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 Correos: Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.- Dionisio

078. Supernumerarios_as
Dionisio :

Queridos amigos:

 

Durante la mayor parte de mis casi treinta años en el lado oscuro estuve dedicado a la labor de San Gabriel. Para los que no conozcáis la nomenclatura, significa básicamente que dedicaba mi tiempo a las tareas de formación y apostolado con gente casada. Como estuve casi veinte años en la misma ciudad, conocía muy bien a todos los supernumerarios, que no eran pocos, y a bastantes cooperadores, que eran pocos. Este conocimiento procedía en parte de los centenares de informes de conciencia que tuve que leer y de las innumerables violaciones a la intimidad que se cometían en los consejos locales, en los que siempre estuve, por mala suerte mía, y que han sido comentadas y criticadas ampliamente en este foro...  



No pocos de estos supernumerarios hicieron su charla fraterna conmigo durante muchos años, de tal manera que les había conocido solteros, conocí a sus novias, vi como se convirtieron en esposos, fui testigo de sus problemáticos inicios conyugales, les ayude a madurar en su relación, conocí a sus hijos desde que nacieron, les vi crecer, y sorprendentemente no pitó ninguno de esos niños cuando llegaron a la edad de hacerlo. Y por lo que sé con los que les sigo la pista no ha pitado ninguno. Debe haber sido mi mala influencia.

 

Como era un numerario un poco atípico, hacia algo que en general no era recomendable, aceptaba invitaciones a las casas de los supernumerarios y hasta incluso tenía el atrevimiento de hacerme invitar. Eso explica que haya tenido un conocimiento algo más profundo que lo común entre los numerarios de algunos problemas de estas familias, normalmente solo los curas llegan a enterarse de estas cosas. Yo pude ser testigo de los problemas que ocasionaba la encíclica Humanae Vitae. 

 

En principio, las chicas jóvenes no tenían ningún inconveniente en aceptar los hijos que Dios quisiera, y accedían a la idea de ser generosas y olvidarse de la planificación familiar. Después del segundo hijo llegaban los problemas. Uno de los principales era salud. He conocido mujeres que han disfrutado sus embarazos, y las he conocido que sus embarazos eran mucho más que una molestia. Una tenia que pasarse todo el embarazo en cama. Así como suena. Con todo y eso llegó a tener cuatro y algunos abortos, cuando dijo basta. Otras, sin haberlo deseado, daban a luz por cesárea desde el primer hijo. Yo creo que esto era debido a algún problema con los servicios médicos de esa ciudad donde hay el mayor número de cesáreas del mundo. De hecho los partos vaginales eran raros. El asunto es que después de dos o tres cesáreas, la cosa se empieza a poner interesante. Algunos ginecólogos desaconsejaban rotundamente nuevos embarazos. Con lo cual, comprensiblemente, las mujeres se asustaban no poco, pero aun así, obedeciendo heroicamente seguían al pie del cañón dispuestas a embarazarse porque así lo quería Dios, una y otra vez, con el aplauso de sus directoras, las que eran supernumerarias, y la bendición de sus sacerdotes numerarios. Conocí una que llegó a seis cesáreas, las mujeres creo que entenderán mejor de la barbaridad que estoy diciendo. Otras, “más flojas” solo tuvieron cuatro o cinco.

 

Conozco mujeres, normalmente son de elevada posición socioeconómica, que la maternidad no les afecta, incluso las embellece. Conozco, también, mujeres jóvenes con cinco o seis hijos que están agotadas físicas y mentalmente, envejecidas prematuramente, algunas se pasean dentro y fuera de la depresión. He visto como su ilusión de recién casadas se iba transformando en cansancio, mal humor, peleas conyugales, frustración. Tuve noticia de una que se murió poco después de dar a luz al octavo. La pobrecilla había consumido hasta el fondo sus reservas físicas. Yo acuso de la mayor parte de estas desgracias a la Humanae Vitae.

