Fuentes de la triple fórmula, y del "trabajar bien"

 

Atención. Escribí el original en portugués. Traducí al español con google translate.

En mis artículos estoy abordando la relación entre Escrivá y el Concilio Vaticano II. Yo ya examiné dos expresiones, la "unidad de vida" y el "centro y raíz", que Portillo usó para intentar asociar a Escrivá con el Concilio, y presenté algunas fragilidades de ese intento de Portillo.

Ahora pasaré a tratar más directamente de Escrivá. Para ello es necesario entrar en el tema de la santificación del trabajo, debido al destaque que Escrivá le dio en el posconcilio ("es sobre todo a partir de los años sesenta cuando este tema de la santificación del trabajo empieza a ser presentado como central en la espiritualidad y la ascética del Opus Dei", Joan Estruch, Santos y Pillos 14.3.1 n. 1, p. 327 leer en Opuslibros).

Por eso estoy componiendo una breve historia de la santificación del trabajo. En esta primera parte, presento fuentes que contextualizan y explican dos de las doctrinas de santificación del trabajo que se encuentran en los libros de Escrivá (a continuación se verá que históricamente estas dos doctrinas son antagónicas). Una es la fórmula triple "santificar el trabajo, santificarse en el trabajo y santificar a los demás con el trabajo", que representa un enfoque penitencial (sección nº 2 abajo). Y la otra es el trabajar con perfección de Conversaciones n. 10, que retomó la predicación jesuíta del "hacer bien las obras" (sección n. 3). El Opus Dei también indica esta segunda doctrina con el mote "trabajar bien", como se puede ver en el libro La santificación del trabajo de José Luis Illanes leer en opusdei.org.

En los puntos donde sustituye algún texto por una traducción mía, el texto original puede ser leído a través de los enlaces proporcionados.

1. El contexto de la santificación del trabajo en el siglo XVII

El libro Vida cotidiana y santidad, de Burkhart y López, publicado por Rialp en 2010, dice que "La santificación del trabajo es un tema reciente en la Teología y particularmente en la Teología espiritual" (t. 3 p. 136). Y para apoyar esta afirmación, dice que el término Travail entró en el Dictionnaire de Théologie Catholique sólo en 1950. Burkhart y López dan apenas dos escritos - ambos del siglo XX - que mencionaron la santificación del trabajo antes de Escrivá [1].

Sin embargo, en el siglo XVII la expresión "santificar el trabajo" [2] ya estaba en uso. La mención más antigua que encontré en google books es del teólogo luterano Johann Arndt (1555-1621). En sus Postillas, cuya primera edición fue -según la Wikipedia- en 1620, él dice que "cualquier persona puede santificar su trabajo a través de la palabra de Dios y de la oración" leer en Google Books en la edición de 1675. Y la mención más antigua que encontré en un autor católico es del doctor Morange de la Sorbona en las recomendaciones que hizo al aprobar el 31 de marzo de 1668 los reglamentos de la Cofradía de los comerciantes de Lyon leer en Google Books.

En el siglo XVII la emergencia del mundo secular no era más novedad. Las órdenes terceras ya tenían historia (ellas surgieron en el siglo XIII), y el capitalismo también tenía (él surgió en el siglo XIV). Pero la vida secular y su relación con la religión continuaban evolucionando dentro de la sociedad. [3]. El examen de los libros de la época sugiere que en el siglo XVII hubo el surgimiento o un desarrollo de ascéticas del trabajo, como el "hacer bien las obras" (ver apartado 3 abajo), la ascética calvinista [4], la santificación del trabajo, y el deber santo [5]. Esto parece haber sido un modo de la religión adaptarse a las nuevas circunstancias socioeconómicas del capitalismo, que determinaban cambios en la realidad del trabajo. Para ilustrar estos cambios, he copiado dos casos del historiador francés Roland Mousnier (Wikipedia

). Un caso, que doy en nota, es el del reclutamiento de trabajo [6]. Y el otro es el de las grandes fábricas. Mousnier explica este segundo caso dentro del contexto de la crisis del siglo XVII (véase Wikipedia).

