DuoDinamico :
Catecismo
de la Obra: capitulo 'Salida'
(7ª edición, 14/2/2003, p. 52-55)
Dúo Dinámico, 1 de marzo
de 2004
Pensando a los fieles de la Obra que se hacen preguntas sobre
su pertenencia a la Prelatura, o a quienes hayan dejado la
Obra y siguen con dudas de conciencia, queremos publicar los
puntos del Catecismo de la Obra que hacen referencias al proceso
de salida, haciendo también algunos comentarios al
respecto. Nos parece sumamente importante saber exactamente
los derechos y deberes que se tienen en esas circunstancias
muy peculiares de la vida de uno. Esta clarísimo para
nosotros que cada persona tiene como primer deber buscar la
voluntad de Dios para su vida. Por eso, si a uno le parece
que se equivocó cuando ha pedido la admisión
en la Obra (cualesquiera que sean las razones), tiene que
buscar con mucho cuidado cual es la voluntad de Dios para
él mismo, cual es su camino de vida cristiana y actuar
en consecuencia...
Lo primero en esas circunstancias es ahondar en la oración,
buscarse algún lugar donde uno llega realmente a rezar
frente a Dios, en el fondo de su conciencia para tratar de
entender lo que Dios le está pidiendo para su vida.
Es importante que aspectos secundarios (amistades con otros
de la Obra que se podrían perder, posible perdida del
trabajo, el miedo de tener que rehacer su vida, etc.) no vengan
a interferir en la toma de una decisión tan importante
(aunque puedan interferir en el proceso, como por ejemplo
buscarse otro trabajo antes de pedir la salida de la Obra),
y también es importante tomar el tiempo necesario para
llegar a tomar una decisión (seguir en la Obra o pedir
la salida).
Ese tiempo depende de cada persona y de la capacitad de encontrarse
de verdad a solas con Dios. Puede ayudar el hecho de pedir
consejo a otras personas, pero está clarísimo
que es una decisión sumamente personal; no hay nadie
que pueda tomar este tipo de decisión para otra persona.
Allí, puede ayudar buscar el consejo de algún
sacerdote o laico que nos entienda de verdad y nos respete
(que no nos vaya a meter más presión en la conciencia,
pero simplemente para que nos ayude a aclararnos y nos ayude
a buscar la voluntad de Dios para nosotros). Hay muchas personas
así en la Obra, pero hay que buscarlas (también
para eso están disponibles los Orejas de Opuslibros
o algún buen amigo que nos comprenda). Por eso, es
también importante llegar a tener la suficiente libertad
interior para llegar a este tipo de decisión (repetimos:
sea quedarse o irse. Aquí no estamos para hacer que
alguien se vaya de la Obra. Pero si alguien busca otros elementos
de reflexión y eso le ayuda a encontrar lo que Dios
espera de él, tratamos de darle puntos de referencia
que le permitan tomar una decisión más ponderada).
También queremos añadir comentarios a ciertos
puntos que no nos parecen adecuados y que, a nuestro parecer,
sería muy bueno que cambiaran.
Parte 1 : Capitulo V: Salida de la Obra (qq 77-85)
77) Pregunta :¿De qué modo conduce el espíritu
del Opus Dei a la perseverancia de sus fieles?
Respuesta: El espíritu del Opus Dei conduce a que
la perseverancia de sus fieles sea, en todo momento, la consecuencia
del deseo constante de servir libremente al Señor y
de buscar la santidad propia y la ajena.
Letra pequeña: De este modo, cada uno
siente la responsabilidad de que si persevera en la Obra es
porque ejercita su propia libertad -in libertatem gloriae
filiorum Dei-, sin que sea posible ninguna coacción.
Por eso, si algún miembro desistiera de perseverar,
se le ayudaría con todo cariño para que reaccionara;
si, a pesar de esa ayuda, abandona la vocación, se
le procura atender espiritualmente y, si lo desea, se le puede
nombrar de Cooperador. Otra consecuencia de este espíritu
es no dejar que se pierda para el apostolado y, en lo posible,
para la vocación, ningún alma que se acerque
a la Obra.
