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 Tus escritos: Reflexiones en alto.- Coplasuelta

060. Libertad, coacción, control
coplasuelta :

Otra semana extraña. Me entero de que un sacerdote joven de la opus ha dejado el ministerio y dicen que se le venía venir porque “dejaba todos los días la toalla en el suelo”. Hace unas horas, una persona cercana me dice que quiere fotos. De mi familia y de la familia cercana, de los matrimonios e hijos. Direcciones y teléfonos, para que se presenten en casa, de visita, los de la opus, de parte de zutanit@ a la que han de pasar nuestros datos.  Es impresionante. Da la impresión de que se empecinan en sus errores con la frialdad y crueldad de posesos.

                ¿Fundación? ¿Secta? Tienen que ser muchos los que tienen, primero, tiempo libre y, segundo, ganas de hacer planes para otros. Se vive muy bien dentro de la Iglesia. Esto lo hacen fuera de ella y ya están en los tribunales.

                Si esto se une a lo que se dice de un colegio, Retamar creo que se llama, las cosas pintan bastos. De esta vez, en nada desparecen...



                Es curioso que los psicópatas institucionales no puedan dejar de serlo sino no abandonan la institución enferma. Es curioso lo fácil que ha sido en el siglo XX fundar y montar una secta tras otra.

                Y eso nos lleva, me lleva, a reflexionar. Nos hemos acostumbrado a ver las cosas en dos dimensiones, izquierda y derecha. Ha sido una coartada para sectarios de ambos lados. Allí donde consiguieron el poder de forma nítida, eliminaron a todos los que no pensaban como ellos. En los tiempos de guerra fría, el temor al comunismo ¿No ha escondido muchas coartadas morales? ¿los procesos de desviación y de mala interpretación del Concilio Vaticano II no fueron la excusa para muchas violaciones de conciencias y de crear un estado de excepción en las personas? Como dice un miembro de la opus en un video ¿la Iglesia no es como esos familiares que ves de vez en cuando? ¿No se vive en estado de cerrazón porque se creen todos, unos y otros, que están viviendo la fe verdadera, que son “los verdaderos creyentes? ¿No estamos hartos de oír hablar de la opción preferencial por los pobres para pasar un mes al año en la selva amazónica?

Ultimamente, la pelea es saber si la crisis financiera ha sido codicia o el resultado esperado de la podredumbre moral del capitalismo. ¿No hemos visto hasta la hartura a sectarios de derechas y de izquierdas justificar cualquier medio por el fin de su triunfo final? La sociedad entera ¿no vive en el estado de consumismo ramplón de la moral del cotilleo, la falsedad y la mentira de la clase media acomodada? ¿No es lo que querían todos los ingenieros sociales, tecnócratas? Una masa que viva los suficientemente bien para que no se le ocurra desear la revolución. A los que se atreven a pensar por ellos mismos ¿no han sido contrarrevolucionarios, rojos, masones, desequilibrados o  asociales?

Por qué esos son los que más terror producen a esta casta de paranoicos. La masa no. Esa es fácil de amansar. Seguridad y pequeños placeres. Ahora no tan pequeños ni tan inocuos como hace unas décadas.

La libertad no se predica creyendo que el hombre es bueno por naturaleza. La libertad no se predica porque todos deseemos ejercitarla por encima del temor a perder las seguridades vitales. La libertad se predica porque un puñado de mujeres y hombres la quieren vivir plenamente. Son los que lideran las generaciones creando valor donde no lo había. La libertad, si existe, es pura novedad y, como tal, no se puede anticipar en sus resultados. Tampoco sabemos de ante mano quien la va a ejercitar y cuando, cómo y en qué.

Por mucho que se planifique ni el mismo Dios sabe que nos hace felices a todos y a cada uno, ahora y para siempre. La utopía es la mayor mentira que la razón humana elabora cuando la crisis de la adolescencia no acepta este mundo es hermoso, cruel, capaz de lo peor y de lo mejor. Cuando uno no acepta que, como personas, formamos parte de un todo al que no podemos domesticar y doblegar. En definitiva, esos momentos en los que una secta elabora sus mejores campañas: ser reconocido como especial, ser reconocido como superior a la media, ser liberador de la humanidad, hacer el bien de forma definitiva, ser santos o lo que se le parezca. Es el momento de la gran soberbia, del orgullo herido por ser uno más, el efecto horroroso de las comparaciones.

Luego ya vendrá la verdadera cara de todo ello. El sometimiento a los dictados de grupos y de personas que sí, que son capaces de pedir la entrega de la libertad como necesario para conseguir la meta: adelantar el Juicio Final y entrar en el Paraíso perdido. Me da igual que eso lo vendan en forma de fe o de ideología partidista.

¿Alguien se cree, a estas alturas, que la Humanidad va a dejar de alojar al Mundo, al Demonio y a la Carne? Hasta el último segundo.

