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 Correos: (Cap, 10) La Hermandad De Torre 2: Los veranos de la Hermandad.- Alancourt

010. Testimonios
Alcancourt :

Sábado 26 de abril 2008. Bahía de Ocoa. República Dominicana. 2.00 a.m. Hora Local

 

Las olas rompen suavemente contra el pequeño muelle donde me encuentro. La brisa, cálida, se mezcla con el suave aroma del café humeante que reposa sobre la mesa firmemente anclada sobre la madera. Debajo de la misma, un cristal con dos suaves focos ilumina el agua donde nadan pequeños peces atraídos por la luz. El cielo estrellado coronado por un gran luna, es cortado por el horizonte que forma la bahía donde luces tenues van marcándolo.

 

Mis anfitriones duermen desde hace ya algunas horas. La fiesta previa estuvo especialmente interesante dado que los dueños de la casa acababan de llegar de un largo viaje del lejano oriente y nos han contado sus aventuras por tierras misteriosas.

 

Mi esposa y mi pequeña hija se han dormido hace unos minutos, y me encuentro sólo con un laptop, el café y una pipa Savinelli Natural cargada de tabaco inglés tipo Virginia como aquel que fumábamos durante los largos veranos que pasamos en Pamplona.

 

Que paz! es difícil de describir las sensaciones que siento. Después de todo, es difícil imaginar que 15 años después de haber vivido en una palacio como Belagua , tengo la ocasión de pasar unos días en un palacio caribeño… y así, con la noche caribeña como testigo, el café, la pipa y el ordenador, voy a aprovechar para relatar unas cuantas historias sobre los cálidos veranos de la Hermandad, que sin duda fueron las mejores épocas que pudimos compartir. Tuvimos ocasión de compartir 3 de ellos….Ay qué tiempos aquellos !

 

El primer día del primer verano

 

Llegué en autobús a la polvorienta estación de autobuses de Pamplona. Obviamente, ya conocía la ruta después de varios cursos anuales allí. Venía de un centro relativamente pequeño y el Centro De Estudios era como casi sagrado: el Centro De Estudios de Pamplona...



Además, estaba el tema de las incorporaciones que me afectaba a mi persona como a otra mucha gente. La cuestión es que a varios de mi centro (luego me enteraría que era algo que afectaba a muchísimos más) nos estaban enviando al Centro De Estudios bajo ciertas restricciones tomando en cuenta de que no nos habían permitido hacer la oblación el día que nos tocaba porque no estábamos preparados (y la verdad es que ojalá no la hubiésemos hecho nunca…). Esto hacía que llegáramos en cierta manera asustados y buscando la manera de ganarnos esta incorporación.

 

Muchos pueden pensar que si en el fondo no estábamos mucho por la labor, porque no nos largábamos y punto, pero todo tenía su explicación:

 

*Teníamos 17 o 18 años

*Muy poco madurez

*Criado en un ambiente cerrado donde todos son del Opus

*Hijos de supernumerario

*Hijos de supernumeraria

*Veníamos de un colegio del Opus a una universidad del Opus

*Todos, absolutamente todos tus amigos eran del Opus desde que tienes 7 años de edad

*Tus hermanos eran del Opus

*Todos los anteriores están pendiente de ti…

 

En definitiva, que cosa no era especialmente fácil.

 

Retomando nuestro tema original, me planté un primero de julio del 1989 delante de la fatídica torre con 18 años, mis maletas y una inquietud entre pecho y espalda bastante importante. Le pregunté al portero, el cual era un chaval gordito con gafas y cara de preocupado y me dijo que no era allí, que era en FASE II, y es que en verano la Torre 2 se mudaba a FASE 2 y este era un tema de vital importancia para portarse mal como veremos más adelante. Como quiera entré en la torre. Había varios chavales como yo mirando con cara de despistados, y sumamente cansados. Había varios Josemarias, un par de Alvaros, un Javier,en fin, lo de siempre.

