Hola a todos/as  y a Nacho en especial

Me refiero al escrito de Nacho de 8 de septiembre de 2008 y  algún otro. Gracias por todos los datos que adjuntas sobre los primeros agregados. Intentaré aportar algo más sobre los primeros tiempos de esa subespecie de socios del opus. Estuve dentro de ese cotarro en el Madrid de finales de los cincuenta  hasta bien pasada la mitad de los sesenta del siglo pasado.

La que das tú, Nacho, es una versión  resumida, pero sin recortes ni omisiones “casuales” de esa  parte de la historia del opus. Ya estamos acostumbrados a comprobar la “muerte oficial”  a la que somos condenados los que gracias a Dios nos fuimos de la secta.  No importa si durante nuestra pertenencia fuimos meros comparsas o si arrimamos el hombro con decisión, con generosidad, dejando de lado otras opciones profesionales mas rentables, tanto da lo uno como lo otro...  

Indefectiblemente somos borrados chapuceramente de las fotos en las revistas internas, jamás mencionados en las historias de los colegios y obras corporativas, ignorados, eliminados como apestosos, rociados con sal, como Cartago,… condenados a ser “no personas”, aunque en algunos casos, debido a la notoriedad  de los cargos (recordemos el caso de D. Antonio Pérez Tenessa) sea una torpeza rudimentaria, una vileza, una verdadera obscenidad mutilar la historia de un modo tan burdo.

Estuve presente el día en el que Escrivá vio por primera vez a los agregados de carne y hueso, (no como espíritus alados), en la cripta de la Basílica de San Miguel, cuando, todavía, era rector de la misma D. Antonio Pérez. Aquel día fue cuando Paco Uceda le dijo a Escrivá que había sido ladrón de carteras, recibiendo del santo marqués la famosa contestación:

 ---Pues tú a mí, ahora, me has robado el corazón.

Esa respuesta unida a su contexto  sí que ha tenido éxito en las oficinas del Apostolado de la Opinión Pública opusina. Ha sido aireada, amplificada, propalada a los cuatro vientos. Sin embargo no dicen los hagiógrafos que allí estaba presente D. Antonio Pérez, como rector que era entonces de la Basílica de San Miguel. Suerte muy distinta han corrido otras expresiones menos felices de Escrivá porque eran groseras e insultantes y por tanto “debían” ser silenciadas. Así se escribe la historia. Y yo que siempre creí, cuando estaba dentro, que el opus era distinto, que el opus era santo y no mentía, ni por acción, ni por omisión… Vaya, vaya… las sorpresas que se lleva uno… tergiversador, maquillador y  prestidigitador  de la historia, resultó ser el el tal opus…

A Paco Uceda lo traté mucho y coincidí diariamente con él muchos años, en mi época madrileña. Defendía pícaramente, con mucha gracia, el derecho a ser el primer agregado porque, decía Uceda, Paco Navarro y Rafael Poveda habían pitado inicialmente como supernumerarios internos. Paco caía muy bien a cualquiera que lo conociera y tenía muy buen cartel dentro del opus. Se salió al final con la suya y consiguió la cruz de palo que dan en el opus al que es primero en algún tipo de “labor” aunque, como bien dice Nacho, también se la dieron a Paco Navarro.  

Vivía Paco Navarro en la misma pensión que yo en Madrid,  (mejor dicho, con respeto y con cariño, yo vivía en la misma pensión que él). Nacho lo ha descrito muy bien. Estoy de acuerdo en que era una bellísima persona, y, si hay santos, él bien podía ser uno de ellos. Era un pelín tímido y le costaba hablar pero siempre sonreía antes de hacerlo. Defendía amablemente, pero con entereza su “derecho de primogenitura” frente a las pretensiones de Paco Uceda. A veces, los que éramos algo mas jóvenes que los dos, sacábamos el tema para verlos enzarzarse en una amable discusión a la que Paco Uceda entraba decidido y Paco Navarro rehuia, hasta que no tenía mas remedio que  intervenir para dejar las cosas claras. Todo con una cortesía exquisita.

Por cierto que Nacho se refiere en otro escrito a uno de los tres agregados que  estudiaban entonces Teología y Filosofía  con vistas a su posible ordenación sacerdotal: Sí, Nacho, estás en lo cierto, habías olvidado los apellidos y te los digo: se trataba de Pepín Sánchez de Cos y Borbolla, que también vivía con nosotros en la calle Fuencarral n. 90 de Madrid. Un buen día desapareció de la pensión y yo no supe porqué. Ni pregunté a nadie tampoco. En alguna conversación, pasado algún tiempo, creo que fue Juan Soria (otro de los tres citados mas arriba) quien nos dijo a los presentes que Pepín  se había ido a Oviedo. Pues muy bien, pensé yo, que le vaya bien. Nunca más supe de él ni pregunté nada, siguiendo la norma opusina de no preguntar por gente “ausente”.  Otra estrategia más para encubrir el inmenso número de gente que “abandona el barco”. Hasta que encontré la respuesta después de muchos años…hace unos días, precisamente en uno de tus artículos de Opuslibros: Pepín se había enamorado de  C. viuda de D-S, dueña de la pensión de Fuencarral  n 90. ¡Cómo son las cosas, estaba al lado y no me enteré! Pepín era viudo. Contó alguna vez en petit comité, en la pensión, no en tertulia oficial, ya se supone, que su esposa le dio hijos gemelos que murieron junto con la madre en el parto. Se enternecía al recordarlo pero se hacia el fuerte. Luego pitó de agregado y... volvió a enamorarse. Ahora al cabo de los años le digo ¡Qué bonico Pepín!  ¡Qué humano! ¡Bien por ti muchacho! La pena es que hicieras caso a los jefes que evidentemente fueron los que  te desterraron a Oviedo, y no sepamos como pudo acabar o como acabó esa bella historia de amor con la dueña de la pensión de  Fuencarral 90.

Y pienso yo, ¿Sería conveniente escribir la historia secreta del opus? porque estos hagiógrafos que ha tenido hasta ahora son un poco desmemoriados y no estudian bien todas las fuentes. Andan un poco faltos de investigación a fondo. ¿O será que son "discretos" y lo hacen por no ofender el honor de nadie? Mejor lo dejamos así. Una cierta dosis de ironía nos ayudará a prescindir de tanto retorcimiento y obscurantismo como hay dentro de la secta.

Un abrazo a todos/as 

Ex-Apéndice