Gracias a Dios, ¡nos fuimos!
Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?

La prodigiosa aventura del Opus Dei. Génesis y desarrollo de la Santa Mafia
Santa Mafia
Autor: Jesús Ynfante
Índice
Presentación
I. EL FUNDADOR DEL OPUS DEI
II. LAS BASES DE RECLUTAMIENTO
III. EL OPUS DEI Y LA IGLESIA CATÓLICA
Notas sobre "Camino", el manual del perfecto clerical-autoritario
FIN DEL LIBRO
 
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LA PRODIGIOSA AVENTURA EL OPUS DEI.
GÉNESIS Y DESARROLLO DE LA SANTA MAFIA

Jesús Ynfante

CAPÍTULO II: LAS BASES DE RECLUTAMIENTO
3. El Opus Dei en la enseñanza superior

Aun estando separado de la universidad, el CSIC era considerado un organismo universitario. La penetración realizada por la Obra de Dios en la enseñanza superior se realizó principalmente a través de lo que algunos denominan con acierto "el asalto a las cátedras universitarias".

Los objetivos que alcanzaron los socios del Opus Dei con la penetración lenta y progresiva en el escalafón universitario fueron, en los primeros años, objetivos de prestigio; aunque luego parte de ellos fueran enviados a Pamplona para legalizar con su status de catedrático numerario, la situación de la Universidad de Navarra.

En este sentido la Universidad de Navarra también representó un fortalecimiento para el Opus Dei; pues no hay que olvidar que el catedrático "crea escuela", la cual a su vez se dispersa, apoyándose mutuamente sus miembros en las nuevas oposiciones. Los catedráticos socios del Opus Dei, insertados en este mecanismo social, lo reforzaron con los métodos de apostolado que habían conocido durante su aprendizaje dentro del aparato burocrático de la Obra de Dios.

Aquello que Ibáñez Martín llamó "abrir de par en par las puertas a una generación no contaminada de pasados errores" iba a afectar en primer lugar a las cátedras universitarias. Gran parte de los hombres capaces de España, la mayor riqueza que un país posee, hijos del pueblo o que sólo habían incorporado a su lucha, fueron exterminados. Los fusilamientos, la cárcel, la depuración, fue el precio que pagaron en España quienes habían luchado contra todo lo que Franco representaba. El panorama de las cátedras era desolador, principalmente en Madrid y Barcelona, donde enseñaban los hombres más valiosos, y sus cátedras eran las más preciadas. El estado subsiguiente en que quedó España tras la guerra y el "impasse" político inicial de la segunda guerra mundial imposibilitó en un principio el funcionamiento normal de la universidad y de las cátedras universitarias.

La solución de urgencia fue el traslado a Madrid y Barcelona de mediocres catedráticos de provincias partidarios de Franco. "Es la época - como dice Antonio Fontán, militante del Opus Dei - en que llenan las filas semivacías de los claustros madrileños con la flor y nata de las universidades de provincias." [A. Fontán: "Los católicos en la Universidad española actual". Rialp. Madrid. Calvo Serer ha relatado una escena que tuvo lugar hacia 1950 en la embajada de España ante la Santa Sede: cuando en presencia del embajador Ruíz Jiménez, alguien dio a entender ante Escrivá que el Opus Dei iba al asalto de las cátedras universitarias utilizando toda especie de procedimientos, el fundador replicó agriamente que no veía como jóvenes bien dotados y consagrados a la Iglesia podían interesarse en ocupar injustamente puestos de profesores en oscuras universidades de provincia con riesgo de comprometer su salud eterna por un salario irrisorio (Daniel Artigues)]

Con Ibáñez Martín en el Ministerio de Educación nacional, los escasos, socios del Opus Dei no se beneficiaron de los traslados tanto como de las nuevas oposiciones que iban a ser convocadas para recubrir los huecos en el escalafón de catedráticos.