 

En eso pasó el omnipotente Nacho Towers con parte de su corte dando instrucciones a sus esbirros (subdirectores, secretarios y asistentes varios). Al pasar, nos miró de cara de sorpresa, y nos espetó: vosotros, que hacéis aquí? Venga, a la Fase 2, dejáis las maletas en las habitaciones y venís aquí a dar una mano…………..

 

Uno de los Alvaros, uno de esos andaluces graciosos, sólo acertó a decir cuando se fue Nacho y su equipillo: vaya hombre… parece que se acabó la versión de familia y entramos en la versión de milicia… (por supuesto que le cayó su corrección fraterna.)

 

Pues nada, cada uno de los presentes agarró su maletica (como decían los navarros) y fuimos avanzando lentamente en procesión hacia Fase 2. El lobby impresionaba pero cuando cruzabas la puerta entrabas en ese lugar majestuoso que te dejaba totalmente alelado y pensabas que aquello era tu casa, y todo lo demás eran tonterías. Qué equivocado estaba…

 

En el lobby al lado de esa inmensa escalera que subía al torreón, había un letrero inmenso con decenas de hojitas con muchas, pero muchas instrucciones. Una era el listado de habitaciones, otra era el listado de clases, otra el horario de clases (clases ¡! pues si, descubrimos que aparte de cientos de charlas, te daban clases!), otra tenia los grupos, otra con los curas, en fin, una lista para cada cosa.

 

Absortos leyendo esas hojitas, volvió Nacho con sus esbirros. Nos miró y nos dijo algo así como: bueno parece que vamos a tener mucho trabajo con vosotros… venga a moverse, que el no cargue, no cena. El mismo andaluz graciosillo, sólo acertó a decir: joder y esto es el primer día… Uno de los esbirros de Nacho, saltó y le dijo: mira tienes un momento, y nada, parece que le ajustó una corrección fraterna sin siquiera consultarla.

 

Bueno, agarré mis maletas y tras dar muchas vueltas (vamos, media hora), encontré mi habitación y descubrí el primer tema interesante: aquello era grande, muy grande y además éramos muchos… por eso me cambié con ropa de deporte, salí con cara de preocupado hacia la torre como si fuera a cargar algo, estuve paseando parte de la tarde por el campus con cara de despistado... cenamos, y después de una tertulia kilométrica con cientos de avisos, terminó el día.

 

Bienvenido al Centro De Estudios…

 

De cómo se formó la Hermandad

 

Una pregunta que ciertas personas me han hecho, sobre todo porque hay gente que no entiende cómo varios numerarios pudieron ponerse de acuerdo para marear la perdiz, sin que nada explotara. La verdad es que nació sola, como respuesta automática a la presión que allí existía..Lo importante allí eran los Grupos que operaban como Centros. El tema de los grupos era curioso, porque estaba dividido así:

 

*Grupo 1: carreras de ciencias

*Grupo 2: derecho, filosofía y letras en general

*Grupo 3: económicas y periodismo

*Grupo 4: era un grupo transitorio sólo para los veranos. Todos aquellos que no sabían donde meterlos por estar sobregirados los grupos anteriores, o porque eran raros, o porque no tenían mucho cartel en sus centros, caían ahí.

 

Como pueden adivinar, efectivamente los 4 de la Hermandad estábamos ese primer verano en el grupo 4, más por raros a los ojos de Nacho y su gente que por otra cosa.Había de todo en aquel grupo. El subdirector de un tipo gordo con barbas que decían Laser (de verdad que nunca supe cual era su verdadero nombre, profesión, o que pintaba exactamente en el Centro De Estudios), y se pasaba el santo día cantando canciones de un grupo muy hortera llamado Un pingüino en mi ascensor y al subdirector que era de Zaragoza y le decían BUZONAZO porque tenia una boca inmensa.

