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 Tus escritos: Es el momento de abandonar el barco. Respuesta a Russell.- mochilero

020. Irse de la Obra
mochilero :

Es primera vez que escribo aquí, hace ya un par de años que me fui; nunca viví en un centro por “asuntos personales” que a pesar de la violencia de los directores no terminé de remediar antes de decidir irme muy lejos. Fuera de vivir en mi propia casa, mi experiencia en la obra fue bastante parecida a la contada aquí miles de veces. No soy un lector muy frecuente de Opuslibros, pero me ha dado por contestar a Russell, pues tras leer su historia me he sentido particularmente identificado.

Russell, aquí van mis consideraciones y consejos, espero te sean útiles.

Seguro se te viene a la mente aquello de la puerta angosta para entrar, y abierta de par en par para salir; y te estás dando cuenta de que entrar fue absurdamente fácil y salir requerirá bastante energía de aquí hasta el 19 de marzo (cuando de acuerdo con las reglas opusianas cesa el compromiso a menos que lo renueves). Es muy probable que los directores te hayan dicho esta mentira en algún momento, y muchas otras. Mira, de todo lo que has oído del director, buena parte son mentiras (“piadosas” digamos, por otorgar algo de disculpa); por eso, cuando consideres o reflexiones sobre tu situación, tratando de aliviar tu confusión, ignora absolutamente todo lo alguna vez oído de la dirección de la obra, y piensa cara a Dios, al de verdad.

Por lo visto en tu historia, atribuyes la raíz de tus problemas a no poder complacer a los directores a la vez que tu vida profesional marcha satisfactoriamente. Es comprensible que tengas problemas. La cosa es esta: el manojo de normas y labores de un numerario no son propias de gente normal. La universidad está diseñada para gente normal, luego los horarios, viajes y carga de trabajo no tomaran en cuenta lo que en otros tiempos estaba confinado a monasterios. Solución: sé un superhombre o escoge la mejor parte. Si ser un superhombre no es factible, que no lo es, sólo te queda la pregunta del director ¿qué es más importante?. Te llegó el momento de dejar de contestar cumplidos...



¿Es más importante la conquista del mundo para Cristo o una caprichosa vocación profesional?

Así como tus aspiraciones profesionales no son, en lo más mínimo, un capricho; el Opus Dei no tiene el monopolio de la santidad por mucho que te lo haya hecho creer. ¿Poner tus planes por encima de de los de Dios? ¿Ser un profesional excelente, padre de familia ejemplar, y llevar almas a Dios? ¿Encima de los planes de Dios? Por favor. Ese era tu plan, y el de Dios, hasta que el Opus Dei se metió en el camino.

¿Qué te fijaste en cosas superficiales? Digamos que sí, a todos nos pasa, y si eso me libró del Opus Dei ¡Bendita superficialidad!.

Dime ¿Crees que tu infelicidad en el Opus Dei se va remediar con que los directores de dejen en paz? Si así vas a estar tranquilo, que mediocre. Uno de los problemas más serios de la obra, me atrevo a decir, es el efecto que provoca en el estado mental de sus miembros que hace que se dediquen a lamerles las botas a sus directores, o lamentar no hacerlo. Si lo que te atrajo era Dios, quédate con Dios, que no está reservado a la obra.

En el Opus Dei, que no te mienta tu director, serás: En cuánto biólogo: promedio; en cuanto a hermano e hijo: respetado; en cuanto a relevancia social: nada; y en cuanto a llevar almas a Dios: ¡Uff! ”Ni 300 millones, ni 300 mil, ni 3 mil……..” (¡?! ¿no era así?).

El Opus Dei tiene cada día menos miembros, y resulta cada día más extraño a las personas externas. De verdad, que en su círculo social un numerario admita que es numerario y le quede un amigo es y será cada día más difícil. Si le llegan a alguien nuevo será por los clubes juveniles, donde se recurre sistemáticamente a la mentira para que piten, que poco tiene que ver con acercar almas a Dios. De paso, los clubes no son sostenibles ni en número de numerarios ni suelen serlo económicamente. Si te pagaban muy bien por “pocas horas” en un colegio de la obra es para trasladar dinero de los padres de familia a tu centro de estudios. ¿Quién dijo que la obra no puede dejar de existir?, es muy arrogante pensar que la obra nació para toda la eternidad, las cosas vienen y van, y en mi opinión, la fecha de caducidad de la obra ya llegó, y es momento de abandonar el barco.

Que no te vaya a entrar la “llamada” de reconstruir a la obra para que empiece a servir de algo, como dije, ya caducó. Además, son demasiado herméticos como para dejarte, siquiera, hacer que tus sugerencias pasen de un director local. Espero que ya hayas dejado de creer en las cartas al padre, que es como creer en santa Claus. Santa Claus deja miles de millones de regalos en 24 horas como el prelado lee 80 mil cartas en un mes, sólo los niños y los directores saben cómo. Pues este tipo de historias absurdas son las que abundan en la obra, una de ellas es que van a respetar tu vida profesional y que “si no pitan aquí, pitan en filipinas”. Acuérdate, al obra tiene una frase hecha para toda ocasión, y con ellas tratarán de reengancharte antes del 19 de marzo, si no funciona empezaran con los chantajes del tipo “si tienes un viaje y no puedes hacer normas está bien”. Mi recomendación sincera, decídete de una vez, díselo, y luego no respondas jamás el teléfono. Si insisten mucho en hablar contigo envía al exnumerario de carácter más fuerte que conozcas a pedirles “por favor” que te dejen en paz, seguro será efectivo y divertido a la vez.

