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 Tus escritos: De la Obra... ¡nunca se sabe!.- Kipepeo

020. Irse de la Obra
Kipepeo :

De Operis Dei... nunquam satis!

(De la Obra... ¡nunca se sabe!)

Kipepeo, 18 de marzo de 2011

 

 

1. La ‘Vocación’ desde toda la Eternidad.

 

Inicio hoy una serie de reflexiones bajo ese titulo genérico. El tema a tratar hoy es el de la vocación por causa de la proximidad de la Fiesta de San José y la renovación de los compromisos con el Opus Dei. Mi intento es ayudar aquellos que DUDAN a sacar conclusiones y a tomar la decisión correcta, especialmente si ya empiezan a tener contradicciones interiores, ansiedad, no se sienten felices o tranquilos en su camino. Envío cuatro anécdotas verdaderas, una de ellas mi testimonio personal...

 

Caso 1 – La ‘sobrenaturalidad’ del proceso vocacional en la Obra. Hace dos meses, en la charla, me comentaban que en determinado centro el consejo local deliberó que Fulanito tenía vocación de SN (supernumerario) y que le dijeran que ‘pitase’. Así fue... pero Fulanito tenía una vida bien complicada: familia recién constituida, dos empleos en localidades geográficamente lejanas, etc. Y, con la mejor de las intenciones, al final de 6-8 meses, el pobrecito entró en crisis y se presentó con alarmantes señales de agotamiento y depresión. Pues bien, el mismo Consejo Local (¿con indicación de la Comisión?) le llamó y le dice: “Mira, vimos que no tienes vocación, mejor quédate como Cooperador, ve a los medios de formación,... etc.”. Claro está que Fulanito se quedó destrozado, con la sensación de que había fracasado en su ‘vocación’, que no había sabido corresponder al Señor, etc. Al final esta persona volvió a la ‘normalidad’ y hoy está muy contento, a gusto en su trabajo y familia y yendo a los medios de formación cuando puede y QUIERE. Parece que la mejor forma de tener alguna relación con el Opus Dei es frecuentar sin pertenecer; sencillamente porque siguen siendo típicos laicos, ya que los que pitan empiezan a vivir más como los religiosos que actúan en el siglo. Estoy seguro que hay centenares de anécdotas semejantes a esta en esta web... y las hay peores, los casos de personas que tienen su vocación revocada por motivos de enfermedad, ‘mal espíritu’, etc...



Conclusiones: a) en la Obra el tema de la vocación no se maneja desde el punto de vista que se suele hacer en la Iglesia y le es propio (sobrenatural y de intimidad con Dios), pero sí desde el de un marketing y de la mera formalidad externa. Al candidato ‘escogido’ se le ponen metas de ‘regla/plan de vida’ y cuando ésta cuaja por determinado tiempo (muchas veces muy cortito) en las metas del famoso plan inclinado se ‘decreta’ su vocación. Además, la Obra no tiene reparos en decretar la vocación de las personas porque no se fía tanto del método sobrenatural, como del estadístico: suponiendo que en determinada región perseveran 1/5 de los pitados y la meta anual serian YY vocaciones, saben que tiene que hacer pitar XX = 5 x YY, ó YY=XX/5. Claro está que de los 4/5 x XX desechados, no pocos tendrán graves problemas de conciencia porque se creerán sencillamente que han defraudado al Señor o no han sabido corresponder, en otras palabras, este método – hacer pitar al por mayor y aplicarle la criba del tiempo - ¡HACE DAÑO a LAS ALMAS!... y además es motivo de escándalo también. EBE tiene razón sobre la doble vida, peo hay un tercer aspecto, más bien sobrenatural, que puede llevar a un alma a quedarse por mucho tiempo cuando descubre los fraudes espirituales en la Obra, pero eso lo comentaré en otro escrito.

 

b) Aconsejo nuevamente la lectura de los capítulos del libro de Tissot – La Vida Interior – donde se habla claramente de las tres vocaciones esenciales en la Iglesia (estados laico, clerical y religiosos) y la norma y deberes que caracterizan a cada uno. ¡Ojo! – Lo que caracteriza la vocación religiosa no es tanto vivir en conventos o clausura, sino tener la piedad y norma de vida (los deberes de estado) determinados por una REGLA que se debe cumplir escrupulosamente en primer plano. Sobre esto se habla también en los libros de Jacques Philipe.