"El rey agrava la separación entre patrones y obreros, sacrificando materialmente estos últimos en el interés de la productividad y de los bajos precios de costo de la producción. Los obreros son los soldados de un ejército industrial cuya misión es asegurar la grandeza y el poderío del Estado. Es necesario acostumbrarlos a un trabajo seguido, a un ritmo más rápido y más continuo, a una mejor calidad. Son sometidos, pues, a una disciplina de hierro, según un ideal monástico.

"La religión, que exige el cumplimiento perfecto del deber hacia el Estado, viene en auxilio de la producción. En las fábricas centrales de las empresas privilegiadas, los asilos generales, los obreros oyen misa todos los días, el trabajo se inicia con una señal de la cruz y una oración. La confesión y la comunión son obligatorias en las grandes fiestas del año. La comida está acompañada de lecturas piadosas. En el taller, la tagarelice es prohibida, pero los obreros pueden entonar cánticos a media voz.

"El director dispone de todo el poder en su establecimiento. Los obreros trabajan bajo su vigilancia y la de los contramestres. Ganan por pieza, lo que dobla el rendimiento. Están sujetos a multas, al látigo, (...) por retrasos, vagabundamiento (...) por todo aquello que, pudiendo constituir una causa directa o indirecta de caída del rendimiento y de elevación de los gastos, sea capaz de provocar un pedido de aumento de salarios." Traducido por google translate de la edición brasileña História Geral das Civilizações, Roland Mousnier, Os Séculos XVI e XVII, t. 1, 1973, p. 285-286 (la edición original francesa es de 1954). Este texto se encuentra dentro de un capítulo cuyo título es "La lucha contra la crisis".

Esta preocupación con costos, calidad y volumen no es diferente de lo que se ve en el mundo del trabajo actual. Esto sugiere que las ascesis del trabajo fueron instrumentales, durante la evolución del capitalismo, para transformar la realidad del trabajo según las tensiones propias del capitalismo. Tensiones que actualmente permanecen siendo las mismas que Mousnier describe, aunque el modo de lidiar con ellas haya sufrido ajustes. Por ejemplo para contener el aumento del costo de mano de obra, hoy se mueven las fábricas para regiones donde los salarios sean menores.

2. La santificación del trabajo y la penitencia

Un modo de hacer teología del trabajo, o de injertar el trabajo en la religión, es considerar el trabajo como práctica de penitencia. Es decir, valorar el estrés del trabajo como un bien que asemeja al trabajador a Cristo. Varios autores que toman esa vía penitencial proponen tres medios ascéticos para santificar el trabajo. Y lo hacen de un modo que sugiere una correspondencia con la tríada oración-ayuno-limosna del sermón de la montaña, que es predicada en la cuaresma. [7]. Para una rápida visualización, compuse un cuadro con los detalles.

oración (fin último)

limosna (espíritu de servicio)

ayuno (deber y fatiga)

medios de Jean Soanen c. 1690

Primeiro medio, trabajar para Dios (cf. "se santifica el propio trabajo haciéndolo para Dios", p. 191, leer en google books).

Segundo medio, hacer el trabajo útil al prójimo (cf. "servir a sus conciudadanos (...) de tal manera que no los haga perder el gusto por las cosas celestes", p. 198).

Tercero medio, no perder de vista el momento último (cf. "qué consuelo la de poder decir al morir, trabajé (...) sólo para cumplir los deberes de mi estado", p. 202).

avisos de Simó Salamó e Melchor Gelabert c. 1750

I. Antes de comenzar el trabajo, haced la señal de la Cruz, y decid: Dios mio, os ofrezco este trabajo (...) leer en google books.