Por eso, el sentido común pide, exige, que haya un control claro del poder de unos sobre otros. Un control que permita que los que quieran y deseen ejercitar su libertad lo hagan. No existen planes ni planificadores. Hay que permitir toda la libertad posible y poder responder a la maldad con instituciones agiles, basadas en las necesidades personales.

Por definición y experiencia de nuestra Historia, esto ha de ser así. Los valores morales de Occidente, claramente católicos, expresan hasta la saciedad hasta que punto, se vivan o no, la libertad personal es tan esencial al ser humano como para poder definirlo. Si nadie es capaz de exigirme los ojos para que sólo vea lo que me diga otro que vea, nadie tiene suficiente poder para entregar su libertad. Es más. El gran fracaso de las sectas es que no se cumplen las expectativas de la entrega de esa libertad al grupo. Esa decepción es traumática. Primero, porque nadie asume la responsabilidad de elegir por mí. La secta no puede aceptar error alguno y los que la dirigen viven en la nube. Esa nube mistica de que, de forma misteriosa, se van a cumplir los presagios.

Segundo, porque esas decisiones en nombre de otros exigen que alguien o se crea con más meritos o que tiene un poder sobrenatural. Y eso no sólo hay que demostrarlo sino que es claro signo de un profundo desconocimiento del hombre así como de sí mismo. Merito significa que hay otros que son superiores y puede, por tantom, juzgar a otros.

Si no me equivoco, como padre tengo una gracia de estado con respecto a mis hijos. Dudo mucho que pueda definir claramente carrera, trabajo, mujer y el nombre de sus hijos. Dudo mucho que pueda decidir si tienen tal o cual manera de ser o de no ser. Creo que, como padre, mi gracia de estado será, en todo caso, el aunar, sin duda, la gracia, el don inmerecido, para poder hacer sólo una cosa: poner a mis hijos delante de sí mismos para que lo sean. ¿El qué? Ellos sabrán. Pero que nada ni nadie entorpezca, en lo que mi dependa, ese descubrimiento y la posterior emancipación. La amenaza de la droga, las sectas, los “carismas” de todo a cien, la vida sometida al placer inmediato, es parte de lo que les desviará. Si como padre no puedo anticipar nada de lo que mis hijos harán ¿otras personas si lo pueden hacer? Impresionante. El mundo al reves. No digo que no haya personas que puedan ayudar a mi hijo, mejor que yo, a discernir si pueden ser deportistas profesionales, músicos o tener tal o cual vocación en la Iglesia. Pero que haya personas que vean si o si, lo que puede que si o que no vean mis hijos, que tomen por ellos todas las decisiones vitales y que, por tanto, fracasen y que todo quede impune, es bastante diferente a pedir consejo y poder luego hacer lo que uno quiera.

¿El tener que pertenecer a un grupo donde tienen un 98% de posibilidades de volver a casa hecho un desastre? ¿El tener que pasar durante décadas por adiciones a drogas, intentos de recomponerse, recaídas y, sobre todo, la inmensa desazón de perder el tiempo? ¿El recorrer medio mundo para enterarse de que todo estaba dentro de ellos mismos? ¿El tener una formación emocional que no les haga distinguir sexo de genital o amor de dependencia?

Ya no digo nada de mis hijas. ¿No distinguir su formación de las sus hermanos para que venga uno con sotana y las deje dependientes económicamente y sicológicamente de un tercero que puede ser su marido o una institución? ¿para eso hemos luchado y amado la emancipación de la mujer? ¿mi mujer esta hudiendo mi matrimonio por qué no me ve como su superior inmediato? ¿mi hija va a ser una desgraciada y hereje por qué exija que se le ame por si misma y que se ame su felicidad como ella amará la de su marido? Y no es culpa de rojos, masones, carcas o derechones. Esto es mucho más serio. Mis abuelos sentían un gran respeto el uno por el otro, tenían una autoridad moral el uno sobre el otro. Los roles sociales, dependientes de necesidades vitales, jamás han sido excusa para destrozar personas. Ahora, cuando podemos realizar nuestras personas de forma más cierta ¿tenemos que rebelarnos para defender las virtudes de la ama de casa? Mucha mujeres trabajan muy a su pesar, en trabajos inhumanos. ¿Ama de casa? Como esa que iva de cada fin de semana con el equipo de futbol y defendía, con cinco chicas de servicio, las virtudes de ser ama de casa.

No nos damos cuenta de la profunda crisis humanitaria que han significado los movimientos de masas, las elites de grupos de salvadores de patrias, razas, clases y religiones. Jamás se ha dado un retraso tan brutal en el crecimiento moral e intelectual en Occidente. Se han desviado tanto nuestros horizones de las personas como se han derrochado esfuerzos inutilmente por salvaciones universales. 

Por eso no es fácil, nada fácil, entender mi santo temor. Se queda corta la división de poderes, la democracia, para garantizar mis libertades. Hemos visto que grupos organizados, de pocos miembros pero bien adoctrinados, llegan al poder en pocos años. En mi querida Venezuela asistimos a una representación exácta de lo que digo.

