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 Tus escritos: Dragones.- Job Fernández

900. Sin clasificar
job fernandez :

Ahora, que algunos hablan de dragones, me parece apropiado relatar una pequeña historieta:

 

En la China antigua, había un joven muy interesado en los dragones. Después de oír historias sobre ellos, de leer muchos relatos y de contemplar los dibujos y esculturas que los representaban, se había entusiasmado con los dragones. Decididamente ése era su tema. Había llegado a apasionarle el asunto de tal manera que no concebía la vida a espaldas de ese interés. Localizó una escuela regentada por un anciano profesor, en la que se aprendía a cazar dragones y se decidió ingresar en la institución...



 En la escuela, lejos de su familia y amigos, el profesor le instruía pormenorizadamente sobre todos los aspectos relacionados con los dragones. El primer curso lo dedicaba a los tipos de dragones. Las palabras del maestro iban descubriendo un día tras otro, tipos, clasificaciones, categorías, formas. Aquello era un mundo nuevo, desconocido y apasionante, algo por lo que valía la pena interesarse. Para aquel anciano profesor los dragones no eran unos seres misteriosos y lejanos, al contrario, enseñaba que toda nuestra vida estaba conectada con ellos. El segundo curso estaba dedicado a los lugares en que habitaban y a relacionarlos con los tipos de dragones. Había dragones de la montaña, del desierto, del mar, de los bosques, otros aparecían con la niebla, o con la nieve, o en las tormentas, o durante la noche. En el tercer curso se entraba en un sistema más constructivo: había que distinguir certeramente los beneficiosos de los peligrosos. Aquello era determinante para saber cómo actuar en la lucha contra el dragón y ayudar a los demás en trances comprometidos. En este curso tuvo una cierta inflexión en su ánimo. Su interés no desfallecía, pero todavía quedaban dos cursos más y aquello empezaba a parecerle de duración excesiva. Sentía deseos de terminar ya, de aplicar todo aquello que había aprendido, de ayudar a la gente que se veía acechada por los dragones, así que continuó en la escuela. Pasó el cuarto año aprendiendo técnicas de lucha contra los dragones y cómo deshacerse de su influjo. El quinto año pudo aprender con ilusión cómo sacarle partido a los dragones beneficiosos. Tenía la meta ya a la vista, le quedaba poco tiempo y eso le ayudaba a perseverar el camino iniciado.

 

Por fin termina su instrucción. Había recibido toda la información posible sobre los dragones, lo que le hacía capaz para enfrentarse contra ellos. Por ello se decide a ofrecer sus servicios y liberar a las personas de los peligrosos acechos de los dragones. Pero muy pronto comprobó con sorpresa, que no había nadie que se interese por tales ayudas. Después de pasar un largo periodo sin ocupación y con el hambre acechando, llega a una evidencia contundente: no hay dragones, por lo que nadie necesita ser ayudado contra ellos.

 

El hambre se apodera de él, que desorientado no acierta a encontrar una dirección adecuada ¿Qué hacer? Se dijo. Todos los de mi edad han aprendido un oficio y se ganan la vida en algo útil. No sé hacer nada, he perdido el tiempo entrenándome para cazar inexistentes dragones, que a nadie le interesan. Mis habilidades y afanes son inútiles.

 

Estaba desesperado, pero la solución a su problema apareció de repente: puso una escuela para enseñar a cazar dragones.

 

Espero que os haya interesado. Saludos de

Job Fernández




Publicado el Wednesday, 30 March 2011



 
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