III. Acabado el trabajo decid: (...) perdonadme (...) en union de las intenciones y méritos de vuestro Hijo Jesus mi Salvador. [8]

II. Mientras que dura el trabajo (...) Dadme la paciencia que necesito para sufrir las penas (...).

fórmula del Catecismo de Reims 1877

(1) Se santifica el propio trabajo orientándolo a Dios leer en google books

(3) con sumisión y espíritu de penitencia. [8]

(2) y soportando las fatigas

fórmula triple de Escrivá c. 1960

Santificar el trabajo (cf. Camino n. 359 "Pon un motivo sobrenatural (...) y habrás santificado el trabajo")

Santificar a los demás con el trabajo [8]

Santificarse en el trabajo (cf. Camino n. 815 "¿Quieres de verdad ser santo? - Cumple el pequeño deber de cada momento")

Entre los autores del cuadro, Jean Soanen (1647-1740) [9] es lo que permite un examen más detallado (para los demás, véase [10]). Soanen dedica toda la primera parte de su sermón sobre el trabajo para discurrir sobre la penitencia. Al principio (p. 171) él destaca que el trabajo fue impuesto a Adán que, a causa del pecado, comerá el pan con el sudor de la cara (cf. Gn 3,17-19). Esta ley no conoce la excepción (p. 173). Todos deben orar sin interrupción (p. 180). En la segunda parte enseña 3 medios para santificar el trabajo [11]. Soanen no dice que el trabajo sea penitencia, sino que se debe "trabajar en espíritu de penitencia" (p. 181, 205). También no afirma que los tres medios que enseñó son la oración, el ayuno y la limosna, pero una correspondencia puede ser argumentada de la siguiente manera.

A fin de poder dirigirse a todos (artesano, monarca, estudiante, trabajador, sacerdote, p. 176-178), Soanen evita los contenidos específicos de cada estado o profesión. "Sería demasiado prolífico mostrar aquí cuáles son las obligaciones de cada estado, yo supongo que ustedes las conocen, y que los pecados sean más por malicia que por ignorancia" leer en google books.

Una catequesis genérica que abstraía los aspectos específicos de cada estado o profesión no era novedad [12]. Sin embargo, en la pedagogía más antigua de la imitación de las virtudes del patrono, la religión también estaba presente en cada profesión a través de ascéticas más específicas, como se puede ver en [13]. Por eso la santificación del trabajo puede haber representado un paso para delimitar la religión sólo a los aspectos genéricos, dentro de un proceso que se desarrolló hasta alcanzar la situación actual, donde la religión no penetra más en la técnica profesional. Esta delimitación puede haber sido exigencia de la racionalización del trabajo, de modo similar al que ocurre hoy cuando las fusiones corporativas eliminan duplicidades de funciones. Así posiblemente se eliminaron las liturgias y doctrinas que eran específicas para una profesión sólo, a fin de reducir los costos de la acción social promovida por la religión.

Esto refuerza la idea, ya presente en la sección anterior, de que la santificación del trabajo, aunque con una formulación teológica propia, históricamente se desarrolló en asociación con la política económica de la nación [14]. De ahí la cercanía que existió entre Soanen y el rey Luis XIV (el título de la primera edición de los sermones de Soanen es "Sermones sobre diversos temas pronunciados delante del Rey").

3. La predicación jesuita del "hacer bien las obras"

La penitencia no es la única vía para una teología del trabajo. Francis Fiorenza (Wikipedia

) explica en un artículo de 1980 la existencia de dos teologías del trabajo en el catolicismo de los siglos XVII y XVIII. Él se apoya para ello en el antagonismo entre jesuitas y jansenistas. Los jansenistas valoraron los aspectos negativos del trabajo. Los jesuitas valoraron los aspectos positivos.

"La posición de los jesuitas, ejemplificada en los sermones de Louis Bourdaloue, proporcionó otro elemento. Dio a la clase media una conciencia de su papel específico en la sociedad. Mientras los jansenistas acentuaban la autonomía del individuo frente a los valores generales de la sociedad, los jesuitas pusieron en correlación virtud y orden social. Dios quiso las vocaciones específicas y las diferentes clases. Los individuos debían ser educados para ejecutar sus oficios específicos en la vida. (...)

