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 Tus escritos: La indiferencia del opus hacia los humildes y desheredados.- Ex_apéndice

090. Espiritualidad y ascética
Ex_apendice :

La indiferencia del opus hacia los humildes y desheredados

Ex_apéndice, 7/12/2012

Hola a todos:

    Leyendo a Ramón, me detengo en este párrafo de su envío:   

“Me llama la atención que el evangelio sea muy claro sobre los destinos del rico y del pobre, o sobre la violencia, y sin embargo el problema según Josef K (tan habitualmente acertado en todo) sea la falta de “teología moral”. Cómo es posible que los cristianos estemos más a gusto con el neoliberalismo feroz del IESE, que con los desahuciados y parados de larga duración.

     No sé por qué, la idea en él contenida, que de algún modo insinúa la proverbial indiferencia del opus hacia los humildes y desheredados, cosa que contrasta obscenamente con su complaciente y complacida predilección por los ricos y los poderosos, me ha traído a la memoria un envío de Alberto Moncada, de hace años. He entrado en el archivo de Opuslibros (qué útil resulta, cuánto se agradece el esfuerzo de Agustina y sus colaboradores que lo han elaborado. ¡Gracias!) y efectivamente allí está lo que busco. Se publicó el 08.04.2003. Dice así...



“Una de las cosas que más me sacaban de quicio era la indiferencia de mis correligionarios (los del Opus Dei que iban con él) cuando, cada día, en nuestro recorrido desde la ciudad a los terrenos de la futura Universidad (de Piura) pasábamos por la pobreza de aquel barrio de Castilla* donde naciera Velasco. Su actitud, más que pueril, “nosotros a lo nuestro”, me enfadaba tanto como cuando algún atardecer me iba a pasear por la umbría de la Plaza de Armas y al sentarme en un banco, me rodeaban dos o tres “lustrabotas”, dos o tres niños mendigos. Allí descubrí que el Dios de la teología católica es un insulto a la inteligencia”.

*Castilla es un suburbio humilde de gente muy pobre de la ciudad de Piura en el que nació el general Velasco, que llegó a ser presidente “revolucionario” e izquierdista del Perú en 1968. Según decía despectivamente la oligarquía peruana, el “Cholo Velasco”, cuando niño, había andado por allí “descalzo y con la barriguita al aire”. (Vivencia personal de la historia del Opus Dei en Perú”. (Prólogo para la edición peruana del libro “Historia oral del Opus Dei” de Alberto Moncada).

Pues bien, el opus, en cierto momento (quizá a mediados de la década de los 50) para salir al paso de algunas críticas que se le hacían principalmente desde el mundo eclesiástico, sobre su elitismo, sobre su despreocupación por los pobres, o quién sabe si para tranquilizar su conciencia, puso en marcha diversas campañas propagandísticas para desmentir, con “hechos”, semejantes “murmuraciones”:

Escriva y Álvaro ya hacían labor social con los pobres

Sí sí, no sólo con los marqueses y los selectos. Se suele contar y, además, está escrita, una historia, según la cual Álvaro padeció un apedreamiento, con derramamiento de sangre incluido, en Vallecas (para los que no lo sepan, Vallecas era entonces un suburbio muy pobre de Madrid) en alguna visita que hizo a ese barrio, supuestamente por su amor a los pobres.

Se dice también en los mentideros del opus que el mismo Escrivá era un “apóstol de los enfermos” en los suburbios de Madrid.

No niego que Álvaro pudiera haber ido a Vallecas alguna vez para hacer “la visita a los pobres”, como es costumbre en el opus. Pero todos sabemos muy bien, porque nos lo explicaron siendo todavía chicos de san Rafael, cuál era el planteamiento “exclusivamente apostólico” de tales expediciones por las zonas deprimidas de la ciudad. Así es que aquello que hacía Álvaro no era en modo alguno una labor social. Se trataba lisa y llanamente de “instrumentalizar” la triste situación de aquellas pobres gentes para ponerla al servicio de los intereses del opus: captar nuevos socios. De labor social, nada de nada. Por lo tanto ¿Qué otra cosa esperaban que hicieran los golfillos del suburbio con a aquellos señoritos? ¿Besarles las manos en un arrebato de agradecimiento? Pues no. Lo que hacían era tirarles piedras. No los conocían de nada, eran unos extraños y además pijos.

Eso mismo nos lo han hecho también algunas veces a otros (tirarnos piedras, al principio). Pero, claro, al tratarse de D. Álvaro, la cosa cambia: él era un mártir, los demás sólo unos simples numerarios o agregados.

