El Opus Dei es una estructura de Poder, gobernada en última instancia por criterios políticos y económicos, debidamente barnizados de directrices espirituales. Para cambiarlo se me ocurren tres maneras y todas pasan necesariamente por la disolución de la estructura actual, que para muchos es claramente una estructura de pecado y un motivo de escándalo mayúsculo:

1. Rebelión de las bases y creación de una estructura alternativa. Santa Teresa de Jesús en su reforma creó "carmelos descalzos" que compitieron contra los tradicionales. Por tanto, te animo a que crees un centro alternativo y te lleves allí a los que se unan a tus peticiones. Con suerte se crearán otros centros similares en cada ciudad y podrán competir los dos modelos.

2. Nuevo Padre "reformista". La reforma de los jesuitas a la que te refieres (del P. Simão Rodrigues, uno de los seis primeros compañeros de Ignacio) bajo mi punto de vista se quedó en una rebelión estéril. A su manera ya ha sucedido en el Opus Dei en la figura de Raimon Panikkar, casualmente uno de los seis primeros sacerdotes. En mi opinión la auténtica revolución de la Compañía de Jesús se produjo bajo el Padre Arrupe, que tuvo el coraje de intentar devolver la Orden al espíritu fundacional. Curiosamente, el relevo de la tradicional alineación de los jesuitas con la clase alta y las esferas de poder ha sido tomado por el Opus Dei y los Legionarios de Cristo, cosa que también debería hacerte reflexionar. Por tanto, te animo también a que pidas a Dios que se apiade de vosotros y envíe un nuevo Padre. Aunque dado el sistema de elección en el Opus Dei, os va a hacer falta rezar mucho.

3. Que el Santo Padre imponga una reforma. Benedicto XVI está al corriente de muchas de las incongruencias del Opus Dei, pero también está debidamente "anestesiado" por la infatigable labor de decenas de personas en Roma, que se esfuerzan por mostrarle repetidamente un Opus Dei distinto al que tú vives en el centro: un Opus Dei en forma de alegres universitarios que viven piadosamente la Semana Santa, de ordenaciones masivas, de misas multitudinarias... Ratzinger se aplicó con los Legionarios de Cristo ante unos casos flagrantes y lo hizo a medias, porque mantuvo al frente al P. Álvaro Corcuera, que estaba al corriente de los crímenes cometidos por su entonces superior y que de los cuales en parte es cómplice por no denunciarlos ni auxiliar a las víctimas. Visto lo visto, bien poco cabe esperar del Papa respecto al Opus Dei, así que también hará falta "rezar mucho" para que se mueva algo en Roma.

En resumen, hace falta mucha fe para creer que algo puede cambiar. En mi caso, ante este panorama y con mi fe bajo mínimos, opté por desistir, antes de que alguno de los accidentes de tráfico que tuve fuera mortal, antes de que la dosis de ansiolíticos fuera tal que acabase como un muerto viviente y sobre todo, antes de que Dios escuchase mis rezos diarios, en los que le pedía repetidamente el fin de mis días para poder "morir en casa".

Pax Christi

Spiderman