Mira, la obra está viciada, no sé en qué momento ocurrió, pero ahora lo importante es que la gente pite y luego se dedique a hacer que más personas piten. Esto, no sólo es estúpido si el objetivo en teoría es que hayan santos de lo ordinario poblando al mundo, si no que no funciona, en lo absoluto. La campaña de 500 fue un fracaso del cual, de haberlas sugerido yo, seguiría rojo de vergüenza. A este fin estúpido, se suman medios inmorales, dignos de ser denunciados y de rezar para que el cielo haga algo. Las mentiras y el sobre control de los miembros son la punta del iceberg. ¿Acaso crees que tu charla fraterna se queda entre tú y tu director? ¿Qué la consulta de las correcciones fraternas es para “evitar que dos personas hagan la misma corrección”? ¿Que tu palabra vale más que la firma de 100 notarios? ¿Quieres que te sigan mintiendo?

¿Vas a mentirles a tus amigos para que piten? ¿Les vas a decir que la obra es ese camino de santidad? ¿Les vas a decir que es alegre, que su felicidad está en ser de la obra?

¿Es alegre viajar desde la playa de vuelta a tu centro, por los escrúpulos de un director, tomando riesgos sin que tus padres puedan enterarse? Eso, disculpa, sería enfermo. Arrastrar a tus amigos a eso es inmoral, y es eso precisamente lo que la obra te pide, y sólo eso, nada más les importa.

El subdirector burlándose de ti, que te responsabilicen porque nadie de San Rafael está en el retiro (la culpa viene de Roma), que te pregunten para qué te dio Dios la inteligencia, si disgustas a tus directores eso es lo que te ganas. Claro que se miden hasta donde pueden llegar, de haberme dicho algo así el director se hubiera ganado demasiados insultos de vuelta, se tuvo que conformar con hacer malas caras. El trato por mis “hermanos” no era necesariamente muy bueno, no existía la confianza para pedirles ni un favor, pero no era peor que eso. Lo que realmente me afectaba era el número de disposiciones desproporcionadas que tomaban sobre cómo debería ser mi comportamiento, que poca cosa tenía que ver con lo que de verdad afectaba mi vida interior. No te quieren santo en medio del mundo, en medio del mundo no se te pueden controlar, te quieren en el centro todo el día, que llegue la gente hacia ti, no al revés, como dictaría la lógica.

Mi experiencia es, si no estás dispuesto a seguir a los directores ciegamente, ni sumarte a la práctica del proselitismo agresivo e inmoral que la obra exige (que, insisto, es un acto contrario a la búsqueda de Dios y al apostolado de verdad), vas a terminar enfermo y maltratado, y más te va a costar salir y adaptarte a una vida de verdad. Si todavía eres una persona sana y equilibrada, no esperes más para salir de ahí. Yo me volví un enfermo, fracasé en la universidad, y pasé tanto tiempo siendo tan raro que perdí hasta el último amigo y hasta el respeto de miembros de mi propia familia. Me puedes imaginar ahogándome y vomitando mientras me sujetaba de un árbol en el jardín de mi centro, sin sentirme suficientemente querido como para decirle a alguien que había algo que me estaba matando, que algo estaba mal; ellos no quieren oír eso, te sientes obligado a fingir que eres feliz, y que el apostolado va bien. Vivir esa doble vida que tu mencionas, que en mi caso era tratar de ser normal, que en mi opinión era lo único que daría los frutos que yo esperaba ver; y tratar de obedecer y complacer a los directores, me volvió loco y te va a volver loco a ti. Si es Dios lo que te mueve, que no te extrañe que sea lejos, lejos de la obra.

¿Vas a influir de la misma manera siendo padre de familia que siendo numerario? ¡!, Qué estás diciendo. Si me explicas como vas a influir siendo numerario, ¿qué parte de ¡nadie quiere un numerario cerca! no entiendes? Y no sueñes con ejercer la biología como numerario, es una posibilidad remota. Haz que las cosas dependan de ti, y tal vez resulten; sujeta tu voluntad a la dirección de la obra, y espero que obedeciendo seas feliz, pero lo dudo, si tienes dos dedos de frente y los ojos abiertos verás que la obediencia, en la obra, es inmoral. Te ordenan mentir a tu familia; te obligan, al estilo de un interrogatorio del FBI, a decir las cosas que “estas escondiendo”; te prohíben las amistades, y sobre todo, te piden colaborar en sus montajes y engaños para llevar niños a la obra, y mantenerlos engañados hasta que cumplan 18. No puedes obedecer con la conciencia tranquila, y así, cualquier felicidad deberá ser fingida.

Fuera de la obra la vida tampoco es fácil, apostolado incluido. Pero la libertad es el punto de partida, cosa que no tienes en la obra. No te sientas más por dejar a tus hermanos en la obra, algunos ya te estarán envidiando por haber dado el paso, se irán “uniendo al club” cada cual a su tiempo, esa es mi experiencia. No cuentes con que en la obra sean muy amables. Cuando luego de salirme me topé con el vocal de San Gabriel en una librería todas mis intenciones de un saludo afectuoso fueron en vano, pobres ellos. Nueva universidad, nueva carrera, nuevos amigos, todo ha salido bien, amo la vida y la libertad como nunca la hubiera amado si no hubiera estado ahí atrapado. Lo único de lo que me he arrepentido en relación con mi salida de la obra es haber salido con la boca cerrada, cuando existen tantas cosas que decir. Si despertara de un sueño y me encontrara otra vez adentro, aprovecharía la tertulia de la cena para armar un escándalo.

La vocación a la obra no existe, te la vendieron de un modo y te entregaron otra cosa, a eso yo le digo estafa, Dios no juega con uno, el Opus Dei sí.

mochilero




Publicado el Monday, 11 January 2010



 
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