 

Caso 2No se quita a nadie del lugar que ocupa/ocuparía en el Mundo. Una de las mejores personas que ha atendido mi charla (no le llamo dirección espiritual, porque no merece ese nombre), que ha sido director, hoy amigo, feliz de la vida, terminó saliendo de la Obra por la constante oposición entre lo predicado sobre el trabajo como eje de la santidad del seglar y lo que él de hecho tuvo que vivir. Esta persona fue director/subdirector en unos cuantos centros y por durante 2-3 años pasó muchas dificultades para conseguir un buen puesto de trabajo en la empresa donde estaba. Al final de mucho sufrimiento y dificultades (entre otras para compaginar con las labores del centro) terminó llamando la atención de su jefe por sus virtudes, competencia, etc... la verdad es que éste le ofreció el segundo puesto en la empresa, que se adecuaba plenamente a su preparación profesional y a lo que había dedicado sus estudios por años. Resulta que al final de un mes, le dicen en la comisión que va a cambiar de ciudad y, claro está, dicha decisión la tendría el que comunicar en la empresa como que era su propia decisión. ¿Os imagináis la cara de espanto que puso su jefe, menos de un mes después de haberle concedido finalmente un puesto adecuado a su preparación, a petición del propio interesado? – ¿Se imaginan los directores regionales (años y años alejados del mundo laboral) la mala impresión y reputación que hechos de este calibre causan en el actual ambiente profesional en que uno vive, altamente competitivo? - El se fue a la otra ciudad, creo que se mantuvo por allá menos de un par de años en una situación profesional indefinida, y terminó marchándose; también por no estar de acuerdo con la manera como se trataban asuntos de los numerarios del centro en el Consejo Local. Cuando se fue, me comentó: no había más que dialogar porque ¡no me escucharon de verdad durante dos años! - Otra de las ‘gotas de agua’ que le hicieron salir fue una charla en un retiro sobre la santificación del trabajo, que le dolió profundamente porque le obligaron a hacer precisamente lo opuesto a lo predicado. Así se hacen malabarismos con la vida de las personas y su secularidad.

 

Conclusión: 1) no es verdad que la Obra no quita las personas del lugar que tienen en el mundo. Peor aún cuando dicha vocación profesional se define y cambia con los años, abocándote a una situación de verdadera incompatibilidad entre el trabajo y la Obra. Esta es una contradicción tan espantosa que debería de hacer pensar a no pocos que hay algo profundamente errado en la pastoral de la institución y que es difícil entender como Dios, infinitamente perfecto y sencillo inspiro tamaño encumbrimiento. Eso de la Entrega total, etc. Te lo hacen saber ‘después’... no ‘antes’. Te venden un producto y el tiempo termina llevándote “a donde no quieres ir”: una realidad casi 100% opuesta. En mi tiempo, siquiera preguntaban por los planes futuros, etc.: a nadie le interesó o manifestó la mínima curiosidad por ver qué sueños o planes tenía YO para la vida (¡a Dios si que Le interesan!).

 

Caso 3Dios te busca en el sitio donde vives en el Mundo. Conozco también un caso de un chico que le gusta, le apasiona, la carrera Diplomática. Ha pitado de numerario – uno de los pocos casos que he visto en que de hecho el interesado manifestó muchas veces su deseo de vivir sirviendo a los demás; una autentica vocación de servicio, real -  y el caso es años después (ya con la Oblación, quizás hoy con la Fidelidad), por los comentarios que hacía en el comedor, tenía claro que NUNCA seguiría la carrera diplomática. A mi modo de ver es totalmente incompatible con la vida de un Numerario. Yo no conozco ningún caso, si alguien conoce un numerario embajador, le invito a que me corrija.

 

Conclusiones – a) ¿Por qué no se habla claramente a los candidatos a dónde van? – ¿Para que años después, estrellándose contra la realidad, se les diga que han hecho la Oblación, la Fidelidad; que si se supiera que querían ir a trabajar como Etnobotánicos en Irian Jaya nunca se les habría permitido pitar? ... ¿Y cuando la vocación profesional cristaliza y se define con el tiempo de forma totalmente distinta y conflictiva?

b) Cosas de este tipo invalidan un matrimonio por fraude… ¿se podrá invalidad una ‘vocación’ en el futuro?

