fieles de distintas diócesis a honrar a Nuestra Señora de Torreciudad. Llegó el momento de la Paz y el párroco todo solemne mira a los fieles, abre los brazos en señal de acoger al templo todo y dice enfático “DAOS FRATERNALMENTE LA PAZ”. En estas estábamos, dispuestos a sacudirla con la fila entera, cuando se oye una voz gravísima, profunda y potente que dice “¡¡¡NI PAZ, NI POLLAS!!!”.

Parecía una Teofanía, como si el mismo Dios desde el Óculo Eucarístico del Santuario la hubiese pronunciado. Hasta tal punto que yo mismo, que estaba dispuesto gentilmente a dar la mano al de mi izquierda, di un respingo pensando “joé, a ver si palmo por esto”. Nos quedamos todos, y todas, quietos, indecisos, atemorizados.

Y es que el párroco llevaba un micrófono a modo de pinganillo en la casulla y al ir a abrazar a Don M. S –sacerdote numerario de voz grave y pelín intransigente– y decirle “paz contigo”, el otro le soltó la frase, nada litúrgica por otro lado, que dejó traspuestos al presbiterado y a los fieles.

Y ya que ésta será la última correspondencia de la serie, sigamos con más anéldotas. ¡Marchaaaaaa!.

En un UNIV asistió un estudiante joven, ¿qué habrá sido de él?, que no tenía ni idea no sólo de la opus de dei, sino de ná de ná. Estaba verdísimo en todo lo que se refería a la vida interior, la ascética, la mística, los medios necesarios para salvarse y las relaciones intratrinitarias. Ya digo, verde. Y durante la convivencia se le provocó un uñero en el dedo gordo del pie izquierdo. Alguien le vendó con unas gasas , y aquel vendaje parecía el turbante del Maharajá de Bramaputra. Algo muy aparatoso. Llegó la audiencia con el Santo Padre y al que le vendó el dedo gordo del pie no se le ocurrió mejor cosa que pedir una silla de ruedas y colocarse con el tío en primera fila, junto a los enfermos de verdad: parapléjicos, autistas... Efectivamente, el Papa, al terminar la audiencia, acostumbra a bajar y atenderlos uno a uno con un gesto de cariño. Todos los de nuestro grupo observábamos a nuestros dos hombres, en medio de esa primera fila, el uno con la pata chula, el vendaje que llegaba hasta el guardia suizo de la escalera, y el otro detrás con cara de buen samaritano. El Papa estaba por entonces ya mayor y apenas cruzaba palabra con nadie y se limitaba a una caricia, dejarse tocar la mano... hasta que llegó al Bramaputra. Alucinante: le abrazó, le acogió la cabeza en su pecho y le dio tres bendiciones. No una, no, ¡¡¡tres!!!. Nos quedamos todos a cuadros.

Por la noche, en la tertulia, le preguntamos el motivo de semejantes muestras de cariño y dedicación para con él. Y el tío, sin cortarse un pelo, nos contó “pues estaba yo viendo que se acercaba el Papa y pensaba en qué decirle y, en esto, que me fijo en el papel que nos dieron al entrar (un díptico donde estaba escrito el Ángelus, la Salve y alguna oración para seguir durante la ceremonia), y veo una frase que me gustó mucho “he aquí la esclava del Señor”, y me dije “pues le digo esto”. Y va el urco, coge la mano del Santo Padre y le dice así como muy dolido “he aquí el esclavo del Señor”.

El Papa, claro, un tipo que le dice que es el esclavo del Señor, con ese pedazo de vendaje y en silla de ruedas, debió de pensar que ese hombre tenía de todo: próstratra mórbida, cáncer terminal, anorexia nerviosa, microfimosis de Hopskins, alzheimer y almorranas... un retablo de dolores, un esclavo del cuerpo. Y le bendijo tres veces, le acogió en su seno y le consolólo como pudo. Así que para otra vez ya lo sabéis: uñero y silla de ruedas. Se moja fijo.

