Querida Salypimienta, lamento no cumplir los "estándares" necesarios para escribir en esta web, según tu opinión.

No volveré a hacer bromas "picantes" o de "dudoso" gusto, que hay algunos que se lo toman en plan literal (aunque deberían mirarse el detector de ironías, que lo tienen averiado). También es cierto que a otros se les permiten esas licencias, pero bueno.

Mi escrito no era para "platicar las maravillas del Opus", sino una defensa a ciertos tipos de familias. De todos modos, reconocer que la institución tiene cosas buenas no debería escandalizar a nadie. De hecho si no tuviera nada bueno, los que escribimos aquí, muchos de los cuales un día pensábamos que no podía haber mezcla de error en dicha institución, seríamos bastante torpes (bueno, algo torpes fuimos...). Mi gran pecado es pensar -mas bien desear- que la Iglesia es capaz de arreglar y reformar el Opus Dei. Pues bueno, ya cambiaré de opinión si al final no es posible.

Por último, Salypimienta, te recomiendo un poco de flexibilidad en esas opiniones que tienes acerca de las familias numerosas. En mi caso (somos más de 10 hermanos, aunque no voy a decir el número para evitar identificaciones) he aprendido muchas cosas de forma natural (gracias a la falta de medios materiales, en parte) que ahora me cuesta transmitir de forma natural a mis hijos (mi familia es del tamaño de la tuya aproximadamente). Recuerdo una frase que me dijo una vez una de mis hermanas: "A veces, intentando que nuestros hijos tengan todo aquello que nosotros no tuvimos, hacemos que pierdan aquello bueno que nosotros sí tuvimos". Dios ayuda en todas las situaciones y según nuestras necesidades. No intentes encajonar tanto las cosas, que puede haber familias felices con un hijo, con cuatro o con catorce.

Un abrazo,

Renard