Queridos amigos:

Por motivos de miedo y supervivencia no daré mayores detalles de mí salvo los estrictamente necesarios. Yo no fui educado en un colegio o centro de la obra. Mi contacto ha sido posterior y no menos traumático. Mis padres me dieron una buena educación y formación religiosa, y por azares del destino acabé trabajando en un supuesto centro educativo de la susodicha obra. Intenté asimilarme al ambiente y descubrí mil detalles aquí ya comentados. Al mostrar interés se me intentó "seducir" con las técnicas habituales. Pero demasiadas cosas me chirriaban. Ni que decir tiene que todo el interés por mi opinión y persona desapareció casi por completo al declarar, con educación pero firme, que no era lo que yo buscaba.

Pero hay cosas que me preocuparon lo suficiente como para forzar mi salidad del centro:

¿Es ético vender todo lo que es atractivo en los clubs a chicos desde 4º de Primaria para asegurarse su permanencia y futura pertenencia? ¿Esto se hace con pleno conocimiento de los padres, sean supernumerarios o no?

¿Es ético que se priorice tanto la imagen y el prestigio sobre el quehacer docente como para sacar a alumos de sus aulas durante largos periodos o a profesores de sus labores docentes obigatorias por las que se les paga para preparar actos, decoración o festejos de carácter propagandístico?

¿Es ético que se fomente un clima de miedo y represión entre los docentes de modo que no puedan expresar ninguna queja y que incluso se pongan en duda bajo amenaza silenciosa derechos laborales elementales como el de reunión?

¿Es ético que, bajo la excusa de dotar de contenido o significado  la aparición de una cuota en un centro educativo, se realicen todo tipo de medidas y cambios en el ámbito escolar, los cuales curiosamente nunca favorecen al profesorado (aparición de horas complementarias "voluntarias", supresión de la jornada reducida en Junio y Septiembre, etc...)?

¿Es ético que se amenace a docentes por no participar en actividades de carácter religioso y/o propagandístico del centro realizadas fuera de horario y no contempladas por contrato ni acuerdo verbal previo, pese a tratarse de profesionales de reconocido prestigio entre las familias?

¿Es ético que al profesional se le considere más y mejor por esa implicación en aspectos no docentes (clubs, preparación de festejos, incorporación en la obra) que por aspectos objetivos y relativos a la mejora y ayuda  al alumnado?

¿Es ético que a un profesional, por el simple hecho de ser tutor, se le presione para que entre en las tutorías en conversación sobre aspectos relativos a la intimidad personal religiosa de los padres, empujándoles para que vayan incorprándose a la rueda en plano inclinado de los supernumerarios (independientemente de que los padres tengan ya sus preferencias, sean de Comunidades, a.C. , etc.)?

Como os imagináis, no pude soportarlo.

¿Cómo es posible que esta institución continúe dentro de la Iglesia?

Es como para perder la fe.

Horsedown