 

Entre otros, dentro de ese grupo estaba Aple un numerario pelirrojo de Madrid que no se enteraba de nada y que llevaba una gafas de pasta de colores (de verdad todo un personaje), Michael Hombros, un chaval de Zaragoza que no tenia hombros (era tan serio y honrado que lo hicieron encargado de despensa), Jincho, un numerario pequeñito también de Zaragoza que estaban medio zumbado, un numerario boricua llamado Victor que no duró mucho por allí, un norteamericano en la treintena que tampoco se enteraba mucho, un suizo más cuadrado que un campo de fútbol (ese si que se enteraba de mucho, aparentemente, porque la verdad es que el tipo era un máquina. Había aprendido español leyendo a los clásicos del Siglo De Oro, tenía un currículo impresionante, y hasta hacía proselitismo !Un monstruo!) , y por supuesto los 4 de la Hermandad, que aunque aparentemente tampoco nos enterábamos, la verdad es que no nos importaba tampoco tanto.

 

Y así, las cosas un buen día después de la tertulia de la noche, seguimos hablando, de forma pirata obviamente los cuatro, y cuando nos dieron las 3 de la mañana, y nadie chivateo a nadie, nos dimos cuenta que una gran amistad había nacido…

 

Puedo decir sin equivocarme que por una extraña configuración de planetas o porque Dios sencillamente así lo quiso, nos juntamos 4 personas excepcionales. En todos estos años posteriores he intentado sin mucho éxito conseguir conocer a gente de la calidad de ese grupo y la verdad es que no me ha sido posible, aunque también es verdad que con 18 años en un ambiente Opus y con una formación intelectual único, ves la vida de manera muy diferente a lo que lo haces cuanto tienes 35, mujer, hija y un trabajo donde tienes que rendir todos los días al máximo.

 

Quisiera a continuación presentarles más detalle a los miembros de nuestra gloriosa Hermandad. Como un director de fotografía nos veo a los cuatro, hablando bajito en aquella habitación de la tercera planta de Fase 2. La iluminación es tenue.

 

Si muevo la cámara al centro veo a Pepe el de Onda. Sin duda el líder espiritual de la Hermandad. Con su cara redonda, maltratada por alguna alergia mal curada, unas gafas metálicas, y su extraño corte de pelo. Va vestido con un jersey color crema con toques grises y unos pantalones también grises. Nos dice que quiere estudiar filosofía porque quiere aprender lógica matemática. Es misterioso por naturaleza. Nadie sabe a qué se dedica su familia, pero parecen que tienen dinero por la gran cantidad de libros nuevos que tiene en la habitación. Sospecho que hoy en día estará dando clases en algún lugar de prestigio aunque siempre me lo imaginado en un colegio tipo la serie de televisión de Antena 3 El Internado Laguna Negra, protegiendo con su vida algún secreto bien oculto.

 

A su izquierda está José Luis, el gallego. Es bajito de estatura y tiene una cara de profunda tristeza, como si una morriña eterna lo invadiera. Hijo de una familia de muchos hermanos, becado por alguna de esas instituciones fantasmas del Opus. Se ve que su familia es de escasos recursos. Viste un pantalón de tela que se ve que ha vivido mil batallas y un jersey de lana azul bien cuidado. Como buen gallego es también un poco misterioso pero tiene una capacidad impresionante para conseguir y procesar información. Con una memoria prodigiosa aporta la lógica al grupo. Lee mucho. Nunca supimos a qué hora lo hacía porque estudiaba medicina pero siempre sospechamos que dormía poco y de ahí su cara de eterna tristeza. Siempre he pensado que el chaval terminaría en alguna sala de emergencias tipo ER siendo la sangre fría del equipo de médicos.