Se ha polemizado y vertido mucha tinta sobre el procedimiento de las oposiciones para catedrático en España y en donde se utiliza, desde el siglo pasado, el mismo mecanismo: el opositor a cátedra debe pasar una serie de pruebas ante un tribunal compuesto de cinco miembros. La diferencia con épocas anteriores estribó en que Ibáñez Martín, en calidad de ministro de Educación, nombraba a dedo entre 1940 y 1951 los cinco miembros del tribunal, saltándose así todos los reglamentos que establecían un turno entre los catedráticos numerarios de universidad para figurar como miembro en los tribunales de oposiciones. Este método expeditivo favoreció, sobre todo, a los socios del Opus Dei que ocupaban, desde la plataforma del CSIC, una posición inmejorable cuando se iniciaron las primeras oposiciones, que pronto se convirtieron en una operación política: el asalto de las cátedras.

No sólo fue el Opus Dei quien comenzó a aprovechar el vacío que existía en 1939 en la universidad española. La ACNP, por su parte, también inició el asalto de las cátedras. El Centro de Estudios Universitarios (CEU) constituía en 1941 un vivero de catedráticos de Derecho (en sólo dos años varios de sus profesores habían ganado oposiciones a la Universidad). La consigna del presidente de la ACNP fue entonces: "Opositar a cátedras". Martín-Sánchez Juliá decía también en 1941: "Nos falta el vivero de catedráticos de otras Facultades y de Institutos, y yo os ruego que me ayudéis a procurar que surja." Y pronto - cuenta A. Fontán, miembro del Opus Dei y rival de la ACNP - hubo catedráticos propagandistas de filosofía, literatura, ciencias políticas, económicas y veterinaria.

Sobre la convocatoria de nuevas oposiciones, observamos que estas oposiciones se realizan tardíamente y de un modo irregular porque la misma devastación de las cátedras, consecuencia del fusilamiento, el éxodo y la depuración de catedráticos republicanos, hizo aún más difícil el intento por parte del régimen franquista de poner otra vez en funcionamiento la universidad española. Puede asegurarse que hasta la promulgación, en 1943, de la ley de Ordenación universitaria no funcionaron con normalidad las cátedras y las universidades españolas. (Fuente: Escalafón de catedráticos numerario de universidad. Ministerio de Educación Nacional. Madrid, 1964.)

Los datos muestran que hasta octubre de 1940 no tienen lugar las primeras oposiciones y que después, durante cuatro meses de 1941 (febrero, marzo, abril y mayo), no se convoca ninguna oposición. No conviene olvidar que en aquel tiempo los concursos no se declaraban desiertos: oposición convocada equivalía a cátedra ganada por alguno de los concursantes. [Según A. Fontán, en la obra citada, de 1939 a 1959 se elevaron de setecientas a novecientas el número de cátedras universitarias en España. A este número deben añadirse las cátedras vacantes por causa de la guerra civil.]

La alta proporción entre las oposiciones libres y las oposiciones auxiliares se mantuvo parecida en 1940: 26-10; en 1941: 20-8 y en 1942: 22-11; ingresando los dos primeros miembros del Opus Dei por medio de oposiciones auxiliares: José María Albareda Herrera y Ángel Santos Ruiz "ganaron" ambos la fácil oposición en noviembre de 1940. Y si analizamos el número de cátedras por trimestre de los cuatro primeros años de la postguerra observamos que salvo el fuerte arranque inicial (noviembre de 1940), el número de oposiciones a cátedra se mantiene todavía elevado hacia 1942 y hasta algún tiempo más tarde el ritmo de convocatorias no llegará a descender manteniéndose desde entonces a un nivel medio considerado normal.

Los primeros miembros del Opus Dei, en las oposiciones a cátedra, aparte Albareda y Santos Ruiz, aparecen en 1942: González Barredo en el mes de abril; Botella y Orlandís en mayo; Calvo Serer, Rodríguez Casado y Jiménez Vargas en junio; y Díaz Domínguez en julio del mismo año, aunque el enrolamiento de éste último en el Opus Dei posiblemente tuvo lugar más tarde. Es el primer ataque en tromba a las cátedras por parte de los escasos miembros del Opus Dei. El reconocimiento legal del obispo de Madrid-Alcalá, Eijo y Garay, como "pía unión", el l0 de marzo de 1941, había sido una inyección de ánimo para todos ellos.

