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 Tus escritos: La historia de nuestro hijo.- Miguel_M

060. Libertad, coacción, control
Agustina :

Historia de nuestro hijo
Miguel_M., 13 de noviembre de 2009             

Actualmente ni mi esposa ni yo podemos trabajar pues estamos delicados de salud y los dos tenemos una invalidez, pero hasta hace tres años éramos profesores de bachillerato.

 

Nos conocimos en el primer curso de carrera. Hicimos un curso prematrimonial dirigido por la Obra.  Nuestro matrimonio tuvo lugar casi al mismo tiempo que la entrada en el Opus Dei. Hubo quién nos quería alejar del matrimonio en vigilias de celebrarse, tanto conmigo cómo con mi esposa, pero ya véis, nuestro amor es muy firme y el Señor no permitió que nuestra vocación matrimonial se acabara antes de empezar.

 

Es curioso porque ha pasado mucho tiempo, pero todavía resuenan en mis oídos las palabras de un sacerdote  en un club juvenil diciéndome:  " ...yo también quería casarme,.. pero, mira, aquí me tienes..." "...todavía estás a tiempo..."

 

Esto ocurría por el mes de mayo-junio y en agosto nos casamos. Con mi esposa fueron algo más "crueles" y pido perón por la palabra, pero en una "convivencia de estudios" le dijeron: "cuando venga tu novio a buscarte, tu ni te acerques, ni un beso, ni le des la mano porqué es pecado" Efectivamente cuando fui a buscarla al final de la convivencia yo estaba como en otro planeta: ¿Qué había pasado? ¿Por qué no me daba un beso como siempre? ¿Por qué no podía cogerla de  la mano? ¡Santa inocencia!...



De recién casados fuimos del Opus Dei durante unos cinco años, como supernumerarios. Tuvimos una primera hija, con algún problema en el embarazo de mi esposa, pero nació a tiempo y bien. Tuvimos un segundo hijo algo apremiados por las indicaciones (no exactamente órdenes) de nuestros respectivos directores para que tuviéramos más hijos, argumentando la paternidad responsable y la generosidad para con Dios. Tampoco a su parecer (el de una persona célibe) existía causa grave alguna como para no tener en seguida más hijos. Así nació a los seis meses de gestación nuestro segundo hijo el cual padece una discapacidad sensorial. Al año de haber nacido descubrimos su deficiencia sensorial y por este motivo quisimos trasladarnos de domicilio, pues en aquel entonces trabajábamos en dos colegios de IFE (Fomento en el resto de España). En la población donde estaban estos colegios no había ningún servicio para atender a un niño con la deficiencia de nuestro hijo.

 

Hicimos pues por manera de volver a nuestra tierra.. Yo pedí una plaza como profesor en un colegio (obra corporativa del Opus Dei). Cuando ya tenía el sí del director, una llamada del Presidente de IFE hizo cambiar el giro de las cosas de modo que tuvimos que permanecer más tiempo alejados de nuestra ciudad. Una vez en ella. seguíamos aún en la Obra, pero nos dijeron nuestros respectivos directores que este hijo acaparaba mucho de nuestro tiempo y que nuestro grado de dedicación hacia él era excesivo. Nosotros sabíamos que requería todo nuestro esfuerzo para superar la discapacidad. Nos repitieron que por más que nos dedicáramos, nuestro hijo mejoraría sólo si Dios quería y que, por tanto, no valía la pena tanto esfuerzo nuestro. Según ellos, debíamos llevar a este hijo a un centro para discapacitados sensoriales en Valencia. Allí los niños eran educados en un régimen de internado, liberando así a los padres. Nosotros : "...debíamos pues ignorar a este hijo y tener más hijos...." (indicación textual de nuestros directores).

