¿Dónde estaba la separación efectiva del gobierno y la dirección espiritual en el Opus Dei cuándo venía al centro el vocal de San Miguel a reunirse con el consejo local y tratar asuntos íntimos de la vida interior de las personas?

¿Dónde estaba la separación efectiva del gobierno y la dirección espiritual en el Opus Dei cuando llegaban de la Comisión indicaciones espirituales concretas puestas por escrito para ser transmitidas a algún miembro de la Obra (temas que debía “llevar a la oración”, con un elenco minucioso de bibliografía, orientaciones prácticas que debería llevar a la práctica, etc., etc., etc.)?

¿Dónde estaba la separación efectiva del gobierno y la dirección espiritual en el Opus Dei cuando el consejo local elaboraba un informe de conciencia sobre la vida espiritual de alguna persona de la Obra remitiéndolo a la delegación o la comisión regional para que estuvieran “informados de todos los datos”?

¿Dónde está la separación efectiva del gobierno y la dirección espiritual en el Opus Dei cuando todo un consejo local, o una comisión se reúne para decidir si una persona puede o no pitar, o hacer una incorporación en la Obra?

¿Dónde estaba la separación efectiva del gobierno y la dirección espiritual en el Opus Dei cuando semanalmente cada encargado de grupo o director de círculo "despachaba" en presencia del director del centro y el sacerdote, repasando una a una las personas que acudían a los medios de formación, poniendo sobre la mesa detalles de su vida íntima, señalando metas conjuntamente para su "progreso interior" y manifestando abiertamente y en público las debilidades y los logros espirituales de cada una de esas personas?

Las preguntas podrían alargarse hasta el infinito mostrando ejemplos que prueban la mezcla efectiva entre gobierno y dirección espiritual que se vive en la práctica en el Opus Dei.

Es realmente increíble que el Prelado a estas alturas escriba en su carta de octubre de 2011 que en la práctica la separación entre el gobierno y la dirección espiritual está garantizada en el Opus Dei, cuando en la práctica son aspectos “fundacionalmente” unidos (al margen de las leyes de la Iglesia). Está meridianamente claro en los documentos "internos" de gobierno que esa separación de la que habla el Prelado no existe. Será que el Prelado del Opus Dei, allí en su torre de marfil del palacio Villatevere de Roma, vive en un "Opus Dei" distinto al que hemos conocido muchos de nosotros, y se entera de poco (que no lo creo, porque vive con todo lujo y tiene todo lujo de detalles acerca de las vidas y milagros de la gente. En el argot interno se decía que "el Padre tiene todos los datos").

Si el Prelado ha tenido que salir al paso de “posibles erróneas interpretaciones” de la separación entre el gobierno y la dirección espiritual en el Opus Dei, es porque no está nada claro en los documentos de gobierno que tal separación exista. Como bien sabe el prelado, las normas que no están claras, no son justas.

En una ocasión, un experimentado sacerdote numerario del Opus Dei (que había ocupado cargos en una delegación) y en aquel momento vivía en Murcia, comentó en público, en una pequeña reunión, que a su juicio, el cáncer del Opus Dei eran las supernumerarias (porque no dejaban pitar a sus hijos como numerarios). Pienso que no iba muy descaminado el hombre, pero mi percepción es que el verdadero cáncer del Opus Dei está bien asentado en su cúpula (Prelado y consejos), en sus inmorales métodos que imponen de gobierno y dirección espiritual. Lo de las supernumerarias debe ser una pequeña metástasis en una de sus partes.

El Prelado podrá seguir engañando a las autoridades de la Iglesia para nadar y salvar la ropa. A Dios y a quienes hemos estado dentro de la Obra (gobernando y con encargos de dirección espiritual) y conocemos de primera mano cómo se aplica el verdadero “espíritu del Opus Dei” no lo va a lograr.

Es injusto que el Prelado mienta en la carta de octubre con ese descaro. También lo es que el Prelado no reconozca el enorme error que se ha cometido en la Obra mezclando ámbitos (gobierno y dirección espiritual) que durante siglos, milenios, han estado separados en la vida de la Iglesia.

Es tan patente que el Prelado miente en esa carta que sólo basta remitirse a los documentos internos del Opus Dei que recogen exactamente lo contrario de lo que él publica en octubre. En los documentos secretos está perfectamente descrito al dedillo cómo se debe gobernar en el Opus Dei y cómo deben impartir "institucionalmente" la dirección espiritual las personas que gobiernan.

El nerviosismo del Prelado es razonable, por la difícil tesitura actual de la Prelatura, que está siendo envuelta por la maraña que ella misma ha tejido, y poco a poco se va desvelando. Hace veinte o veinticinco años era un imposible conocer todas estas incongruencias de la Prelatura (no había medios de comunicación desarrollados como ahora. La información transitaba a una velocidad muy distinta). No tiene lógica alguna que el Prelado instigue demandas judiciales contra Opuslibros.org con el fin de esconder nuevamente los documentos secretos del Opus Dei, argumentando débilmente que el intérprete autorizado de los mismos es el Instituto Histórico San Josemaría. ¿No es una obligación de justicia con quien ingresa en la Obra que conozca a fondo la institución antes de entrar? Quien entra en la Obra y no conoce todos estos documentos lo hace dejándose engañar por una propaganda oficial fraudulenta de la Prelatura ¿No tienen derecho los miembros de la Obra a conocer hasta el último de los documentos que regulan la vida que han abrazado? Publíquenlos ustedes y se acabó el problema para los miembros, ex-miembros y futuros miembros. Que la Prelatura entregue esos documentos a las autoridades eclesiásticas y asunto resuelto. Que la Prelatura señale un lugar público donde puedan ser consultados (todas las normas se publican, y las que no se publican, no obligan) y estaremos todos en paz.

La carta del Prelado de octubre de 2011 quizás provoque un efecto boomerang contra la cabeza de la Obra (el Prelado) y la institución Opus Dei que tan dignamente dirige, porque puede contribuir a que finalmente la Santa Sede investigue de verdad y la sociedad civil tome conciencia de que tras la dulce máscara de ejemplaridad del Opus Dei (proyectada en sus sociedades pantallas, instituciones educativas, iniciativas sociales, concesiones de doctorados honoris causa a "papables", etc., etc., etc.,) se oculta un mundo interior de sufrimientos, abusos, familias rotas, enfermedades psíquicas y turbios manejos de todo tipo. Quienes los hemos padecido y hecho padecer a otros podremos ayudar a esclarecer la verdad con nuestros testimonios veraces, que jamás hubiera querido el Prelado que salieran a la luz (como tampoco le habrá gustado excesivamente ver por aquí algunos de los informes secretos de conciencia que él suele tener sobre su mesa de trabajo).

Creo que en esta página nadie pretende un mal para la Obra, sino un bien para la Iglesia, dañada por una de sus criaturas humanas (Opus Dei) que debería ser de las más fieles.

Todo apunta a que con el Opus Dei se avecina la segunda parte del "caso Legionarios de Cristo", en el que con horror hemos comprobado cómo se engaño a la Iglesia por décadas. Confiemos en que con este capítulo del Opus Dei se cerrará el thriller de desajustes en la Iglesia y renacerá la paz y la justicia.

Catalejo