Para ello, las empresas deberán solicitar el alta de los citados trabajadores en el correspondiente régimen de la Seguridad Social entre el 7 de Mayo y el 31 de Julio de 2011. El ingreso de las cotizaciones a la Seguridad Social y por los conceptos de recaudación conjunta correspondientes a las altas a que se refiere el apartado anterior que procedan con arreglo a la legislación vigente de la Seguridad Social, podrá ser objeto de aplazamiento, etc... y esto ya de escándalo: No podrán ser objeto de las sanciones administrativas previstas en el texto refundido de la Ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social, aprobado por el Real Decreto Legislativo 5/2000, de 4 de agosto. Por si quedara un cabo suelto, apostilla: No obstante lo establecido en el apartado anterior no resultará aplicable cuando ya se hubiere iniciado una actuación en la empresa en materia de seguridad social o hubieren tenido entrada en la Inspección de Trabajo y Seguridad Social denuncias, reclamaciones o escritos de cualquier naturaleza relacionados con tales situaciones en la misma empresa, o demandas ante la Jurisdicción Social.

Y me decía mi fuente, mientras se lamentaba de que el asunto que nos concierne siguiera recibiendo el alias del XXX XXX XXX en el que trabajó la desaparecida interesada (si alguien tiene pistas de su paradero, por favor, reporten de inmediato), en lugar de haberle colocado el que le corresponde, a saber: PRELATURA PERSONAL DE LA SANTA CRUZ Y OPUS DEI, corríjaseme si yerro, me decía mi fuente -decía- que todo esto le recuerda aquella vez que sorprendieron en la viña de un señor vinatero riojano centenares de trabajadores extranjeros sin papeles, lo que le suponía una sanción de tal envergadura que hoy podríamos gozar los funcionarios de aquí -decía él, digo- de una excelente denominación de origen etiquetada a nuestro antojo; pero el tipo se plantó en Madrid y consiguió una orden por la que se excluía de sanción a los empresarios riojanos en tiempo de vendimia y sus abogados se las apañaron para que se le aplicara el principio de norma más beneficiosa, lo que, siendo vendimiador y riojano, no costó demasiado aplicarle, con lo que el funcionario en cuestión se tuvo que comer los papeles que ya había tramitado, y los demás -me decía mi fuente, digo- debemos conformarnos con evocar los sueños que entonces acariciamos de embriagarnos en noches locas de interminable orgía enológica a costa del embargo de la producción durante años de vino y rosas.

Pues resulta que ahora tienen el santo de cara para regularizar y, si no se acepta como dirigido contra el OPUS DEI el expediente abierto cerrilmente en la Autoridad Central contra XXX XXX XXX, no será posible sancionarles.

Mirado desde el punto de vista positivo puede interpretarse como una señal, una llamada cariñosa de la Providencia: mirad, hijos, que la cosa se está poniendo fea, que cada vez se cierra más el cerco, que cada día es más difícil que la gente nos llegue desinformada y acepte participar de esta ceremonia del chanchulleo antisocial y mezquino, mientras les breáis a mortificaciones para salvar su alma en compensación del mal que les obligáis a hacer. Mirad, hijos, que una ocasión como ésta no se la ponían ni a Fernado VII y, encima, rehabilitación de viviendas, ayudas para rehabilitación de viviendas, vamos, vamos, vamos, con todo lo que hay que rehabilitar en una familia numerosa y pobre...

Mirado desde otro punto de vista, si terminado el plazo, el único movimiento que se percibe es el de la desaparición de lo único que se citó con movimiento, yo me entiendo, podemos adelantar que no se va a cejar, esta vez no, esta vez ya, se acabó, esta vez por encima de mi cadáver -mi fuente, llegado a este punto yo, se asusta, me conoce y me teme, más, mucho más que a lo que todos tememos-. Esta vez se acabó.

Kaiser.