Por otra parte, es revelador el hecho de que tres de los siete nuevos catedráticos opusdeistas, Francisco Botella, Jiménez Vargas y Calvo Serer, junto con Lain Entralgo, también catedrático en 1942, proviniesen de Burjasot.

Considerado como "colegio de superdotados", el Colegio del Beato Ribera, de Burjasot, situado en los alrededores de Valencia, alberga becarios que cursan estudios universitarios y que gracias a una selección mantienen un alto nivel de rendimiento intelectual que ha dado fama al colegio. Junto con Calvo Serer, Botella y Jiménez Vargas, por Burjasot han pasado Suárez Verdeguer, López Ibor, Lain Entralgo, Palacio Atard y otros astros de la "intelligentsia" española.

Fundado por el arzobispo Juan de Ribera en el siglo XVII, el Colegio de Burjasot fue en la postguerra uno de los clásicos lugares donde el Opus Dei ha reclutado sus miembros. A ello colaboraba Antonio Rodilla, uno de sus promotores. Desde el final de la guerra civil, no ha habido curso en el que alguno que otro huésped del colegio no haya ingresado en el Opus Dei. [Artigues señala que en la década de 1950 el Opus Dei intentó infiltrarse metódicamente en Burjasot y que dos o tres becarios miembros de la Obra de Dios intentaron, a espaldas del director, hacer ingresar otros fieles del Opus Dei. Pero la maniobra fracasó finalmente a causa de la actitud firme de los otros pensionados. (Daniel Artigues: Op. cit., nota 7, p. 130.) Esta versión no concuerda con el testimonio de residentes y exresidentes, para quienes la penetración del Opus Dei en Burjasot ha sido lenta e ininterrumpida]

A fin de poder observar con más precisión el llamado "asalto a las cátedras", ofrezco a continuación una lista, por supuesto nada exhaustiva, de sesenta catedráticos numerarios de la universidad española vinculados al Opus Dei. Entre ellos se encuentran socios militantes del Opus Dei y algunos exsocios como Céspedes del Castillo e Ignacio de la Concha; viejos catedráticos incorporados como Cabrera Felipe o López Ibor u hombres que, tras ser aupados a la cátedra por el Opus Dei, lo han abandonado luego como Jordano Barca o N. Ramiro Rico; pero todos han poseído o poseen una clara vinculación al Opus Dei, ya sea como militantes o como simpatizantes, que les hace acreedores a figurar en la lista, en la que figura el año de su nacimiento y el año que ganaron la cátedra.

Cuadro 2. Catedráticos numerarios socios y exsocios del Opus Dei.

