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 Tus escritos: Segunda norma del Opus Dei: La Santa Coacción.- Montserrat

030. Adolescentes y jóvenes
addicte :

Segunda norma del Opus Dei: La Santa Coacción

(La primera: La mentira)

Una de las maneras de reclutar a personas en el Opus Dei y la más frecuente es apuntar a un niño-adolescente de 14 años, que tenga inquietudes religiosas y decirle : “Dios te ha llamado para el O.D.”

En este momento se le presenta al adolescente una visión del Opus Dei perfecta: atrayente, divertida, con muchos “amigos”, posibilidad de excursiones y salidas, de deporte, ambiente cariñoso y pacífico, etc. Quien en esta edad con inquietudes de seguir a Jesucristo porque ha vivido y ha sido educado en el seno de una familia cristiana, se puede resistir a decir: no.
El color de rosa abunda en el camino que sigue a estos momentos idílicos. ¡Qué os voy a contar que no sepáis!

Con la llegada del campamento de instrucción de reclutas (Centro de estudios), el adolescente vislumbra alguna cosa que no encaja del todo, pero: ¡Ay de ti que te oses pensar mal! Estarás yendo en contra del “buen espíritu” de casa. En realidad esta breve visión no trasciende pues tampoco el adolescente tiene tiempo para poder engarzar sus pensamientos, pues se le ocupa todo el tiempo, hasta que el propio cuerpo lanza las primeras señales de SOS.

Cuando la separación familiar ya ha sido llevada a cabo en el tiempo y en el espacio, y el adolescente está cansado para poder pensar con claridad en los pros y contras de este alejamiento, viene una mayor separación aún. No fuera que le quedara algún resquicio de su propia personalidad y la supiera emplear para volver a amar a los de su familia. o simplemente que este resquicio aflorara. No. Nada puede aflorar, nada puede mostrar signos de debilidad. (como si amar fuera un signo de debilidad).

Es frecuente que con el tiempo resurjan estas preguntas de pequeños temas que no acaban de sedimentarse dulcemente en la mente del joven. Éste, pero no puede preguntar a nadie: las amistades con intimación de confidencias están prohibidas. En la charla fraterna (confidencia) el director se encarga bien de decirle al joven que sólo debe obedecer. Que estos pensamientos son el demonio en forma de... ¿su familia? Que se está faltando al buen espíritu de su nueva familia. Pero eso sí: proclaman, estos mismos directores ante los padres del joven, que él es libre. Si no va a casa, es porqué él no quiere. Él es libre del todo. Puede incluso quedarse a dormir en su domicilio. ¿Por qué no? Pero el joven nunca se queda.

En la formación del propio criterio personal (si es que existe en el Opus Dei) el joven deja el centro de instrucción de reclutas y pasa al cuartel, en donde hay un cierto aligeramiento de cargas en cuanto a su número, pero no así en cuanto a su intensidad. En este tiempo es frecuente y normal que se presenten cuestiones sobre la propia vocación (aquella que un día alguien le dijo que tenía porqué Dios lo llamaba a la Obra). ¿Cómo hacer pues para minimizar las consecuencias de la aparición de tales cuestiones? Facil: hay que machacarlos trabajando. Es decir: aquello que en principio era causa de santificación, el trabajo, ahora es fuente de ocupación para distraer el normal discernimiento y crecimiento personal en cualquier vocación. Quizá con dos palabras sepa expresarlo mejor: no pensar.

Si alguna vez aparece la duda en la vocación, todo está programado para que la duda se disuelva: ...es el demonio. ...Si una vez tuviste vocación no debes volver a plantearte si la tienes. Planteártelo supone un pecado de soberbia.... (hecho que choca cuando es a veces el propio director quien, a según que fieles les dice: tu no tienes vocación. Debes dejarlo). Ahí está la trampa de la vocación. No es tal. El joven va con el corazón en la mano. Se da, se entrega. Pero el/los directores manipulan, COACCIONAN en él su conciencia haciendo aparecer y desaparecer una vocación en función de la valía del joven, de su capacidad de autocrítica y por lo tanto de crecimiento interior.

Me da pena hablar así, cuando en este hablar se constata que no se está siguiendo casi en nada la doctrina de Jesús, quien propone, invita, hace que descubramos, etc. ¿Por qué la Santa Madre Iglesia no hace nada para parar los abusos de la Santa Coacción en el O.D.? ¿A caso no se da cuenta?

Estos jóvenes que empezaron en el O.D. siendo unos adolescentes creen, y es normal que así sea, que en la Iglesia lo único valedero es el Opus Dei. No conocen nada más. No saben de doctrina. No saben de la vida de los santos. No saben de los múltiples movimientos de iglesia. ¿Como saber si en otro camino también tendrían vocación a servir a Dios? ¿Acaso la Obra es el único? ¿Acaso se le debe llamar vocación al ingreso en la Obra? Lo más seguro es que la mayoría nunca lleguen a saberlo. Deben ser muy valientes para dejar la Obra y seguir otros caminos de santidad, que los hay. Pero la coacción de dejar la Obra pesa: “no puedo garantizar la salvación a ninguno de mis hijos que dejen la Obra” ¿Cómo se le llama a esto? ¿Estaría bien: chantaje emocional?

La vida llena de temor, la vida manipulada, amenazada, coaccionada, vigilada, al límite de tus fuerzas, con pocas o ninguna aspiraciones personales o profesionales, sin apenas poder pensar, sin ser crítico.... ¿es así como quería que viviésemos Jesucristo?

Para mi Dios es infinitamente misericordioso e infinitamente justo. ¿Habrá justicia para estos pobres que ya no son ellos? ¿Para ser santo hay que sufrir desde dentro?

Os quiere

Montserrat




Publicado el Wednesday, 19 May 2010



 
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