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 Tus escritos: Cómo logré escaquearme de la maldición del rejalgar.- Isabel Nath

040. Después de marcharse
Isabel Nath :

Hola a todos y hola especialmente a Jacinto (y un abrazo grande!),

Querido Jacinto,

como era de esperar ya has recibido muchas respuestas acerca de lo que es para algunos la maldición del rejalgar. Me parece que cada uno de los que han escrito dibuja una pincelada y todos juntos componen un retrato bastante ajustado seguramente de lo que sería la tremenda maldición. Yo voy a poner mi granito de arena, que quizás solo es válido para mí, pero quizás a alguien le puede sugerir algo. Y es un granito de arena muy práctico porque se basa en qué hice yo para escaquearme de la maldición del rejalgar, que como decía Zartán, haberla haila, como as meigas... (léase esto último con acento gallego). También sacaré algunas consideraciones o conclusiones más generales, pero pocas.

Lo que a mi me pasó fue esto: yo era numeraria y vivía en una ciudad a 500 km de la mía. Cuando me tiraron volví a mi ciudad de origen, Valencia. Hacía 3 años que no vivía allí, y si a eso añadimos que en el Opus Dei no se pueden cultivar las amistades en general y dentro de la institución en particular, y que las numerarias cambian con frecuencia de ciudad, tenemos que a mi vuelta a Valencia conocía y me conocía poca gente del Opus Dei. Este punto me hizo sentir sola al principio (durante el verano, porque yo volví a mediados de junio) pero fue de capital importancia a corto, medio y largo plazo. Mi padre era y es supernumerario, pero nunca me dijo nada, así que mi relación con el Opus Dei virtualmente pasó a ser nula.



Al empezar el nuevo curso en la universidad empezó mi nueva vida después de 2 meses de moderado rejalgar (me sentía sola, defasada respecto a la gente de mi edad, estaba aislada en mi forma de vestir, de pensar, ...de vivir la vida; y además las pocas personas del Opus Dei que me conocían y con las que me crucé por la calle me volvieron la cara...). Tomé la decisión de cambiar de carrera y empezar a estudiar lo que realmente quería estudiar y no me dejaban en el Opus Dei: Geografía e Historia. Antes estudié 3 años de Biología. El cambio fue importante y absorbió mi cabeza. Mi corazón lo absorbieron mis compañeros de la facultad, gente muy distinta a mí en origen familiar, económico, social e ideológico en muchos casos. Me imagino a mí misma con los ojos permanentemente abiertos!. Aprendí las personas tan hermosas que hay por ahí, fuera y al margen del Opus Dei. Fue una época de "descubrir el mundo", de recordar cómo eran algunas cosas y de descubrir la belleza de otras. Creo que siempre he sido una persona muy abierta a cosas nuevas: me gusta desde siempre el informarme y estudiarlas con honestidad y aceptarlas o rechazarlas en función de lo que me parezcan a mí y sin importarme las consecuencias difíciles que puedan traerme. Siempre he tenido mucha hambre de conocer. Seguramente por eso sufrí tanto en el Opus Dei, donde lo distinto es de entrada sospechoso por malo y queda vedado o prohibido... Esa cualidad mía me fue de mucha ayuda. Aprendí que había visiones nuevas de la vida, motivaciones diferentes para conseguir en el fondo las mismas cosas, jerarquías de valores muy distintos al mío... Un mundo nuevo. Tuve una bonita relación con un chico mayor que yo al que le importaba menos que nada si yo había sido del Opus Dei o de otro sitio. Pero nada... Eso me ayudó a darme cuenta de que la importancia capital que tiene el Opus Dei para los que son del Opus Dei, es casi inexistente para los que no lo son, y por lo tanto me ayudó también a relativizar la importancia de las cosas aprendidas en la institución. No de forma sistemática, sino tal cual se me iban planteando. Esta relación y el aprecio de mis compañeros y mis nuevos amigos hicieron recargarse mi autoestima y mi nunca perdida aunque sí deteriorada confianza en mí misma. Así y poco a poco aprendí a fiarme más de mí y de la voz de mi conciencia, y a poner en tela de juicio todo por principio antes de comérmelo sin más. Visto desde aquí pienso que adopté una posición muelle, es decir demasiado extrema por rebote de la aceptación ciega de todo criterio Opus Dei, pero no me parece que tenga más importancia. Con el tiempo las cosas se ponen poco a poco en el sitio.

Resumiendo: rompí de forma natural y poco traumática mi relación con el Opus Dei y tomé una serie de decisiones que me parece que fueron muy prácticas, como la de cambiar de carrera. El "mono" inicial del que de repente se encuentra de la noche a la mañana sin el suelo que le había sustentado durante casi 6 años y además no acaba de entender bien por qué (que se dice pronto...), lo llevé muy bien porque los perdí de vista. Si hubiese seguido yendo a círculos, o hablando con ésta y confesándome con el otro, no lo habría conseguido. Por eso a veces me queda la duda de si para los que acaban de dejar el Opus Dei es bueno "engancharse" a esta Web, o al Vuela Libre, o etc... No lo tengo claro, así que lo dejo aquí.

