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 Tus escritos: Catorce años cumplí...- Montserrat

030. Adolescentes y jóvenes
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Quisiera felicitar a Armando por su relato "Un lustro de libertad".  También quisiera preguntarle: ¿crees que los que ahora están convencidos de que la Obra es su camino, son completamente felices?

¿Son realmente felices? ¿Este convencimiento se da en condiciones de ABSOLUTA LIBERTAD PERSONAL? ¿No sería mejor llamarle “etapa por la que se tiene que pasar para interiorizar la falta de libertad”? Como muy bien dices, en esta web todos se entregaron con la ilusión de una vida plena al servicio de Nuestro Señor, y ahora ven que NO HA SIDO ASÍ.

Hablas también de la FARSA en la que vivíais y de lo VALIENTES que son algunos para hacer lo “prohibido”: entrar en esta web. Creo que estás dando en el clavo.

Me han llegado al corazón de una forma muy especial las palabras con las que cuentas la comodidad como motivo para quedarse, a la vez que exclamas: ¡Miradles! y preguntaos ¿Son felices? ¿Sus MIRADAS son las de alguien que tiene la felicidad que da el estar lleno de Dios? En este punto quería centrar mi breve relato, no sin decirte antes ¡cuanto comprendo la situación que viviste con tu hermano pequeño! No puedo ahora decirte más.

Veamos...  



a un niño/a de unos catorce años. Hay quien los llama adolescentes, otros preadolescentes. Jóvenes, etc... Para mi son niños. Conozcan o no la Obra, pitan. ¿Qué saben de la vida, del mundo, estas criaturas? Si miras sus ojos antes de pitar verás en ellos la luz de la felicidad, de la sencillez, de la transparencia, de la bondad, de la alegría, de la libertad, de la ausencia de miedo; oirás carcajadas sonoras en su boca. Vivirás con el/ella unas intensas relaciones con SU familia (la de sangre) y con sus amigos.

Esta actitud, al pitar cambia lentamente. Aparece el hermetismo. Ya le están MANIPULANDO (Santa coacción). Pierde esta alegría espontánea. Dejan de oirse estas carcajadas. Las relaciones familiares toman otro tipo de sustrato comunicativo, menos efusivo. Hay quién dirá: ... esto es típico de los adolescentes.... No es así. Aún en la adolescencia el comportamiento en el seno de la familia nunca adolece de lo que se ha aprendido y manifestado si hay plena libertad. Muchas de las actividades familiares tradicionales se ven truncadas y se truecan por otras que ya no organiza el núcelo familiar sino el club juvenil, que empieza a ser otra pseudofamilia en donde siempre hay alegria, buen humor... casi todo es perfecto en frente de una familia con numerosos defectos, que pronto empiezan a aflorar en labios del adscrito/a.

Cuando llegan los 18 años, la partida al centro de estudios deja a la familia con una falsa sensación de que... bueno, .... pronto volverá,...el fin de semana,...las vacaciones... Navidad... pero no. No vuelve. Era una partida definitiva. Un deshacimiento de todo, incluso de los lazos familiares más arraigados. ¡Era mayor de edad, se lamenta la familia! No podemos hacer nada. ¿Alguien le ha preguntado al muchacho/a si realmente sabe a dónde va? ¿Sabe con quién o con qué se encontrará? ¿Sabe de qué libertad dispondrá? Empieza la etapa de blindaje total: ¿Con quién puede relacionarse? Con nadie que no sea del agrado de su director. Ni tan siquiera puede expresar sus sentimientos al compañero/a. ¿Puede hablar con su familia de sangre? No, sería de mal espíritu. ¿Puede ir a SU casa? Casi nunca. Siempre hay algo que hacer, alguien a quien atender, a quien “tratar”, alguien con quien hacer apostolado, como si los de la familia no fueran los sujetos receptores de apostolado más importantes. Pero es que ... ¿y SU casa, y su madre, la que lo parió ? ¿Y su padre? ¿Y los hermanos? ¿Y la educación que recibió? No. No es de buen espíritu. ¿Dónde está la mirada luminosa? ¿Dondes está la risa? ¿La bondad, la alegría, la felicidad? Se han canjeado por una especie de mirada perdida, sensación de ausencia física real. Está allí, pero su mente, no está. Se le nota ido. Triste, cansado, escueto en su hablar. Miedoso. Miedo de cometer alguna imperfección, alguna falta. Lo tendrá que contar todo a su director.