 

Nunca nos negamos a tener más hijos, pero aquel no era precisamente el momento más adequado, precisamente teniendo en cuante la paternidad responsable. Nos pidieron que dedicáramos más tiempo a labores de apoyo-apostolado en los clubs de la Obra, dando clases de diversas materias (fotografía, pesebrismo, Scalextric, etc....). Como sea que no obedecimos estas indicaciones, un buen día en el círculo semanal el director gritando dijo: ¡¡¡ Aquí las cosas se dicen para que se obedezcan, y si a alguien lo le gusta, allí está la puerta ...!!!

 

Evidentemente el siguiente 19 de marzo no renovamos.

Hoy este hijo discapacitado es un buen profesional de la salud. Buen hijo, y mejor católico.

 

Tiene una hermana unos meses mayor que él.

 

Efectivamente tuvimos un tercer hijo. Un hijo que requirió 9 meses de cama de mi esposa más una operación de cerclaje del cuello uterino para impedir un parto prematuro. Un hijo con una infancia alegre, criado en gran parte por su abuela materna. Chico tremendamente hogareño, entregado al estudio. Amador de la geografía, los viajes, la meteorología. 

 

Éste hijo pidió la admisión a los 15 años (casi 16). ¿Supongo que preguntarán cómo es eso?   Lo primero que me viene a la cabeza para responder  es que el hombre es el único animal que tropie-

za dos veces (e incluso más) en la misma piedra.

 

Nosotros no tuvimos más contacto con la Obra. Nuestros hijos no fueron educados en ningún colegio de la Obra, pues nuestro trabajo era en otros centros privados católicos, pero sin ningún contacto con la institución. Nuestra hija mayor fue perseguida durante un tiempo por alguna "niña de San Rafael"(1) pero supo ella sola seguir otro camino.

 

Cuando nació el pequeño, llevamos a los mayores a un club de la Obra, pero fueron solo un par de meses, pues justo por entonces enfermó y murió el padre de mi esposa. Como no dábamos abasto con la situación, a la hora de los deberes fueron cada uno a un club.

 

El hijo pequeño, al igual que los otros, salvando la excepción explicada, no pisó nunca un club.

 

Pero un verano decidimos llevarle a perfeccionar su inglés al Reino Unido y nos dieron buenas referencias de una Organización que se dedicaba a eso con garantías de que hablaría sólo inglés, etc.... bla, bla, bla... Tuvimos una entrevista. Sabíamos que los organizadores eran de la Obra pero no vimos nada malo para un mes escaso. Bien, pues el hijo pequeño, volvió del Reino Unido ya pitado. Con 15 años. La labor de los directores en 20 días fue espectacular. Todo hay que decirlo. Al principio creíamos que una oposición frontal sería mucho peor y optamos por no decir nada. Pero llegó el momento de ir al centro de estudios. Accedimos. En septiembre de 2008 (hace algo más de 1 año) tuvimos una entrevista con el director del centro de estudios. Le pedimos que al acabar el año no lo llevaran fuera . Nos prometió que no lo llevarían fuera.  Sin embargo, llegado el mes de mayo  nuestro hijo nos hizo una visita sorpresa además de relámpago  (en todo el curso pasado  sólo vino una vez a casa: el día de San Esteban). Nuestra inquietud subió varios grados...  Nos dijo que para  este curso 2009-2010 lo habían destinado a otra ciudad.

 

Evidentemente  esto  requería  un cambio en la universidad, un cambio en el plan de estudios, etc.... Él nos dijo que era libre para aceptar y evidentemente había aceptado, pues hacía poco que había escrito una carta al "Padre" mostrándole  su disponibilidad  para  ir dónde le mandaran, e incluso eligiendo alejarse de su tierra(2)

 

Nos pilló contra las cuerdas. Al cabo de un mes se casaba su hermana mayor. Vino a la boda pero no se integró en ella. Durmió en casa la noche anterior porqué su madre insistió hasta la amenaza, pero se exacerbó con algunas escenas de la vida familiar normal y cotidiana. Durante la boda se ausentó deiversas veces para realizar las normas de su plan de vida, dejándonos a todos boquiabiertos. Al dia siguiente ya tuvo que dormir en el club. A estas alturas había pasado varios episodios de ataques de angustia, vómitos, náuseas, temblores, dolor de estómago, nudo gástrico, cefaleas, necesidad de tomar algún tranquilizante flojo, .... Su mirada estaba perdida en el espacio. Ojos trsites, córnea amarillenta, piel amarilla y síntomas de ictericia dérmica. Adelgazamiento de más de 10 Kg. Tristeza.