"La teología barroca y los sermones populares hablaban de la obligación cristiana de trabajar. Jesús trabajó. Él es el modelo de los cristianos. Sin embargo, las razones y motivos para trabajar son importantes para el diseño del trabajo. La literatura jansenista exaltó justamente aquellos aspectos del trabajo que podríamos considerar sus cualidades negativas. Elogió el trabajo precisamente por ser difícil, fatigoso, monótono, necesario y arduo. El trabajo desenmascara la vanidad del mundo. Enfraquece el deseo del hombre por el placer. Visto en el contexto del plan divino, tiene el trabajo un sentido positivo mientras sirve como penitencia por los pecados. (...)

"Esta concepción religiosa del trabajo forma el telón de fondo para la aparición de una nueva comprensión dentro de la clase media. La concepción burguesa sobrepasa esta concepción religiosa del trabajo como disciplina penitencial y llega a una concepción del trabajo cual medio de éxito y tarea constructiva positiva." Traducido por google translate de Francis Fiorenza, Crenças Religiosas e Práxis, in Gregory Baum, Teologia do Trabalho, 1980, p. 102 (este libro es traducción brasileña de Concilium n. 151).

Haciendo búsquedas en google books, no encontré a un jesuita que mencionara la santificación del trabajo antes de la supresión de la Compañía de Jesús, ocurrida en 1773 [15] (Soanen, de quien hablé arriba, era personalmente indispuesto contra los jesuitas, vea por ejemplo este episodio en Google Books). Así, es posible que los jesuitas hayan deliberadamente evitado hablar en "santificar el trabajo". En vez de eso hablaron en "hacer bien las obras" (o "bene omnia fecit"), mote que sintetizaba su predicación. Siguen tres ejemplos.

Alonso Rodriguez (1526-1616) "el hazer las cosas bién hechas, y con perfeccion: porque cosa cierta es, que no solo todos los pecados (como diximos arriba) siño todas quantas faltas, è imperfecciones hazemos en el camino dela virtud, son por falta de mortificacion: porque todas son, ò por huir, y no padecer algun trabajo que sentimos en hazer lo bueno, y lo mejor, o por no abstenermos de algun gusto" leer en google books.

Louis Bourdaloue (1632—1704) " basta hacer las cosas que son de nuestro estado, de nuestra vocacion y de nuestro empleo: es necesario hacerlas bien, de manera que se pueda decir de nosotros con proporcion, lo que se decia del Hijo de Dios: Hizo bien todas las cosas (Mc 7,37)" leer en Google Books.

Jean Croiset (1656-1738) "has cumplido con todas tus obligaciones, cuando has cumplido perfectamente con las de tu estado: Bene omnia fecit: hizo bien todas las cosas. Este es el elogio que hacían de Jesucristo" leer en google books.

La Compañía de Jesús nació en el siglo XVI en medio de las disputas entre protestantes y católicos, y uno de los puntos focales de ello fue la cuestión de la salvación por la fe o por las obras. Por eso Ignacio de Loyola en los Ejercicios Espirituales dio indicaciones para el tema de las obras. Estas indicaciones no incluyen la doctrina del "hacer bien las obras", sin embargo algunos jesuitas intentaron atribuirla directamente a Ignacio de Loyola. Así por ejemplo Virgilio Nolarci leer en Google Books.

Una diferencia entre la santificación del trabajo y el "hacer bien las obras", que debe haber sido importante para Escrivá en el posconcilio [16], está en el hecho de que valorar la perfección del trabajo significa volverse hacia el bien que está en la criatura. Tomás de Aquino repite que la verdad está en el entendimiento, pero el bien está en las propias cosas (cf. Suma teologica I,16,1 leer en wikisource). Este volver a la criatura confiere al "hacer bien las obras" una intensidad secular que falta en la santificación del trabajo, que está más orientada al fin último. La contrapartida sin embargo es un aumento del riesgo de sobrevalorar el aspecto objetivo del trabajo.

