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 Tus escritos: El Opus Dei y el fetiche de la moral católica.- Flavia

060. Libertad, coacción, control
Flavia :

EL OPUS DEI Y EL FETICHE DE LA MORAL CATÓLICA
Flavia, 6 de junio de 2009

 

Gente, en mi recorrida periódica por la web me encuentro con el escrito de Maria ML del 29/06, y las diversas respuestas a sus inquietudes.

No tengo nada que decir a Maria ML que el tiempo y la experiencia no vayan a mostrarle a ella misma, sólo recordar que la vida humana está sellada por el amor de Dios, y Él no se aparta nunca.  No es fácil romper las secuelas mentales, afectivas, morales, espirituales, de la Obra,  pero es posible, y la libertad recobrada va siendo fuente de gran alegría, que compensa los dolores y las angustias.

Y los sueños, sueños son, y sirven como índices de aquello que ha de ser discernido, trabajado... el desafío es cada día, y la fidelidad a lo verdadero en la propia vida, a lo demás -a todo lo demás- se lo lleva el viento, aunque haya quienes pronuncien sus juicios con la consistencia de realidades gigantescas. Los gigantes, como se sabe, a la larga o a la corta, muestran sus pies de barro: simplemente caen...



Ciertamente hay cosas que sólo se liberan, se superan, en la práctica. Allí se descubre que el cielo es más ancho que la celda opusina, y que hay otro aire que respirar. Una libertad difícil pero posible y apasionante. Y es justamente el Dios que nos ha hecho y que nos ha liberado quien nos sostiene en esa búsqueda.

Me parece, en una perspectiva más amplia, que es clave para quienes hemos sufrido las consecuencias del mundo opusino, generar una palabra propia acerca de nosotros mismos -más allá del tumulto de juicios externos, esquemas y prejuicios-.

Hay una suerte de "ascesis" de la libertad que hace imprescindible un saludable silencio, una especie de ayuno de lo que enturbia la percepción de nuestro mundo anímico, necesario para escuchar las voces que nos hablan desde el corazón de nuestra experiencia personal.

Este ejercicio implica, desde mi punto de vista, una activa resolución de resistir a los esquemas fascinatorios de los moldes opusinos y cambiar el ángulo de la mirada y de la audición. Lo que quiero decir es que hay modos de "programación" de la vida de las personas que, por su estructura misma, fijan nuestra lectura de la realidad en un contenido, valoración, o precepto. Al hablar de fascinación me refiero a ese efecto incantatorio que inmoviliza la voluntad, el pensamiento, la vida anímica, transformándose en un muro que nos impide actuar y juzgar con autonomía.

La preceptiva "moral" del opus dei tiene, en mi opinión, esa lógica: un contenido que se repite irreflexivamente hasta el cansancio, y que sustituye y difiere ad infinitum todo contacto con la propia experiencia, con el juicio personal. Este asunto es particularmente agudo en lo relativo al "sexto y el noveno", según el infeliz latiguillo opusino.

No es casual este acento, pues la dimensión afectivo sexual juega un papel central en el proceso de subjetivación, en la creación de una esfera de intimidad. A ese núcleo de la personalidad apunta todo regimen de control, también la llamada obra de dios, por este motivo es tan complicado para muchos -para mí lo ha sido- construir autonomía en esas cuestiones.

Cuando reflexiono sobre estos asuntos siempre recuerdo lo que Doña Carmen le decía al pequeño José María, "Jose María, vergüenza para pecar", y no deja de sorprenderme lo poco que aprendió ese niño, futuro santo de diseño. A instancias de él mismo y de su obra sigue siendo vulnerada la vida de quienes hemos tenido la desgracia de "conocerlo", lo cual es el más grave pecado, atentar contra lo que Dios ha creado. Nuestra vida -cuerpo, alma, afectividad, conciencia-, que Dios hizo sagrada e inviolable, ha sido el campo de experimentación de estos "salvadores" de pacotilla, con las consecuencias perceptibles en múltiples testimonios de esta web, también en las palabras de Maria ML.

Entonces, y para finalizar, a cuantos han decretado que María ML -así como cualquier otra persona en situación similar- está en pecado mortal y que Dios no está en su alma, según lo que dice la santa madre Iglesia, y la moral católica, y la naturaleza masculina y femenina, y demás argumentos de estilo similar y profundidad de charco -como decimos al Sur del Sur-, quisiera manifestarles, con la mayor educación posible, mi más profundo desagrado. Valga, no obstante, una pequeña recomendación: aunque sea lean a Royo Marín, para decir sandeces con un conocimiento de manual tridentino modelo s. XX.

Y respecto de las ideas que sostienen las condenaciones antes citadas, y a las prácticas que se derivan de ellas, no puedo sino manifestar mi más profundo desprecio. Lamento tener que decirlo, pero, aún con las mejores intenciones, hay concepciones que son inadmisibles.

Desgraciadamente el opus dei ha tejido una trama de falsedades y errores cuya larga mano extiende su influencia, escudándose en ese fetiche llamado moral católica.

Saludos,
Flavia




Publicado el Monday, 06 July 2009



 
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