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 Correos: UNIV (Cap.6 de 'Lo que el Opus se llevó').- Gustavo

010. Testimonios
Gustavo :

UNIV

Cap.6 de 'Lo que el Opus se llevó'
Enviado por Gustavo el 12-04-2004

Lo del UNIV me ayudo a distraerme un poco más. Me sorprendió que la elección de Director recayera en mi pero, por esas cosas de la vida pude tener acceso a la carpeta en la que se había discutido el tema. La elección no había sido muy difícil, ni siquiera reñida: uno de los candidatos no hablaba inglés, y el otro no podía por estudios. Es decir, el único disponible -y no por capacidad-era yo.

Si bien esto me molestó un poco, en seguida retomé la idea de un viaje pagado por la "prelatura". Los numerarios -por lo menos en la que era mi región- no tenían muchas posibilidades de viajar al UNIV, así que bendita sea la ocasión...


El grupo se componía de unas quince personas de las cuales solo dos éramos numerarios. El otro numerario sería el Secretario y en Roma nos encontraríamos con un alumno del Colegio Romano que haría de Subdirector.

Así fue que partimos a Londres. Yo había estado en Roma para la Beatificación, mientras que para el otro numerario era su primera experiencia "overseas".

Lo primero que hicieron en la delegación fue prevenirme, aclarándome que "los ingleses eran gente muy fría, y que no me extrañara que me fueran a tratar con distancia". OK, very well. Sin embargo grande fue mi sorpresa cuando descubrí que no era así. Es más, nunca -repito nunca- en la opus me trataron tan bien como en Netherhall. Baste de muestra un botón: un día estaba muy, muy resfriado, con fiebre y demás. No podía acostarme a descansar por dos motivos:

1) El otro numerario que me acompañaba -que estaba en el centro de estudios- tenía muy pocas luces y toda su actividad desde que llegamos a Londres fue sacar fotos -parecía un turista japonés- y comprar cosas que su familia de sangre le había encargado -es decir un ejemplo de templanza-

y 2) Estaba en Londres y vaya uno a saber cuando volvería a estar allí nuevamente (si hubiera sabido que volvería años después varias veces mas me hubiera quedado en cama).

En ese estado de decrepitud -en el que ya los pañuelos y las aspirinas no alcanzaban- se me acercó el Secretario de Netherhall para darme un remedio. Me dijo "Tienes mala cara, tómate esto que te hará bien". Ese simple detalle me sorprendió. Nadie, repito, nadie en mi región me había alcanzado algún remedio sólo por tener mala cara. Es más, alguna vez hasta tuve que reclamar algo de atención ya que -en mi centro- se habían "olvidado" que estaba enfermo y no me habían alcanzado la cena (pensaron que no estaba en la casa, hombre, que caridad!!!)

Ni hablar de las tertulias que viví allí. Cuando las mismas eran sólo de numerarios -recuerdo que Netherhall es una residencia enorme- se la pasaba realmente bien.

A pesar de estos detalles comencé a "pegarle apostólicamente" a los "muñecos" que tenía allí, a mi entera disposición. Parecían esos muñecos inflables que usan los niños a los que uno les pega y vuelven a pararse. El objetivo era tumbarlos. Numerator -es decir yo- estaba programado para eso y eso fue lo que hice. Mientras paseábamos, mientras comíamos, mientras viajábamos, mientras estudiábamos ingles, etc. La idea -única del UNIV- es que la gente pite. Si no se consigue eso, mal resultado.

Ser director en esas condiciones no era de los mejor. Los "muñecos" eran universitarios, tenían sus propias ideas y sus ganas de divertirse. Yo también las tenía, pero más bien que era el que debía dar el ejemplo

De todas maneras mi cabeza era completamente "opusina", sino, fíjense como fue parte de mi informe sobre la ciudad de Londres: "La ciudad tiene un clima moral bastante decadente y a nuestra forma de ser resulta un poco "pesada". Tiene muchos museos para visitar y culturalmente vale la pena. La mayoría de los negocios cierran a las 18.00 hs. - ya es de noche - por lo que a las 18.30 o 19.00 hs ya no hay gente en la calle. No hay nadie, por lo que no resulta peligroso." Hoy diría "I love you London", ya que es una ciudad que realmente me gusta y disfruto cada vez que voy.

Esos días pasaron rápido. Nos terminamos acostumbrando al frío y humedad y nos hicimos -aunque parezca mentira- muy amigos. Sobre todo la primera semana que paramos en un albergue cercano a Netherhall que presentaba los siguientes problemas (según el bendito informe):

1) "se encontraba bastante alejado de Netherhall House. Se tardaba aproximadamente entre 10 y 15 minutos de allí a Netherhall. Eso influenciaba en el horario, ya que si se deseaba llegar a hacer la oración en Netherhall había que calcular levantarse por lo menos con una hora de anticipación. Además se hacía imposible volver a desayunar a la misma. El horario de desayuno coincidía con el de la Santa Misa. Tuvimos que pedir que nos dejaran desayunar en Netherhall, cosa por la que no hubo problema alguno".

2) "Es mixta. Ello afectaba un poco el ambiente de al convivencia, ya que el basement que habitábamos era compartido con unas españolas. Se compartían los mismos baños, si bien todos eran individuales -duchas y demás- y no nos cruzábamos mucho con ellas. De todas maneras la higiene de los baños no era de lo mejor. Es de destacar que las mujeres en Europa encaran a los hombres, o sea que no esperan a que ellos los inviten a hacer algún plan sino que toman la iniciativa.