Notas

[1] Burkhart y López incluyen extractos de un discurso de Pío XI, del 31 de enero de 1927 para la Acción Católica que menciona la santificación del trabajo. No encontré ese discurso en el sitio vatican.va. Algunos fragmentos pueden ser leídos en gloria.tv. En sus discursos, Pío XI hablaba de improviso, y generalmente no revisaba las notas que eran tomadas, y que por eso eran publicadas bajo responsabilidad de la persona que anotó (cf. Carlo Puricelli, Le radici brianzole di Pio XI, p. 24 leer en persee.fr). Es raro un papa mencionar la santificación del trabajo. Juan Pablo II lo hizo en un discurso en 1978 leer en vatican.va, y Francisco en Laudato sí n. 98 leer en vatican.va. Burkhart y López añaden un texto de un manual de la JOC que afirma que el trabajo unido al sacrificio de Cristo es oración, y asocian a ese texto el nombre de Ioseph Cardijn, aunque observando que Cardijn no consta como autor del manual.

[2] En el siglo XVII los libros usaban la expresión "santificar el trabajo". Sólo encontré la expresión "santificación del trabajo" a partir del siglo XIX. Pastoralmente, la expresión "santificar el trabajo" puede haber tomado como modelo el mandamiento "santificar el domingo", a fin de reaprovechar un mismo modelo pedagógico, basado en obligaciones y reglas prácticas. Esto puede ser percibido en varios libros. Por ejemplo, las Instrucciones familiares de Charles-Henri Janson (1734-1817) leer en google books enseñan a santificar el trabajo (p. 423), el estudio (p. 426), el comercio (p. 430), la comida (p. 437), la recreación (p. 439), las visitas (p. 443), las conversaciones (p. 445), aunque sin utilizar explícitamente el verbo santificar en todos estos casos. Los autores usaban también la expresión "santificar el propio trabajo". Escrivá la usó algunas veces, por ejemplo Conversaciones n. 35.

[3] El espíritu secular se manifestó de muchas maneras. En los siglos XVI y XVII la música secular tuvo una significativa evolución, en particular a través de Claudio Monteverdi (1567-1643), que fue el principal creador de la ópera. La Enciclopedia Británica dice que Monteverdi trabajó mucho para traer un espíritu secular moderno dentro de la música sacra leer en brittanica.com.

[4] Algunos autores dicen que Juan Calvino (1509-1564) creó la santificación del trabajo, pero no encontré en internet una explicación de ello acompañada de textos de Calvino, ni de cómo Calvino habría entendido la santificación del trabajo. En el ensayo sobre la ética protestante y el espíritu del capitalismo, Max Weber contrasta las dogmáticas protestantes, y defiende que la ascética calvinista apalancó la actitud que él llama "espíritu del capitalismo" (véase el siguiente texto de archive.org). Max Weber no identifica esta ascética a través de un nombre. Joan Estruch en el libro Santos y pillos se refiere a esa ascética calvinista a través del término "Bewährung" o "confirmación", y que en el inglés fue traducido por "proof", en la frase "the surest and most evident proof of rebirth and genuine faith" leer en archive.org (el original alemán puede ser confirmado en univie.ac.at). Estruch da el carácter de esa ascética al mencionar «el elemento que Weber habı́a considerado “especifico” del calvinismo: a saber, el carácter necesariamente “constante y metódico” del trabajo» (Santos y pillos 14.3.1 n. 2 p. 328 leer en Opuslibros, cf. texto anterior de archive.org). Estruch opina que ese mismo carácter existe también en el Opus Dei. Dámaso ofrece otro punto de vista leer en Opuslibros.

[5] En las búsquedas en google books, la expresión "saint devoir" surge en la segunda mitad del siglo XVII. Así como en la santificación del trabajo, se percibe en el deber santo la misma pérdida de la cara humana. El patrono es cambiado por un concepto abstracto. Pero el deber santo dio un paso que la santificación del trabajo no dio. Porque la santificación del trabajo tuvo escrúpulo de hablar en "trabajo santo". Esto sugiere que el deber santo tuvo un carácter más popular. De hecho, el deber santo tiene asociación con el movimiento obrero de los Compagnons du tour de France, también conocidos como Compagnons du Devoir, o Compagnonnage. Las informaciones históricas son escasas. El movimiento aún existe hoy leer artículo reciente en bbc.com. En cuanto movimiento obrero, tuvo filiación de miembros de diversos credos. De modo independiente de la Compagnonnage, la relación entre deber y santidad puede ser encontrada en muchos autores, por ejemplo L. López en edición de 1867 "Nosotros trabajamos realmente en nuestra santificacion cuando llenamos los deberes de nuestro estado y cuando nos hacemos capaces de cumplirlos" leer en Google Books.