Don Gabriel Mernabo era un supernumerario con fama de santidad. Hombre muy bondadoso, muy entregado –era celador desde hacía muchos años- piadoso, con afán de almas, apostólico, generoso... La verdad es que es un gran tipo. Tenía un porrón de hijos, varios de ellos numerarios y numerarias, de los que se sentía muy orgulloso de su vocación. No tenía un no para nadie, y menos para la prelatura. Los hijos se habían hecho mayores y cada uno había volado. Su chalet en las afueras de la ciudad se había hecho grande y siempre estaba disponible para cualquier actividad.

Un día una de sus hijas le pidió si podían disponer de la casa para una convivencia con chicas de san Rafael. Mernabo no puso inconveniente, excepto que él y su mujer debían de estar viviendo en ella también.

-¡ Guay! –dijo alegre su hija– asín verán como es nuestra familia... algunas de ellas no se han educado en un ambiente cristiano y sabrán contrastar. Les irá bien.

El primer día de convivencia fue una maravilla. Mernabo y su mujer daban gracias a Dios de poder colaborar en la labor apostólica de su hija preparando el desayuno, acompañándoles a Misa, rezando el Rosario en familia, cantando en las tertulias.

- Tienes unos padres encantadores– comentaban las chicas. ¡¡¡Tu padre, sobretodo, se le ve tan bueno!!!.

Mernabo tenía una sonrisa, unos gestos, que daban mucha paz.

El segundo día también fue perfecto... pero la madrugada del tercero Mernabo sintió que algo en su vientre no funcionaba. Le venían “rayadicas”, como si un gato le corriera de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, en su interior. Vamos, que se iba en mierda. Así que el buen hombre sale zingando de la habitación sprintando hasta el lavabo y, patapám: está ocupado por una de las niñas de la convivencia. Da unos suaves golpecitos - ¡toc, toc, toc!

-¿Sííí? –contesta una voz angelical?.

- Pejjjjdona ujjj – la voz de Mernabo, aunque quería aparentar dulzura, era tan patética como su situación -¿tienejjjjj para mucho ujjjjjjj?

- Un momento, por favor.

Mernabo no disponía de ese momento, así que se dirige disparado al baño de la planta superior. También cerrado... toc, toc, toc. Otra niña angelical.

- ¿Síííí? –susurra

- Disculjjjjjpa aujjjjjj –la voz de Mernabo, por mucho que se esforzaba porque pareciera la de siempre, denotaba matices que hacían dudar de su salud mental y, por lo tanto, de que no sólo esa chica le abriera; nadie lo haría- ¿te falta aujjjjjj mucho para saliiiiiiiiijjchhhhh?”

- Un ratito.

A Mernabo se le escapa, apenas le pueden quedar cuatro o cinco segundos de retención, así que baja zumbado al lavabo de abajo a ver si tiene suerte y está libre...¡¡¡horror!!!, está ocupado. Y ya, perdida toda esperanza, la paciencia y la presencia de ánimo, se pone a golpear la puerta a puñetazo limpio como una energúmeno mientras grita al mundo entero “¡¡¡ABREEEE, PUTAAAAA, ABREEEEEEEE!!!”, ante el acojone de la niñas, la hija, la mujer y la estampa del entonces beato Josemaría, que no daban crédito a lo que se oía y, sobretodo, veía.

Así fue.

Es cierto que podía haber puesto en práctica el consejo de Camino . ése que habla de “Bendito sea el OLOR, amado sea el OLOR, santificado sea el OLOR, glorificado sea el OLOR”, y haberse quedado allí, lleno de paz, como un torero. Pero eso es fácil de decir y difícil de hacer.

Ahora, cuando sus hijas le hablan de convivencias, a Mernabo se le pone una caraaaaa.

Satur

Nota: Satur nos envía la foto que servirá de portada (o tapas) para la recopilación de su escrito “A quien pueda interesar”. En los próximos días estará en los Libros silenciados:

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OPUS DEI: ¿un CAMINO a ninguna parte?