3) "La comida que se proveía en el mismo no era de muy buena calidad."

Me da vergüenza pensar que yo escribí eso. Pero en "planeta opus" así se juega.

Estudiando en Netherhall conocimos a muchos estudiantes extranjeros. Fue la primera vez que alguien -en este caso un español de nombre Saulo- hablaba pestes de la opus, pero con cariño. Me hice bastante amigo de él y ahí comencé a darme cuenta que quizás yo no era todo lo "numerario" que debería ser ya que me dijo: "Hombre, que me he dado cuenta que eres numerario -y director- por que eres el que da las órdenes aquí y todos te obedecen. Pero dudaba de ello. He tenido que preguntar. Realmente no lo pareces: nunca he visto a un numerario tan divertido y tan mal hablado."

Pasaron los quince días, con el Secretario (que sólo sabía realizar el cambio de dólares a libras, pero no al revés. No sólo eso, sino que no había forma de
hacerle entender el tema) y los "muñecos" partimos a Roma, donde pensaba -otra vez erróneamente- que con más ayuda podría descansar un poco y dedicar aún mas tiempo/calidad apostólica a los muñecos que me interesaban (a esta altura era tan presumido que creía saber quienes podrían tener "vocación" y quienes no).

La llegada a Roma fue caótica (Roma siempre lo es). También lo fue el arribo a
Villa Tevere. Llegamos allí aproximadamente a las 15.30 o 16.00 horas. Se nos
informó que nos acoplaríamos con el grupo de Sevilla que arribaría a las 19.30,
por lo que tendríamos que esperar en la puerta de Villa Tevere con el equipaje
hasta que ellos llegaran. No lo consideramos lo más conveniente. Yo comencé a quejarme. No me parecía lógico que se dijera a un grupo de quince personas que esperaran en la puerta de esta casa tres horas, junto con su equipaje, sobre todo luego de haber viajado unas dos horas y media. Los "muñecos" tenían hambre. En Villa Tevere no nos permitían dejar el equipaje en el garage "porque estaba el auto del padre". Pregunté si era mas importante el auto del Padre que nosotros y me respondieron sin mucha preocupación que si. Esto me sacó de mis casillas y monté un escándalo tal que no sólo dejamos nuestras maletas en el garage sino que también pasamos a descansar adentro.

Un detalle que me impresionó de V.Tevere es que todo el mundo conocía mi nombre. Yo no sabía quién era quién y todos parecían conocerme. Me cruzaban por las escaleras y me saludaban por el nombre. Esto me dio piel de gallina, ¿cómo podía ser? Si alguien lo sabe, por favor explíquemelo.

El UNIV siguió con las cosas de siempre, la visita al Papa, las tertulias con "el Padre" - en Cavabianca y V. Tévere - donde siempre se "infiltraba" alguien de San Rafael, la celebración de la Misa de Pascua en la Basílica de San Pedro -teníamos entradas-. Realmente espectacular. Uno se decidió a pitar y otro estaba al borde. Hasta los más irreductibles de los "muñecos" habían hecho propósitos de mejorar, que obviamente después no cumplirían.

Una anécdota divertida ocurrió en una tertulia con el Papa. Teníamos sólo una entrada para primera fila y el resto para el fondo. Venían con nombres y la VIP era la mía, cosa que me disgustó. Se la quise dar al Secretario, pero de V.Tevere dijeron que era para mí y que debería obedecer. Así fue que estaba en primera fila, junto a una niña muy maja vestida de campesina rusa -o polaca, vaya uno a saber - y una señora italiana -supernumeraria- con su hijo, Luca, de unos cuatro o cinco años. Recordé que el Papa siempre saludaba a los niños, por lo que en la espera me gané la confianza de Luca. Jugaba con Luca, lo revoleaba por el aire y demás, esperando la entrada del Papa. La madre de Luca ya me miraba con desconfianza. En eso llega el Papa, y saludó rápidamente a los de la primera fila. La "rusita" le dio un ramo de flores. El Papa le dijo algo y siguió. Yo me quedé petrificado y el Papa pasó frente a mi y a Luca sin siquiera mirarnos. Atiné a decir "Santo Patre, un baccio per il bambino". El Papa escucho esto y volvió donde yo estaba, agarró a Luca (a quien yo tenía en brazos) y le dio un sonoro beso. En un arresto de valentía seguí pidiendo en mi italiano inventado "Santo Patre, ¿e per il otro bambino?" señalándome a mi mismo, a lo que el Papa también me beso. Hombre, que me emocionó mucho.

Llegó la hora de volver a la región y a los problemas de siempre. Al igual que los muñecos, yo tenía propósitos propios, que al poco tiempo se esfumaron. Sin embargo el UNIV me sirvió para ver que la opus no era todo lo perfecto que me decían. Tenían todos los defectos que se veían en la región, más un desmedido culto a la figura del fundador -con ver la cripta alcanza-. La opus no era de uno, la opus eran ellos. Y esto no era lo que se me había enseñado. Había algo que ya no me cerraba.

(Continuará)


Publicado el Monday, 12 April 2004



 
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