[6] Dentro de un capítulo cuyo título es "Las nuevas estructuras económicas", Mousnier explica cambios ocurridos en el mundo del trabajo. "El mercader encontraba (...) clientes ávidos de elevar su nivel de vida y dispuestos a comprar productos de buena apariencia y baratos, aunque no fueran muy buenos". La necesidad de aumento de la producción para atender esa demanda exigió nuevos modos de ejercer el trabajo, porque las corporaciones de oficio artesanales no alcanzaban el volumen de producción que el capitalista necesitaba. "Los mercaderes resolvieron, pues, partir hacia los burgos, hacia el campo, llevando materias primas, herramientas, y volviendo más tarde para buscar el producto fabricado, contra el pago de salarios. Se encargaron también de venderlos. Introducían por todas partes nuevas herramientas, que las corporaciones rechazaban vender, como el pisón (...) Esta máquina disminuía la calidad pero doblaba la producción (...) De esta forma, los trabajadores, que ya no eran señores de los medios de producción, se transformaron de artesanos en obreros." Roland Mousnier, obra citada, p. 110 (traducido por google translate).

[7] "La Iglesia ha visto siempre «en la tríada tradicional oración-ayuno-caridad la forma fundamental para cumplir con el precepto divino de la penitencia»", José María Iraburu leer artículo en infocatolica. Aunque sin usar la expresión "santificación del trabajo", Pablo VI recomendó la vía del trabajo como penitencia. Es decir, en vez de practicar una mortificación desvinculada de sus actividades, vivir las propias dificultades del trabajo. "(la Iglesia) Ante todo insiste en que se ejercite la virtud de la penitencia con la fidelidad perseverante a los deberes del propio estado, con la aceptación de las dificultades procedentes del trabajo propio (...), Constitución Apostólica Paenitemini, 1966 leer en vatican.va. Sin embargo Pablo VI también enseñó otro motivo para trabajar, en el discurso en Nazaret del 5 de enero de 1964 "Gran motivo de obrar en el hombre es la obligación (...) para Cristo, que el Padre por amor ha dado al mundo, es la Ley del Amor" leer en vatican.va. Diecinueve días después de ese discurso, Pablo VI recibió a Escrivá, y sacó con él una foto que el Opus Dei editó ver en Opuslibros artículo de Stoner.

[8] en todos los autores del cuadro, la explicación de la columna de la limosna o servicio es la más difícil. Para Soanen, ya he notado en el texto que la explicación del sermón fue reductiva. En el caso de Salamó y Gelabert, la unión de méritos con el Salvador presupone la orientación al prójimo del espíritu sacerdotal. Y en el caso del catecismo de Reims, la sumisión subentende atender a otra persona, y no a sí mismo. Escrivá relaciona el servicio, por ejemplo, con adquisición de competencia (Es Cristo que pasa n. 50), con ascética (Camino nº 344), con la edificación de la ciudad terrena (Conversaciones nº 70), con apostolado (Conversaciones n. 90). El libro Vida cotidiana y santidad, de Burkhart y López, identifica "santificar a los demás con el trabajo" con apostolado (t. 3 p. 207).

[9] Jean Soanen fue un predicador del Oratorio. Después de su muerte fueron publicadas sus cartas en 1750 y sus sermones en 1767 (los sermones fueron republicados en 1830 leer en google books y en 1854 por Migne leer en google books). El prefacio de la edición de los sermones dice que fueron predicados en una época en que Soanen tenía la estima del rey Luis XIV, que murió en 1715 (t. 1 p. vi leer en google books). Algunos de sus sermones traen la indicación de que fueron pronunciados delante del rey. La mayoría de los sermones, incluso el sermón sobre el trabajo, no indican fecha. En los pocos que indican, la fecha varía de 1683 a 1695. Soanen fue ordenado obispo en 1696. Pero fue exiliado en 1727, tras una controversia donde se posicionó contra la bula Unigenitus de 1713, que condenó doctrinas jansenistas. De todos sus escritos, aparentemente sólo una carta y el testamento fueron colocados en el Index. El enlace anterior de la edición de 1854 presenta una anécdota según la cual Soanen era considerado un rigorista, pero concluye diciendo que era en realidad un orador simple, que prescinde de los ornamentos innecesarios. La wikipedia en inglés dice que Soanen era jansenista convencido. La wikipedia en francés dice que Soanen era simpatizante del jansenismo.

