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 Tus escritos: En la casa de mi padre hay muchas moradas.- Ana Azanza

070. Costumbres y Praxis
Ana Azanza :

A la polémica desatada sobre el corazón o la razón por Margarita (me gusta llamar a la gente y a las cosas por su nombre), le vienen bien estos versos inspirados de Antonio Machado:

 

Dice la razón: Busquemos

la verdad.

Y el corazón: Vanidad.

La verdad ya la tenemos.

La razón: ¡Ay, quién alcanza

la verdad!

El corazón: Vanidad.

La verdad es la esperanza.

Dice la razón: Tú mientes.

Y contesta el corazón:

Quien miente eres tú, razón,

que dices lo que no sientes.

La razón: Jamás podremos

entendernos, corazón.

El corazón: Lo veremos.

 

Es cierto que el corazón se demoniza en el opus dei, pero no menos que la inteligencia. Eso de que el opus es para los intelectuales, o de que se nos daba una formación “intelectual” y poco sentimental es otro de los mitos. La deformación opusiana ataca en todos los frentes. La persona que plantea cualquier tipo de duda, así sea “el color de las cortinas”, es complicada, difícil. Imposible cuadrar en ese mundo cerrado e hipernormativizado con un mínimo de sentido crítico o pensamiento propio. En  caso de que veas, oigas o escuches algo que te haga pensar que no todo es tan perfecto como te lo pintan, es preciso anularse completamente, hacer como que “no has visto, no has oído, no sabes nada”...



En lugar de los espíritus críticos, intelectuales de toda la vida, triunfan los correveidiles, los churreteros y cuanto más cotilleo al servicio de la jerarquía interna mejor. Hay numerarias y agregadas a las que no se les conoce otra ocupación profesional seria: viajes a la delegación y entrevistas con las directoras para comentar “de su centro”, sonsacando siempre a todo el mundo, haciéndose las simpáticas “para que les cuentes” y luego ellas contar. El correo del zar. Libro recomendado en opuslandia y libro puesto en práctica… ¡Atención a los que seguís dentro y con dudas que todo son submarinos a tu alrededor a ver qué pillan…!

 

Como lo de los colegios mayores, ¿qué tontería es esa de que vayan todos a la oración aunque se tengan que acostar después de la acción de gracias? ¿a qué se dedican las noches en los colegios mayores del opus dei? ¿quién puede resistir y tener una buena formación universitaria seria sin dormir las horas necesarias?

 

En alguno de los episodios que viví en mis últimos y cada vez más lejanos tiempos me di perfectamente cuenta de que allí nadie estaba viendo absolutamente nada de lo que no está permitido ver. Ya no me refiero a libros o películas o periódicos. Me refiero a hechos sangrantes de la vida cotidiana, a injusticias palpables, a mentiras gordas como casas. Daba igual si una numeraria era una inútil y las que mejor lo sabían eran las directoras, la “loca” no era la directora que había puesto a esa persona en un consejo local: la “loca” era la que se atreve a señalar y decirlo en voz alta. Como el cuento del rey desnudo, así son las cosas en ese régimen del silencio. Locos no son los responsables de haber organizado y mantener tanta manipulación, es loco el que se atreve a señalar la verdad.

 

¡Cuántos ejemplos tengo de eso! No sólo por mi persona, también capté que para ellas era una “loca” alguna agregada que todavía sigue, atreviéndose a decir de vez en cuando la verdad.

 

Han sido muchos años de mudez, de vida en zombilandia, de no poder opinar, de control exhaustivo sobre nuestra persona, vestimenta, palabras, posturas, expresiones de la cara, amistades, uso del tiempo, del dinero, ideas, sentimientos… que tenemos todos mucho de que hablar. Nos amordazaron tanto, nos noquearon de tal manera con las miles de mentiras que se repiten y se escenifican una y otra vez, que en esta página hay una necesidad inmensa de expresarse. Necesitamos todos decir lo que “sentimos pensamos” o “pensamos sentimos”, sin importar ya demasiado el orden de esas dos palabras.

 

Alguna vez Carmen Charo lo ha señalado que aquí cabe todo el mundo y todo tipo de maneras de expresarse, yo no entiendo qué hay de ofensivo en las palabras de Margarita para una persona que es un ex miembro como ella. Me cuesta comprender los correos que han llegado metiéndose con esta persona, no veo motivo de ofensa para nadie en sus propósitos, como no sea para los propios manipuladores. Ellos son los que necesitan ser señalados porque ya está bien de tanto engaño, de tanta pose, de tanta apariencia. Estamos hartos de los fraudes, de los disfraces.