Año De Nacimiento la cátedra/Año que ganó

Alastrué Castillo, Eduardo 1913 - 1944
Albareda Herrera, José María 1902 - 1940
Alvarez de la Vega, Félix 1921 - 1950
Amat Bargues, Miguel 1910 - 1943
Arellano Catalán, Jesús 1921 - 1946
Balbín Lucas, Rafael de 1910 - 1943
Balcells Gorina, Alfonso 1915 - 1955
Baquero Goyanes, Mariano 1923 - 1949
Benitez Claros, Rafael 1919 - 1953
Botella Raduán, Francisco 1915 - 1942
Burillo Loshuertos, Jesús 1934 - 1964
Cabrera Felipe, Juan 1898 - 1920
Calvo Serer, Rafael 1916 - 1942
Candau Parías, Alfonso 1922 - 1957
Casas Torres, José Manuel 1916 - 1944
Céspedes del Castillo, Guillermo 1920 - 1949
Comellas García-Ueva, José Luis 1928 - 1963
Concha Martínez, Ignacio de la 1916 - 1944
Cotorruelo Sendagorta, Agustín 1925 - 1960
Díaz Domínguez, Diego 1899 - 1942
Ferrer Regales, Manuel 1927 - 1958
Floristán Samanes, Alfredo 1924 - 1955
Fontán Pérez, Antonio 1923 - 1949
Fuenmayor Champín, Amadeo de 1915 - 1943
García Hoz, Víctor 1911 - 1944
Garrido Arilla, Luis María 1930 - 1959
Gibert Sánchez de la Vega, Rafael 1919 - 1950
Gil Munilla, Octavio 1922 - 1949
González Álvarez, Ángel 1916 - 1946
González Barredo, José María 1906 - 1942
Guaita Martorell, Aurelio 1922 - 1958
Hervada Xiberta, Francisco Xavier 1934 - 1964
Jiménez Vargas, Juan 1913 - 1942
Jordano Barca, Juan 1924 - 1961
Larralde Barrio, Jesús 1920 - 1951
Lombardía Díaz, Pedro 1930 - 1958
López Ibor, Juan José 1906 - 1932
López Rodó, Laureano 1920 - 1945
Martín Pérez, Antonio 1919 - 1958
Millán Puelles, Antonio 1921 - 1951
Moreno Báez, Enrique 1908 - 1949
Orlandís Rovira, José de 1918 - 1942
Ors Pérez, Alvaro 1915 - 1943
Ortiz de Landázuri y Fernández de Heredia, Eduardo 1910 - 1946
Peñalver Simó, Patricio 1919 - 1957
Pérez-Embid, Florentino 1918 - 1949
Ponz Piedrafita, Francisco 1919 - 1944
Pulido Cuchi, Francisco 1913 - 1952
Ramiro Rico, Nicolás 1910 - 1952
Rodríguez Casado, Vicente 1918 - 1942
Rodríguez Rodríguez, Federico 1918 - 1961
Sánchez Bella, Ismael 1922 - 1950
Sancho Rebullida, Agustín de Asís 1921 - 1961
Santos Ruiz Angel 1912 - 1940
Saumells Panadés, Roberto 1916 - 1958
Senté Pérez, Salvador 1918 - 1945
Siguán Soler, Miguel 1918 1962
Suárez Verdaguer, Federico 1917 - 1948
Ullastres Calvo, Alberto 1914 - 1948
Vilas López. Lorenzo 1905 - 1944

La media de edad de todos ellos, ligeramente superior a 31 años, resulta discretamente elevada sin forzar los límites fijados convencionalmente, y que oscilan entre 25 y 35 años de edad, para un opositor a cátedra normal, Agrupando las cátedras por años se observa, a excepción de algunos años, una cierta regularidad hasta nuestros días que desmonta la tesis del intento por parte del Opus Dei de apoderamiento total de la Universidad española, su incapacidad, su frustramiento y su "atrincheramiento" posterior en Pamplona.

El Opus Dei, al contrario, sigue en nuestros días colocando gradualmente socios suyos en las cátedras y hasta ahora, no ha sufrido grave revés alguno: la penetración de los socios de la Obra de Dios en las cátedras universitarias españolas continúa siendo lenta y progresiva.

Un análisis selectivo de los tentáculos del Opus Dei no puede marginar un centro de enseñanza superior tan típico de la sociedad neocapitalista como el Instituto de Estudios Superiores de la Empresa en Barcelona. En el IESE se han formado algunos de los mejores cuadros del Opus Dei que a la cabeza de la mafia tecnocrática monopolizan hoy prácticamente el aparato de Estado en Espacia. El análisis del IESE sirve también para conocer la penetración del Opus Dei en la sociedad española, luego que el CSIC dejó de ser el nido político de la Obra de Dios, en 1951, y entró en funcionamiento la Universidad de Navarra de la que el IESE depende.

El Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (IESE) inició sus actividades docentes en octubre de 1958. Su doble objetivo era: "Por una parte, contribuir a la creación de una ciencia de la empresa fundamentada en la integración de sólidos principios cristianos y científicos; por otra, proporcionar a los hombres de empresa, el conjunto de ideas y conocimientos que les permita profundizar en la función profesional, social y humana de su cometido." [Félix Huerta: "El IESE" Nuestro Tiempo n° 136, octubre de 1965]

Para conocer el alcance del apostolado del IESE, centro de enseñanza superior adscrito a la Universidad de Navarra, conviene analizar, aunque sea brevemente, el poder social que representan sus diplomados. Hasta 1965, después de siete años de actividad docente, habían participado en los "cursos de perfeccionamiento" del IESE, 796 hombres de empresa.

