Estos escritos me salen fluidos. Se ve que lo necesito…

Stoner, 5 de mayo de 2017

 

 

Les escribo para agradecerles el interés en mi primer escrito. Junto con ese, le envié a Agustina otras comunicaciones más, para que las fuera publicando cuando lo viera mejor. Tengo muchas cosas escritas, que las estoy puliendo. Cuando me decidí empezar a colaborar aquí, dije “envío varios mensajes juntos por si después me arrepiento”. No me arrepentí de mandar el primero :-)

 

Así que intercalo este escrito entre la serie de colaboraciones que ya mandé para publicar. Escribo ahora para que la conversación con ustedes sea más fluida. Leyendo el escrito de Gervasio veo que comenta sobre algunos cambios que también yo comentaba en uno de los escritos que envié a Agustina y están en lista de espera para publicar (p.ej. saludar al Prelado/Presidente con rodilla izquierda en tierra y ósculo en el anillo).

 

A Maripaz: ¡gracias por tus deseos de ánimo y cariño! Por mi parte, te pido disculpas si mi escrito te hizo “regresar al pasado” y sentir esa necesidad imperiosa de abrir tu vieja agenda negra, triste y sombría … No era mi intención … Gracias por compartir la foto.

 

A mí también, al poco de pitar me dieron una agenda de cuero y tapas negras… No quería que mis amigos me vieran con ella, porque era como llevar un cartel “¡Soy Numerario!”. Pero la tenía, porque había que tenerla. Iba anotando mis ingenuos propósitos para volcarlos después en la confidencia, que entonces pensaba que era confidencial… Quería ser un buen numerario. Con pantalón, camisa y agenda.

 

Al ver la foto de tu agenda, fui a buscar la mía. Hace muchos años que no la uso (quedó superada con el surgir de la era de palms y agendas electrónicas). Revisé en los cajones y cajas y finalmente… no encontré las lúgubres tapas negras, ¡pero sí el contenido! Y me acordé que estaba tan gastada, que la tuve que tirar; no sé si por vergüenza propia o como consecuencia de una corrección fraterna... Pero sigo conservando los papeles. No me animé a releerlos… Pero retribuyo tu foto con una foto de lo primero que había del contenido de la mía. Es el almanaque inicial y los famosos separadores. Mis propósitos y exámenes, los guardo pudorosamente…

 

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Hola, Madurez: gracias por tu escrito. Tengo en la carpeta de películas para ver justamente la de El día de la marmota. Cuando pueda mirarla, me acordaré de ti.

 

Te cuento que por ahora me veo más dentro de la Obra que fuera. Es cierto que para salir estoy condicionado: laboralmente, familiarmente, por mis relaciones sociales, ambientes donde me muevo, etc. Tendría que ser un cambio completo de mi posición vital y no veo que sea el momento. Pero además de los factores laborales y familiares, hay otros elementos que me hacen verme dentro:

-        El compromiso que en su momento asumí con Dios. Lo considero vigente, aunque sé que fui presionado y después engañado: el plano inclinado (en visión positiva), o la rana en el agua que se va calentando (en visión negativa). Todavía entiendo que ese compromiso es válido, lo renuevo ahora con una mayor conciencia, y pretendo mantenerlo.

-        Siento que puedo moverme con libertad interior. Ya no veo como venidas directamente de Dios las indicaciones de los directores. Son una guía, pero aprendí a decidir lo que me parece que es mejor, pensando y rezando (bendita conciencia). Sé que no todos en la Obra pueden tener un cierto oxígeno estando dentro, ni libertad de pensamiento. Hay quienes se ahogan, que les falta el aire por lo opresivo del control. Pero por el momento no es mi caso.

-        Entiendo que puedo hacer un mayor bien a otras personas estando dentro que fuera. Así lo veo.