 

Luego viene el factor económico. Las directoras y los curas numerarios, les decían a los supernumerarios que los hijos vienen con un pan debajo del brazo (clásico refrán español). Los que no tengáis hijos no lo sabéis, pero en el mundo actual criar un hijo cuesta una fortuna. He visto una noticia que dice que criar uno hasta los 18 años son unos cien mil euros. No sé si es exacto, supongo que depende de las tonterías que estés dispuesto a hacer (los padres hacemos muchas). Sea como fuere, los crios salen muy caros, incluso cuando prescindes de muchas cosas superfluas. Basta con ver las compras a inicio de curso para darse cuenta de que no es una broma. Ir a una zapatería con tres niños es una verdadera agresión a la tarjeta de crédito. Para una familia de clase media, mantener más de cuatro hijos es más que un esfuerzo, es un milagro incomprensible. Pero cuatro hijos para el lado oscuro es muy poco, es una falta de generosidad. Conocí a una supernumeraria que en el límite de sus posibilidades, al salir de un retiro mensual, pidió con lágrimas a sus hermanas presentes que la ayudaran, no os quiero contar la bronca que se ganó. De sus seis hijos no ha pitado ninguno, por supuesto. Yo acuso a la Humanae Vitae de estar detrás de muchos de estos problemas.

 

Por último, y para no cansar, hago una breve mención a la grave desatención que sufren los hijos en esas condiciones, no digo más, porque este tema lo han tocado en primera persona los hijos de supernumerarios que ya han escrito sobre el particular en esta web. Yo acuso a la Humanae Vitae de estar detrás de muchos de estos problemas.

 

Lo que yo viví, en una sola ciudad, no muy grande, habría que multiplicarlo por varias decenas o centenas de miles, para comprender el cuadro dantesco de sufrimiento que ha traído la HV a muchas mujeres católicas y sus familias. No todas, desde luego.

 

Esta fue la razón por la cual, en un desahogo irracional, llame gentuza a los que impusieron esta carga sobre los católicos. Carga que desde luego ellos no tocan ni de cerca, porque mientras las familias enfrentan millones de problemas por no haber limitado el numero de hijos bajo la presión de la iglesia, ellos, los monseñores que la dictaron (que no fue el Espíritu Santo) pueden ir a rezar en un ambiente de silencio con una temperatura controlada, sentados sobre cojines y con la barriga llena de una nutritiva comida, que consumieron a la hora acostumbrada, en una mesa bien puesta y llevando unas ropas caras. No estuvo bien que les llame gentuza, porque va en contra del mandamiento de no juzgar, que yo trato de aplicar sinceramente, pero con variado éxito. Pero, repito, entre esos tipos y yo hay algo personal. Sin embargo, aquel exabrupto, del que me he arrepentido, no iba referido a Antiguo, ni a Otaluto, ni a ninguno de los supernumerarios y sus esposas que obedecieron heroicamente a los mandatos de la iglesia. Esto ya lo expliqué, pero Antiguo y Otaluto, parece que están molestos conmigo y andan buscando la forma de mortificarme. He de reconocer que lo consiguen. Y se lo agradezco, porque “no eres humilde cuando te humillas, sino cuando te humillan y lo llevas por Cristo.” Puede que no sea textual, pero seguro que os suena.

 

Yo respeto la decisión libre de cualquier mujer por tener 20 hijos, uno o ninguno, si le da la gana y si yo no tengo que contribuir a sus gastos. Lo que me enoja es que la obliguen, bajo cualquier coacción, incluida la religiosa. Me fastidia la política china de hijo único y su contraria.

 

Este tema vuelve a ejemplificar otra vez la teoría de que de tal palo (la iglesia) tal astilla (el opus). Si los que tienen la sartén por el mango no hubieran impuesto contra viento y marea la doctrina de la HV, el opus no habría tenido una herramienta para agobiar a tantas familias con pecados que quizá no son tales.

