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 Tus escritos: Irse de la Obra: ¿el pecado que no se perdona?.- Solidante

020. Irse de la Obra
solidante :

En estos últimos días ha surgido en esta web una polémica sobre el denominado pecado que no se perdona. Al parecer, todo ha venido dimanado sobre un testimonio aportado por la coordinación de esta página a cerca de una supernumeraria que desea marcharse del Opus y se encuentra atenazada por la amenaza de la comisión del pecado que no se perdona -o pecado contra el Espíritu-, y las infaustas y desgraciadísmas consecuencias que tal pecado comporta al infeliz transgresor. El tema es muy serio, y no descarto que se haya tratado muchas veces, siquiera de refilón en este magnífico foro, y deseo plantear mi propia contribución y que intentaré sea fiel al mensaje de Jesucristo...



Pero este asunto está estrechamente ligado a otras cuestiones de capital importancia: ¿podemos los humanos juzgar a los demás? ¿podemos declarar o prever la condenación eterna de personas? ¿se puede establecer que una persona no podrá encontrar en su futuro, mientras esté viviendo en esta tierra, el perdón de Dios?; a estas cuestiones la respuesta rotunda es no; es decir, nadie puede juzgar y condenar a otro ser humano, esa prerrogativa es solo de Dios; nadie puede establecer una regla de conducta con indicación de su retribución eterna, eso sólo lo ha hecho Dios y para siempre. Dios está dispuesto a perdonar y recibir a un pecador en todo momento y no hay autoridad humana que pueda determinar y condenar ya sin remisión a nadie. Si no se puede condenar a nadie, menos podré yo condenar a ningún personaje de cualquier rango del Opus, pero sí decir que las doctrinas que indican que Dios habla a través de los directores y gerifaltes del Opus son falsas de toda falsedad; decir que una persona que deja esa organización puede condenarse por ese hecho es falsa de todo falsedad; afirmar que la salvación se recibe especialmente por una vocación como por ejemplo la de miembro del Opus es totalmente falsa ya que la salvación está en la adhesión a la persona de Cristo, único camino hacia el Padre (Dios).

El tema es serio, he dicho, y como descompresión y antes de pasar a comentar el pecado que no se perdona, he de decir que no ha mucho tiempo tuve una reunión de amigos con un exnumerario de hace años y varias personas que también habían pasado lamentablemente por la organización seudo-cristiana (por mucho que esté llena de cristianos de verdad, o de algunos, al menos). El exnumerario que traté en esa ocasión me habló en su deseperación que se condenaría. Me quedé de piedra y comprendí que esa desesperación estaba mezclada de odio por el daño recibido que le impedía adoptar una actitud positiva y veraz y le sumía en un estado de cinismo y provocación, por lo que no recibía ni abrazaba el consuelo de las promesas de Cristo.

Sobre el pecado que no se perdona han corrido ríos de tinta en toda la historia y hay peregrinas interpretaciones sobre el mismo, pero confieso que no conocía la torcida atribución que el Opus hace de dicha transgresión al caso de abandono de la organización por una persona, presumiblemente cristiana preocupada, como la angustiada supernumeraria que desea y necesita liberarse de una dictadura espiritual totalitaria -como es la que ejerce sobre todos o muchos de sus miembros el Opus Dei. Esta cobertura ilegitima por parte del Opus echando mano del pecado que no se perdona es verdaderamente intolerable, con la expresa salvedad de que sea cierto ese blindaje, pues en otro caso no sería cuestión de este comentario. Yo directamente no he oido jamás este asunto, aunque haya oido mucho sobre el tristemente célebre rejalgar. La creación de estos temores o tropiezos son de gravísima trascendencia y un grave obstáculos a la salud espiritual de las mismas víctimas.

El pecado que no se perdona, se ha escrito casi ahora mismo en estas páginas, es al que se refirió Cristo, en advertencia a los escribas y fariseos que pensaron que su mensaje y señales no eran de Dios sino del diablo. Cristo dijo que el mismo Satanás no lucharía contra los mismos demonios, como Él hacía a través de expulsiones en muchos pobres poseidos. Para muchos comentaristas serios, el pecado que no se perdona sería de carácter histórico, como malinterpretación dolosa del mensaje de Jesús, en su encarnación histórica, por lo que ya no se podría cometer en estos tiempos. Para otros , el pecado que no se perdona, o pecado contra el Espíritu, sería el rechazo de Éste, el dar espaldas a Dios, rehusando su oferta de salvación y eligiendo el camino directo de condenación. Podría considerarse el pecado que no se perdona la difamación del mensaje de Dios en el intento de tergiversar y combatir el evangelio de salvación. Pero nada autoriza a contemplar como dicho gravísimo pecado el abandono del Opus Dei y la liberación de lo que es una intermediación entre Dios y los cristianos que no está consagrada en ninguna parte, pues las relaciones de cada cual con Dios es cosa personal con el apoyo del Espíritu y de toda la Iglesia, pero no se han autorizado vías obligatorias creadas por hombres cuya falta de seguimiento esté sancionada por las consecuencias gravísimas del pecado que no se perdona.

Finalmente, creo que esta supernumeraria que ha lanzado ese grito angustiado y cuyo eco ha resonado en todas las paredes de este foro, ha de estar tranquila, que su camino mejor será abandonar esa institución que sin legitimidad alguna suplanta las voces que debería escuchar y obligatoriamente seguir - por derecho que Dios le ha concedido-, como son el evangelio, su conciencia, con la asistencia de su familia, sus amigos y de todos los demás cristianos.

Yo deseo que ella encuentre establemente una paz, con la ayuda de Dios, frente a cualquier asaltador y secuestrador de conciencias.

Así lo espero.

Solidante

Nota de Agustina.- Recomiendo leer una meditación "interna" que Compaq incluyó en un escrito que titulaba "El error irreparable".




Publicado el Wednesday, 07 March 2012



 
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