P.S. Se están recibiendo denuncias, borradores, consultas, no tantas como cupiera esperar, pero alguna muy sustanciosa. Unas pocas recomendaciones:

-La mayoría se refieren a períodos alejados del límite legal de prescripción. No importa, que contesten, porque la prescripción opera a efectos de responsabilidad, es decir que el incumplidor se escapa de sufrir una acción de castigo, pero no opera la prescripción a efectos de reconocimiento de servicios, por eso, cuando uno se va a jubilar puede denunciar sólo a esos efectos. Pero hay otro detalle y es que la Administración, es decir el Estado tiene una responsabilidad in vigilando (en latín, o sea) y la acumulación clamorosa de casos puede poner en un aprieto el pretendidamente buen funcionamiento de las instituciones. Hay más, las denuncias, aunque rechazadas o contestadas con un verdes las han segao, podrían aportarse ante la Dirección General de Asuntos Religiosos como un exponente de la desatención clamorosa a tantos y tantos hermanos en la Fe. Y más: podéis concluir la denuncia de hechos pasados con un "los hechos descritos vienen produciéndose en la actualidad, en los mismos o parecidos términos, en los centros mencionados en la denuncia".

-Debe hacerse hincapié en que los servicios prestados se realizaban dentro del ámbito de dirección y control del OPUS DEI, desempeñando los puestos en tal o cual centro de trabajo por indicación de ellos, que esa actividad les reportaba beneficios concretos y que se recibía a cambio salario en especie. NO HAGÁIS ALUSIÓN A QUE NO SE RECIBÍA SALARIO O A QUE ESTÁBAIS FUERA DEL ESTATUTO DE LOS TRABAJADORES, porque eso es lo que desea un funcionario avezado y sin muchas ganas de trabajar, que el interesado le dé pistas de que podría ser un voluntario en una ONG. Hay que convencer a la AUTORIDAD de que no estamos ante una alma cándida, sino ante un sistema sofisticado de EXPLOTACIÓN.

-Como es de suponer, estamos ante un nuevo escenario que va a obligar a mover ficha... esto me sugiere... pero mejor lo dejo para después, como uno de esos regalos que se nos hacían prolongando la tertulia con alguien mayor a base de que cuente aquella anécdota que nunca antes quiso contar. Habrá un movimiento encaminado, no tanto, a avenirse a cumplir decididamente con la legalidad, como a hacer aparentar que lo hacen, es decir, ampliando el espectro de contratos a tiempo parcial que enmascaran una dedicación más allá de toda norma internacional, recurriendo a quienes trabajan fuera para repartir las cargas de trabajo interno o apostólico y, de paso, que efectivamente parezca que colaboran voluntariamente con una ONG y que los denunciantes son unos desalmados confundidos por el maligno, que sólo pretender llevar la confusión por donde pisan. Hay un movimiento que ya se empieza a notar más y es que muchos de los que más recientemente se van ya no se van con una mano delante y otra detrás, al parecer, les compensa dar cuantiosas sumas de dinero negro, gota a gota, que contribuir a sufragar los gastos sociales de una sociedad desarrollada, pero en grave crisis y necesitada de recursos. Ese cálculo, es decir, que se plantee en esos términos el asunto, se contradice con las ansias de elevar lo más alto posible a los altares a nadie; es en el día a día cuando se alzan las almas a los altares, y el día a día de por aquí no puede ser más rastrero, porque, por muy gravosa que resulte la cotización de nadie, lo cierto es que ese alguien no reporta tan sólo el gasto de cotizar, sobre todo, reporta beneficios. Claro que, en Casa, una vez recaudados lo cuartos, se esfuman.

Y ahora la propina de la tertulia:

LLAMAN A UN INSPECTOR. (CUENTO CORTO).

Discurre la mañana en una atonía intemporal hasta que suena el teléfono en el despacho del inspector.

-¿Don Fulano, por favor?

-Sí, soy yo.

Don Fulano, el inspector, se dispone a repasar las notas de su agenda en un movimiento maquinal, puesto que llamadas como esa sólo se reciben en su despacho para solicitar un aplazamiento al tránsito del acíbar por los esfínteres emocionales de quienes han de someterse a su inquisición. No era el caso.

-Le llamo de XXX XXX XXX.

-Sí, ya concluí el expediente.

-Queríamos saber... queríamos saber a qué obedeció su visita.

-Ya se lo dije entonces, se trataba de una campaña de control de...

-¿No fue una denuncia?

-No, no, una campaña, una campaña de...