 

Frente al médico está Luis Pablo, el economista. Gordito, con unas orejas que parece Dumbo, siempre oyendo sus músicas raras, con cortes de pelo excesivamente agresivos para los gustos de los directores y unos levi´s 501 que no se los quitaba más que para ir a misa. Es el conseguidor del grupo. Tratándose de comida, walkmans, revistas de cine y similares. Siempre me lo imaginado negociando con algún producto extraño en tierras lejanas.

 

El círculo lo completaba Franchesco el de Logroño. Lleva ropa sobria típica de numerario bien. La gente sospechaba que su familia estaba ligada al estamento militar pero la verdad es que nunca pudimos averiguarlo. Era flaco, con un corte de pelo con raya en medio. Era tal vez el más serio del grupo y siempre estaba asustado de que nos pudieran capturar. Es muy entusiasta con nuestras reuniones secretas. Siempre me lo he imaginado trabajando en algún periódico de provincias atacando a los políticos locales por corrupción.

 

De cómo nos lo pasamos de cine y nadie se daba cuenta de ellos

 

El camuflaje es sin duda la mejor forma de protegerse que tiene la naturaleza, y pronto nos dimos cuenta durante los veranos que camuflarse era la mejor forma de que no nos agarraran mientras hacíamos lo que nos venía en gana.

 

Fase 2 era colosalmente inmensa. Y además, teníamos copia de la llave de Torre 2, la cual estaba cerrada y por lo tanto nadie nos iba a ir a buscar allí, pero había que protegerse para que no nos capturaran escurriendo el bulto.

 

Había varias técnicas imprescindibles para que no sospecharan. Eran las siguientes:

 

1) Procura no cruzarte con Nacho (el director) nunca. Nacho sólo da problemas.

2) Apréndete los horarios de tu subdirector. Si el tío hacia la oración a las 6.00, te asomabas a las 6.05 al oratorio, te pones donde te viera y haces 5 minutos de lectura del Evangelio. Te ha visto sólo 5 minutos, pero si tienes que controlar a 50 personas, con ver a una un ratico ya le vale (vamos, un tema de percepción).

3) Nunca dejarse ver juntos. Así, si los 4 faltábamos a algo, nunca nos iban a relacionar

4) 200 personas en una meditación de la tarde son muchas. 4 que no estén pasan desapercibidos.

5) No dejarse ver mareando la perdiz en una de las 800 salas de estar. Usar un bajo perfil. Esconderse en alguna habitación remota.

 

Estas técnicas era muy útiles. De verdad, puede probarlas quien sea en un grupo grande y no fallan.

 

Por supuesto que nos pasábamos el tiempo jugando a juegos de rol, fumando en pipa en tertulias piratas, o leyendo durante horas muertas. La verdad es que no servíamos para nada… en referencia a las actividades del Opus. Y es que por más vueltas que le doy, la verdad es que teníamos que habernos ido desde el primer día pero ahí estuvimos 2 años con sus tres veranos… perdiendo miserablemente el tiempo.

 

El poderoso efecto del humo

 

El humo era un poderoso olor que invadía todo tipo de tertulias, salitas, confesionarios, y pasillos. Salvo en el oratorio, todo el mundo fumaba y mucho. En los comienzos de la Hermandad, sólo la mitad fumaba. Franchesco y Luis Pablo como dos murciélagos y Pepe y José Luis no se atrevían a probarlo… en un primer momento.

 

Sin embargo, y darnos a todos por leer literatura inglesa de finales del siglo XIX, nos entró el capricho de fumar en pipa. Un buen día fuimos a comprar estos instrumentos diabólicos de generar humo, salvo Franchesco que dijo que no iba a dejar de fumar cigarrillos por más que insistiéramos. Las conseguimos en la parte vieja de Pamplona. Pepe y José Luis las compraron curvas, y Luis Pablo una recta. Todas eran marca Salvatella de gama baja (qué se le iba a hacer). Después descubrimos que algunos avispados compraron pipas Peterson irlandesas que en aquella época eran sumamente caras (diferencia visual entre una pipa cara y una barata?... o eres un experto o no te das cuenta).