 

(1) Curiosamente San Rafael es nombre que significa de Aquel que Dios a curado" o "Dios ha sanado"  y nada tiene que ver con las juventudes masculinas y femeninas a quien la Obra atribuye un cierto patronaje.

 

(2) Este dato lo hemos sabido después por medio de dos matrimonios de supernumerarios que han hablado con los sacerdotes de la Delegación. O sea, que saben más de nuestro hijo las otras familias que nosotros mismos. 

 

Distanciamento familiar, distanciamento con sus hermanos. Burlas hacia ellos con tono de superioridad.

 

Bajada espectacular en el rendimiento académico.

 

Mi esposa llamó a la delegación de la Obra. Habló con el subconsiliario (está por debajo del vicario general) el cual le dijo que el hecho de irse. no indicaba que no nos quisiese como padres. Mi mujer insistió varias veces diciendo lo que nos habían prometido meses antes: que se quedaría. dado nuestro estado de salud. Respuesta del sacerdote: ustedes no están tan mal. Tienen otro hijo y si su marido se muere ya le llevaremos  más cerca de casa!!!! Y añadió: ocurre que ustedes han educado demasiado responsablemente a sus hijos.

 

Tanto insistió mi esposa que el sacerdote un buen día le contestó: no tengo tiempo para escuchar

a madres histéricas.

 

Yo mismo llamé entonces a un sacerdote amigo nuestro de la Obra,  el cual prometió ayudarme yendo a visitar a nuestro hijo al dia siguiente. Pasadas unas horas le llamé para concretar la hora de salida y su respuesta fué:  no puedo venir porqué justamente mañana viene a visitarme el sacerdote subconciliario (el mismo con quién había hablado mi esposa) y como comprenderás no puedo dejarlo plantado. Además: tu tienes un problema que no es tu hijo, es tu esposa que está enferma de la cabeza, pues es demasiado exagerada como madre. Todo esto lo hemos tragado con amargo sabor. Pero lo hemos ofrecido para la veracidad de la vocación de nuestro hijo, del cúal nunca hemos dudado en cuanto a honestidad ni sinceridad de vocación.

 

Desde setiembre hasta hoy las cosas se han agravado hasta llegar a colgarnos el teléfono repetidas veces,  decirnos que ya no somos su primera familia.... que gracias a su familia actual (la Obra) ha mejorado en muchas cosas como su carácter, etc... Decidimos no subvencionar económicamente su estancia pues no sólo nos pedia el dinero para la residencia sinó una cantidad mensual para sus gastos y en previsión de los gastos que comportarían los cursos de retiro, convivencias, etc.

 

A día de hoy y después de una visita forzada que provoqué en la delegación de la Obra, apenas nos habla. No admite razón externa alguna. Se niega a hablar con nadie que no sea de la Obra (sacerdotes, seglares, médicos). Se niega a visitar un médico para solucionar su estado de salud precario, si este médico no es de la Obra. Se niega a cualquier analítica sanguínea. Nos dice que queremos que su vocación tambalee. Nosotros le hablamos de la posibilidad de que hable con personas que han pasado por la Obra. y lo han dejado y que escuche las razones. Nada que hacer. Lo hemos probado con ex-numerarios, con sacerdotes que no tienen que ver con la Obra, etc.... Nada. Nos acusa de querer destrozar su vocación, de que ya no somos sus padres, de que nos han cambiado a nosotros. Le decimos que quien ha cambiado es él, pero no lo admite. Nos dice que cuando le decimos que está adoctrinado y manipulado le estamos diciendo "tonto", pues él se cree suficientemente inteligente como para no dejarse "pillar". Lo único que hemos conseguido en tono positivo es: .... ¿Si sabíais eso,... por qué no me lo decíais antes?. Le contestamos que no creíamos que se llegara a este extremo de arrinconar a su propia familia.

