Queridos todos, querida amiga Gps ():

Con dificultad me atrevo a dirigirme a tí, ya que has estado veinticinco años en el Opus Dei y yo sólo nueve o diez. Pero te digo que comparto el ochenta por ciento de lo que dices.

No detallas qué cosas te decían en la charla y que iban en contra de tu conciencia, por lo que es imposible juzgar sobre ello.

Sí me parece apreciar un detalle que yo he sufrido mucho: Darle constantemente vueltas a la cabeza preguntándome ¿en qué fallo? ¿en qué estoy fallando? Eso no lleva más que a un desgaste intelectual terrible. Lo pasas mal haciendo el examen, lo pasas mal en el curso de retiro, lo pasas mal en todas partes.

Dicen, que la vida interior debe servir para hacernos cada vez más sencillos. San Josemaría habla en la Introducción a Camino de "un plano inclinado". Pero la realidad es que la superabundancia de formación, información y exigencia nos rebasa y al final no hacemos nada más que sentirnos mal.

Yo sé de gente que viviendo con naturalidad sus limitaciones sale adelante. Esa gente existe. Debe ser porque son sencillos ya de entrada y van tomando del famoso "puchero" justamente lo que necesitan para su vida interior. Yo los he visto. He convivido con ellos. Es así.

Hay una frase en el Catecismo -yo lo he visto en OpusLibros- que dice que a la charla no se va a aprender sino a mejorar. En ocasiones, mucho después de dejar la Obra, cuando me he confesado con un sacerdote agregado y me explicaba alguna cosa, no recuerdo cual, yo le decía: "Sí, ya, ya lo sé". Él riéndose me contestaba: "No, si tu sabes muchas cosas, la cuestión es hacerlas".

Buscar el atajo de la humildad a través de la oración. No se me ocurre más camino. Y con carácter general no exigirse uno más de lo que se exigiría en otras circunstancias. Aceptar nuestra impotencia como algo que podemos ofrecer a Dios y pedir, pedir.

Creo que eres muy valiente relatando tus circunstancias pasadas.

También yo soy valiente metiéndome a dar consejos que nadie me pide.

Con afecto.

JUAN.