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 Tus escritos: Casas del Opus Dei: maravilla de la arquitectura eclesial del siglo XX.- Nicanor

070. Costumbres y Praxis
Nicanor :

Las casas del Opus Dei: maravilla de la arquitectura eclesial del siglo XX

Nicanor, 2 de febrero de 2011

 

 

Desde los inicios del Opus Dei, tras autoproclamarse Escrivá como el elegido por Dios como fundador de una institución que debía reformar la Iglesia devolviéndole la lozanía del encuentro de la santidad en medio de las cosas ordinarias, “como los primeros cristianos”, organizaría las “casas” del Opus –según dicen las biografías oficiales–, en base a la memoria de la casa paterna.

 

Ciertamente la fundación del Opus coincidió con la efervescencia de la Iglesia Católica española de modo que, con las ganas del Fundador de quedarse en Madrid, logró arrancar de su Obispo Eijo y Garay (sin que hayan aún promovido su causa de beatificación por extraños motivos), el poder hacer “casas” para los primeros fieles de aquella “Pía Unión”. Pero, ¿Cómo eran tales casas? Diría el Fundador que para darle “ambiente” de “hogar” hizo participar a su madre y hermana…



Tras la segunda “revelación” del Fundador en la que “vio” la “Sección Femenina”, el problema se hizo más complejo. La fundación crecía como espuma de cerveza servida desde alto. Chorreaban vocaciones y organizar la orquesta no era nada fácil. Ya el primer numerario había dimitido –luego se contaría la leyenda que fue por el mal consejo de un cura que le confesaba– y se necesitaba dar un orden a la organización.

 

Ya los consejos locales habían nacido, la distribución de las “charlas fraternas” y la codificación de los “documentos internos”. Ahora se debían organizar las jerarquías internas en “unidad de vocación”: numerarios, agregados y súper numerarios haciendo suya la nomenclatura académica.

 

Sin embargo, las primeras casas del Opus Dei eran un desencanto absoluto y su hermana no daba abasto para atender con las pocas numerarias a los varones que ocupaban las mismas. Separar hombres de mujeres no era tarea fácil y supuso una recolección de experiencias de formas y modos. Aunque posteriormente crease la vocación de las numerarias auxiliares, el problema seguía en pie. Las mujeres debían servir y atender a los varones en las tareas domésticas y el decorado de las casas pero no debían tener contacto entre ambos. Aún no me queda claro si es que la rígida separación que reina en el diseño de las casas del Opus Dei se debió al contacto entre un fiel varón y alguna numeraria, no lo sé.

 

Estas experiencias fueron recogidas, primero, en un manual de “Diseño de Centros”, el cual resultaría sumamente interesante por el reto que plantea para los arquitectos el mantener dobles corredores, túneles y puertas ocultas para el paso de las numerarias durante el tiempo en que deben hacer la limpieza o dejar la ropa en los dormitorios de los numerarios.

 

Cavabianca supuso la obra maestra del diseño. Las numerosas horas que pasó el Fundador supervisando el proyecto hizo que del “manual” se pasase a un libro de diseño de casas, centros, centros de estudio y oratorios. No solamente la zona de varones debía distinguir espacios de vestíbulo de recepción, cochera, salas de atención para el dictado de charlas y círculos, la salita del sacerdote cerca de la Sala de Estudio, las alcobas para el sacerdote, para el Director, los cuartos triples (hoy modificados a individuales) y el principal espacio para el Oratorio, sino también las entradas separadas desde la vía pública a la zona de la administración (numerarias auxiliares dirigida por una numeraria administradora) y la de los varones, la cocina, el comedor, los accesos entre una zona y otra para la limpieza.

 

Los primeros arquitectos de la Obra mamaron las ideas del Fundador y las soluciones que la Iglesia había recogido de monasterios y conventos trasladados a edificaciones que debían ser, o adaptadas o de planta nueva pero reflejasen ser “de la época”.

 

Así pues, para dolor de todos los arquitectos que puedan leer esta página, los planos de los Centros de la Prelatura están bajo siete llaves. De hecho, cuando quise ingresar a la zona donde se guardaban los mismos porque era el único espacio donde podía realizar un trabajo, estaban allí los planos del Centro de Estudios y menuda reprimenda me cayó por echar un vistazo a los mismos. Eran de una complejidad absoluta. Además de las dobles puertas y cerrojos, los dobles muros y sistemas de aislamiento acústico entre una y otra zona, los estudios de cierre de zonas para no interferir con el funcionamiento del Centro mientras las mujeres limpiaban por zonas, el sistema de comunicación entre el Director y la Administradora a través de lo que se denominaba “el telefonillo”, las puertas de control… definitivamente el Fundador y los primeros habían metido cabeza en llegar a soluciones que –definitivamente– hacen de las casas del Opus Dei un interesante elemento de estudio dentro de la arquitectura eclesial.

 

La amplitud de conocimientos del diseño arquitectónico de la Prelatura se extendió a las obras corporativas: Colegios, Institutos, Clínicas, Universidades, Centros de Educación Empresarial. Cada proyecto es revisado y aprobado por una comisión designada por la Comisión Regional de cada país aunque sea diseñado por un fiel de la Prelatura y contar con la aprobación desde Roma.

 

Recuerdo que, tras la remodelación del Centro en que viví, se envió desde la Comisión Regional al Director de San Miguel y al Sacerdote Secretario para que diesen su aprobación, sobretodo debían verificar que no existiese ninguna visual o sonido entre ambas casas: la de numerarios y la de auxiliares. Con buen espíritu, al tiempo, acusé al Director que, desde mi dormitorio escuchaba los bailes de las auxiliares cuando celebraban el cumpleaños de alguna. Dejaron de emplear esa sala que era contigua a la mía.

 

Torreciudad fue otro hito en la arquitectura propia de la Prelatura del cual se recogieron numerosas experiencias para el diseño de oratorios. Heliodoro D. junto con el Fundador elaboraron un trabajo maravilloso e impresionante complejo de culto, recreo para numerarios y labor de San Rafael.

 

Como últimos hitos podría mencionar la Universidad de Navarra dentro de lo que sería una de las mayores obras corporativas de la Prelatura y el IESE en España.

 

Podrá dar cuenta el lector que, la arquitectura de la Prelatura, estará marcada por el fuerte temperamento del Fundador al recorrer estos edificios de planta nueva.

 

Si bien elaborar una tesis respecto a la arquitectura de la Prelatura, de los primeros años, en los que el Fundador dibujó sobre planos, no será posible llevarse a cabo por revelar información no apta para los ojos personas ajenas, espero que alguien pudiese poner en acceso aquellos tomos de experiencias de diseño que, bien harían a la comunidad académica para investigar este fenómeno.

 

No se haga el lector idea que las “casas de la Prelatura” son tan fáciles de adquirir como pasar por una zona residencial, visitar el chalet y establecer el negocio de compra. No. Es un trabajo de tiempo, de estudio, de posibilidades de transformación, de adaptación y, obviamente de entorno. De hecho, lo ideal es conseguir un lote para construir desde cero.

 

El lector también tendrá que hacerse a la idea que nunca se encontrará una casa del Opus Dei entre los barrios de menesterosos porque “ellos ya reciben la atención de religiosos” y el carisma del Opus Dei no permite establecer residencias para numerarios en esas zonas.

 

Nicanor

nicanor.wong@gmail.com




Publicado el Wednesday, 02 February 2011



 
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