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 Correos: De ratones y hombres.- Vega

010. Testimonios
Vega :

Aunque ya no sea asunto mío (por suerte) la doctrina de la iglesia acerca del sexo, he de decir que he seguido con cierto interés la discusión al respecto, y particularmente la exposición, tan sutil, elegante y erudita de Daneel, siguiendo y defendiendo a rajatabla la posición oficial. Tanto la defiende, que hasta la hace más humana y compasiva de lo que es. O de lo que parece ser en su versión habitual, la que conoce casi todo el mundo por las declaraciones de obispos que no están al tanto de tales interpretaciones sutiles. Lástima que las interpretaciones humanitarias de la doctrina no estén al alcance de los que se proponen seguirla, que solo tienen la versión Vulgata.

Pero a lo que iba. La última intervención de Daneel interrogando hábilmente a Tomás de Aquino para hacerle decir que el sexo no es siempre concupiscente, desordenado y pecaminoso, sino solo cuando va en contra de la razón, me ha traído inmediatamente a la memoria un chiste de una película de Woody Allen que decía más o menos...



- Entonces (pregunta uno) ¿tú no crees que el sexo sea siempre algo sucio?

- Mmmm (piensa el otro), no. Creo que no. Solo cuando se hace bien.

¿A quién se le puede ocurrir y declarar solemnemente que en el sexo lo suyo, propio y santo es estar pendiente de la razón y no dejarse llevar irracionalmente?

Por poner una comparación ¿en el amor de madre hay que estar pendiente de la razón y no dejarse llevar por el sentimiento? ¿Y jugando hay que estar pendiente de la razón y no dejarse llevar por el juego?

Pero... ¿qué clase de vida humana es esa?

Supongo que hay que ser el Doctor Angélico para sostener tales cosas. Un Doctor Humano estaría más en la Tierra.

Un comentario adicional sobre el mismo tema.

La obsesión de la doctrina oficial es ligar el sexo a la reproducción o al menos a la posibilidad reproductiva. Por muchas vueltas que se le dé a eso ¿qué justificación racional puede tener? (y aquí sí que la razón es quien debe mandar).

Hay una justificación tradicional que liga ese mandato a la "moral natural": o sea, como la finalidad del sexo es la reproducción, y está ordenado a ella, solo es lícito cuando esa finalidad se deja abierta.

Pues bien, tengo noticias para ustedes: esa no es la "finalidad natural" del sexo para la especie humana.

Para otras especies animales, puede, pero no para la humana (ni alguna otra especie mamífera muy social y de elevada inteligencia).

¿Por qué la actual antropología, psicología, etc., piensan eso?

Pues veamos:

- En la especie humana, los períodos fértiles no son visibles, ni la posibilidad de intercambio sexual está limitada a ellos. Sin embargo, ambas cosas son la regla general en los demás animales.

- En unas pocas especies, existe un periodo de vida post-fértil para las hembras de la especie. La humana es una de esas pocas. Eso está ligado a la larga crianza de los hijos y a la fuerte estructura familiar (por ejemplo, algunas ballenas y los elefantes).

- La especie humana forma parejas de larga duración. Las parejas de larga duración, en todas las especies donde existen, forman vínculos emocionales fuertes entre sus miembros. Eso se muestra, se consolida y afirma con caricias, rituales de limpieza mutua, mucho tocarse y darse lametones... En los humanos, va a ser que también.

El primer punto es clave. Unido a los otros, significan lo siguiente:

- El sexo ha adquirido en la especie humana una finalidad o utilidad diferente de la mera fecundación, y que va mucho más allá de esta. Contribuye a la formación y mantenimiento de vínculos fuertes en la pareja. Por eso tiene sentido que sea factible fuera de los periodos fértiles, lo cual es raro en el mundo animal. El fuerte vínculo tiene el sentido en último término, naturalmente, de contribuir a la costosa y larga crianza humana entre ambos padres, pero el sexo no tiene que ver directamente con la mera fabricación de cuantos más niños mejor.

- En la vida de nuestros antepasados, la lactancia prolongada producía periodos de infertilidad de casi dos años en promedio después de cada nacimiento. Sin embargo, el sexo no perdía su sentido durante ese periodo, más bien al contrario, pues es cuando más necesario es el vínculo y el apoyo del padre. Lo mismo cabe decir de la post-menopausia.

¿Qué sentido puede tener entonces decir, sin que se le mueva a uno una ceja, que la justificación del sexo es la reproducción? Eso es así entre las vacas y los ratones, pero no entre los humanos.

Si fuera así, el sexo solo sería posible en el estrus, el periodo fértil, como es normal entre las especies animales decentes y como Dios manda.

Quien pretende eso está considerando a los humanos más o menos como ganado de cría. Los dueños de animales domésticos suelen controlar con gran cuidado el apareamiento de sus animales, y no se les ocurre dejarlo a la voluntad de estos. ¿Somos nosotros el ganado de alguien?

Lo más paradójico es denostar el sexo "inútil", meramente recreativo o amoroso como "comportarse como los animales". No, los animales se comportan al respecto como perfectos supernumerarios: o es para procrear, o nada de nada: "Me duele la cabeza trescientos cincuenta días al año, cariño. Vuelve en marzo, y ya veremos".

En resumen, la moral "natural" en la especie humana consiste en practicar el sexo sin ánimo reproductor ni posibilidad reproductiva la inmensa mayoría de las veces.

La Iglesia católica suele tener por principio general postular que la moral que exige y predica está basada en la naturaleza humana y no pide nada que nos sea antinatural. Aunque luego la naturaleza humana esté corrompida por el pecado original y tal y cual. Pero resulta que este asunto no es un problema reciente de corrupción post-caída: el sexo infértil está en la base de nuestros vínculos de pareja, algo más antiguo y más profundamente humano que toda la teología del mundo.

A la Iglesia se le fue la pinza con este tema y yo creo que ahora no sabe como echarse atrás. A mí me parecería divertido, si no fuera por todo el sufrimiento que causa mientras tanto.

Saludos y gracias para Agustina, como es más que debido. Ojalá hubiera más gente valiente y honrada como tú.

Vega




Publicado el Friday, 01 June 2012



 
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