-        Habría otras razones, que tal vez las medite con pausa en mi próximo retiro mensual ;-)

 

En cuanto a los cambios, no creo que sean inmediatos, pero algunos pequeños ya los hay. Hace unos días había enviado una comunicación sobre esto a Agustina. Estaba escrita en un tono un poco irónico, porque describo algunos cambios que son en realidad muy pequeños, frente al listado de temas que me tienen enfadado y que listé en mi primera colaboración. Ninguno es un cambio de fondo. Pero creo que hay MUCHAS más posibilidades con don Fernando que con don Javier (qepd). Veremos.

 

Por ahora, mi actitud es cambiar lo que tengo a mi alcance. Se me vino a la cabeza la reflexión que ahora transcribo. Busqué en la interné y parece atribuida al sufí persa Bayazid Bastami (S IX):

 

"De joven yo era un revolucionario y mi oración consistía en decir a Dios: Señor, dame fuerzas para cambiar al mundo.

A medida que fui haciéndome adulto y caí en la cuenta de que me había pasado media vida sin haber logrado cambiar a una sola alma, transformé mi oración y comencé a decir: Señor, dame la gracia de transformar a cuantos entran en contacto conmigo. Aunque solo sea a mi familia y a mis amigos. Con eso me doy por satisfecho.

Ahora que soy un viejo y tengo los días contados, he empezado a comprender lo estúpido que yo he sido. Mi única oración es la siguiente: Señor, dame la gracia de cambiarme a mí mismo. Si yo hubiera orado de este modo desde el principio, no habría malgastado mi vida".

 

Ya pasé de la primera etapa. La había comenzado de adolescente, con el punto 1 de Camino: Que tu vida no sea una vida estéril. -Sé útil. -Deja poso. -Ilumina, con la luminaria de tu fe y de tu amor. Borra, con tu vida de apóstol, la señal viscosa y sucia que dejaron los sembradores impuros del odio. -Y enciende todos los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en el corazón.

 

Me considero en la etapa dos. Por ahora me conformo con tratar de hacer el bien a los que me rodean, tratar de no cometer injusticias en nombre de Dios. “Con eso me doy por satisfecho”.

 

No cuento con grandes cambios de momento en la Obra, aunque espero que Dios quiera adelantar ese tiempo. Veo en un futuro, no sé si cercano o lejano, algún comunicado de la Santa Sede, invitando a arreglar varios embrollos del invento de Escrivá. Buscando separar qué es Obra de Dios y qué es Obra de Escrivá. Difícil tarea de reconstrucción. Mutandis mutandi, veo una comunicación del Santo Padre similar a la de Maciel y los Legionarios. Se puede sustituir abusos sexuales por abusos espirituales, y mantener casi íntegro el resto del texto…

 

De momento, procuro que la vida de mi centro sea “vivible”. Que las relaciones entre nosotros sean sanas. Que las correcciones fraternas sean razonables, de temas importantes (Catecismo de la Obra, n° 224, especialmente numerales 1 y 3). Trato de que no haya desconfianza. Noto, por ejemplo, que los que más consultan correcciones fraternas son los más “locos”, los más empastillados. Creo que están “locos” (ansiosos, obsesivos, depresivos, etc) justamente por querer vivir al 100% el espíritu y la praxis de la Obra. Son de esos que se estresan porque no saludaron al ángel del centro al entrar o al salir. Los que se molestan si uno se sirve una pizza con la mano (supongo que porque no coincide con el nivel aristocrático que se espera de los hijos espirituales del Marqués). Piensan que no es conveniente mirar una semifinal de la Champions en lugar de tener la Tertulia (porque es un medio de formación y que nuestro Padre dispensaba más fácilmente de hacer la oración que de la tertulia). Trato de que en mi centro podamos vivir con naturalidad, quitando trascendencia a cosas que son muy menores. Creo que por cuidar las 1000 indicaciones que dejó esculpidas nuestro Fundador, muchas veces se falta a la caridad… Veo que hay gente a la que vivir el espíritu de la Obra, y sobre todo la praxis, en lugar de ser una liberación (la libertad que Cristo nos trajo), los vuelve ansiosos y obsesivos. Son personas para las que el apostolado es proselitismo y muchos otros disparates.

