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 Tus escritos: Secretos inconfesables.- Emevé

070. Costumbres y Praxis
emeve :

Secretos inconfesables

Emevé, 23 de noviembre de 2011

 

 

Leyendo lo que plantea mi querido Satur, lo que cuenta mi paisano Nicanor y otras personas que han sumado testimonios, me acabo de acordar de cosas que a lo mejor dije antes (ya no me acuerdo porque escribía mucho) que podrían servir a modo de testimonio:

 

Mi testimonio va para quienes están investigando antes de entrar o antes de ir por un centro. Estos son chicos listos y seguro que no van para numerarios, porque los inocentones nos creemos lo que nos dicen y pedimos la admisión, sin más (y también para los padres de familia que quieren saber en qué se metió su hija o hijo, aunque a los padres de familia solo les doy un consejo breve: no les den plata nunca bajo ninguna circunstancia y verán cómo se acaba la vocación)...



Y, ¿por qué no, también va por si nos leen obispos. En este caso debo señalar que gracias al opus, yo no creo en curas de ninguna clase, lo siento, si ustedes apañan a gente que hace daño como lo hace el opus y encima canonizan “express” a quien fundó aquella maquinaria, yo me reservo mi derecho a dudar de su “buen pastoreo”. No he conocido (a la fecha) a cura alguno que me haga cambiar de opinión, y no pretendo conocerlo, así que si van a leer mi testimonio, que lo vayan sabiendo, y si cabe, lo descarten de plano y eso se lo agradezcan al opus.

Los testimonios van numerados, no por razones de importancia sino en orden de mis recuerdos:

1. Caso del cura

 

Me confesaba yo con un curita que medio Perú conoce, era el cura que “vio” mi vocación (en buen romance, aquel que aprovechó su influencia sobre mí para hacerme pedir la admisión a los 17, diciéndome que Dios me llamaba y que él lo veía clarísimo) lo llamaremos P. Tilín Talán (quien tenga oídos, que oiga).

 

Bueno, ese cura me explicó una vez en el confesionario que “este tema” lo trataríamos “dentro de la confesión”, entonces, servidora que, aunque había dado muestras de estupidez extrema, les tenía buena fe, dijo “pero si todo lo que digo en el confesionario es confesión, y usted debe guardar sigilo sacramental porque si no peca mortalmente”.

 

Fue allí cuando él me abrió los ojos y me dijo “no pequeña Emevecita, tontita, bobita”, la confesión es solamente ese momento que hay entre las fórmulas en latín que decimos hasta la absolución, todo lo que hablamos antes y después es Dirección Espiritual y yo debo informarlo a tus Directoras.

 

Entré en pánico (¿¿sería algo del B10.III.28??) y desde ese día, todo lo que le decía lo decía entre las fórmulas en latín y la absolución, aunque él me protestaba y me decía que ESO no era pecado. O el tipo tenía algo de conciencia (por entonces) o yo ya despuntaba como lideresa de opinión porque no le hacía mucho caso. Aunque me dijo que todo lo que le decía a él debía decirlo en la dirección espiritual, y (enfrentémoslo), yo era demasiado fiel y obediente, así que lo decía todo en ambos lados. Conmigo no tenían por qué investigar mucho, yo solita les decía todo ¡¡¡hasta los del B10.III.28!!! (ñoñerías).

 

Debo haber tenido mal espíritu por obligar a Mr. Tilín Talán a respetarme el secreto de confesión, porque me cambiaron de confesor por un kamikaze, con fama de santo solo porque vivió con el Fundador y fue consiliario, un tipo sin sensibilidad alguna, hasta misógino creo yo. A mí me parecía un ropero blanco y me aterrorizaba (a mí y a algunas generaciones posteriores con quienes he podido hablar ya en la libertad de estar fuera). Este cura, de un solo grito sellado con una tos seca impertinente, trajo abajo mi astuta argucia de hacer respetar mi secreto de confesión, y violentando mi conciencia y sensibilidad inició mi camino hacia la libertad (le envío mi agradecimiento).

 

2. La Chica de San Rafael

 

No sé si esto de los informes de conciencia sea tan secreto, bueno, leer uno para mí sí ha sido novedad, y fue aquí, en esta web hace años (antes de opusleaks). Pero digamos que se sabía que se hablaba de nosotras. Se sabía que los curas y las directoras hablaban de nosotras en el confesionario. Todo se intuía, no se comentaba porque eso está prohibido, y quizá esa desprotección de estar sola ante tremenda maquinaria fue lo que a muchas nos tuvo calladas y muertas de miedo de ser raras y locas por querernos defender.

 

Lo digo, porque un día una amiga de San Rafael (no la trataba yo, pero la conocía bastante de la universidad) iba a viajar fuera de Piura, y se acercó a mi directora a pedirle su “sobre”. Yo le dije “¿qué sobre?”. Ambas se rieron de mí (recién pitadita) como quien dice “bobita, tontita, no te enteras de nada”. Y tuvieron la generosidad de decirme que en ese sobre iba el estado espiritual de ella (esto lo sabía la de San Rafael) para que en el centro al que iría mientras tanto, la puedan atender bien. Ella (la de san Rafael) lo entendía como quien va de un hospital a otro llevando su historia clínica. Yo así lo pensé.

