Queridos amigos:

Me gustaría traer a vuestra consideración algo que pienso siempre que aparece una Calandria o cualquier otra ave del mismo plumaje.

Calandria sabe la verdad de lo que pasa en el lado oscuro, igual que la sabemos todos nosotros. Ahora nos sale con el cuento de que las cosas no son ya así, que lo que contamos son cosas de hace muchos años. Ella utiliza el mismo doble lenguaje que yo mismo utilicé muchas veces para confundir a la gente que me preguntaba cosas sobre el opus. Yo era igual de hábil que ella (casi tan hábil, perdón por mi arrogancia) para pretender argumentar sobre la libertad que hay en el lado oscuro y demás cuentos chinos, que no es necesario repetir. La verdad es que casi la alabo, porque si está allí adentro tiene que defender el lado oscuro, aunque sea con verdades a medias o con claras mentiras, pero lo tiene que defender para ser consecuente. Eso o marcharse. De hecho, cuando yo ya no tenía ninguna gana de defender el opus me fui.

Ni ella os va a convencer a vosotros, nosotros, ni cualquiera que realmente conozca el lado oscuro,  ni vosotros la vais a convencer a ella. Sin embargo, esas personas, Calandria y semejantes, de cuyas intenciones reales no tengo certeza, están haciéndole un buen servicio al lado oscuro. La idea es que si alguien que no sabe del tema se asoma por aquí, verá que hay unos a favor y otros en contra, como en todas partes. Si no se mete a cavilar profundamente, cosa no muy practicada en estos tiempos, este ingenuo visitante acabará llegando a la conclusión de que ninguna de las dos partes tiene razón, y que si quiere saber la verdad lo mejor será que vaya a comprobarlo en persona. Y allí estará el opus desplegando todos sus encantos para seducir al ingenuo y engancharlo en sus redes.

Aunque no sea esa la intención consciente de Calandria, es el principal efecto de sus imaginativas comunicaciones que tantas reacciones provocan.

Dicho esto, no os quito más tiempo que hay que empezar a prepararse para la Navidad.

Un abrazo para todos.

Dionisio