 

Un fin de semana estuvimos en su ciudad para visitarle. Fuimos los padres y su hermano. Estuvimos de miércoles a domingo. Hasta el sábado todo transcurrió correctamente. Pudimos dialogar con él. Hablamos del tema económico prometiéndole abonar los gastos del colegio mayor. Ya le habíamos abonado el importe de la matricula de la universidad. El sábado nos llamó el director del colegio mayor, para decirnos que nuestro hijo estaba enfermo. Nos personamos en al colegio mayor y constatamos que tenía una trastorno gastrointestinal de consideración. Decidimos llevarlo a un servicio de urgencias en ser sábado. Nuestra mútua de salud nos cubriría los gastos. El director y el sacerdote del centro (médico también además de sacerdote) desestimaron nuestra petición diciendo que no era necesario: que lo que tenía nuestro hijo no era nada grave. Medida su temperatura comprobamos que presentaba fiebre moderada e insistimos en llevarlo al servicio de urgencias. Muy amablemente nos acompañó un numerario del colegio mayor y subdirector. En el servicio de urgencias estuvo siempre a nuestro lado otro numerario estudiante y residente en el colegio mayor con nuestro hijo

 

Después de unas tres horas de ingreso en el hospital de día salió nuestro hijo con su madre. El informe médico elaborado por el facultativo en el apartado anamnesis, consta, entre otros síntomas:

            Astenia desde hace semanas

En el apartado evolución:

            Tratamiento a domicilio con recomendación de seguimiento  en consulta externa

En el apartado de tratamiento:

            Reposo en casa por 7 días. Recomienda acudir a valorar por médico de cabecera o urgencias.

 

De vuelta al colegio mayor. nuestro hijo se puso en cama con signos marcados de fiebre alta, mareos, vómitos etc. Nos preocupó observar varias anomalías en su analítica sanguínea. El director del centro me pidió el informe y los análisis. Presuntamente los envió a un médico conocido suyo, el cual, habló conmigo telefónicamente sin que nunca se identificara como médico. Nos dijo que ningún parametro de la analítica revestía mayor importancia. Entramos y salimos varias veces del colegio mayor. Siempre que volvíamos nuestro hijo se encontraba acompañado, lo cual nos pareció un hecho positivo en principio. En una de las visitas, el sacerdote me llamó y me dijo textualmente: “que cuidara a mi esposa pues no estaba bien de la cabeza ya que llamaba mucho a su hijo y le decía cosas contrarias al espíritu de la Obra. Me dijo que nuestro hijo  quedaba trasbalsado siempre que llamaba mi esposa.” Que conmigo no pasaba  en tan alto grado. Intenté contarle a este sacerdote el trato que habíamos recibido del sacerdote subconciliario de nuestra demarcación. Le quitó toda importancia rompiendo el argumento e hilo de la conversación y apelando al amor de Dios me istó a disculpar toda actitud de esta sacerdote y de otros numerarios de la delegación de nuestra tierra. Nos instaron a abandonar el colegio. Como fuera que aquel día no habíamos aún asistido a la Sta Misa: fuimos a ella. A la vuelta nuestro hijo estaba con muchas personas en la habitación. Su estado era poco menos que aceptable. Pedimos por favor que nos dejara a solas con él para poder hablar de temas familiares. Se nos negó esta petición argumentando que nadie se tenía que ir de su propia casa. Su madre insistió en hablar a solas con su hijo y poder, además pasar la noche a su lado. Yo por mi parte, con los nervios algo desgastados pedí insistentemente que nos dejaran solos. Como no lo conseguía apelé a la buena educación. Nuestro hijo se levantó de la cama y gritando a su madre la hizo salir de la habitación . A mi me empujó con fuerza y también me instó a abandonar la residencia ya que él estaba en “su casa” “con su familia”. En aquel momento nuestra reacción, pensando en que nuestro hijo debía venir con nosotros a nuestro domicilio para ser tartado, fue recoger todas sus pertenencias en maletas. Cuando salimos de la habitación fuera estabán varias personas que en tono burlón y amenazador nos dijeron que  nuestro hijo se había marchado. Exigimos hablar con él. Nos dijeron que no sabían donde estaba. Pero al poco apareció una de estas personas con un teléfono móvil en el cual estaba en línea  nuestro hijo. Intentamos hablar con él pero colgó el teléfono, a mi y  a su madre.