[10] Sobre los otros autores del cuadro, la edición catalana de 1755 del libro Regla de Vida, de Simó Salamó (Wikipedia) y Melchor Gelabert puede ser leída em google books. Este libro fue traducido al español, y tuvo varias ediciones, que adentraron en el siglo XIX. Después de una breve doctrina en torno a la penitencia, él da tres avisos para santificar el trabajo corporal de un modo práctico, y listo para ser vivido. Estas advertencias resumí en el cuadro. El catecismo de Reims tratare después, a causa del contexto del socialismo. Escrivá yo también tratare después, sin embargo la lectura de la fórmula triple como penitencia viene del hecho de que Escrivá imitó lo que otros autores escribieron a lo largo de por lo menos dos siglos, como se percibe en el cuadro (Escrivá no ofreció una explicación textual de la fórmula triple). El libro Vida cotidiana y santidad, de Burkhart y López, confirma la intención de Escrivá de abordar la vida en el mundo a través de la penitencia, pero al mismo tiempo intenta apartar la clave de lectura oración-ayuno-limosna «(san Josemaría) desea inculcar un "espíritu de penitencia" que esté presente en la entera conducta del cristiano. En vez de hablar de "ayuno, oración, limosna" prefiere poner ejemplos de que cualquier acto virtuoso puede tener carácter penitencial.» (t. 3, 2010, ISBN 8432142395, p. 381). La fórmula triple aparece al menos en Conversaciones n. 10, 18, 24, 55, 70, Es Cristo que pasa n. 45, 122 (en las obras póstumas, la homilía Sacerdote para la eternidad).

[11] Hay una semejanza de planes entre el sermón de Soanen sobre el trabajo y el ensayo de Max Weber sobre la ética protestante y el espíritu del capitalismo. Porque ambos inicialmente responden a la pregunta dogmática "¿por qué trabajar?". Soanen responde con la condena a comer el pan con el sudor de la cara de Gn 3,17-19. Max Weber responde contrastando la dogmática luterana, que rechaza la salvación por las obras, y la calvinista, que también la rechaza, pero en cierto modo recae en ella. A continuación, ambos pasan a la cuestión ascética "¿cómo trabajar?". Soanen responde con la santificación del trabajo, y Max Weber con una exposición larga que destaca la ascética calvinista. Y ambos lo hacen atentos al contexto socioeconómico, es decir, de un modo compatible con la racionalización capitalista. Los enfoques sin embargo son distintos. La de Soanen es pastoral y teológica, la de Max Weber es sociológica.

[12] En el Guía de Pecadores, Luis de Granada (1504-1588) también evitó los aspectos específicos leer en google books. Así como Soanen, Escrivá también presenta una doctrina de santificación del trabajo que es sólo genérica, pero al mismo tiempo exige los elementos específicos ("No creo en la rectitud de intención de quien no se esfuerza en lograr la competencia necesaria, con el fin de cumplir debidamente las tareas que tiene encomendadas", Es Cristo que Pasa n. 50). Sin embargo en Escrivá no encontré una afirmación clara como la de Soanen o la de Granada, diciendo que no instruyó en los deberes específicos. En vez de entrar en esos detalles, el Opus Dei prefiere aquella imagen sugestiva del "un suelo puchero" de Amigos de Dios n. 294 leer en escrivaobras.org. Así la nota "Ao Leitor", añadida postumamente en el libro Ascetica Meditata de Salvatore Canals. «Mons. Josemaría Escrivá, Fundador do Opus Dei, explicava que, no exercício do seu ministério, não tinha senão "uma panela" de comida, uma mesma doutrina com validade universal». Es claro que, en la práctica, esa "validez universal" se resiente de las dificultades de comunicación que viene de la falta de contenidos específicos comunes. Gervasio aborda la orientación de las personas en el Opus Dei sin el apoyo de una experiencia profesional común leer en Opuslibros.