 

De cambios más grandes, más de fondo, no creo que tenga ninguna posibilidad de impulsarlos. Ya envié varios escritos a distintos niveles de gobierno. No eran explosivos, sino constructivos. Creo que fueron bien recibidos, pero no espero mayores cambios de momento. Leyendo esta página veo que son decenas o cientos de personas que ya comunicaron los problemas a Roma (VT) sin mayor respuesta. Recibieron por respuesta un “te falta visión sobrenatural” o “eres soberbio” o expresiones por el estilo.

 

Es cierto que hay cosas que me ya no me resultan cómodas. Pero si no las puedo cambiar, tampoco voy a hacer demasiada mala sangre. Estoy dolido pero bueno… Me indignan las mentiras del pasado. La reescritura de la historia que hizo Escrivá: la suya personal y la del Opus Dei. Y que no se haya arrepentido (públicamente) y que aun así sea santo. Pero eso no lo puedo cambiar. Lo asumo. Y del tiempo actual, no estoy cómodo con los pitajes de niños (aspirantes) con tremenda presión psicológica. Dios=Opus Dei=Salvación eterna VS vida triste, a ras del suelo, con riesgo de condenación. “Del todo y para siempre”. Y rollos por el estilo. Ninguna actitud de verdadero discernimiento vocacional. Cumplir metas de pitajes. Tratar a las personas como estadísticas: “está demostrado que los que pitan de aspirantes perseveran en mayor proporción que los que pitan de universitarios”. Esto me pone mal y lo trato de evitar, “presionando” a distintos niveles, para que al menos en mi ámbito de acción se viva distinto. Somos muchos los que pensamos de esta forma…

 

También me entristece la convivencia en algunos centros de mayores. Aunque por otro lado entiendo que las personas van cogiendo manías con la edad (pienso en mi querido padre, papá) y me doy cuenta que es natural que con la edad se vuelva más difícil la convivencia. Pienso: “si pongo a vivir a mi padre con otros 10 o 15 de su edad, ¡la que se arma!”. Así que una parte del problema de los centros de mayores es simplemente la edad: los viejos se van volviendo cascarrabias. Natural. Pero otra parte del olor rancio y opresivo de muchos centros de mayores, con numerarios parcos, de mal humor constante, cargados de manías y obsesiones, la asigno a que algunos viven regidos por multitud de mandatos totalmente opinables, pero que nos los impusieron como querer expreso de Dios. Pido a Dios que me permita llegar a esa edad sin demasiadas manías y con buen humor.

 

Un tema gordo que me molesta es todo lo relacionado con la dirección espiritual. Estuvo concebida como CONTROL y lo sigue estando, a pesar de los cambios recientes. No es verdadero acompañamiento espiritual… Como director espiritual, en muchos casos siento que cumplo una función institucional, y que no llego a establecer una relación personal. Hay charlas fraternas que son una mentira, un fingir, por ambas partes. Lamentable e insoportable. Pero así está establecido… Supongo que en algún momento nos sinceraremos con el rol de la dirección espiritual. Los directores regionales y centrales deben tener un miedo enorme a perder el control de la conciencia de los miembros…

 

Entiendo que durante los años de formación inicial es conveniente tener esa dirección de manera regular con un “formador”. Pero después, para muchos es insoportable tener brindar una cuenta de conciencia (1 y 2) SEMANAL, en 10 minutos. Eso no es dirección espiritual. Creo que las conversaciones tendrían que ser menos frecuentes y más extensas. Y tratar los temas de fondo. No: “esta semana dos días no hice la lectura”. Creo que tendría que ser un verdadero asesoramiento, búsqueda de consejo, y no un rendir cuentas, un control de las conciencias.