 

Caso 4 – ¿Se necesita ser de la Obra para santificar el trabajo? Este es mi personal testimonio. Llevo alrededor de dos lustros en la Obra (hoy con los pies fuera, algún dedito dentro en la típica disyunción descrita por EBE, en situación semejante a la de Robert Lee, pero ya se ve que insostenible, pues están haciéndome la vida imposible con mi trabajo por no aportar los $$$$ deseables... pero ¡ES mi profesión!). Me acuerdo perfectamente de cuando me ‘hablaron para pitar’. Primeramente, desde chiquillo, tengo vida interior muy anclada en la devoción mariana (os puedo confesar que no se puede decir que uno haya vivido sin experimentar de primera mano los desvelos de la Madre de Dios por cada uno de nosotros, es algo asombroso... y os puedo decir sin vacilaciones: ELLA me ha abierto los ojos para ver claramente qué es la Obra) y, después de leer a Santa Teresa, caí en la cuenta que viví toda mi adolescencia con vida contemplativa. Así, cuando conocí la Obra encaje rápidamente y era justo la espiritualidad que buscaba, ya que nunca me había sentido atraído al sacerdocio o al estado religioso. PERO, nunca me pasó por la cabeza que hubiera una ‘vocación’ a la Obra, por lo cual por mí, nunca hubiera llegado a pedir admisión en nada, solamente entendí que era una espiritualidad para ser vivida: transformar el trabajo en oración, santificarlo, hacerlo bien hecho, lo de rezar y apostolado lo hacia desde mucho antes, incluso por los amigos, etc., por la familiaridad que tenía con lo sucedido en Fátima y su mensaje; resultó algo nuevo el apostolado directo de amistad con los amigos, o mas bien la acción apostólica, porque mortificación y oración lo hacia antes de haber conocido la Obra. Entonces, cuando me hablaron para pitar:

 

-          yo no entendí nada, tampoco mencionaron la palabra Numerario. - ¿Qué significaba ‘hacerse de la Obra’?

-          me dejaran claro que seria célibe, pero lo de la ‘entrega total’ tampoco me lo mencionaron o peor... no me lo explicaron. Ya veis, un seglarcito corriente imberbe no tiene ni idea de lo que eso significa, quizás lo más próximo que vislumbre sea el matrimonio de sus padres si todavía vive en una familia ‘normal’.

-          Mi primera pregunta fue: “¿Se necesita ser de la Obra para vivir este espíritu?” - “No, pero es para que muchos puedan vivirlo.”

-          En mi oración todavía no veía nada y me convencí de que no iba a ‘verlo’ nunca, entonces le dice al Señor: “Mira. ¿Cómo te voy a decir que no? Si no es esto... ya se verá más adelante”