Instalado en Barcelona, el Instituto de Estudios Superiores de la Empresa ha empezado a ocupar también un lugar destacado en el abastecimiento de cuadros para la gerencia de empresas españolas, especialmente en las de Cataluña. Esta labor de "formación de nuevos dirigente"s de empresas se inició durante el curso 1964-1965 utilizando el Programa "Master" en Economía y dirección de empresas que es una trasplantación completa del "Business Administration" americano. (El IESE mantiene desde su fundación estrechos lazos con la Harvard Business School de la Universidad de Harvard.)

Treinta alumnos obtuvieron diplomas en el Programa "Master" del primer año, y treinta y cuatro en el segundo. Los participantes tenían en su mayoría algún título universitario: de 34 alumnos en el curso 1965-1966, había 14 ingenieros, 9 abogados, 6 economistas y otros 4 licenciados universitarios. En la admisión existe un filtraje riguroso (en el curso 1964-1965 para 30 plazas convocadas se presentaron 117 candidatos); aunque luego 22 de los 30 candidatos aceptados, es decir un 70 %, disfrutaron de sustanciosas ayudas económicas.

En el IESE existe un comité que, con fondos donados por empresas y personas vinculadas al Opus Dei, otorga cuantiosas ayudas económicas. Por ejemplo, de los 22 alumnos subvencionados en el curso 1964-1965, 13 lo eran con beca y el resto en concepto de préstamos ["El Alcázar", 24 de junio de 1965] (895.000 pesetas en becas y l.935.000 pesetas en préstamos).

De acuerdo con las instrucciones que reciben los militantes del Opus Dei y que resume la frase "que cada palo aguante su vela", muy repetida por el Fundador, los responsables del IESE iniciaron "la aventura" con un préstamo de dos millones de pesetas del Banco Popular Español y desde entonces han crecido gracias a sus propios recursos. No se olvide que para todo socio del Opus Dei "un apostolado deficitario es un mal apostolado". Veamos cómo se desarrolló el presupuesto original: "El presupuesto de funcionamiento del IESE, y no hay una peseta de inversión en edificios, fue de dos millones el año 1958-1959, primero de nuestra existencia, el presupuesto de gastos de funcionamiento, de gastos no sujetos a ningún tipo de amortización, fue de dos millones de pesetas; el año 1959-1960 fue de cuatro millones; el año 1960-1961, de seis; el 1961-1962, de 10; el 1962-1963, de 13; el 1963-1964, de 18 millones. Sobre estas cantidades hay las cantidades invertidas en edificios que utilizamos actualmente, 250.000 palmos en Pedralbes, con tres edificios. El primer edificio puede costar alrededor de los 6 o 7 millones; el segundo, 16; el tercero, 9; los terrenos, 10. Sumado, cifra entre los 50 y 100 millones. El dinero de las inscripciones ha llegado a cubrir cada año aproximadamente el 50 % de gastos, pero el otro 50 % del presupuesto de gastos, más todo lo invertido en el inmovilizado, ha salido en primer lugar de la gestión de los elementos directivos del Instituto. Félix Huerta y yo [Antonio Valero] hemos recorrido muchos kilómetros por el mundo pidiendo dinero." [Memoria de la IV Asamblea de la Asociación de miembros del IESE. Pamplona, 19 y 20 de octubre de 1964. (Esta memoria de la IV Asamblea no se ha hecho pública; solamente se ha facilitado a los miembros de la asociación.) En Horizonte español 1966, tomo I, p. 247 y 252]