 

Y retomando el tema de la “pseudo intelectualidad” opusiana. ¿Cómo van a caber intelectuales de verdad en ese ambiente enrarecido? Los pretendidos intelectuales son manipulados como los demás, se les ensalza mientras no critiquen una tilde a los directores en la sombra. Todos sus libros son papel mojado, no sirven, están controlados, escritos al dictado. Dicen “lo que” y “en la medida en qué” conviene a la institución a la que pertenecen. Jamás si ven una injusticia en el centro en el que viven, y las ven a diario, manifestarán su desacuerdo. Al que vagamente dice algo o ve algo que no se debe ver, primero se intentará que su psiquiatra lo “reconvierta” y segundo se le mostrará, y no precisamente de manera amable, la puerta de salida.

 

Pedro Pérez de la Blanca ha contado cómo su libro sobre un tema histórico publicado por Ariel, fue tomado a risa, cómo se burlaban de él los demás numerarios ¿qué libros había escrito toda esa gente que tomaban a broma una tesis doctoral de ese calibre? ¿cuáles son las  publicaciones y los trabajos de investigación de todos los directores y directoras de las delegaciones que viven del cuento?… ¿dónde está la intelectualidad selecta? Sólo les vale lo que ellos impulsan para los fines institucionales, lo que no va en esa línea lo desprecian. Y perdonarme qué os recuerde, no hacen nada. Ni en el campo intelectual ni en ningún otro. Se nos olvida con frecuencia en qué consiste el doloroso trabajo de ser director en el opus dei…

 

¿Cuántos informes a los directores no se han publicado ya en esta página? ¿Qué fue de todas las quejas que nos molestamos en poner por escrito antes de salir confiando en ser escuchados? Recuerdo a Maque, Fede, Daniel, Ruiz Retegui, Antonio Petit, Pedro Pérez de la Blanca y decenas más de “memoriales de agravios”. ¿Qué ha hecho el opus con toda esa literatura? A la papelera.

 

Si alguna vez el Vaticano o las autoridades civiles competentes abren una investigación no creo que les agrade que se descubra que llevan décadas tapando los problemas y echando tierra encima de nuestras legítimas reivindicaciones. Antes bien, procuran que los que nos fuimos pongamos por escrito nuestro agradecimiento, también la carta de despedida se la dictan al desertor, como recuerda Agustina. (Yo la escribí en mi casa a mi gusto).

 

Un par de apuntes biográficos: a propósito de Carmen Castillo a la que J. Knecht señala como numeraria privilegiada, casualmente ella fue la encargada de grupo de mi madre supernumeraria. En efecto, para que no digan que nos inventamos cosas, Carmen Castillo tenía un piso en avenida de Barañáin en Pamplona, enfrente del colegio San Cernin, mira qué casualidad. Allí vivía con su madre, una señora mayor con un fuerte acento “granaíno”, a la que mi madre no sé si mediante pago o de forma benévola, hizo compañía durante algún tiempo, en los momentos en que su hija estaba en la universidad.

 

Y esto me lleva al tema que sacaba Joseph Knecht, en efecto, hay numerarios y numerarias en “régimen especial”. Pero claro no tiene el mismo papel para el opus una numeraria pitada con 16 años, una servidora, que toda una eminencia en epigrafía latina en el momento de pitar. Aunque desde luego, meterse en ese berenjenal opusiano siendo catedrático de universidad y reconocida intelectual y nada menos que de numeraria… me reservo la opinión. Prefiero lo que me pasó a mí, aunque no me dejaran ni sonarme los mocos en paz.

 

Hay muchos opus dei y muchas “numerarieces”. “En la casa de mi padre hay muchas moradas”.  Es evidente que a Carmen Castillo no le van a corregir si cruza las piernas en la tertulia, o “come mucho pan” o se sienta siempre en el mismo sitio del oratorio. Como tampoco se lo van a corregir a José María Pemán, supernumerario que pitó siendo ya un escritor consagrado de la España franquista…. Y del que recientemente he oído hablar. Quiero decir con esto que hay pitajes para la esclavitud y pitajes para el “relumbrón”, prestigio y “pase” social de una institución tan oscura y fascista como la que nos ocupa.