Unos 2-3 años después, un buen día amaneció y me encontré de sopetón en la mayor oscuridad sobrenatural: nada de consuelos, de ver a Dios, su proximidad, la presencia de la Virgen que toda mi vida había casi ‘presenciado’ y ‘sentido su hálito’ se desvaneció también... ¡hasta hoy! – Fue terrible, me quedé aterrorizado y en este trance me dicen que tengo que ir a vivir a un centro. Así me fui, en total oscuridad espiritual y un año después al Centro de Estudios, allá estuve tan enfermizo por esta experiencia interior tan extraña y opuesta a la que había vivido toda mi vida, y sin que NINGUNO de los tantos ‘directores espirituales’ que allá había lograsen explicármelo. Tuve que esperar muchos años y leer unos cuantos clásicos espirituales para entenderlo pero entonces ya mi intimidad con Dios estaba dañada, sometida a rutina y formalidad. Esta situación conllevó a que durante toda mi estada en el CE no entendiera nada y al final, creo, no sabían qué hacer conmigo. Yo seguía espantado por mi situación espiritual, sin por un lado ver a Dios y por otro no saber que hacer. Cierto es que el director me preguntó una vez si yo tenia ‘mala voluntad’ y otra que mirara si era falta de generosidad o si yo veía que la Obra no era para mi, que el Señor tendría previsto eses años de formación, etc. Lo único objetivo es que me había dado cuenta de las diferencias entre los N y SN, que el cuento de que es la misma vocación, es eso... un cuento y de que me daba una cierta rabieta de que me hubieran hecho la ‘caza al Numerario’. Pero por lo demás no tenia mala voluntad, solamente no entendía una situación espiritual inédita en mi vida, que coincidió con mi marcha a vivir ‘en casa’. ¿Habría perdido la Fe? – ¿No es cuestión de sentimientos? – pero, ¿dónde se metió Dios? El hecho es que ya se me había metido lo de ‘no defraudar a Dios’ o ‘fracasar delante de El’ y con eso me quedé indeciso y seguí adelante ‘a contrapelo’. Después me equilibré, tuvo cosas buenas, seguía apreciando el Espíritu de la Obra, pero ya había echado raíces en mi ser lo de no decir que no... y es mi naturaleza, no me acuerdo de haber, alguna vez, rehusado un favor o algo a quién me lo pidió. Los problemas grandes aparecieran más tarde, cuando la entrega de numerario se hice incompatible con la profesión que de hecho apercibí como mía, algo que se perfiló unos 10-15 años después de pitar. Por lo ocurrido en el CE, nunca tuve obviamente cargos internos etc.  Hasta hoy no  entiendo por qué no me echaron, pues a las mujeres y por los testimonios -que creo son de España- parece ser ése el procedimiento cuando uno se vuelve ‘inútil’ prosélito-influencias-económicamente. Si lo hubieran hecho, seguramente me hubiera quedado con una aflicción de conciencia – no por lo de la condena eterna o rejalgar (hice una vez la Devoción al Inmaculado Corazón de Maria de los primeros sábados, incluso antes de ser de la Obra) – sino por la idea de algún modo no haber sabido corresponder a Dios.

 

Conclusiones:

a)      si uno duda, que salga CUANTO ANTES... más tarde te dirán, “¿pero... no has hecho ya la Oblación, la Fidelidad, etc? – y SIEMPRE te dirán que te olvides de la experiencia pasada y empezar de nuevo... No sirve, son pocos los directores que se dan cuenta de que el lugar de determinada persona NO ES la Obra, o reconozcan que hubo error en el pasado y que, mismo equivocado, uno puede permanecer en la Obra aunque sea por inercia. Pero, eso no es “una vocación”. Esto depende mucho del temperamento de cada uno... los hay que permiten uno quedarse ‘ad eternum’ aunque sin afinidad alguna.

b)      Si uno no está FELIZ... ¡mala señal! Debe marcharse... Jaques Philippe lo afirma textualmente que es muy dudosa la vocación de uno que no se encuentra a gusto en ella. Ojo... no se habla aquí de la ‘alegría de animal sano’, no es eso.

c)      La pastoral de la Obra acrecienta una regla kilométrica de normas de piedad al tema principal (volviéndolo hasta ¡secundario!) del trabajo-oración... eso distingue el socio de la Obra de otro fiel diocesano que también santifique su trabajo, o de los mismísimos Cooperadores... el famoso espíritu es una mezcla de piedad de religiosos con ‘costumbres’ y montones de peculiaridades secundarias tan a gusto de los Fariseos al tiempo de Jesús, además de los interminables criterios para alejar las ‘ocasiones de pecado’ que huelen al Islam desde lejos.

 

Termino con una paradoja y un aviso del Señor, con el debido y serio respecto que se debe a los muertos y su memoria: el Fundador - San Josemaría - parece sencillamente que se fue al Purgatorio* después de una vida entera cumpliendo... y haciendo cumplir... las Normas!

 

Aviso: Lucas 6, 14 (ó Mateo, 15, 12-14) !

 

Animo... y saludos a todos.

 

KIPEPEO

 

(*) Interessantemente, otra fuente totalmente independiente, publicada con antecedencia en esta web, parece confirmar este hecho ‘sobrenatural’.

¿Cuándo llegó Escrivá al Cielo?.- Daniel_M

El demonio, el exorcista y San Josemaría Escrivá 

 

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Publicado el Friday, 18 March 2011



 
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