Partidos, sectas, grupos sectarios y demás chusma visionaria. Ante eso ¿cómo nos defendemos? A los Juzgados, dirán. He dicho que esos grupos, si se organizan, se hacen con el poder y son elegidos como representantes de instituciones políticas demasiado generales, demasiado sectarias, grupales.

Algo he aprendido de la crisis financiera que estams viviendo. Se ha discutido esa posición neo-conservadora que tiene la derechona con el liberalismo. Ser liberal es todo menos liberalismo. Una tal Aguirre en Madrid puede representar a todas las cuevas de la derechona y presentarse como liberal.

Se ha discutido, en contra, la gran postura del gobierno chino. El socialismo real a través del libre mercado pero, todo lo demás, en manos de funcionarios.

Ser liberal es creer profundamente en el Estado. ¿Qué? Si. Esa postura antisistema de la derechona, la que se escucha en algunos medios españoles, por ejemplo, de que el mercado se regula a sí mismo y que necesitar al Estado te hace socialista o algo peor, socialdemócrata, no se mantiene.

Voy a poner un ejemplo que he leído hace poco. Es como discutir la necesidad de un Código de Circulación. Está claro que, los que no quieren normas, los que quieren que le mercado se regule a sí mismo, ven el tráfico como algo no necesario de regular, donde ganará la preferencia el más poderoso: por la fuerza física, psicológica o de la mayoría. Esa especie de regulación les parece "moral" o "etica" y la sociedad ha de ser neutral. Esta claro que leer el reglamento de futbol no hace ser Maradona pero, para ser Maradona, me tengo que olvidar de las reglas del balonmano.

Los liberticidas de la derecha neoconservadora, defienden que cada uno ha de ir a donde quiera y nadie me lo tiene que decir. Esa es la moral de los "pillos", que gane el más listo, el más descarado, y no hay falta porque no hay reglas. Pero, sin código de circulación, está claro que todos perderíamos mucho tiempo sólo en decidir quién tienen preferencia y habría una ineficiencia tal que desaríamos algo más que un código: un salva patrias.

Los socialistas, y todos los sectarios, no son los que desean el código. Desean profundamente decidir "quien" conduce, en "que" coche, "con quien" vas y a "dónde" vas. Todo.

Una vez que se genera la suficiente ineficiencia, empiezan a aparecer descontentos, críticos. Durante un tiempo se les puede encarcelar, expulsarles del grupo, del país o matarles. Unas décadas más, se pudre el sistema. Sólo queda hacer favores con los que mantener al tinglado.

A estos "vendedores" de utopías, a los que cuando no gobiernan, todo es basura, todo lo que nos rodea es maldad, y que, cuando llegan al poder, nada cambia pero todo es perfecto, no los podemos controlar sólo cada cuatro años. No pueden tener colegios, universidades y demás entes sin una ferrea regulación, sin Código de la Circulación.

Para no aburrir más. Necesito que el Estado no sólo me garantice el circular por las carreteras sino que haya oportunidades de ser persona y que, sobre todo, sea posible serlo. No hipotecando el presente a un futuro que nadie conoce. Sino AHORA. Quiero luchar por la supresión de la Educación para la ciudadanía, si estuviera en España. No porque crea, como los sectarios, que han de ser las familias las que eduquen a los hijos. No. Porque quiero que cualquier persona no esté determinada por las elecciones vitales de sus padres y, mucho menos, por las visiones de una ideología partidista. No elegimos la nación, la familia, ni otras muchas cosas, que nos determinan hasta cierto punto. Pues hay grupos que se presentan ante mi dandome derechos o no, si he nacido aquí o allí.

¿Me puedo sentir responsable y afectado por lo que elijan otros? Quiero que el Estado vele claramente porque los derechos de las personas, no de los grupos, sigan liderando el poder moral de Occidente y dejemos de competir con fundamentalismos orientales.

Por eso, me da igual que la opus sea secta o fundación. Lo que quiero es vivir en una sociedad en que semejante organización tenga claramente marcados sus límites. Me da igual lo que personas mayores y maduras eligan para vivir. Como si quieren encerrarse en una isla remota, lo cual sería todo un detalle. No quiero conducir por la vida con parte de sectarios para los que todo vale y el resto de personas respetemos los mínimos morales de nuestra cultura. Así las cosas, creo que es la única cuestión por la que vale la pena entender OpusLibros. No es nada más que la denuncia de algo que, en principio, tendría que estar mucho más controlado y vigilado. OpusLibros nace de una necesidad y entretiene un tiempo a quienes lo mantienen que muy bien podrían emplear en si mismos. De estas carencias nacen estos heroísmos. Pero ¿no ha sido así la historia de las mujeres y hombres libres? ¿no es esa la Redención? Si no es así, ¿qué es pecado y que es virtud?

Coplasuelta




Publicado el Monday, 20 October 2008



 
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