Este apostolado del Opus Dei entre los dirigentes de empresas - que forma, a su vez, uno de los tentáculos de la "mafia tecnocrática" - muestra claramente su táctica de penetración en este medio concreto. El núcleo de socios del Opus Dei en el IESE encabezado por el tándem Félix Huerta-Antonio Valero constituyó dos organizaciones paralelas (la Asociación de miembros del IESE y la Asociación de antiguos alumnos) y los clubs IESE. El reflejo de la estructura de la Obra de Dios aparece hasta en los menores tentáculos: la Asociación de miembros del IESE corresponde al núcleo motor del Opus Dei, la Asociación de antiguos alumnos a la corona intermedia y los clubs IESE a la corona exterior que acoge a la masa de simpatizantes. A través de tentáculos como el IESE, la Obra de Dios, la organización matriz, ha penetrado en grupos y capas de la sociedad española.

En relación con la totalidad del aparato burocrático de la Santa Mafia, la Asociación de miembros del IESE está situada en el área de militancia. Para Félix Huerta, "la Asociación de miembros del IESE constituye el órgano específico que encauza y realiza la continuidad de este labor permanente de formación a la que tiende el Instituto [...] La Asociación de miembros del IESE es agrupación de espíritu, amistad y trabajo". Lo más interesante es que sólo pueden pertenecer a la Asociación de miembros los diplomados en el programa de Alta dirección (dirigido exclusivamente a presidentes, directores generales y a miembros de los consejos de administración) y los profesores del IESE. [He aquí algunos miembros del personal docente del IESE : Abadía, J. de Arder, Carlos Cavallé, Francisco Domínguez del Brío, Juan Manuel Elorduy, Farrán, José Figuerola, Miguel Angel Gallo, Félix Huerta, Masifern, R. Meseguer, Mustienes, José Ocariz, Pereira, Pérez López, Rafael Pich, José María Rodríguez Porras, Bartolomé Roig, Antonio Subirá, Juan José Toribio, Antonio Valero y Juan B. Ginebra Torra] La Asociación de antiguos alumnos agrupa, en cambio, a los diplomados "en cualquiera de los programas". Los clubs IESE se plantearon para cultivar el área de influencia y dar cobijo a los "compañeros de viaje."

Los textos extraídos de la Memoria de la IV Asamblea anual de la Asociación de miembros del IESE, celebrada en Pamplona los días 19 y 20 de octubre de 1964, son suficientemente reveladores para mostrar los designios, el montaje y utilización de una complicada estructura "apostólica" con diferentes niveles de prestigio: "Es necesario intervenir en asociaciones de empresa, institutos, sindicatos [...] Consideramos que es un deber actuar de la forma necesaria para conseguir directivos en estas instituciones [...]

Asimismo es necesario que las lleven por los cauces que señala su propia razón de ser [...] Asimismo es necesario crear las organizaciones colectivas que cumplan con las exigencias del momento".

"Sin duda debe colocarse el granito de arena donde se engendrará la perla. Y de ahí que sea interesante considerar los medios adecuados para fomentar y facilitar la promoción de empresas entre los miembros, o entre éstos y otros empresarios. También la fusión o asociación de empresas será un objetivo de acción colectiva. [...] Se estima de interés considerar los siguientes caminos para la difusión de nuestra doctrina: 1) Posibilidad de hacer declaraciones a la prensa detallando bien que [...] no es, ni mucho menos, opinión del IESE o de la asociación [...] 2) Posibilidad de hacer declaraciones dirigidas a la administración y organismo correspondiente, con [...] las mismas salvedades [...] 4) La creación de los clubs como fuente y plataforma de la actividad social de los miembros."

"Esta dirección y sucesión [de los clubs] estará sólo a cargo de los socios activos [que deberán ser miembros del IESE]. En el consejo directivo deberá haber siempre un representante del IESE [...] Hagamos que pasen por el IESE los directores de empresas de mayor calidad profesional entre nuestros amigos."

