Bienvenido a Opuslibros
Inicio - Buscar - Envíos - Temas - Enlaces - Tu cuenta - Libros silenciados - Documentos Internos

     Opuslibros
¡Gracias a Dios, nos fuimos
Ir a la web 'clásica'

· FAQ
· Quienes somos
· La trampa de la vocación
· Contacta con nosotros si...
· Si quieres ayudar económicamente...
· Política de cookies

     Ayuda a Opuslibros

Si quieres colaborar económicamente para el mantenimiento de Opuslibros, puedes hacerlo

desde aquí


     Cookies
Utilizamos cookies propias y de terceros para obtener datos estadísticos de la navegación de nuestros usuarios y mejorar nuestros servicios. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Puede obtener más información aquí

     Principal
· Home
· Archivo por fecha
· Buscar
· Enlaces Web
· Envíos (para publicar)
· Login/Logout
· Ver por Temas

     Login
Nickname

Password

Registrate aquí. De forma anónima puedes leerlo todo. Para enviar escritos o correos para publicar, debes registrarte con un apodo, con tus iniciales o con tu nombre.

     Webs amigas

Opus-Info

NOPUS DEI (USA)

ODAN (USA)

Blog de Ana Azanza

Blog de Maripaz

OpusLibre-Français

OpusFrei-Deutsch


 Tus escritos: A Rous: sobre reencuentros.- Alameda

040. Después de marcharse
Alameda :

Rous, querida amiga, alzo mi copa con la tuya y vuelvo a brindar.

Nuestros días de colegio, de primeros amores, de ilusiones, nos mostraron la una a la otra tal como somos. Tuvimos nuestra primera gran intimidad, aquella amistad que se estrenaba, que era única. Después de 35 años, somos las mismas. Descubro hoy en ti aquellos rasgos de tu carácter que entonces ya eran patentes. Tú también los ves en mí. Nos hemos reencontrado y contrastamos, con asombro, que  hemos retomado nuestra amistad, tras el pasar de tantos años, en aquel mismo punto en que estábamos porque nuestro pasar por la obra fue meternos en un traje que nos asfixió: matamos nuestra espontaneidad, nuestro modo de ser, nuestros sueños y nos aplicamos con frenesí a “entregarnos a la santidad”.  Tejimos entonces, una vida de componendas, de fingimiento, de apariencias, de sonrisas forzadas y corazones fríos. Nos fuimos muriendo por dentro poco a poco, lentamente, a golpe de “cumplir la voluntad de Dios” a base de extraños preceptos, miles de preceptos externos, como el de “no tener amistades particulares”.

Pero somos afortunadas, Rous, lo somos, y mucho.

Nuestro reencuentro me ha hecho revivir muchas cosas. Recuerdo cuando pitaste. Entonces no se hablaba de aquello a los de fuera, pero yo sabía que ibas a hacerlo, tú me lo dijiste. En el mismo momento se terminó el colgarse horas y horas del teléfono, el dormir en tu casa o en la mía, los secretos, las confidencias, el pasar las largas tardes en nuestra buhardilla ¿la recuerdas, verdad? ¡Cómo lo pasamos haciendo “nuestro rincón”...! Recuerdo que a los pocos meses me reboté tanto, te echaba tanto de menos que dejé de ir por el centro. Pero pasó cosa de un mes y me llamaste. Pensé que eras tú otra vez y te hice caso, volví por el centro, pero ya habías cumplido tu misión, ya nunca más estuviste. Como tampoco estuve yo cuando decidiste dejar la obra. No podía estar porque proyectaba sobre ti la frustración, la maldición del rejalgar. Si me hubieses dejado a tu lado intentaría convencerte para que volvieras. Rous, no sabía lo que tú estabas sufriendo. Dentro de la obra nunca sabemos lo que sufre el otro, sólo le proyectamos lo que nos inculcan: que es una gran desgracia.  Inmediatamente le aplicamos el propio sufrimiento: va a ser una infeliz, se va a condenar...  Fue mejor que decidieras rechazar una ayuda que entonces  no te podía dar.

Rous, tú siempre fuiste más rapidilla que yo: para pitar, para despitar, para escribir nuestro testimonio... ¡siempre te has adelantado! De hecho, yo he tardado muchos años en darme cuenta de que aquello que se nos vendía en la obra como propia debilidad era verdaderamente nuestra fortaleza, un algo que inconscientemente (¿o tal vez era un resquicio de consciencia?) se rebelaba por dentro. Por eso no enloquecimos, no nos morimos por dentro por ser “débiles” por “no entregarnos del todo” .Y por eso hoy podemos estar ambas aquí, alzando nuestras copas brindando una y otra vez, podemos reencontrarnos al cabo de tantos años con la misma fuerza de nuestra juventud. Porque en realidad, el paréntesis no fue más que una ficción. Las fantasías se desvanecen y aparece aquello que es real: quienes somos, nosotras mismas.  

Alzo mi copa con la tuya y vuelvo a brindar.

Un gran abrazo, amiga.

Vera-Alameda




Publicado el Wednesday, 23 March 2011



 
     Enlaces Relacionados
· Más Acerca de 040. Después de marcharse


Noticia más leída sobre 040. Después de marcharse:
El arte de amargarse la vida.- Paul Watzlawick


     Opciones

 Versión imprimible  Versión imprimible

 Respuestas y referencias a este artículo






Web site powered by PHP-Nuke

All logos and trademarks in this site are property of their respective owner. The comments are property of their posters, all the rest by me

Web site engine code is Copyright © 2003 by PHP-Nuke. All Rights Reserved. PHP-Nuke is Free Software released under the GNU/GPL license.
Página Generada en: 0.135 Segundos