 

Salimos del colegio mayor y nos fuimos al hotel. A la mañana siguinte tuve que ingresar a mi esposa por un cuadro de dolor generalizado que afectó a su ya existente enfermedad de fibromialgia y fatiga crónica. Le administraron un calmante con el que pudo realizar el viaje de vuelta

Entre tanto el hijo que nos había acompañado en el viaje intentó que se le recibiera en el colegio mayor y visitar a su hermano, pero le fué prohibida la entrada con expresiones tales como:....” tu hermano no está”....    ...”tu podrías hablar con él si él quisiese”.... ...”pero tus padres no podrán hablar”.....

 

Su hermano intentó que se le dejara venir al domicilio familiar. Le fue negado. Les explicó que si realmente su hermano pequeño  tenía esta vocación y ésta no era fruto del adoctrinamiento y la coacción, volvería con todas las garantías.

 

De vuelta en nuestro domicilio hemos intentado llamar varias veces. Unas nos han colgado el teléfono. Otras se ha puesto el director y ha dicho cosas incoherentes: no está, no sabemos donde está, no se quiere poner.

 

Mi esposa ha llamado por qué a nuestro hijo, gracias a la analítica sanguínea practicada, nuestro médico de cabecera internista ha decubierto en él una enfermedad genética metabólica. En si no es grave ni tiene tratamiento específico, pero se debe valorar, controlar periódicamente y se puede aliviar aplicando unos sistemas de vida preferentemente no estresantes: buen descanso, comida abundante y equilibrada, poco ejercicio físico pues aparece cansacio prematuro, no someter al cuerpo a prácticas como el ayuno o la mortificación física, no adelgazar, cuidar las infecciones, etc.

 

Es decir: una vida totalmente contraria a la que está llevando nuestro hijo.

 

Hemos pedido por escrito que pueda venir al domicilio para ser tratado pero de momento no hemos obtenido respuesta

 

Nuestra familia está desunida. Nuestro hijos mayores nos acusan de haber sido malos padres, aunque ellos tampoco saben qué hacer.

 

Mi esposa hace más de dos años que les decía a los directores del centro de estudios que hicieran una analítica a nuestro hijo pues sus síntomas físicos denotaban algo anormal. Nunca la hicieron caso. Dudamos de que estos métodos sean realmente cristianos.

 

Piensen, terminando ya, que nosotros entregamos de corazón a nuestro hijo al Señor, sin reservas, y que si en algo hemos sido contrarios es porqué lo entregamos, sano, alegre, con 13 o 14 Kg más que ahora. Con una sonrisa de oreja a oreja. Con un interés enorme en los estudios y en el buen redimiento académico. Con una salud física inmejorable. Con una salud mental sin escrúpulos y con gran sencillez. Ahora, con sinceridad espartana, no le vemos así, sinó totalmente obnubilado, anonadado y enfermo.

 

A dia de hoy añado que en estas pasadas Navidades, como de costumbre nos visito (sólo porque se lo pidió su hermana para darle una buena noticia) por San Esteban (nunca por Navidad) sólo 4 horas y no quiso ni venir a casa. Tuvimos todos que desplazarnos a un restaurante porqué el no quiso ni tan solo venir a la calle de SU casa.

 

Actualmente ha accedido a hablar, a ser visitado por su madre y parece que empieza a pensar por él mismo.

Atentamente
Miguel




Publicado el Friday, 13 November 2009



 
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