En el documento n.º 2 del Club IESE se dice: "El órgano que ostenta la máxima autoridad dentro del centro del club IESE, tanto en lo referente a gestión como soberanía, deberá estar constituido en su mayoría absoluta por miembros de la Asociación de miembros del IESE, que serán a su vez los únicos elegibles para cargos de presidente, vicepresidente y secretario [...] Podrán ser socios de un centro de club lESE, todas las personas que ocupen en una empresa mercantil posiciones de alta dirección u ostenten cargos cuyas decisiones puedan afectar al entorno económico-político-social de las empresas mercantiles. El club recibirá apoyo financiero del Instituto [...] "

El CSIC, sin embargo, siguió siendo la matriz del Opus Dei hasta 1951. La experiencia más interesante que realizaron los socios de la Obra de Dios durante los doce años que usufructuaron impunemente su presupuesto, fue quizá la revista "Arbor".

No sé quien dijo, sin duda algún orteguiano, que cada vez que una generación se asoma al terrado de la vida, parece que la sinfonía del mundo tiene que atacar un tiempo nuevo. Los socios del Opus Dei, el grupo de intelectuales de la Obra de Dios, ni eran generación ni estaban aún en el terrado de la vida; pero tenían dinero y medios suficientes en el CSIC para editar una revista y entonces apareció "Síntesis".

En el artículo inicial, "Síntesis" (como la revista), Raimundo Pániker exponía su carácter y objetivos: "Una idea autónoma, llena de ambición, independiente [...] y que surgía como proyección de un empeño espontáneamente unitario, lleno de potencia creadora, de poder renovador." Su primer número estaba fechado en Barcelona en marzo de 1943. Sus promotores eran Rafael Calvo Serer, Raimundo Pániker y Ramón Roquer, es decir, parte del equipo del Opus Dei que estaba instalado en la activa delegación barcelonesa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas; pero pronto, y por mediación de Fray José López Ortiz, el esfuerzo se hace más ambicioso y toma forma como revista general del CSIC. Es el nacimiento de "Arbor".

"Arbor" aparece en Madrid como revista trimensual y órgano general del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, con el subtítulo de "Revista general de investigación y cultura" y con el emblema del árbol luliano de las ciencias en la portada. La tirada del primer número, correspondiente a los meses de enero y febrero de 1944, fue de 1.000 ejemplares. La dirección de la revista, instalada en la sede central del CSIC, estuvo en manos del que luego pasó a ser obispo de Tuy. Miembros de la redacción de Madrid en esta época fueron: Rafael de Balbín, Enrique Gutiérrez Ríos, Alfonso García Gallo, Guillermo Lohman, José María Sánchez de Muniain, María Jiménez Salas, Dalmiro de la Válgoma, José Maldonado, Ángel González Alvarez, etc.

En Barcelona, con Raimundo Pániker al frente, existía otro grupo de redactores entre los que se contaban Ramón Roquer y Jaime Bofill.

"Arbor" llevó una vida apagada en estos primeros tiempos, y sólo gracias al esfuerzo de Balbín y María Jiménez Salas, la revista pudo mantener su existencia.

En octubre de 1946, se reorganiza la revista siendo designado director José María Sánchez de Muniain y, como secretario de redacción, aparece Calvo Serer que había estado algún tiempo ampliando estudios en el extranjero. En enero de 1947, Calvo Serer se marcha de nuevo, esta vez a Londres, siendo nombrado secretario de redacción Florentino Pérez-Embid. José María Sánchez de Muniain, miembro de la ACNP, abandona por entonces la dirección de la revista.

Ya se advierte el papel de aglutinador del CSIC y de la revista: en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y actuando "Arbor" como señuelo ideológico, muchos clerical-autoritarios de la universidad española llegan a conocer el Opus Dei; todo ello envuelto en un silencio y una discreción admirables. En las páginas de "Arbor" van apareciendo nombres algunos de los cuales llegarán a ser luego miembros relevantes del Opus Dei: Federico Suárez Verdeguer, Juan Roger Verdeguer, Angel López-Amo, Pablo Tiján, Alvaro de Ors, Florentino Pérez-Embid, etc. Este último, testigo principalísimo de estas captaciones, diría: "Esto ya no fue fruto del azar, sino indicio del propósito, más tarde consciente, de reflejar el cambio intelectual que estos jóvenes empezaban a producir en la vida española." [Florentino Pérez-Embid: "Breve historia de la revista Arbor". Arbor, Madrid, marzo de 1952. Pérez-Embid fue secretario de redacci6n de la revista desde enero de 1947. "A partir de este momento - ha declarado él mismo - mis noticias sobre la vida de la revista, sobre el funcionamiento interno de la redacci6n sobre sus afanes o sus dificultades internas o externas, tienen valor de testimonio."]

