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 Tus escritos: Las incorporaciones son parte de un discernimiento en libertad.- Torch

060. Libertad, coacción, control
Torch :

Estimado/a Dudas:

No hace mucho que yo también estuve en un caso como el tuyo. La verdad es que nunca dudé antes de una incorporación. Desde que escribí la dichosa carta, me enseñaron que esa era la causa de mi título de numerario, y que los procesos de admisión, oblación, renovación y fidelidad eran plazos que la Iglesia ponía, pero que, de hecho, no eran importantes en realidad.

Grave error. Son parte de un proceso de discernimiento. Como el noviazgo. Discernimiento de la institución que tiene que estar segura de que tú tienes eso que llaman ‘vocación’ (mucho más misterioso y personal que lo que nos dijeron) y discernimiento tuyo, pues TÚ tienes el derecho de ver si eso es lo que Dios quiere para ti. Con paz, sin presiones, sin argumentos prefabricados. Cada caso es diferente y tú tienes la decisión en tus manos...

Como te habrán dicho hace algún tiempo, en esto de la vocación no bajará ningún ángel del cielo para garantizarte que la tengas o no la tengas. Ya has vivido cierto tiempo como numerario/a, con lo cual ya conoces mejor a lo que te comprometerías. Ya sabes que hay que obedecer a los directores, vivir en un centro, no ir a espectáculos públicos, evitar el trato con las personas del sexo opuesto, consultar los ‘planes’, entregar todos tus ingresos, estar disponible para lo que te pidan, hacer apostolado (es decir, ‘acercar a tu familia y amigos al Opus Dei’), y un largo – bien largo – etc. Bien, pues para eso son la admisión, la oblación, las renovaciones y la fidelidad, para decir ‘no quiero seguir’. Como ya alguien te dijo por aquí, siempre se puede decir que no se quiere… es más, aún con la fidelidad hay un procedimiento legítimo y nada pecaminoso en el que (ni si quiera hay que dar razones) se pide una dispensa y uno deja de pertenecer a la Obra. Pero lo natural sería (por desgracia no siempre es así) que pensaras antes de cada etapa jurídica, que dudaras en la presencia de Dios. De ti depende.

No quiero confundirte – y sé, por experiencia propia que estos momentos en los que te encuentras son confusos – pero piensa que la vocación al celibato es muy amplia, aún teniéndola puede ser que tenga otras modalidades (sacerdocio, vida religiosa en tantas comunidades que hay, etc.). La Iglesia es muy grande y, ya entrados en gastos, hay muchas instituciones de vida consagrada que llevan sobre sí el crisol del tiempo. También que el matrimonio no es una salida fácil, no serás menos generoso (quizá sí más generoso, eso creo yo) si optas por casarte, vivir como laico en medio del mundo y formar una familia. Para ser generoso no hace falta ser numerario/a. Otra cosa: según mi propio entender, la vocación de laico ‘en medio del mundo’ no es monopolio del Opus Dei. Hay muchas personas que luchan por ser santos en su trabajo y en sus circunstancias normales y no son, ni serán nunca, ni necesitan ser de la Obra. Te recomiendo ir paso a paso. Ahora decidirás si sigues o no en el Opus Dei. De no seguir, ya después puedes tomar otras decisiones vitales.

Un amigo cierta ocasión me sugirió discernir mi ‘llamada’, como el pasaje del antiguo testamento, en contacto con una ‘briza suave’ y no con ‘rayos y centellas’ de miedos y presiones amenazantes. Yo creo que cuando hay paz, es el mejor momento para discernir tu vocación. Y no, el momento de decidir no terminó cuando firmaste la carta, ese momento – por mandato de la Iglesia – sigue con los distintos pasos que puedes ir – o no – dando. Sería una locura casarse con un/una chica/o sólo porque has sido su novio/a. Nadie en su sano juicio te dirá que “tienes que seguir por un año con Fulanita/o, porque has estado tres años de novio/a”. Para eso es el noviazgo, para decir que no antes de casarse. O decir que sí si estás seguro de eso.

Espero que tus directores te digan que es tu voluntad y que de ti depende. Para eso, te lo repito, son las distintas incorporaciones. A mí, por desgracia, siempre me dijeron que no había que dudar y que lo que ‘tenía’ que hacer era seguir adelante, sintiera lo que sintiera, pensara lo que pensara. Y eso fue un abuso, así, como se oye. Pudo ser tan sólo mi caso particular. Pero estuvo mal.

Si lo crees prudente, habla con tus padres, con los amigos que te conozcan. Diles que estás dudando pues no estás a gusto con seguir en el Opus Dei. Es muy probable que en la Obra te hayan dicho que no debes hablar más que con los directores. Pero eso es otro abuso. La decisión es responsabilidad tuya, sin embargo aquellos que te quieren también tienen un papel importante. Me gustó mucho una carta que Yves Congar (teólogo y dominico) le escribió a su madre contándole sus tribulaciones (creo que está publicada en Opus Libros). Tus padres nunca dejarán de ser tus padres (sigas o no en la Obra). Ve tu temperamento y tus circunstancias. No importa que hayas sentido una “llamada” cuando pediste la admisión a la Obra, ya has sido generoso con Dios. Piensa que Él suscita sentimientos que luego no actualiza* (esta idea está en la Enciclopedia Católica en la voz ‘Vocación’).

Cuenta con una oración para que – sea la decisión que sea – te vaya muy bien en tu camino. También creo que, sigas o no en la Obra, la lucha por acercarse más a Dios y crecer como persona seguirá de cualquier manera.

Aunque no te conozco te mando un fuerte abrazo,

Torch

*Dije que ''Dios suscita sentimientos que luego no actualiza'', tomando una idea que leí en la Enciclopedia Católica de 1900, en la voz ''Vocación''. Creo que debo matizar la frase diciendo que ''en ocasiones, Dios nuestro Señor puede suscitar sentimientos que luego no actualiza''. Creo que esta frase concuerda mejor con la idea original.




Publicado el Monday, 28 February 2011



 
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