Un aspecto muy sorprendente de este punto del Catecismo es
que no deja ningún espacio para la posibilidad de que
una persona hubiera podido equivocarse al pedir la admisión
en la Obra. Al contrario, se dice 'si, a pesar de esa ayuda,
abandona la vocación'. Por lo que, según los
autores del Catecismo, las personas de la Obra que se van,
están abandonando su vocación. No existen otras
explicaciones. De ser así, no es de extrañar
que los directores hagan tanta presión para que la
gente no salga de la Obra, para que la gente no se alejen
de su camino, ya que -siguiendo este razonamiento- después
de haber pedido la admisión, seguir en la Obra se convierte
como único camino para vivir su vida cristiana. Ya
no hay otro camino valido. En consecuencia, los directores
piensan tener el deber de decirlo así a los que dudan,
porque si no lo hicieran así, tendran que dar cuentas
a Dios en el día de su juicio por la ayuda -o la falta
de ayuda- que hayan proporcionado.
Es interesante darse cuenta de esto porque explica la fuerte
presión que se pone sobre las almas. Y, además,
se hace con buena intención. Eso indica como realmente
es el aspecto institucional el que prevalece sobre la busqueda
del bien de las almas. Explica también que esa presión
sobre la conciencia puede venir de personas (directores) amigas
porque piensan que hacen lo mejor para la persona, pero el
mismo tiempo están incapacitadas para escuchar a la
persona que duda. Si el único punto de partida para
razonar es que uno tiene la vocación, una vez que alguien
haya pedido la admisión -y todavía más
si llego a hacer la Fidelidad-, entonces lo único que
cuenta es el deber de fidelidad, no hay posibilidad, no hay
espacio para el diálogo, para tratar de explicitar
el porqué de las dudas. Toda duda y razón quedarán
en segundo plano frente al deber de fidelidad para seguir
en la Obra como única manera de seguir su vida cristiana.
En la misma linea va la última frase de este punto.
También en el apostolado, hay que procurar que todas
las almas se acerquen a la Obra y, en lo posible, piden la
admisión. Siempre porque se piensa que eso es lo mejor
para las almas (cfr. el escrito de don Antonio Ruiz Retegui
'Lo mejor').
De nuevo, no se busca lo que conviene a cada alma, sino más
bien que acaben por pedir la admisión porque eso es
el mejor camino de vida cristiana. No vamos a alargarnos en
este punto ya que lo hemos tratado largamente en el escrito
sobre 'Los Faroles'.
Por último, deseamos sugerir una nueva redacción
del punto del Catecismo citado ya que nos parece que dada
su estructura sintáctica causa las confusiones anteriomente
dichas.
Pensamos que para que los términos "conducción"
y "abandono de la vocación" no se malinterpreten,
y para que se deje totalmente claro que la perseverancia es
una cuestión de absoluta libertad, quizá se
podría decir algo tan sencillo como:
--- ¿De que modo invita el espíritu del
Opus Dei a la perseverancia de sus fieles?
El Opus Dei, conforme su espíritu, invita a que
la perseverancia de sus fieles sea consecuencia de su deseo
personal, libre y constante de servir al Señor y buscar
la santidad propia y ajena en ese camino particular.
Y se aclararía a pié de página: Todos
los fieles gozan de total libertad para dejar la institución
conforme lo dicte su conciencia. A quienes tengan dudas vocacionales
se les brindará con cariño, respeto y considerando
sus circunstancias personales, toda la ayuda espiritual necesaria
para que aclaren su situación y puedan decidir prudentemente
conforme lo que Dios pida a cada uno. A quienes opten por
salir se procurara atenderlos espiritualmente y, si lo desean,
se les puede nombrar cooperador.---
De esa manera no se confunde la "conducción"
del "espíritu" por encima de la libertad
personal para continuar o no en la institución. Además,
queda de manifiesto que la libertad y gloria de los hijos
de Dios -su autodeterminación activa a amarle y amar
a los demás por Él- se puede vivir igualmente
en el camino de la Obra o fuera del mismo.