Aquello que había empezado siendo un camino de santidad en medio del mundo se ha convertido en una educación acartonada, rígida –(y las cañas demasiado rígidas se rompen)-, la educación del temor. Su familia lo había educado en la educación del amor: amar al Señor, amar a la Virgen. Confiar en su misericordia. Ahora esta familia se ha convertido poco menos que en el demonio para su alma.

No es dificil manipular a los 14 o a los 15 años. Tampoco a los 18. Pero esta manipulación, no por ser fácil (creo que todos seríamos capaces de hacerlo) es menos coartadora de su libertad. A Dios se le ama en libertad. Dios nunca nos obligó a nada. Dios nos ofrece, nos propone, se ofrece Él mismo. La respuesta a esta proposición y ofrecimiento la damos nosotros libremente. ¿Se puede amar a Dios desde la imposición?

Parece que el Opus Dei ha olvidado que al final de la vida se nos examinará de nuestros actos. También a “ellos” los examinarán de sus artimañas, de sus mentiras.

Dichosos los que os habéis dado cuenta de que querer al Señor y crecer en Él como personas es bondad, amor, paz. ¡Nunca es MIEDO! Felicidades a los que os ha sido dada esta gracia. ¿Cuánto tiempo deberá pasar para que los que están dentro se den cuenta? ¡Qué pena me dan! Sus ojos y sus miradas les delatan. No demuestran felicidad. Se les ve manipulados. Me atrevo a decir: robotizados. No les hace falta esconder o intentar aparentar. Leyendo en sus ojos se puede ver claramente. El Señor nunca manipuló a ninguno de sus seguidores.

Hay que reconocer que sus técnicas de manipulación son buenas. Pero no por eso debemos dejar que se salgan con “la suya”.

Gracias Exnumeraria por leer mi escrito. Me atrevo a aconsejarte algo para que puedas reponerte cuanto antes. Suena a tópico pero es cierto:

1.- Reconstruye toda tu experiencia vivida. Es lento pero lo lograrás. Eres muy  fuerte, más de lo que imaginas.
2.- Aparca esta reconstrucción en algún lugar tranquilo de tu conciencia. Cierra estas vivencias en la “cajita” de los recuerdos que NO hay que meditar. Quiza no puedas olvidarlos del todo, pero enciérralos. Relativízalos.
3.- Vive tu vida actual. Feliz. Libre. Piensa siempre que al Señor se llega por el  camino más recto, que es el de su Madre. Ni Él ni Ella te adandonarán. Ánimo. Lo lograrás. Cuenta con nuestra ayuda.

Marietta, he recibido tu ramo de flores. No sabes lo que me ha ayudado. Gracias por tu ayuda y por tu amistad.

Agustina: gracias por tu excelente trabajo en esta web.

Montserrat

PD: soy una persona católica, practicante. En el quehacer diario me surgen los contratiempos normales y algo de propina. Mi fuerza es la de decirle a estos problemas cuan grande es mi Dios y presentárselos pasando por la Virgen. Ah! No soy del Opus Dei y a menudo me pregunto si, siendo así, tengo “garantizada” mi salvación, pues parece que “ellos” amenazan con esta afirmación cuando alguien quiere marcharse de la Obra. No recuerdo que el Señor haya dicho jamás tales palabras.




Publicado el Wednesday, 17 March 2010



 
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