 

La verdad es que fumar en pipa te daba un aire de distinción, y además era un buen sistema para que las decenas de tertulias aburridas, películas de Don Alvaro (un tostón total), y las charlas fraternas con directores de reemplazo pasaran mucho más suaves. Además, por la poca experiencia de la gente, te podías permitir el lujo de comprar el tabaco que quisieras sin que nadie se diera cuenta de que tenías varios paquetes de distintos tipos. Al lado de la Clínica Universitaria había un estanco muy bien surtido. Tras comprar las pipas fuimos al mismo. Teníamos la impresión de estar cometiendo un crimen dado que en aquella calle estábamos al descubierto. Entramos rápido al estanco y comenzamos nuestra selección. Pepe compró un Borkum Riff de Whisky, José Luis un Radford´s de Miel, y Luis Pablo un Radford´s Sunday Fantasy.

 

Los tabacos nos los íbamos turnando y teníamos nuestras latas en nuestras habitaciones. Pronto con tanto rollo patatero donde se podía fumar, y tomando en cuenta que una pipa necesita un descanso entre fumadas de 24 horas, resultó necesario comprar un segundo juego de pipas, que para no llamar la atención fuera similar a los anteriores. Adicionalmente, estaba la ventaja de que te metías en una sala de estudio y te dedicabas a fumar tranquilamente sin molestias cuando todo pensaba que estabas estudiando.

 

El problema de fumar a altas horas de la noche era que había que abrir todas las ventanas y poner una toalla mojada debajo de la puerta para que el humo no saliera y no se dieran cuenta de que estábamos despiertos. Llegó un punto donde además teníamos nuestras tertulias nocturnas con las luces apagadas para ni siquiera llamar la atención.

 

Las clases y otras historias de terror

 

La planificación de los veranos por parte los genios que dirigían aquello era magistral. Los horarios eran clase/ charla/ clase/ charla/ más clase/ más charlas… así 2 meses.

 

Aquí poco podíamos hacer. Había que ir porque pasaban lista. Las clases tenían el problema que generalmente el que las daba, salvo honrosas excepciones, sabía menos que tú del tema, lo que hacía que las clases rozaran la categoría de aburrimiento post apocalíptico. Los profesores solían ser unos curas recién ordenados en proceso de hacer la tesis, y que aparentemente, no tenían mucha experiencia pedagógica. Esto unido a que había varios estudiantes de filosofía con los cañones bien enfilados, por lo que se creaban una auténticas batallas campales. Como puede imaginar el lector, en general la gente no aprendía nada de nada. Y los exámenes? Pues nada, excelentes. Eran con libro abierto.

 

En las tardes tocaban chorradas como clases de latín (los de letras les iba más o menos bien), de griego (a nadie le importaba el tema lo más mínimo, ni siquiera al profesor), o de Catecismo de la Doctrina Cristiana (repetías por enésima vez la primera pregunta: Eres Cristiano? Y respondías: si , soy cristiano por la Gracia De Dios), Catecismo de la Cosa (esos los guardaban con siete candados, y no se podría acostar nadie si faltaba un solo ejemplar), y charlas muchas charlas sobre todo tipo de cosas. Que sobre la Administración, que la labor de San Gabriel, de la San Rafael, que si San Perico Picapedrero era el patrón de no sabemos que historias…

 

Vamos, un rollo total, que había que soportar hasta que daban las 4.00 de la tarde donde para todos empezaba la hora de deporte, y para nosotros empezaba la hora de la Hermandad. 4 horas de tiempo libre… ¡que gozada!

 

En fin... está amaneciendo. Mis ojos están cansados y faltan muchas cosas por contar de esos veranos y algunas cositas todavía de los inviernos.

Un abrazo

Alancourt

 

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Publicado el Wednesday, 30 April 2008



 
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