Lo mismo pasa con Escrivá, Su “hazaña” entre los enfermos de los suburbios de Madrid, no se puede comparar, ni de lejos, con lo que hizo el P. Llanos S.J. en el Pozo del tío Raimundo, que se fue a vivir allí y se quedó, dando su vida por la gente del sitio, que vivía en la más espantosa miseria. Pero, mientras el P. Llanos ha sido, en el mejor de los casos, ignorado y mal visto por la jerarquía eclesiástica, la “hazaña” de Escrivá ha quedado esculpida y glorificada en la capilla que el santo tiene en la catedral de la Almudena de Madrid, bendecida y consagrada por el mismísimo Cardenal Arzobispo y demás hierbas, de dicha ciudad.

El opus funda obras corporativas dedicadas a la promoción de los pobres y desheredados.

Aproximadamente treinta años después de su fundación, el opus, a pesar de haber jurado y perjurado que no tendría colegios y a pesar también de que se declaró elitista desde los comienzos, rompió esas dos barreras sin cortarse un pelo, con la misma chulería y desparpajo con que se la había autoimpuesto: Empezó a construir colegios, que luego serían innumerables y fundó obras corporativas para promocionar el desarrollo de las zonas deprimidas.

No hablaré particularmente de los colegios, aunque también podría, porque he trabajado en ellos, ya que el tema ha sido ampliamente tratado en Opuslibros

A partir de 1957-58 aparecen también, repartidas estratégicamente por el mundo, algunas obras corporativas (la verdad, no muchas si se comparan con las de diferente finalidad) dedicadas a la promoción de los obreros, campesinos, y gente pobre. Yo las conozco desde dentro porque he trabajado en más de una, en los dos hemisferios del planeta Tierra. De acuerdo, está bien, hay gente trabajando en ellas que es buenísima, abnegada y quizá auténticos “santos”, que arriman el hombro y han dado su vida, o parte de ella, por la causa de los pobres. Eso es innegable y, por supuesto, admirable.

Junto con eso es muy curioso un fenómeno que puede pasar desapercibido a los extraños: Las obras sociales del opus son un escaparate para dejar claro que “no somos elitistas”, “somos perfectos, al menos la Obra lo es”, “ahí está la prueba”… “Somos plurales”, “nos ocupamos de todas las almas, hasta de los pobres” Algo así como si Escriva hubiera razonado de esta manera: Dicen por ahí que no nos preocupamos de los pobres, pues ahora van a ver que somos “humildemente” los más preocupados por ellos. Vamos a dar ejemplo también de cómo se hace una obra social bien hecha, al estilo opus.

No digo que lo pensara así exactamente, lo que yo he observado es que el “elitismo opus”, (no hablo del trabajo bien hecho, que eso me parece muy bien, sino del “orgullo corporativo”), flota en el ambiente de estas obras sociales y, a poco que escarbemos, aparece.

Otra cosa; lo primero que le dicen a uno por activa y por pasiva cuando está en una labor social es que, si no pita gente, es mejor cerrar el “quiosco”. Subliminalmente queda claro, una vez más, lo mismo que en las visitas a los pobres o en los colegios, que se está instrumentalizando la “labor” pues lo importante es… conseguir vocaciones y si no las hay pues se cierra el “negocio” y los pobres que se... vayan a tomar viento.

Cuando uno trabaja en un colegio, puede ver también aspectos de lo que es la instrumentalización. Pero es en una obra social donde es más sangrante se muestra esa instrumentalización, porque se está jugando con la pobreza, la miseria y a veces con la ignorancia. Respecto a eso, no quisiera dejar de hablar del dinero y de qué manera la obra corporativa social sirve de tapadera para desviar fondos a otras actividades del opus en el país, cuando no para enviarlo a Roma. Dinero que se retrae, con una falta total de ética, de las donaciones que ciertas entidades o personas particulares hacen a la mencionada obra corporativa, “birlándoselo” a los verdaderos destinarios (los pobres).

Vuelvo al principio: Al contemplar la pobreza del barrio piurano de Castilla, alguno de los numerarios con los que diariamente se desplazaba Alberto Moncada, desde la lujosa residencia (piscina incluida) en que vivían hasta la universidad, se “desahogó” diciendo displicentemente “nosotros a lo nuestro”. En aquel preciso momento, que él describe tan expresivamente, Alberto percibió, con intensidad y lo que es más fuerte, con dolor, que esa expresión ponía de relieve, en el mejor de los casos, la indiferencia que el opus siente ante la pobreza y la marginación de los seres humanos. Indiferencia que resulta bastante consustancial –salvo honrosas excepciones personales- con la gente del opus, por más que éste haya fundado obras corporativas que intentan demostrar lo contrario. En definitiva, pretender conjugar al opus con la pobreza chirría escandalosamente, es un intento “contra natura”.

En paz y libertad

Un abrazo Ex_Apéndice




Publicado el Friday, 07 December 2012



 
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