 

Por eso prefiero no haberles aportado “prestigio profesional”, haber sido esclava y ahora sentirme libre para decirle al opus dei que no les debo más que los disgustos. Esto va por los que me achacan mi “rencor” al opus que no me dio un puesto. Yo no entré ni estuve diecinueve años en la Cárcel Modelo por un puesto. Para mí es un honor del que presumo como si fuera la mayor de las condecoraciones.

 

Gervasio tiene toda la razón: lo de la consagración del mundo a Cristo es un camelo. Me ha gustado mucho tu última intervención aclarando qué es trabajo (“currar”), que es oficio, que es profesión. Y como el opus busca los puestos representativos, no los “trabajos”. Muy acertado y esclarecedor tu párrafo sobre lo compatible, y la “desocupación” que se pueden permitir los catedráticos universitarios. Un aplauso para ti, porque pones aún más al descubierto la mentira de la “santificación del trabajo”.

 

 El opus dei es un mundo que genera sus propios trabajos para su propia gente, no hay ni por asomo un compartir inquietudes con tus iguales que no pertenecen. En todos los centros en los que viví siendo profesora en un instituto público yo era la excepción, junto con alguna otra. La mayoría de las numerarias mayores son administradoras, directoras, trabajan en la universidad de Navarra, en la clínica universitaria, en el colegio de fomento, en la librería TROA, en la delegación y si alguna se escapa, no preocuparse porque trabaja de secretaria en la empresa de un supernumerario. Así es el opus: “colocaciones para todos los nuestros S.A.”

 

Y tus iguales son gente a la que tienes que llevar la luz del opus dei, invitar al retiro, llevar a confesar, dar un folleto sobre la obra, pedir dinero para la clínica en el Congo belga o dar una buena imagen… De ninguna manera compartes el asunto que supuestamente lleva a la gente a ocupar un puesto de trabajo. Para ti como miembro opus lo fundamental es la misión.

 

Otro pequeño asunto, hace unos meses otro amigo peruano puso por escrito que sus familiares opusinos se habían disgustado por su abandono de la numerariez. Más que nada porque ahora eran uno más para repartir la herencia. El tercer hombre.

 

Me encanta que lo digas, comparto tu experiencia. Aunque mi hermano no pertenecía oficialmente al opus, ese fue el mayor de los disgustos que le pude dar al salirme: reclamar lo que era tan mío como suyo, pues soy tan hija de mis padres como él. Sin casa, sin dinero, sin ahorros, con pleitos…. ¡vaya lo que se alegró de verme liberada! El lo tenía ya todo, su trabajo, su casa, mujer e hijos, su “dinerillo”. Y lo más grande, había vivido en libertad su juventud. Personas que en aquellos momentos tan duros de mi vida me demostraron su apoyo me echaron en cara cariñosamente que se me había ocurrido contar lo de mi hermano en mi libro… Era un problema de “estética”, no está “bonico” ir contando barbaridades de la propia familia.

 

Lo que no está “bonico” es cometer esas injusticias y ser tan egoísta. Hay que contarlas a la sociedad, mucha gente pulula alrededor del opus dei y tienen derecho a saber “lo que se cuece” y hasta donde pueden llegar las desgracias del que es numerario y deja de serlo. Y hay que contar que esa es la gente que el opus ensalza, porque tuve que aguantar que la susodicha Carmen Castillo alabara las virtudes de mi hermano, cuando la numeraria pobre como una rata que no tenía donde caerse muerta al salir del opus era yo. Sospecho que la gente a la que le gusta el dinero por encima de todo es la que mejor se entiende con el opus dei. Estoy por pensar que también había algo de eso. Con lo que deduzco que efectivamente, después de diez años explicando el programa de formación inicial a las recién pitadas Ana Azanza era la menos enterada del “espíritu”.

 

En eso están pensando nuestros parientes, mientras nosotros nos desangramos el alma por un problema de conciencia que nos parte en dos tras tantos años de entrega a la mentira: el problema de nuestros hermanos es que venimos a reclamar una herencia…. Y no es precisamente que nuestra familia esté en la miseria… ¿esto es ejemplo de qué cristianismo exactamente? Porque no lo acabo de pillar…

 

Ana Azanza




Publicado el Wednesday, 25 February 2009



 
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