Calvo Serer, entonces subdirector del Instituto de España en Londres, hacía frecuentes viajes a la península, manteniendo pese a las distancias su papel de animador y pionero intelectual del núcleo de ideólogos.

Siguiendo la apretada historia del equipo de "Arbor" en estos años, relatada por Florentino Pérez-Embid en la propia revista, puede detectarse la tardía toma de conciencia del más importante núcleo de "ideólogos" del Opus Dei y cómo ésta se realizó por medio de tertulias, banquetes y en el Ateneo madrileño. Decididamente, la Obra de Dios utilizaba los mismos medios que la burguesía ilustrada en España, pero con un siglo de retraso.

Respecto a "las tertulias", Florentino Pérez-Embid reconoce que:

"El año 1949 nos trajo a los hombres de "Arbor" la consolidación de una coherencia intelectual y una coordinación de puntos de vista muy superiores a las que con anterioridad habíamos tenido [...] La tertulia de "Arbor", en Pinar 21, adquirió en 1949 una función clara y una constancia eficacísima [...] No fue ajena a nada de esto la dirección intelectual efectiva de Rafael Calvo, que - vuelto de Londres - sustituyó a Raimundo Pániker en el cuadro oficial de dirección."[Pérez Embid]

En cuanto a "los banquetes", se sabe que "el 9 de enero de 1951, un grupo de amigos de Arbor organizó un banquete en homenaje a los seis colaboradores que durante el año anterior habían alcanzado una cátedra universitaria: Antonio Fontán, Enrique Moreno Báez, Mariano Baquero Goyanes, Rafael Gibert, Ismael Sánchez Bella y Josué María Jover; y a Rafael Calvo Serer que acababa de obtener el Premio Nacional de Literatura "Francisco Franco"[Pérez Embid]

La actividad que desarrolló el Opus Dei en el Ateneo madrileño merece, en cambio, ser analizada más despacio. Como señaló Pérez-Embid, "el año 1951 centra para Arbor una nueva actividad fundamental. Por iniciativa de la revista, el Ateneo de Madrid -presidente: Pedro Rocamora- organizó dos cursos de lecciones sobre "Balance de la cultura moderna" y "Actualización de la tradición española", en los cuales los hombres de Arbor encontraron la primera oportunidad amplia para dar a conocer de manera sistemática, y en círculo más extenso que el de la revista misma, el núcleo de ideas que da fisonomía a la colección de sus números"[Pérez Embid]

En efecto, con la salida de Ibáñez Martín del ministerio de Educación nacional, en 1951, la actividad del Opus Dei en el CSIC y en la enseñanza superior se vio frenada por Ruiz Giménez quien, designado nuevo ministro de Educación, impuso de nuevo los mecanismos automáticos en los tribunales de oposición reduciendo, al mismo tiempo, "las actividades extracientíficas de algunos socios del Opus Dei. Escrivá había dejado Madrid, instalándose en Roma en 1946. Alvaro del Portillo y Salvador Canals habían precedido al Fundador unos meses antes.

Encontrándose incómodo en su nido, habiendo sido reconocido además en 1950 como Instituto secular de Derecho pontificio, el Opus Dei apareció en la vida pública de la dictadura por medio de más conferencias en el Ateneo madrileño; aunque el gran salto, su verdadero lanzamiento, se había realizado calladamente desde 1939, gracias a los recursos del CSIC y a sus tentáculos, especialmente sus delegaciones en el extranjero.

4. El Opus Dei en la enseñanza media
5. Los Colegios Mayores y la Universidad de Navarra

 

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