 

Obviamente, tendría que haber libertad total para tener dirección espiritual con quien uno vea más apropiado. No con la persona impuesta por los directores. En la Delegación y Comisión Regional no tendrían que saber “quién charla con quién” (como sigue sucediendo). Eso es mezclar gobierno con dirección espiritual. Y se sigue mezclando…

Las amenazas de algunos Directores (como las que comenté en mi primer correo “el que no hace la charla fraterna con la persona designada se tiene que ir de la Obra”) no deberían tener cabida, y todavía la tienen. Tampoco se tendría que enviar a los cursos anuales un sobre con el listado de charlas fraternas: Fulano charla con Mengano (y para completar el lío resulta que Mengano es director de la comisión regional….). Mi solución es que algunos se presenten de voluntarios para ser directores espirituales, si sienten esa vocación o llamada. No vale que “todos en Casa somos directores espirituales, tenemos la pasión dominante de dirigir almas”. Que den un paso al frente los que sientan que tienen ese don o carisma del Espíritu Santo para ser buenos consejeros (que de nuevo, no por ser numerarios automáticamente Dios lo concede, como nos vendió Escrivá). Directores Espirituales que no sean funcionarios delegados de los Superiores. Y que de entre ellos cada uno de la Obra puede elegir libremente aquella persona que le brinda más confianza, en quién ve más sabiduría, más comprensión, más apoyo e impulso.

 

Como dice claramente el Catecismo de la Iglesia, pero que en el Catecismo de la Obra nos lo saltamos olímpicamente:

 

“El Espíritu Santo da a ciertos fieles dones de sabiduría, de fe y de discernimiento dirigidos a este bien común que es la oración (dirección espiritual). Aquellos y aquellas que han sido dotados de tales dones son verdaderos servidores de la Tradición viva de la oración:

Por eso, el alma que quiere avanzar en la perfección, según el consejo de San Juan de la Cruz, debe “considerar bien entre qué manos se pone porque tal sea el maestro, tal será el discípulo; tal sea el padre, tal será el hijo”. Y añade: “No sólo el director debe ser sabio y prudente sino también experimentado... Si el guía espiritual no tiene experiencia de la vida espiritual, es incapaz de conducir por ella a las almas que Dios en todo caso llama, e incluso no las comprenderá” (Llama estrofa 3).” (n° 2690).

 

Algunos cambios ya hubo, pero entiendo que todavía no son suficientes. Todavía sigue habiendo directores jóvenes (veinteañeros) que llevan la dirección espiritual de sacerdotes y de numerarios que los doblan o triplican en edad. Y, entiendo yo que es más grave, llevan la dirección espiritual de menores de edad (aspirantes y adscritos); indefensas criaturas… Los “directores espirituales” veinteañeros se entendían en el marco de la dirección espiritual llevada por el Consejo Local (y por tanto por la Delegación y la Comisión Regional). La Inocente Obdulia de la que nos contaba Gervasio, se alegraba de tener todo un Consejo Local para dirigirla espiritualmente, y no solo a Marisa, que le daba la vara. Los imberbes directores se saben o sabían parte de un engranaje superior. Su papel básicamente se centraba en transmitir hacia arriba lo que le llamara la atención, lo que se saliera del ordinario en la vida interior de sus hermanos, y transmitir hacia abajo las directrices de gobierno, para tratar de imponerlas en el fuero de la conciencia[1] No importaba demasiado la edad, ni los consejos que pudiera dar, sino que fuera dócil al querer de los Superiores, y con un trato mínimamente amable, respetuoso e inteligente para con el miembro de la Obra que les abrían la conciencia.