-Queríamos conocer sus conclusiones.

Inaudito. En once trienios de brega con la ruindad más torticera y acre, nunca jamás Fulano encontró a nadie que no saliera lo que se dice tarifando de su despacho sin la menor intención de volver a saber ni remotamente nada relacionado de lejos con su sombra. XXX XXX XXX, en cambio quería saber. Sabía que había algo que se le escapaba saber. Ansiaba saber lo que adivinaba que sabía. Y Pedía. Pedía porque sabía.

-¿Ha emitido ya alguna resolución?

-He emitido, sí, ya le he dicho que...

-¿Podría decirnos cuál fue el resultado de su visita?

-No

-¿No? ¿Por qué no?

-Pues porque no se facilita información por teléfono.

-¿Entonces vamos allá?

-No

-¿No? ¿Por qué no?

-Porque ya le he dicho que he concluído el expediente. No tengo nada que informar puesto que ustedes no son parte...

-¿No? Nosotros queremos conocer lo que usted ha concluído.

-Diríjanse a la jefatura.

-A la jefatura...

-Sí, a la jefatura, el asunto ya ha salido de mi jurisdicción.

-De su jurisdicción. ¿Y dónde está la jefatura?

-Sí, mire, tome nota (etc...)

-Muchas gracias.

-De nada.

Si alguien pensó que los genios son difíciles de superar por la realidad, se equivoca, esta realidad venida de un mundo irreal deja pequeño el genio del esperpento, Darío Fo, en su "Llama un inspector". Aquí, la perversión de perversiones hace posible que el llamado no sea otro que el llamador y todo lo contrario.

Pero no quedó ahí la cosa. A Fulano le han venido sucediendo cosas que jamás imaginó, como verse interpelado por una jefatura hasta entonces inexistente, como esas nubes que amenazan lluvia y finalmente sólo procuran alivio frente al inclemente sol, interpelado, decía, acerca de sus vacaciones, o sea, trazadas a reglamento y todo. Se descubrió entre los compañeros de toda la vida como un extraño, objeto de bulos, diana de miradas esquivas, el aire en derredor se tensó inesperadamente, vióse envuelto en turbulencias inexplicables, en un asunto baladí alguien profirió contra él la palabra querella asombrando en su violencia incluso a quienes apoyaban al profiriente. El suelo temblaba a sus pies y él lo atribuía a que le acababan de elegir inopinadamente delegado sindical. Le llovían los asuntos turbios y enredados. El Gran Ordenador Asignador de Servicios se dejó imbuir de ese espíritu hostil y comenzó a emitir papeles, papeles y más papeles con un mismo nombre como un estigma. Los estigmas reventaban el casillero de Fulano. A duras penas intentaba lidiar entre tanto marasmo. Discernir asuntos, detectar meollos, seccionar justo la médula del asunto, con la finura que otrora le caracterizara. La noche le sorprendía encallado ante el ordenador del despacho. un vendaje compresivo le brotó en la muñeca de su mano útil como una mordaza para tendinitis. Llegó a verse como el ratoncito ese que ideó Disney en la secuencia de las escobas en El Aprendiz de Brujo. Un día, no se sabe si hastiado o envalentonado pidió amparo. Pidió legalmente amparo... Pidió... Se oyó: "ha sido peor lo que ha hecho que lo que denuncia". Sentencia fatal. Comenzaron a devolverle actas. Errores de tecla, menudencias, pasaron a ser objeto de expediente. Falta de calidad en el trabajo. Errores en datos fundamentales (una fecha de año bailada en un dato repetido hasta la saciedad en los documentos, subsanable por ley en cualquier momento). Su valoración cayó en picado. Tocó fondo en la percepción por rendimiento.

Un día recibe una de esas nuevas agoreras notas con mucho sello, mucha rúbrica, mucha parafernalia pretoriana, como el taconeo sórdido de las caligae romanas, como el eco de tacones de la GESTAPO hacia una morada. Tres párrafos. Densos. Abstrusos. Desentrañarlos venía a ser como intentar desentrañar el rumor difuso del trueno al otro lado de la montaña. El tercer párrafo comenzaba así:

"Sería conveniente".

FIN