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"El hombre no debe ni puede darse enteramente y sin reservas a otro hombre", escribió Diderot en la Enciclopedia, hacia mitad del siglo XVIII. (Voz: Autoridad Política).
Me dejó pensando. Qué profundo lo que decía Diderot.
Pues lo que sucede en el Opus Dei es eso mismo: "la entrega entera y sin reservas a otro hombre", al cual se le llama "el Padre", quien encarna una suerte de "ser superior", heredero de los derechos de Dios. Y no sólo a ese hombre es la entrega, sino también a su institución.
Concluye Diderot explicando las razones: "porque [el hombre] tiene un dueño superior a todas las cosas y al cual únicamente pertenece por entero. Es Dios, cuyo poder es siempre inmediato a la criatura, amo tan celoso como absoluto, que jamás menoscaba sus derechos ni los comunica en absoluto." Ni siquiera "a los del Opus Dei", ni tampoco a Escrivá.
Dicho sometimiento, dice Diderot, es "un verdadero crimen de idolatría".
"Entregar corazón, espíritu y conducta sin reserva alguna a la voluntad o al capricho de una simple criatura, haciendo de ella el único y último motivo de sus actos, es sin duda un crimen de lesa majestad divina contra el primer gobernante [Dios]".
Una muy buena síntesis para definir lo que sucede en el Opus Dei.
Me quedo con esta parte: "a la voluntad o al capricho de una simple criatura". Llámese Escrivá, del Portillo o Echevarría. Simples criaturas.
Saludos, E.B.E.
Publicado el Friday, 27 May 2011
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