 

Pregunté que si me darían un sobre a mí, y tanto pregunté, que cuando me tocó viajar a Lima, me mandaron de “correo” a Asesoría Regional, llevando el sobre de todas las de Piura. Jamás se me hubiera ocurrido abrir nada, no soy de naturaleza curiosa, soy más bien respetuosa, cuadriculada y obediente. Pero sí he visto esos papelitos amarillos en Dirección, o en la máquina de escribir, y no pensé que eran como son, siempre pensé que iba más en relación a las cosas que te gustan: “a Emevecita no le gusta en queso, por favor en fiestas “A” poner variedades de aperitivos o la tendremos mortificada todo el día”.

 

3. Qué Opina el Sacerdote

 

También me ha pasado que al plantearle a la directora si fulana de tal podría pitar, siempre recibí y seguí la indicación: “consulta con el sacerdote”.

 

La mayoría de veces el cura me decía “hay que tratarla más” y yo lo entendía como que había que rezar más por ella (y yo rezaba). Otras veces de frente me decía: “tiene papás divorciados, no puede ser numeraria, hay que ver si pita de agregada”. Y claro, no se me ocurría que esa información la obtuvo porque esas chicas confiaron en él y si no me decían a mí la situación marital de sus papás (o si el papá no era su papá) el cura no tenía por qué decírmelo. Ahora soy tan reservada de lo que me dicen mis amigos que a veces me riñen porque lo que me dijeron no era secreto. Es que prefiero pecar de exceso de reserva que volverles a fallar.

 

4. De Cien, las Cien (se aplican restricciones)

 

Una vez me ocurrió que mi directora de plano me dijo “fulana jamás podrá ser numeraria, si hasta nos estamos pensando si puede venir al centro”, yo no soy curiosa, no pregunté, y tampoco le dije a esta amiga que mi directora hizo semejante comentario, no trasladaría palabras hirientes a nadie (ni lo hago hoy) pero siempre me quedé con la idea de “qué cosa terrible habrá hecho esta chica con lo normalita que se le ve”. Yo la seguí tratando pero ella dispersó sus visitas y el cura me dijo que no me preocupe, que la deje ir.

 

Ya fuera de la obra una vez se me ocurrió llevar a confesarse a un Centro (con el bendito Padre Tilín Talán… ¡¡¡es que yo no aprendía!!!) a dos amigas de mediana edad. Al salir ellas, el cura me llamó a decirme que fulana era divorciada y tenía novio y que no podía ir por el centro, que la lleve a una iglesia donde confesaba un cura del opus. No regresó mi amiga nunca más.

 

4. Caso de la Supernumeraria

 

Una vez fuera supe del caso de una supernumeraria cuya hija se confesaba en un centro del opus, y a quien el cura siempre le decía “rezo mucho por ella”, pero esta señora lo tomaba como gentileza. Un día la madre encontró a la hija en una situación medianamente complicada y corrió al sacerdote a decirle que eso la aterraba porque era muy chica. El sacerdote le dijo: “por fin mujer, no sabes cómo he rezado para que finalmente te des cuenta de lo que hace tu hija a tus espaldas”…

 

La señora salió más espantada del cura (el mismo P. Tilín Talán) que de la hija, porque fue perfectamente consciente que acaba de presenciar una violación del secreto de confesión. ¿O es que cuando atrapan al asesino el cura puede decir “por fin lo atraparon so bestias, yo no podía decirles nada, pero qué bárbaro, ya era hora, ah, y busquen en el granero porque a lo mejor ahí hay algo más”…

 

Gracias a Dios para la hija ese episodio era solo una tontera de adolescencia, y para la madre opus fue una decepción más de la vida.

 

Estos son los casos que recuerdo y los dejo por aquí para que estén alertas.

 

Por cierto, estoy un poquito espantada del animus fiundationale de Paulino, y del terrible (para mí) error del que parte al presumir que todos estamos interesados en aquello que le interesa a él. Corazón, supongo que has salido hace muy poquito, pero a mí eso de “seguir investigando lo que en la Obra se ha hecho mal, a fin de descubrir el modo de hacer las cosas bien; y de ahí sacar lo que pueda servir a fin de ir construyendo la auténtica espiritualidad laica destinada a los que vivimos en medio del mundo conforme a la llamada universal a la santidad” no me interesa en lo absoluto, mucho menos si me van a volver a decir qué hacer.

 

De otro lado, me parece que eso de hacer las cosas bien y vivir una auténtica espiritualidad laica ha sido preocupación de la iglesia que alberga al opus (y de otras iglesias también) así que para qué fundar una en opuslibros, mejor que quien quiera ser católico intensifique la práctica de su religión leyendo encíclicas y catecismos, y lo mismo de cualquiera otra religión. Y que a quienes nuestra vida espiritual nos parece demasiado respetable e importante como para tratar de ella ante desconocidos en una web, se nos deje tranquilos también.

 

Por mí, que opuslibros siga como está (podríamos hacer cambios de diseño digo yo… o de permitir comentarios como en los blogs, pero en el fondo, lo mismo: solo hablamos de la experiencia común en el opus, contamos cómo nos va fuera, y no convencemos a nadie de nada).

 

Finalmente, Agustina, has hecho super entretenida la experiencia judicial en tus glosas. Recuerda querida que ir al juzgado no quiere decir que seas delincuente, quiere decir que eres importante para alguien, que se ha tomado el tiempo, el esfuerzo y el trabajo de hacerte una demanda. Eres VIP querida, acéptalo. Besitos. Te quiero y te admiro mucho.

 

Saludos a todos,

Emevé.




Publicado el Wednesday, 23 November 2011



 
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