De forma natural y poco a poco, el Opus Dei perdió peso relativo en mi vida. No solo la institución sino la herencia de su sistema formativo y de su ascética voluntarista. Yo no me propuse cambiar nada ni hacer nada, era demasiado joven para eso. Diría que seguí firmemente mi espíritu de supervivencia y pienso que acerté. Por eso siempre digo que la solución está en nosotros mismos, en cada uno la suya, y el encontrarla pasa por aprender a escuchar a Dios hablando desde nuestra conciencia, y no desde la voz del director espiritual o la directora de turno. Y no es tan difícil, solo (solo...) hay que tener mucha paciencia y mucho cariño verdadero por uno mismo.

Es quizás interesante tambien dedicarse a leer lo que a uno le apetece. No todo lo que sé que está prohibido en el Opus Dei, sino lo que me apetece. Ya sean vidas de santos o El Capital de Marx. O las tiras completas de Mafalda (muy recomendable...). Esto del leer, no solo por oxigenar las neuronas (que también, y en muchos casos buena falta les hace), sino porque ayuda a formarse un criterio propio acerca de las cosas. Todo muy poco a poco. No olvidarse tampoco de que cambiar de criterio no es algo malo, y que las personas normales en su proceso de maduración cambian de criterio con relativa frecuencia. Es más, yo diría que como nunca lo conocemos todo acerca de nada, tener la disposición a poder cambiar de criterio si llega el caso, es muy saludable y bastante honesto aunque luego no se cambie.

La relación con Dios y el mundo de la espiritualidad y las creencias pasaron por muchas etapas, fueron y vinieron, y finalmente se asentaron donde están, pero seguro que si sigo viviendo seguirán evolucinando; como yo. Yo diría que como le pasa a cualquier persona normal y corriente al margen del Opus Dei. La gente madura, conoce cosas nuevas, cambian los puntos de vista, y congruentemente cambiará también el tema religioso y espiritual en ocasiones. Como ya he dicho que soy persona abierta a cosas nuevas cojo lo que veo de bueno allí por donde paso, y el cambio es constante en ese sentido. Pienso que la clave está (entre otras cosas seguramente) en no tener miedo.

Sintetizando y generalizando: la maldición del rejalgar afecta a los que se la creen. Solamente. Cuando te la crees interpretas las cosas normales de la vida como consecuencia de la maldición, lo cual hace que cada vez te parezca más real y creas más en ella y te convenzas de que estás condenado a ser su víctima. Y el condicionamiento psicológico da lugar a cosas tremendas. Yo no sabía de la puñetera maldición y cuando tuve problemas los interpreté como "cosas de la vida". Que lo son, ojo. Las cosas tienen la importancia que nosotros les damos. Por eso escuchamos con frecuencia eso de "mis problemas serán pequeños pero son los míos y para mí son importantes". Es que en efecto es así... Y con la maldición del rejalgar lo mismo. Es como el que se cree que existe el mal de ojo, que todo lo negativo que le pasa se lo achaca al mal de ojo, y al final vive esclavo del mal de ojo que le han echado (que NO le han echado...).

Pienso que en ese sentido los que han estado más tiempo en la institución están ahí también en desventaja, porque están mucho más afectados por lavados de cerebro de todo tipo y es mucho más difícil pensar y sentir sin las coordenadas Opus Dei. Qué hacer?: yo aquí estoy más que de acuerdo con mi amiga Elena, que dice que no puedes hacer nada. Es algo que cada cual debe hacer por sí mismo. Bueno, no puedes hacer nada...más que escucharles con cariño. Es que eso es mucho, el escuchar a alguien con cariño, y yo añadiría que con infinita paciencia.

Quizás pueda ayudar a los que están inmersos en el proceso el poder ver en primera fila cómo otras personas que salieron hace más tiempo han rehecho sus vidas, como no están presos de la maldición. El "enseñar con el ejemplo", que sirve realmente para todo. Y tal vez el comprender que hay que dejar que la vida siga su curso, y para ello hay que ser muy paciente con uno mismo. No ponerse metas ridículas que no sabemos si serán cumplibles, como casarse, tener hijos, tener un trabajo fetén, y etc. Hay mucha gente que ni siquiera conoce el Opus Dei y no se casa nunca porque no encuentra una pareja adecuada, o no tiene hijos porque es estéril, o que es mileurista y tiene 45 años... Y no tiene nada que ver con el rejalgar, sino con los planes de Dios para cada cual y en ocasiones también del coraje que le echamos a la vida.

Y finalmente, aunque pienso que es lo más importante, cuando leo este texto del Fundador que dice "No encontraréis la felicidad fuera de vuestro camino, hijos. Si alguien se descaminara, le quedaría un remordimiento tremendo: sería un desgraciado. Hasta esas cosas que dan a la gente una relativa felicidad, en una persona que abandona su vocación se hacen amargas como la hiel, agrias como el vinagre, repugnantes como el rejalgar", [Meditaciones, tomo III, p. 389]", se me ocurre que es cierto!!: lo que pasa es que seguramente el camino del Opus Dei no era nuestro camino, por eso no podíamos ser felices allí, y por eso sí lo somos al salir, porque volvemos al sitio donde deberiamos estar, donde Dios nos quiere: el bonito mundo con su ancho mar donde todos caben.

Confío en que ésto te sea de alguna ayuda Jacinto. Te mando otro abrazo más grande que el primero :) Un abrazo gordo también para los demás,

Isabel Nath




Publicado el Monday, 21 January 2008



 
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