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 Tus escritos: ¿Qué consigue el Opus Dei haciendo daño?.- Otromachacado

125. Iglesia y Opus Dei
otromachacado :

Los del opus se apuntan como oportunistas buscando réditos de los esfuerzos de los demás. Véase la JMJ. La prepararon internamente como “una oportunidad única que Dios nos da para que muchos chicos jóvenes descubran su vocación a la Obra”. Allí, en la JMJ, estaba el Prelado del Opus Dei. ¿Para qué? Para sacar “vocaciones” de debajo de las piedras, porque están bajo mínimos. Se aprovechan de la estructura eclesial, organizan sus montajes paralelos. Contabilizan el éxito de la JMJ según el número de pitajes que logran.

 

El mensaje del Opus Dei es pura demagogia: venden humo. Ya no ofrecen una auténtica espiritualidad cristiana. Dan “medios de formación” como los precocinados, y mucha religiosidad, pero no espiritualidad. El opus dei no tiene espiritualidad. Lo que te ofrecen, te puede ocupar el tiempo y entretenerte rezando, pero no llena. No te enseñan a tratar a Dios. ¿Qué pueden saber de Dios unos señores directores organizadores de montajes que están todo  el día en continuo movimiento y acelerados de un sitio a otro, con un rosario de dedo en la mano repitiendo avemarías y jaculatorias por los pasillos de su casa? No tienen espiritualidad. Están vacios. No pueden tenerla...



Rezan mucho, pero no oran. Trabajan mucho la "técnica de hablar de Dios", pero para instrumentalizar a Dios. Los señores del opus dei no pueden tener una verdadera espiritualidad porque, entre otras muchas razones, no tienen tiempo para invertir en coseguirla. Compárese la profundidad de los mensajes e intervenciones del Papa Benedicto XVI durante la JMJ, con las palabras de Echevarría ante “sus masas” congregados en tertulias. El Papa, preocupado por los grandes temas que abruman al mundo, la recristianización de la sociedad, los problemas auténticos de los jóvenes (paro, drogas, deorientación vital, necesidad de modelos de valores, etc…), por el derecho a la vida, el respeto a la familia, a la educación… Y Echevarría con su mensaje monolítico de la “vocación”… reconcentrando su mirada y pensamiento sobre su opus dei, que cada día está en más declive. A los encuentros con el Papa, los jóvenes acuden solos solitos y por millones. Tiene un mensaje atractivo: Jesucristo. Las tertulias con el prelado se le llenan según el compelle intrare. Tiene un mensaje repelente con sabor a fraude: opus dei. ¿Algún joven se pasaría una noche a la intemperie para escuchar a Echevarría un sermoncillo?

En el opus dei importan mucho las apariencias. Se presentan externamente como los custodios de la ortodoxia católica, con toda una estructura doctrinal, institucional, personal al servicio de esos fines loables en sí mismos. Si se abren las puertas de sus centros, donde viven en comunidad los numerarios, de sus colegios, de sus universidades, encuentras otra cosa: una maquinaria organizada a la caza y captura de “vocaciones”, sobre todo de numerarios y agregados (especie en extinción, muy desprotegida en el opus dei porque nadie sabe “qué son”, “para qué están” ni qué hacer con ellos). Si abres esas puertas, encontrarás dragones, quizás con caras de ovejitas.

 

La maquinaria institucional que ellos mismos han creado se les ha vuelto en su contra. Los está machacando. En la sociedad civil los trabajadores tenemos el derecho a la huelga. Si en la empresa te explotan, si no te dan lo que justamente te pertenece, si te pisotean tus derechos, si no te tratan conforme a tu dignidad, si te denigran, etc., etc., puedes invocar y ejercer tu derecho de huelga y dejar de trabajar. Es un derecho que se ejerce ante un abuso.

 

En el opus dei desde hace años los numerarios están en huelga. Ni se les ve ni se les oye. Su desmedido afán proselitista y apostólico ha venido a menos o está desapareciendo. ¿Se habrán puesto en huelga, hartos de que los directores superiores pisoteen los derechos más elementales? ¿o es que ya no hay tantos numerarios? Parece como que han bajado la presión proselitista o apostólica. ¿Han perdido el celo apostólico, están en huelga de apostolado y proselitismo? Ya no son tan ruidosos como hace unos años. Se nota que están descendiendo los niveles de acoso a posibles víctimas vocacionales. ¿Qué les está pasando? ¿Están en huelga los numerarios reclamándole al prelado algo? ¿Se está perdiendo el espíritu de primitiva agresividad? ¿Ya no hay que dejar la garra de Dios e ir dando zarpazos por el mundo? ¿O es que están agotados?

 

Afortunadamente el opus dei pierde cada día más peso e influencia en la cultura, en el pensamiento, en la sociedad, en la Iglesia. El tiempo los va poniendo en su lugar. Se han llevado por delante a muchas personas. Las víctimas de la política proselitista y las violaciones de conciencia por el abuso en la dirección espiritual son incontables dentro y fuera de la institución.

 

Las exigencias inmorales, imponiendo vivir “heroicamente” a sus adeptos, siempre en los límites del esfuerzo psíquico y físico, han hecho que miles de personas se rompan, tiren la toalla y hasta la fe. ¡Cuantas personas que se acercaron de buena fe a la obra salieron y salen destrozados por el opus dei! ¡Cuántas personas que podrían prestar un servicio increíble a la verdadera Iglesia Católica están hechas un despojo por el maldito sistema institucional de normas y costumbres, praxis y vademécunes, avisos y notas, decretos y secretos, todos ilegales!