 

Va una anécdota sobre los directores espirituales imberbes, que contrastan con los guías sabios, prudentes y experimentados que habla el Catecismo de la Iglesia. Cuando Stoner era más joven, de unos 20-21 años de edad, llevaba un año de graduado del centro de estudios y un año también de experiencia como secretario de un consejo local. Y me piden que durante el curso anual brinde 3 charlas de “capacitación” para los que estaban saliendo del centro de estudios y ya habían sido elegidos para consejos locales de diversos centros. Y ahí voy a explicarles con toda mi experiencia cómo debían llevar la dirección espiritual de los otros de Casa… Ni quiero saber lo que hicieron los asistentes a mis charlas a lo largo del siguiente curso llevando la dirección espiritual de almas, trabajando con las conciencias de otros de la Obra. De todas formas, todos teníamos buena voluntad y buenas intenciones. Pero con eso solo no basta… Me acuerdo que uno en esa charla de “capacitación” me preguntó qué tenía que hacer si sabía que estaba en pecado mortal y justo llegaba un “hermano” suyo para hacer la charla fraterna. No me acuerdo qué le respondí. Me descolocó…

 

También veo a muchos que son interiormente vulnerables. Que están totalmente entregados y se puede hacer con ellos lo que quiera. Tal vez sea virtud. Para mí que es indefensión y es probable que se rompan, antes o después, porque no tienen verdadera libertad interior, no son dueños de sí mismos. Cumplieron a rajatabla lo que enseñó Escrivá: tenemos derecho a no tener ningún derecho, o que en Casa se puede mandar todo. Y así están, totalmente vulnerables. Sin derechos, con confianza ciega. Aunque suene cínico, estoy convencido que puedo romper a varios de los que charlan conmigo. Realmente, romperlos interiormente. Y no por maldad, sino por imponerles el espíritu y la praxis de la Obra al 100%. Si en la dirección espiritual los fuerzo estoy convencido que los aplasto. Para ello les podría hablar con “mucha visión sobrenatural”, citar en la charla fraterna una o dos frases de san Josemaría, de ser heroicamente santos o marcharse, o lo que fuera, y en un par de meses los destruyo... Hay numerarios vulnerables porque son ciegos. Vulnerables a directores fanáticos que presionan en la conciencia como si tuvieran una potestad para ello. Creo que muchos “directores espirituales” han rompido a sus dirigidos, por falta de experiencia, por fanatismo en el espíritu de la Obra, no por maldad. Creo que muchos tienen que abrir los ojos, la Verdad os hará libres, pero es difícil de hacer. Yo por ejemplo no puedo decirle a uno: “mira, para entender lo que nuestro queridísimo Padre quiso originalmente que fuera el Opus Dei tienes que leer el Régimen de 1941 (no en Opuslibros, que es una página “inconveniente”, sino en una versión impresa)”. Pero sospecho que tal vez le cause más daño que bien, siento que los puedo escandalizar. No sé.

 

De momento, trato de ayudar, sin imponer, sin chantajear. Respetando a las personas. Parece sencillo, o que se tendría que dar por sobreentendido en una Obra de Dios, pero si vivo al 100% lo que está previsto, sé que no puedo cumplir con mis ideales de respeto a las personas (¿estaré inmerso en una estructura de pecado?).

 

Bueno, pero me voy largo. Perdón Madurez que largué este rollo, no sé si habrás llegado hasta aquí. ¡Perdón por la lata! También escribo para mí, porque me hace bien, y tal vez para algún otro de la Obra que esté leyendo. Son cosas que tengo que decir y pido disculpas por haber extendido este escrito.

 

Retomo la charla contigo, Madurez, con los motivos por los que por ahora me veo más dentro que fuera. Un aspecto positivo es que entiendo que hacemos (aramos, dijo el mosquito) bastante bien a la sociedad con muchas obras asistenciales y educativas. Y ahí sí, importándonos los destinatarios de esas labores, y no como medio para tratar a los pitables o para conseguir nuevas vocaciones. Creo que hay gente en Casa sumamente generosa y entregada a otros. Y eso lo veo y aprecio. Y me siento cómodo y a gusto compartiendo y trabajando con ellos.

