ramon :
Hola,
Me parece muy pertinente el escrito de EBE sobre el dilema del salvamento: o el barco o los pasajeros del Titanic o del OpusDei.
Esto me trae de nuevo a la cabeza la crítica que hacía Jon Sobrino a la Iglesia, que es la misma que se puede hacer a otras organizaciones: preocupa salvar el barco, por encima de los pasajeros. Para Jon Sobrino, la Iglesia toleró el mensaje de Monseñor Romero (y la Iglesia que éste representaba) por lo menos al principio. Romero insistió en hablar, a favor y en defensa e los pobres. Igual que cientos de catequistas, delegados de la palabra y curas. Se jugaban la vida. Pero llegó un momento en que los poderosos identificaron a la Iglesia-institución como un objetivo a abatir. Esto, que no sucedía desde Diocleciano, en lugar de enorgullecer a los jerarcas vaticanos, les alarmó. Que empezaran a atacar la radio de la iglesia, las instalaciones, que las relaciones con los que mandaban fueran mal o peor. Monseñor Romero se quejó, tras su entrevista con JP II, de que éste no le entendía, por mucho que se explicara. Y pasó lo que tuvo que pasar: Monseñor Romero fue asesinado, poco más de 10 años desde su conversión. Evidentemente, el Vaticano tiene parada su canonización. Eso sí, las relaciones con el gobierno del Salvador son cordialísimas.
Como dice EBE, si la jerarquía hace algo, será para salvar el bote, el barco, la estructura. Lo que pase a los pasajeros, a la tripulación da bastante igual.
Saludos
Ramón
Publicado el Monday, 27 February 2012
|