78) Pregunta: ¿Pueden dejar la Obra los fieles
que todavía no han hecho la Oblación ? [Nota
: la Oblación es la primera incorporación juridica
que se hace en la Obra, después de al menos un año
y medio de la pedida de admisión o a los 18 años
para los que pidieron la admisión como aspirante antes
de los 16 años y medio].
Respuesta: Los fieles que todavía no han hecho
la Oblación pueden, en cualquier momento, dejar la
Obra; y el Prelado o el Vicario Regional pueden también
disponer la salida de esos miembro, si no los encuentran con
las aptitudes oportunas.
Este punto y los siguientes relativizan un poco el anterior,
ya que queda más claro que hay libertad para salir
de la Obra. En el caso de los que no han hecho la Oblación
es lo más facil. Es suficiente decir a los directores
que uno ya no quiere seguir en la Obra y queda automaticamente
fuera. No hace falta esperar ninguna respuesta por parte de
los directores. Pasa lo mismo por parte de las autoridades
de la Obra. Pueden decidir en cualquier momento que alguien
no tiene que seguir (porque no tiene las condiciones idóneas
y entonces eso sería un signo que no tiene vocación).
Sin embargo, es experiencia común que los directores
no tan fácilmente van a dejar que alguien salga de
la Obra si ellos no lo ven, y que van a tratar de 'hacerle
reaccionar' como se dice en el punto 77. Por eso, aunque se
diga que los fieles de la Prelatura que no han hecho la Oblación
tienen el derecho de dejar la Obra, no se lo facilitarán
si los directores no lo ven así.
Uno tendrá que dejar claro que su decisión
es firme e irrevocable, porque los directores aprovecharan
cualquier vacilación para tratar de hacerle volver
sobre su decisión (siempre buscando lo que piensan
es 'lo mejor' para un alma, es decir seguir en la Obra).
Sabemos que por ese motivo muchos se han quedado en la Obra
durante años y años a pesar de que veían
que no era su camino, que veían que no iban a vivir
toda su vida en la Obra. Esto a la larga es dañino
y destructivo tanto para la persona que persevera sin quererlo
en conciencia, como para la Obra.
79) Pregunta: ¿Qué conviene hacer si, antes
de su incorporación a la Prelatura, se ve que una persona
no debe seguir como Numerario o Agregado?
Respuesta : Si, antes de su incorporación, se ve que
una persona no debe seguir como Numerario o Agregado, pero
tiene vocación a la Obra, puede quedar como Supernumerario.
Antes de la Oblación, existe la posibilidad de pasar
de Numerario o Agregado a Supernumerario, en el caso que los
directores lo "vean conveniente". Lo puede pedir
el interesado, pero normalmente (si los directores no lo ven
así y que les parece que tiene las condiciones para
seguir como Numerario o Agregado) lo más probable es
que se le dirá que es una falta de generosidad y se
le denegará el permiso.
Aquí lo interesante está en que algunos directores
de la Obra no suelen aceptar la "alternativa" por
parte del interesado siendo uno de sus derechos si tiene la
"vocación al Opus Dei". Y el punto está
en que no se trata solo de lo que los directores "vean"
sino también de lo que el interesado ve en su conciencia.
El argumento utilizado para denegar el cambio generalmente
es el antedicho: si uno tiene las "cualidades" para
ser numerario o agregado ¿por qué ser tan poco
"generoso"? Ese razonamiento puede terminar siendo
un abuso de autoridad espiritual que impone externamente un
modo de vida. La vocación no es sólo cuestión
de las "condiciones" que se perciban desde fuera,
sino también de lo que el interesado con rectitud de
conciencia ve cara a Dios. Además, nos parece despectivo
respecto la condición de los supernumerarios, porque
entonces sería ver su vocación como algo de
menor "rango", siendo que en principio en la Obra
todas las vocaciones son iguales -excepto en cuanto a la disponibilidad
de tiempo para determinadas funciones de gobierno y actividades
apostólicas-, pero la generosidad hacia Dios es la
misma ya que en principio todos toman del "mismo puchero".