 

¿Qué ha ganado el opus dei haciendo tanto daño? Quizás su autodestrucción. Cuando se golpea una pared con clavos, el daño que se recibe es proporcional a la fuerza con la que se da. El opus dei ha pegado y está pegando auténticas puñaladas y puñetazos en las conciencias de muchas personas. Una conciencia es algo mucho más delicado que una pared con clavos. Las prácticas inmorales del opus dei han roto muchas conciencias, y por tanto el opus dei se ha roto a sí mismo. Cada persona que ha sufrido o sufre por las prácticas institucionales ilegítimas e inmorales que impone la prelatura representa lo que es en realidad esa institución: una forma de autodestrucción personal que ha conseguido engañar temporalmente a la Iglesia para obtener un ropaje externo artificioso tras el que esconderse y organizar una para-iglesia.

 

¿Es posible que gente buena, como también los hay en el opus dei, se presten a hacer cosas malas? Es posible. Lo hemos vivido.

 

¿Es posible que gente buena pretenda deliberadamente hacer daño a las personas? El problema del opus dei no son las personas. No son las personas las que hacen daño. Las personas ejecutan órdenes, cumplen con los reglamentos, viven conforme a las praxis internas que elaboró el Fundador (el mismo que les dijo a sus hijos: tenéis que hacer testamento y dejar todo para mi y mi obra. Y él, ¡toma ya!, a su hermano). Los problemas están en el corazón mismo de la institución, en lo que dejó escrito el Fundador, que no conoce nadie exactamente qué es. Eso es lo que daña las conciencias, rompe las inteligencias, aniquila las voluntades, tuerce los afectos, endurece el corazón, atrofia la sensibilidad, despersonaliza y provoca hasta enfermedades psíquicas. Esos modos de vida que se imponen sobre todo a los numerarios y los agregados son los que hacen daño. El prelado y los directores son los responsables mediatos de esos daños porque no hacen nada para cambiar lo que es injusto, ilegal, inmoral.

 

¿Y que la Iglesia no haga nada? Lo que la Iglesia hace o no hace no lo sabemos. Parece que no hace nada. Al opus dei se le deben favores en la iglesia: aporta mucho dinero. En el Vaticano tienen gente preparada bien colocada. No lo debe tener fácil la iglesia con el tema opus.

 

Es sorprendente que asistamos a un ataque en toda regla contra la legislación de la Iglesia por parte del opus dei y la pasividad absoluta que hay. Los que hemos estado dentro muchos años fuimos cómplices, verdugos, ejecutores de tanta aberración. No nos exculpará nunca “la obediencia debida”. A riesgo de decir una herejía me atrevo a escribir que para un cristiano corriente que quiera vivir su fe le basta con el Evangelio, el Concilio Vaticano II y el Catecismo de la Iglesia Católica. En el opus dei los textos de cabecera imprescindibles que te obligan a conocer superan a estos en páginas y peso (nunca en calidad, por supuesto. La Iglesia ofrece una espiritualidad auténtica: la de Jesucristo. El opus ofrece religiosidad: la de Escribá sacando del bolsillo de la sotana el rosario cargado de medallitas).

 

¿Se podrán salvar los restos del naufragio de una institución efímera en la que se ha perdido completamente la confianza y las expectativas de sus seguidores van cada día más en caída libre?

 

Se podrán salvar las personas, sobre todo si son jóvenes. Cada día son más los que descubren las barbaridades teológicas, históricas, biográficas (lo último leido sobre la herencia de Escribá es una prueba más de que vivía justo lo contrario de lo que imponía y predicaba. Así ha ocurrido en la historia de la Iglesia con otros que incluso papas los tuvieron por santos, como el padre Maciel, que por las mañanas vivía el celibato y por las noches otras cosas. ¡Ay de vosotros, hipócritas, que imponéis cargas a los demás que vosotros no soportáis!). Los jóvenes, descubren el pastel, y se van.

 

De los mayores, de los que están enfermos –altísimo porcentaje entre los numerarios- quién sabe qué será de ellos. Quizás reciban su premio en la otra vida si actuaron de buena fe y engañados. Ahora la institución tiene la “pirámide vocacional” invertida y con el pico bien hincado en tierra, con los numerarios como familia religiosa en regresión. El futuro que les espera a los mayores es bastante crudo: desapegados de sus verdaderas familias, faltos de verdadero cariño, tan necesario en esas etapas de la vida, conviviendo en centros con personas entre las que hay una absoluta incomunicación, etc. etc. etc. El panorama que les espera es muy negro.

 

Con este panorama por delante se entiende que el prelado esté como un neurótico obsesivo a la caza y captura de “vocaciones” jóvenes. Los viejos numerarios se le quejan de que se entregaron para formar una familia y lo que tienen a su alrededor no se parece ni en sueños.

 

Si tuvieran una mínima visión de futuro podrían pensar en reajustarse a las normas de la Iglesia, respetar los derechos de sus seguidores, tratar a las personas con caridad y justicia y a lo mejor se les abre una puerta a la esperanza. Pero esto es una utopía para los que están dentro.

 

¿Es posible otro opus dei en el que no se haga daño?

 

Otromachacado




Publicado el Wednesday, 21 September 2011



 
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