[13] el reglamento de 1688 de la Cofradía de los comerciantes de Lyon es un caso de espiritualidad de trabajo no genérico. Esta Cofradía fue establecida por los padres Feuillants, que eran cistercienses, y desaparecieron en la Revolución Francesa. Ella tenía por lo tanto una herencia cultural de los monjes (Jean Soanen predicó a los Feuillants un sermón sobre el patriotismo en 1683 leer en google books). El patrono santo Homobono de Cremona se representa sosteniendo una bolsa de dinero ver en wikimedia. Sus virtudes coinciden con las cualidades necesarias para los negociantes de la época, y constituyen por ello una especie de código de calidad comercial. No exceder el precio justo p. 25, no permitir injurias en la tienda p. 25, pagar todas las deudas p. 25, afabilidad y modestia en las palabras p. 25, no prestar con usura p. 28 (he indicado las páginas del pdf descargado del google books, y no la numeración impresa en los varios folletos independientes que componen el volumen). El reglamento también incluye ocho meditaciones (p. 46-101) sobre el modo de santificarse en el comercio, sobre el nombre, la condición, y la vida matrimonial de santo Homobono, sobre el amor del prójimo, sobre el amor de santo Homobono por el prójimo, su muerte, y sus milagros. Ellos destacan de la Biblia textos que hablan de negocios como Lc 19,13 o Mt 13,45. El reglamento también desarrolla que los medios principales de santificación son sacramentos y oración, y explica por qué en el caso de santo Homobono la oración tenía una importancia peculiar p. 126. Las aprobaciones de las autoridades eclesiásticas y de los doctores pueden ser vistas a partir de la pág. 113.

[14] La política económica en España en el período del Concilio y posconcilio fue desarrollista. La Iglesia no estaba alienada de eso, Pablo VI abordó el tema en un discurso a empresarios de Barcelona en 1964 "vuestra Patria en que con fe en sí misma y confianza en el porvenir ve lanzadas fuerzas ingentes hacia metas de desarrollo económico" leer en vatican.va. La evolución del PBI de España en la década de 1960, en millones de dólares estadounidenses, según el Banco Mundial, está en el cuadro abajo. En el año 1968, el único en que hubo recesión, Escrivá publicó Conversaciones.

año

1960

1961

1962

1963

1964

1965

1966

1967

1968

1969

1970

PBI

12072

13834

16139

19075

21344

24757

28721

31647

31476

36039

40882

crecimiento

-

14.6%

16.7%

18.1%

11.9%

16.0%

16.0%

10.2%

-0.5%

14.5%

13.4%

[15] El primer jesuita que encontré hablando de santificación del trabajo, en un libro publicado postumamente en 1815, fue Jean Grou (1731-1803), que vivió en el exilio durante la supresión de la Compañía de Jesús. (leer en Google Books). Sin embargo, no usó el enfoque penitencial oración-ayuno-limosna. Yo volveré en ese asunto después.

[16] En Conversaciones n. 10, Escrivá dice que "Lo que he enseñado siempre -desde hace cuarenta años- es que todo trabajo humano honesto, intelectual o manual, debe ser realizado por el cristiano con la mayor perfección posible" (leer en escrivaobras.org). Esta doctrina, que los jesuitas predicaban usando el mote "hacer bien las obras", el Opus Dei llama la santificación del trabajo. En verdad el propio Escrivá habló en "trabajar bien" (Conversaciones nº 27), que es un nombre más adecuado para la doctrina de Conversaciones n. 10. Y tal vez por esa doctrina haber destacado en la institución, el Opus Dei publicó en 2016 un libro dando a él el título "Trabajar bien, Trabajar por amor", desplazando la expresión "santificación del trabajo" al subtítulo leer el ebook en opusdei.org.