Una persona puede perfectamente tener "vocación
a la Obra" y haberse equivocado al inicio respecto la
"concreción" de ese llamamiento, y pedir
el cambio a supernumerario conforme conoce de qué va
la vida de numerario o agregado y se da cuenta que el modo
de vida, la aplicación de la praxis, rebasarán
sus capacidades o no son lo que esperaba ni quería
como medio de santidad "en medio del mundo". "Conducirlo"
o sugerirle que "tiene condiciones" o que optar
por otra cosa sería "falta de generosidad"
puede violentar su conciencia y "obligarle" a seguir
por el miedo o deseo de no fallarle a Dios, pero eso tarde
o temprano terminará rompiéndolo por dentro
precisamente porque internamente no era lo que deseaba ni
podía realizar.
Parte del problema también viene en que en los medios
de formación iniciales no se habla claramente de la
opción. Quizá se explique y se mencione alguna
vez, pero no se repite continuamente que uno tiene libertad
para otra cosa. Más bien se repite por todos los medios
posibles, conforme la "psicología del anuncio",
que la vocación es eterna, que Dios la quiso "desde
antes de la constitución del mundo" para cada
uno; que Dios no "hizo una silla para ponerla patas arriba
y utilizarla de perchero"; que no se puede "mirar
atrás y dejar el arado"; que Dios requiere "almas,
almas de apóstol" para Él y para su gloria;
que la "fidelidad es felicidad" -entendiendo por
fidelidad la permanencia como numerario o agregado-; que quien
se salga de la "barca
de la Obra" se perderá; etcétera.
No negamos la existencia de la vocación ni la posibilidad
de realizarse conforme el camino de la Obra. Lo que cuestionamos
es que no se hable más de que existen otras opciones
-y entre ellas la libertad de dejar la Obra con toda paz interior-
y que no se enuncien con la misma frecuencia que los otros
mensajes (cosa que debería hacerse cuando menos hasta
que se opte por la incorporación definitiva -fidelidad-).
80) Pregunta: ¿Pueden dejar libremente la Obra
los fieles incorporados a la Prelatura?
Respuesta: Los fieles incoporados temporalmente a la Prelatura
pueden libremente abandonar la Obra, una vez pasado el término
para el que hicieron la Oblación.
Letra pequeña: En cambio, si alguno
desea salir voluntariamente antes de cumplirse este plazo,
o después de haber hecho la Fidelidad, necesita la
dispensa que exclusivamente puede ser concedida por el Prelado
del Opus Dei.
Otra vez, se indica claramente que cada fiel de la Prelatura
es libre para dejar la Obra si lo quiere. En el número
78 se decía para los que no han hecho la Oblación,
aquí para los que han hecho la Oblación o la
Fidelidad. La diferencia está en el momento en que
juridicamente se puede dejar la Obra. Para los que han hecho
la Oblación pero no la Fidelidad, lo más facil
es de salir de la Obra el 19 de marzo, cuando normalemente
se tiene que renovar, ya que el término del que se
habla es para todos el 19 de marzo. Es suficiente no renovar
ese día para quedar automaticamente fuera de la Prelatura.
Si se quieren evitar situaciones confusas en relación
con la perseverancia que plantean con coacción algunos
directores, es mejor decir antes que se piensa no renovar.
Si no se hace así o si uno esta dudando, lo más
probable es que aprovecharán la situación para
tratar de que se siga en la Obra por un año más.
Eso es posible para uno que no haya renovado el mismo 19 de
marzo 'sanando' la renovación, es decir que los directores
pueden otorgar el permis
Publicado el Monday, 01 March 2004
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