 

El balance que hago es que puedo hacer más bien a otras personas desde donde estoy que en otro lado. Tal vez me equivoque, pero lo veo así. Creo que el espíritu de la Obra de santificación del trabajo, de unidad de vida, vivir un cristianismo intenso en las actividades cotidianas, creo que todo eso es positivo. También creo que el Opus Dei trabaja mucho y bien por las familias cristianas, con los supernumerarios jóvenes, en los colegios, etc. Vamos, en realidad no es lo que Escrivá pensó originalmente (Reglamento y Régimen 1941), pero el invento actualmente creo que ayuda a muchas personas. Tal vez el costo haya sido demasiado alto en personas desencantadas, engañadas, utilizadas. No puedo evaluarlo, me da la impresión de que una persona herida (o suicidada…) es un costo siempre demasiado alto. ¡Gracias a Dios no me toca poner en la balanza el bien y el mal que se ha hecho! Me apena la gente que vivió muchos años en la Obra y está decepcionada cuando comienza a ver la magnitud del engaño. Pero creo que si hubiera más humanidad en el Opus Dei, más Jesucristo y menos Escrivá, se puede ayudar a muchas personas. Hay un abismo entre ese espíritu “sano” y la praxis diaria en la vida de un centro, que arrastra con muchas rémoras de un pasado que se quiere ocultar y reescribir, pero que sigue viviendo en el día, principalmente de los numerarios.

 

En definitiva, de momento estoy a gusto con los de mi centro. Me da pena no poder hablar tranquilamente con ellos de todos los temas que escribí en mi primer correo. Creo que los ayudo y ellos también me impulsan a mejorar. Pero estoy convencido que si me mandan a un centro de mayores, con un director controlador y “fanático”, que los hay y de los buenos, no duraría mucho. A base de correcciones fraternas por nimiedades, de imposición obligatoria de la cuenta de conciencia con la persona designada, de obligarme a vivir el plan de vida a rajatabla, seguro que explotaría. Si esa fuera mi situación, estaría bien dispuesto a seguir tu consejo, Madurez.

 

También le doy una carta de crédito a don Fernando. Veremos.

 

Me interesa conocer, Madurez, cómo te ayudó tu conversación con “alguien mayor, de trato cercano con el Fundador, de esos que acaparan tertulias premium y que se desengañan”. Pero sólo cuando tengas tiempo. Y finalmente ¡gracias por tus deseos de fortaleza! Los necesito…

 

Gracias, Solitudine, por escribir. Si bien no te conozco, debemos tener muchas cosas en común. Supongo que nos entenderemos bien. Te agradezco tu visión: yo también creo que desde dentro a lo mejor puedo hacer algo.

 

Me apena mucho tu nik. No sé si tendrás familia “de sangre” para acompañar tu soledad. Espero que estés bien. No sé qué más decirte. Mi nik, Stoner, es de la novela del mismo nombre. Tal vez la hayas leído. Triste, pero muy recomendable. No sé si yo tendré dentro de mi alma algo de Stoner... El personaje, Stoner de John Williams, vive con un fondo de tristeza y resignación. Y con una profunda rectitud y capacidad de sufrimiento. Es una persona muy noble, aunque sufrida. Tus 50 años de entrega y tu apodo me hicieron pensar en el personaje que dio vida a mi apodo... Dices: “espero que Dios tenga en cuenta tantos años de entrega absoluta”. Confío que sí. Es el Buen Dios, como lo llama Benedicto.

 

Capaz que soy un iluso. Por el momento, mi idea es sobrevivir lo mejor que pueda, y como dije, tratar de cuidar y acompañar a los que viven conmigo. Lo de los cambios, ya canalicé algunos por “los canales reglamentarios”. Empecé a escribir aquí porque creo que puede ayudar más que escribir otro informe más a los directores. Como en el marketing, detrás de una queja hay otras 100 personas (¿o 1000?) que tienen las misma queja y no la expresan públicamente... Creo que es indudable que muchos de los cambios que se produjeron en la Obra fueron gracias a Opuslibros. Aunque (todavía) no lo reconozcamos abiertamente… ;-)

 

Creo que estaría en tu situación si hubiera pasado por lo que tú pasaste. Lo sugerí más arriba en este escrito, cuando dije que no duraría mucho en un centro de mayores, y más si hubiera un director fanatizado. Tengo miedo de sufrir lo que tú dices tan claramente: “a mí me bastó el acoso a mi conciencia, el control absoluto de mi vida, la constante manipulación en los argumentos, el ver una y otra vez que después de tanto hablar todo queda en saco vacío”. Te entiendo bien.

