Querido Pacopepe: he retrasado este escrito para que no se acumularan todas las respuestas. Cuano leí tu carta me sentí totalmente identificado con tu situación, pues la viví casi exactamente hace algunos años. En primer lugar, gracias por contar tus pensamientos y tus problemas. Este solo hecho indica tu confianza en esta página y tu capacidad de abrir tu corazón, lo cual es muchísimo...

Por otra parte déjame, de entrada, contestar a una de tus preguntas: ¿no será que Dios me pide que lo deje?. Si mi contestación fuera un SI o un NO, sería poco o nada honrado contigo. Pero te diré cómo interpreto esta pregunta y como sería mi respuesta: Dios te pide que le ames y que ames. Nada más. Y tu amor a El no se mide con el termómetro de unas normas hablando cuantitativamente, sino con aquello que te salga de tu gran corazón abierto. Es la calidad de tu oración hecha obra lo que importa. No importan los 30 minutos. Importa que tu alma tenga paz. Y si esta paz te la da cuidar a tu hijo enfermo y a tu padre, ¿quieres mejor oración que esa? La fe sin obras es una fe muerta.

Hace algunos años tenía el mismo dilema que tú. Tenía un hijo pequeño con una seria discapacidad y que requería gran cantidad de tiempo de los padres para poder educarlo. Y eso hicimos: estar con él, amarlo, educarlo. ¿A caso esto no es hacer oración? ¿A caso Dios no nos pedía que amáramos al hijo que El nos dió? También en esta época la situación económica de nuestra família era algo precaria.

Te diré que este hijo es el más agradecido, el más cercano, el más disponible, el más profundo. En la Obra siempre te dirán que la familia es lo primero, pero en realidad eso es teoría, pues en los momentos en que hay que arrimar el hombro, la familia siempre pasa a un tercer o cuarto lugar. La Obra tiene la osadía de decir eso cuando en la práctica separa a las familias. Cuando tuvimos a este hijo se apresuraron a decirnos que lo lleváramos a un internado y nos olvidáramos de él. Allí, en el internado ya lo educarían. Nosotros debíamos tener más hijos. Para nosotros este fue uno de los desencadenantes que nos movió a salir de la Obra.

Pacopepe: lanza lejos estos sentimientos de culpabilidad que a nada bueno conducen. Tu no eres culpable de nada. ¿Acaso ser misericordioso se puede culpabilizar? Dios te quiere como eres: y te quiere alegre, equilibrado, entregado a tu esposa y a tus hijos, con buen humor. Orar es estar con El, y en este “estar” hay también la presencia que tienes de El en tus actos humanos. Dios no te quiere con antidepresivos ni con tranquilizantes. Si es posible, evítalos. Rézale con tu corazón abierto pero sin mirar el reloj. La oración jamás debe ser un ahogo como tú comentas. Al contrario. Debe ser un soplo de aire fresco en el alma. Lee lo que puedas, cuando puedas. Aunque sólo sean cinco minutos. O tan solo un minuto. O una sola frase. O una palabra. Siente su presencia en tu vida pero no sientas agobio ni angustia de algo que El no nos manda. Las normas son algo interno de la Obra. Dios no nos puso ni nos dió ninguna norma más que la de amar. Celebra la Eucaristía si puedes y tu alma te lo pide. Lo importante es saber que tienes SU presencia y que te sientes hijo suyo. Cuando lleguemos a estar delante de El, no nos va a recordar si comulgamos 36.800 veces. Nos va a preguntar: ¿Has amado?

Te entiendo muy bien cuando comentas que eres escrupuloso y perfeccionista. Los que somos así, sufrimos mucho. Tu fidelidad no se demuestra con las normas. Se demuestra amando. Por supuesto que puedes hablar con un sacerdote de tu parroquia. Simplemente te diré, procura que sea una persona animosa y descomplicada. Alguien que te de paz. Eres libre para hablar con quien quieras. No caigas en la trampa de que estarás faltando al buen espíritu y que la ropa sucia hay que lavarla en casa. Usa de tu libertad de hijo de Dios. Tu padre es Dios. No San Josemaría. Y la casa de Dios es muy grande. La casa de Dios entiende de amor, de perdón. Dios no tiene ninguna hojita de normas para poner crucecitas.

Termino: destierra la idea de que si dejas de hacer las normas un día las dejarás siempre. Eso es falso. Estás confundiendo a Dios con la Obra. La Obra no es Dios. En el mejor de los casos es un medio. No es todo lo mismo. Dios es tu Padre y es un Padre amoroso, misericordioso, todopoderoso. Habla con Dios. Háblale despacio. Y si no te salen palabras, tan solo míralo, contémplalo. Y si no puedes estar delante suyo porqué te produce inquietud y te agobia, dile simplemente: aquí me tienes! Lo que hago, lo hago por Ti.
Dios es AMOR

Pantagruel

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