Al fin sus ultimas palabras para tí, Esperanza, eran de rolliza y guapetona que dirían en mi pueblo.

       Lo mío, y no fueron sus ultimas palabras, sino unas palabras mas para intentar insuflarme falta de seguridad,  bajarme la autoestima y ser una don-nadie, fueron menos sutiles: "qué lastima, si al menos tuvieras un trabajo profesional y unas amistades propias de cualquier persona en el trabajo, o al menos te fueras porque vas a empezar otra vida, al fin lo entendería, pero irte así... sin nada y sin nadie". 

      Mi respuesta, que ya había aprendido a hacerlo y rápido, fueron "qué lastima oirte decir esto, porque para mí el irme sin novio y para casarme es un valor y el dedicarme a la administración otro, pero por lo que se ve es mejor engañar y tener novio para irse  y casarse   para irse mejor, y no dedicarse a la administración". No sé si les gustará saber a toda esa gente que conozco y me quiere que le cuente estos valores tan caidos en tierra.

      ¿Sabeis la respuesta? ninguna. Es que no estaba en el guión y no me podía decir que se había ido de la lengua o de la cabeza.

     A la vez siguiente donde dije digo dije diego ¿os suena? Pues así más y más.

Junio