El trigo y la cizaña – E.B.E.

El artículo de El País ha significado muchas cosas. Una de ellas es que Opuslibros ha dejado de ser una web desconocida –si es que lo era- y ha pasado a ser completamente pública. Ha dejado de ser “un vecindario” y ha pasado a ser una “res publica”. Si quedaban dudas de que el Opus Dei consideraba el peso y la importancia de Opuslibros, pues ya no quedan dudas. La relación conflictiva ha quedado plasmada de cara a todo el mundo. El Opus Dei tiene problemas y ha quedado claro que Opuslibros los ha puesto en evidencia desde hace tiempo...

La segunda reflexión que me parece evidente, es que de aquí en más está claro que el destino del Opus Dei y su capacidad de daño dependerá de un protagonista principal, que en realidad lo fue siempre, pero que ahora no podrá evitar su rol protagónico: la Santa Sede, de la cual depende directamente el Opus Dei.

Digo esto porque se puede plantear el problema Opus Dei desde distintas perspectivas, como es la denuncia en los tribunales laborales, la denuncia en los medios, la denuncia dirigiéndose a los respectivos obispos, los derechos de autor, el derecho a la información, etc. Pero está claro que el Opus Dei funcionará mientras la Iglesia no diga nada.

Lo que comúnmente se dice ir a la raíz del problema y no a sus efectos. Podemos atacar sus efectos pero mientras no se encare el problema de raíz, estaremos dando vueltas al problema como quien da vueltas a la calesita, tiovivo o carrusel. Nosotros podemos ir a los efectos, que son los que nos afectan, pero a la raíz sólo puede ir la Santa Sede.

Es entendible que la Iglesia evite apagar el fuego con más fuego. Pero llega un punto en el cual se torna tan evidente la hoguera que no queda más que enfrentar el problema. Entiendo la prudencia de la Iglesia siguiendo la parábola del trigo y la cizaña: arrancar la cizaña puede traer consigo acabar con el trigo. Eso está claro y también es razonable que la Iglesia sea consecuente con esa enseñanza.

Si se llevara al extremo dicha parábola, la Iglesia no debería intervenir jamás y esperar “al fin de los tiempos”, donde la verdad quedará en evidencia por su propia fuerza. De ser así, tampoco habría intervenido en el caso de los Legionarios: que siga la cizaña junto al trigo y que Dios se ocupe del asunto en el día del Juicio. Sin embargo, la Santa Sede decidió tomar cartas en el asunto (pues la parábola habla más bien de la naturaleza del mal en sí mismo, que no se acabará hasta el fin de los tiempos).

Entonces la pregunta es: ¿qué cantidad de cizaña es necesaria para justificar la intervención de la Iglesia? ¿Cuántas personas dañadas más y cuánto tiempo más el Opus Dei seguirá produciendo daño hasta que la Iglesia intervenga de manera explícita? No digo de manera espectacular, porque no creo que sirva ello.

Hay un elefante gigante entre nosotros: ¿cuánto tiempo más hace falta para que la Iglesia reconozca su existencia? El otro elefante gigante es la ausencia de toda intervención por parte de la Iglesia. Y el tercer elefante gigante es el silencio nuestro acerca de toda esta situación. Es una cadena de silencios. El primer elefante es el Opus Dei, el segundo elefante es la Iglesia misma que no ve al primer elefante y el tercer elefante es el resto del público que “no ve que la Iglesia no ve”.

En realidad, desde Opuslibros muchos vienen reclamando la intervención de la Iglesia desde hace tiempo. Lo que habría que poner en evidencia ahora –a partir de un hecho público como la nota de El País- es que la presencia de estos tres elefantes es ineludible, ¿entonces qué hacer? Puede aparecer un cuarto elefante y es que ignoremos que ignoramos todo esto. Así, vamos camino al zoológico.

Los márgenes se van achicando. A medida que pase el tiempo, cada vez quedará más en evidencia el silencio de la Iglesia. El estreno de su rol protagónico se acerca cada vez más.

Saludos,
E.B.E.