 

Escribir aquí me sirvió para aclararme, porque la verdad es que no puedo hablar con franqueza dentro. Por eso pido disculpas si a veces escribo demasiado. Y eso que no soy de escribir. Tengo varios escritos profesionales en los que me cuesta avanzar, no me sale fácil aporrear las teclas. Sin embargo, estos escritos me salen fluidos. Se ve que lo necesito…

 

Supongo que lo sabrás, pero en algunos centros hay pequeños oasis de normalidad. Creo que en centros de mayores es más difícil, también por la edad y los caracteres. Y si toca un director fanático, estás liquidado. También entiendo que los que vivimos con más aire estamos en la cuerda floja… ¡Me descubren estos escritos, y me ponen de patitas en la calle! Un poco de riesgo y de adrenalina…

 

Acabo de leer tus correos anteriores. Me gustó lo que dices: que estando jubilado y que te dedicas al voluntariado allí donde hagas falta. Así me gustaría jubilarme a mí. Dios te lo pague. Cuando llegue el día de mi jubilación pensé en dedicarme a trabajar en hospitales y organizaciones sociales (fuera del ámbito de la Prelatura). Como desagravio por la cantidad de veces que usé a los pobres y enfermos como medios...para remover a los chavalines q me acompañaban en esas visitas...

 

Espero que estés bien de salud, física, psíquica y espiritual. Es una lástima que sea difícil tener amistad en Casa. Como contaba, hay numerarios con los que vivo hace 10 años y con los que me gustaría ser amigo, o hermano de verdad, pero es imposible. Está prohibido y perseguido. Las temibles “amistades particulares”. Y si lo cambian de centro, aunque sea en la misma ciudad, ya no nos volvemos a ver, salvo en algún retiro mensual y curso anual. No existe por ejemplo salir a almorzar juntos, ver cómo está, si están contentos o no. Y lo mismo conmigo, contarle, “oye, que comencé a escribir en OpusLibros y creo que va bien, aunque recién empiezo”.

 

En el Opus Dei estamos solos. Y somos intercambiables. Hay un momento en que te das cuenta de estas dos verdades. Y es triste. Pero para Dios somos únicos y no se aparta de nosotros. En eso espero. Y en los cambios de verdad… ¡aunque sea un soñador!

 

Le pediré a Agustina tu correo. Un saludo fraterno.

 

Si alguno necesita mi correo, lo puede pedir sin problema a Agustina.

Saludos cordiales,

Stoner

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[1] “Hay que diseñar una dirección espiritual personal obligatoria, cuyas características principales sean el control, dominio y manipulación de la intimidad de la conciencia de los miembros, y que esté concebida como una de las tareas propias del gobierno de la institución, de modo que sólo los directores sean competentes para ejercerla: Por tanto, de acuerdo con la naturaleza de la charla fraterna, el silencio de oficio prohíbe tratar esos asuntos con cualquier persona fuera de aquéllas que puedan y deban intervenir en la dirección espiritual, en la línea que va desde los Directores locales hasta el Padre. Dentro de esa línea, y en sentido ascendente (de abajo hacia arriba), no se lesiona el silencio de oficio cuando la consulta es necesaria o conveniente. (Experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas). Para evitar cualquier disquisición o resistencia personal a lo que dicen los directores, hay que convencer al miembro de la secta que la voluntad de Dios viene sólo a través de éstos. Si se consigue, se podrá hacer con él lo que se pretenda: el Director −quien sea— representa a Cristo, y es instrumento de Dios para hacernos conocer su Voluntad (Libro de Meditaciones)” Escrito de Levantisco en 2014.