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 Tus escritos: Once años después (10).- Maripaz

077. Numerarias auxiliares
Maripaz48 :

ONCE AÑOS DESPUÉS (10)
Maripaz, 21 de abril de 2010

 

Los meses que viví en Pamplona por aquella época, fueron los más maravillosos del mundo por mi recién estrenada libertad. Aún así, todavía era muy reciente mi salida y casi sin querer, no era capaz de olvidarme de mi antigua vida. Como vivía muy cerca de la Universidad de Navarra, solía darme grandes paseos con el perro de mi hermana por el Campus. Me encantaba observar los Colegios Mayores de los chicos y verles a lo lejos en su ir y venir. Alguna vez vi caras conocidas de antiguos residentes, donde yo había vivido, pero me retiraba discretamente por aquello de la costumbre...



En el verano, había convivencias de chicas jóvenes en los Colegios Mayores femeninos y se las veía en grupos tocar y cantar con la guitarra. Me acercaba lentamente y las observaba con descaro y alguna vez descubrí algún rostro muy conocido que miraba para otro lado al darse cuenta que llevaba un perro, cosa no muy normal, entre las numerarias. Era como el detalle significativo, de que no estabas en muy buen plan...

A veces, me acercaba a la ermita de la Virgen del Amor Hermoso y rezaba a mi manera. Todavía conservaba mi fe intacta y me gustaba pedirle ayuda para mi futuro. A mi lado jóvenes estudiantes, se apiñaban en silencio contándole sus cuitas. Quizá nuestras peticiones y nuestro cariño hacia ella, eran bastante similares a pesar de todo.

Una tarde que exploraba atentamente unos pantalones colgados en una percha de un centro comercial, sentí que me llamaban por mi nombre, el diminutivo con el que me solían llamar en la obra. Al levantar la mirada pude ver el rostro de una numeraria canaria, profesora de religión en un colegio del opus. Habíamos vivido juntas en un Colegio Mayor de chicos.

Mi sorpresa fué mayúscula... habían pasado casi tres años desde mi salida, y no me había encontrado con ninguna persona que estuviera dentro, hasta entonces. Ella, muy efusiva, me saludaba casi con emoción. Pero para mí, sin poder evitarlo, fue un choque emocional muy fuerte. Era como volver a mis recuerdos de antaño materializados en aquella persona que me sonreía. La verdad, no reaccioné de manera agradable... me preguntaba que era de mi vida fuera, con verdadero interés y yo, como a la defensiva, le contestaba con reproches doloridos .

Ella, no sabía como reaccionar... y educadamente, me deseó lo mejor...

Recuerdo de ella que era muy alegre y divertida. Tocaba el "Timple" me parece que se llama, un instrumento musical de Canarias heredado de su abuelo. “Una verdadera joya”, solía decir cuando lo sacaba para tocar en las tertulias de su flamante bolsa, que lo tocaba ella, porque nadie más sabia hacerlo, como dando explicaciones de su apego desmedido a un objeto familiar.

Ahora, si me encuentro con alguna de mis antiguas "hermanas" que se atreven a saludarme, lo hago con una naturalidad pasmosa. Han pasado los años y las heridas restañadas. Lo siento por la numeraria canaria, que tuvo el detalle de saludarme y no fué correspondida del mismo modo. Si me la vuelvo a ver, seria muy diferente.

Fué allí donde tomé la decisión de tener un perro para compartir mi vida con él. Muchas veces al sacar el de mi hermana a la calle, me cruzaba con las numerarias auxiliares que volvían al centro, después de un día de agotador trabajo y aunque esquivaban encontrarse con mi mirada, pude percibir en la suya, una ironía maligna, viendo para lo que había quedado mi particular mundo sentimental... pienso que dirían por lo bajo "aquí la típica solterona amante de los animales, lo que hay que ver”...

Os puedo asegurar que mi perra me da un cariño generoso y autentico... quizá el que, muchas veces, no experimenté al lado de ellas.

Maripaz

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Publicado el Wednesday, 21 April 2010



 
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