El fundador del Opus Dei, el Santo Marqués de Peralta, solía decir que sus seguidores debían ser santos, pero, a la vez, pícaros en en el mundo en que se movían. Esto ha quedado ahora patente con la carta navideña que el director general del Colegio Retamar, José Luis Alier, ha dirigido a padres, profesores y alumnos para obtener fondos con los que sufragar los gatos que van a suponer la construcción del nuevo oratorio general y el salón de actos de este centro docente, que es obra corporativa de la prelatura. El texto nos ha sido facilitado por Qwerty en Opuslibros de 7 de enero de 2008. Expliquemos algunos hechos.
 
El Colegio Retamar es una obra corporativa del Opus Dei en Somosaguas, zona residencial de lujo cercana a Madrid, donde residen personas de alto nivel económico. Yo estuve acudiendo tres veces por semana entre 1977 y 1982 para atender a los padres de los alumnos de la sección de tarde-noche, que tenían muchísimo menos nivel económico que los de la mañana. Esto hizo que yo estuviera al corriente de la construcción del oratorio que ahora se pretende derribar y que, según el director general, tenía un aforo escaso para las necesidades ordinarias del colegio y falta de condiciones para las misas del colegio. El valor estimado, según un primer presupuesto, es de 5 millones de euros, más de ochocientos millones de las antiguas pesetas. 
 
Para hacer una labor apostólica con los padres de los alumnos de la sección de tarde (en un primer momento se llamaba la sección nocturna), yo contaba con cinco supernumerarios, de los que la mayoría trabajaba en el propio Colegio Retamar. Con el tiempo, fueron pitando algunos padres y se llegaron a formar hasta dos grupos de supernumerarios. Las últimas noticias que tengo es que de aquellos primeros la mayor parte de ellos no han continuado en la Obra.
  
Cuando dejé de atender a los padres de la sección de estudios de tarde de Retamar seguí de lejos la vida del colegio. En algún caso me fue fácil, pues algunas de las misas y bendiciones con el Santísimo para los agregados en las principales fiestas de la Obra, como San José o el 2 de octubre se celebraban en el oratorio que acababa de de ser construido sin escatimar gastos.
 
Algunos de los principales sitios dentro del oratorio, como el altar, contaban con mármoles de alto valor. El fundador solía decir que al Señor había que entregar lo mejor. Si entre dos enamorados se hacían regalos de oro y piedras preciosas, a Dios no se le iba a ser menos generoso. Y esa era una de las características que tenía esta parte del Colegio Retamar, que también contó el desembolso de muchos padres. Ahora, con otros planteamientos, los responsables del centro parecen haber olvidado que menos de veinticinco años antes lo consideraron válido.
 
Los que llevábamos muchos años de pertenecer al Opus Dei, pudimos enterarnos en tertulias de algunos detalles de cómo se había ocultado cosas a los padres. Los responsables del colegio decidieron dividir el oratorio en partes y que cada uno pagara lo que deseara.  Por ejemplo: las distintas partes del altar, las lámparas, el sagrario, etc. Éste último tenía un gran atractivo a la hora de aportar dinero. Así lo descubrieron los responsables del colegio. Muchos padres pensaron que aportaban dinero para el sagrario, cuando en realidad se destinaba a otras partes del oratorio. Empleados del colegio lo explicaron en tertulias para agregados "mayores".

Pues bien, ahora, en nombre de "falta de condiciones para las misas" se trata de destruir una considerable inversión de dinero que aportaron unos padres y unas personas  hace veinticinco años. Los mármoles del altar serán destruidos para construir un nuevo oratorio que tiene un coste de varios millones de euros. La Obra es generosa al exigir dinero a los demás, pero no para darlo a quien lo necesita. ¿Este oratorio será realmente el definitivo? Lo dudo.

NACHO FERNÁNDEZ