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Ruleta: más de losers y winners – E.B.E.

  

Como me hacía notar un gran amigo estos días, con mucho acierto, todo aquel que apostó al Opus Dei y perdió, literalmente es un loser. La pregunta es ¿quiénes pierden y cuándo saben que han perdido? ¿Sólo los que se van pierden, o los que se quedan también? ¿Cuándo se pierde, estando adentro o estando ya afuera? ¿Cuándo uno puede decir “aún no está todo perdido”, estando adentro o ya afuera?

Hay dos sentidos posibles, al menos, de loser. Yo tomé sólo uno, en mi escrito anterior.

El Opus Dei es como un juego de Ruleta: apostar todo a una sola jugada, con la seguridad de tener el respaldo de Dios, representado por el croupier Escrivá. Todo al 15, por ejemplo. Luego sucede que Escrivá dice, “lo siento, salió el 14, gana la banca”. Y uno se queda con un cara larga, como aquellas caricaturas donde la mandíbula llega al suelo. ¿No estaba todo esto garantizado por Dios?...



La banca siempre gana. Es el negocio del casino Opus Dei. Mantener entretenida a la gente apostando, hasta que pierda todo. Meditaciones, charlas, convivencias, todo para que sigan apostando. No paren de apostar. Y no sólo ruletas: máquinas tragamonedas, barajas, y todo tipo de dispositivos que estimulen las apuestas.

Y por supuesto, atraer a nuevos apostadores, gracias a los cuales el casino se mantiene a flote. “¡Vamos, apuesten, hagan sus apuestas!” Y en un ataque de delirio ya, al grito del croupier: ¡Compelle intrare! (Lc. 14, 23). ¡Ayudadles a apostar!!

Por eso está muy bien elegido el Nick de NVLP. Es que realmente no valió la pena de ninguna manera. En el “mientras tanto”, cuando la apuesta aun daba esperanzas, desde luego que había cosas positivas, divertidas, de todo un poco. Siempre se rescatan cosas, situaciones, amistades, etc.

Pero todo ello no impide reconocer que “lo hemos perdido todo”, que la jugada misma ha sido una estafa completa por parte de “la banca” y el croupier Escrivá. Al salir del Opus Dei, como decía alguien, uno queda “en mangas de escapulario”, en “traje de Adán”, etc.

La vida en el Opus Dei –la ilusión de estar ganando, de ser un winner, llamado al éxito- es el trayecto que va desde que uno hace la apuesta hasta que sale el número equivocado.

Pueden pasar segundos, o esos segundos ser una eternidad. De cualquier forma, el final es el mismo: “lo siento, usted no tenía vocación, no salió su número, no salió elegido”.

Es cierto que algunos se retiran antes de seguir perdiendo y es ahí cuando la ira rejalgariana de Escrivá asoma: “si te vas, serás un desgraciado”, un loser en definitiva. Ahí es cuando “el miedo a perderlo todo” afuera, hace que uno se quede para “perderlo definitivamente todo” adentro. Curiosa paradoja. Perversa “chicana” la de Escrivá.

El Opus Dei no quiere que nadie se retire antes de tiempo, antes de apostarlo todo o al menos antes de perder toda utilidad para el Opus Dei. El Opus Dei es voraz, gusta de exprimir a la gente como a los limones, usando una expresión muy escrivariana.

“En la Obra no nos podemos permitir el lujo de estar enfermos, y suelo pedirle al Señor que me conserve sano hasta media hora antes de morir. Hay mucho que hacer, y necesitamos estar bien, para poder trabajar por Dios. Tenéis, por eso, que cuidaros, para morir viejos, muy viejos, exprimidos como un limón” (Instrucción, 31-V-1936, nota 95, citado en Meditaciones I, págs.. 411-412).

***

El sentido en el que yo consideré la dupla loser-winner es complementario: creer que uno es winner mientras está dentro del Opus Dei y loser mientras está afuera.

En realidad, todos hemos sido losers mientras hemos estado dentro del Opus Dei y hecho la apuesta de “todo a un solo número”, es decir, “la entrega total”, el “holocausto del yo”, etc.

“pedimos al Señor una vida larga, llena de trabajo, humano y divino, hasta acabar agotados, exprimidos, sin poder dar más porque nos hemos gastado del todo, en un sacrificio completo, en un holocausto” (Meditaciones, IV, pág. 33).

Es notable el lenguaje utilizado. Uno no termina la vida “lleno” de alegría, de gozo, de lo que sea. Uno termina vacío, gastado, agotado, exprimido. La metáfora no es ninguna ficción sino pura literalidad.

Entrar al Opus Dei es como ir al casino y ser un jugador compulsivo. Hasta que no lo pierde todo, no lo abandona. Pero la compulsión no es interior, sino por vía de coacción institucional: te obligan a permanecer hasta que no sirves más. Me causa gracia ver cómo a Chanoc el croupier Echevarría le dijo que “era un desagradecido”, cuando en realidad lo que hizo Chanoc fue muy razonable: retirarse del casino antes de seguir perdiendo. Desagradecido fue Echevarría. En realidad, fue mucho peor que eso.

Uno deja de ser loser recién cuando abandona el casino Opus Dei y reconstruye su vida. Recién ahí uno puede considerarse winner: al dejar de “seguir perdiendo” y comenzar a “ahorrar para sí mismo” y reconstruir su vida. No importa cuántos años queden de vida: se pueden valorar como  una plenitud, cualitativamente.

Por eso Opuslibros no es “un conjunto de losers” sino losers que han dejado de serlo. Pero para ello, antes hay que reconocer que el Opus Dei fue una experiencia ominosa. Y muchos no quieren reconocerlo, por la angustia de saberse losers.

Loser son los que siguen en el Opus Dei entusiasmados esperando que salgan el número elegido, su número. Se ha lanzado la bola y están a la espera de que se detenga la ruleta y señale el número elegido. Triste será la desilusión. Y más triste cuanto más años lleve girando la bola. Mientas la bola gire, será posible mantener la ilusión, considerarse un exitoso. Una vez que pare, todo habrá acabado. Escrivá cambiara la cara y dirá, “lo siento retírese, usted ha perdido todo y ya no puede jugar más, no nos es más útil”.

“Morir en casa” no es otra cosa que morir antes de ver dónde para la bola. Morir antes de tomar conciencia de la desilusión. Por donde se lo mire, el Opus Dei es un camino hacia la ruina.

Losers son también quienes han salido del Opus Dei y no quieren tomar conciencia de que lo han perdido todo en un juego que “no valió la pena”. Venir a Opuslibros es reconocer eso, por lo cual pasan de largo.

Saludos,
E.B.E.




Publicado el Monday, 25 July 2011



 
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