Querido Fletcher:

Muchas gracias por todo lo que escribes, que siempre me gusta y me resulta útil. En tu última aportación nos pides que nos pongamos en perspectiva y te lo agradezco mucho, porque la desde la distancia se ven las cosas con más serenidad. Estoy de acuerdo en todo lo que dices.

El objeto de mi escrito es añadir algo, una nueva perspectiva. A veces los simples números no lo explican todo. Los jesuitas no llegan a ser 20.000, menos de la mitad de los que el lado oscuro dice poseer, y tienen una importancia y trascendencia mucho mayor que el opus para la Iglesia universal. Quiero decir con esto, que el lado oscuro con sus militantes, aun siendo una porción mínima de los bautizados, pueden hacer o deshacer muchas cosas, especialmente si, como tú dices, están penetrando progresivamente las estructuras vaticanas.

Es cierto que la curia vaticana no es la Iglesia, como también es cierto que la Iglesia es una estructura centralizada, con mucho control y con muy poco margen de libertad para las iglesias locales y conferencias episcopales. Para empezar, es el Vaticano quien decide cada nombramiento episcopal en todo el mundo. Si alguien no es visto con simpatía en Roma nunca será obispo.

Esto significa que si un grupo, que puede ser minúsculo, unas docenas de personas, controla una buena porción de poder en el Vaticano, como es el caso del opus, sus acciones u omisiones repercutirán en todas partes, incluso en los muchos sitios donde no tienen idea de quien rayos fue Escribá. Unas pocas docenas de personas son suficientes para detener, disolver o desviar las reformas y las energías que liberó el concilio Vaticano II.

No se si coincidas conmigo que la Iglesia está sufriendo de esclerosis múltiples, que ha perdido flexibilidad, que está enredada en su propia maraña sin decidirse a cortar con un pasado poco cristiano y sin atreverse a ser sal, luz y levadura, porque eso le puede llevar a perder  el estatus que tanto le gusta. Un grupo de retrógrados anclados en Trento y en el Silabus,  infiltrado en las estructuras de poder del Vaticano no van a ayudar a que la Iglesia cambie en la dirección en que tantos católicos de todo el mundo están esperando. La Iglesia está frenada, y esa ha sido y es una causa de frustración para muchos miles de almas. Claro que no son solo los del opus los que la frenan, pero su contribución estoy seguro de que es mucho más significativa de lo que la mayoría de la gente se imagina.

Por todo lo demás, como dije estoy completamente de acuerdo contigo.

Un gran abrazo para ti también.

Dionisio el areopagita.