 

Es conveniente recordar que muchos pastores tibios y pecadores (ironía) han preferido cuidar de las almas antes que cuidar el cumplimiento de la encíclica. En ellos han encontrado muchas familias cristianas, fuera del opus, alivio, comprensión y apoyo. Como, por ejemplo, hizo Juan Pablo I, este sí de feliz memoria, que por las cosas que se dicen de el merece mi veneración. De él se sabe que hizo toda la oposición que pudo a la encíclica de marras, como muchos otros pastores que no cortaban el bacalao; se sabe que en su pastoral personal, cuando era Luciani, hacia lo mejor que podía para minimizar el conflicto de la Humanae Vitae. Dicen los aficionados a las teorías conspiratorias (no yo) que estaba planeando algo para rectificar la HV cuando le sorprendió una sospechosa muerte.

 

Copio uno de tus párrafos que quiero comentar sin menospreciar ninguno de los otros. “Me da orgullo ser hijo de la Iglesia, que ha sido fuente de luz para la humanidad a lo largo de los siglos.” Pienso que este es un buen momento para hablar sobre qué es la Iglesia y qué es la iglesia. Yo también siento orgullo de ser hijo de la Iglesia, que es santa y es la fiel esposa de Cristo. A la cual pertenecen tantos millones de almas buenas que ni siquiera conocemos y conmemoramos el dia de Todos los Santos. Gente que ha rezado mucho y que ha sufrido mucho, que han dejado el mundo mejor que se lo encontraron y que al fin de sus días recibieron la recompensa del siervo bueno y fiel. Con la iglesia que tengo muchos reparos es con una que no es una esposa fiel de Cristo, le gusta demasiado el dinero y el poder, toma el nombre de Dios en vano y nos ha engañado durante siglos, de formas incluso grotescas, demostrando el poco respeto que ha tenido a su rebaño.

 

“Soy consciente de que probar esto es imposible.” Pues yo no, yo creo que es muy fácil probar que una organización hace bien las cosas. No solo la iglesia, cualquier organización. Basta con observar. Fíjate que buena reputación tiene la Cruz Roja, o Wikipedia, o Médicos sin fronteras o Amnistía Internacional, o el Grameen Bank o la Fundación Nobel… por citar algunas que ni tienen que ver con la religión. Y no creo que sean organizaciones perfectas, deben haber cometido muchos errores y deben haber acogido en su organización colaboradores indignos. Pero a pesar de todo tienen buena reputación, porque la gente no es tonta. A mi siempre me hizo pensar el hecho de la pésima reputación de la Iglesia en tantos ambientes, lugares y con tantas personas. Cuando estaba en el lado oscuro la respuesta era fácil: los enemigos de la iglesia, el demonio, masones, marxistas, herejes, la prensa corrupta, y todo lo demás que sabes tan bien como yo. Con el tiempo me he dado cuenta de que aunque los factores externos puedan afectar, no hay que ignorar los factores internos. Pero la iglesia es impermeable a la crítica. Ellos son los árbitros del bien y del mal que lo juzgan todo y nadie les juzga a ellos. La autocritica es otro ejercicio imposible. Hay algo que no cuadra.

 

“ Los que quieren discutir con “hechos objetivos” llevan siempre las de ganar: no importa cuan innumerables sean las obras buenas de la Iglesia, ninguna de ellas justifica uno solo de sus errores. En este terreno la discusión esta perdida: basta con decir que la Iglesia hizo la vista gorda con la esclavitud, por ejemplo, para invalidar a millones de personas que a lo largo de 20 siglos dedicaron su vida a servir al prójimo. Me da igual, prefiero no discutir.” Si no tratamos de buscar la verdad hurgando en los datos objetivos no veo como la vamos a encontrar. No se trata de ganar se trata, creo, avanzar en el conocimiento de la verdad. Encerrándose en el subjetivismo y en el inmanentismo no creo que se vaya muy lejos, aunque solo soy un ingeniero medio tontito. Lo que pasa es que la iglesia no necesita encontrar la verdad, ya la tiene, y su verdad es la única, porque es revelada. Y cuando le preguntas a la iglesia cómo se sabe que una verdad es revelada responde: porque lo digo yo. Con lo cual queda cerrado el círculo, que no es muy virtuoso. Vuelve a asomar el parecido del palo y la astilla. A ellos no les interesa que pensemos sobre esto. Esto es pecado. Te recuerdo que no hace demasiado tiempo estaba prohibido a los laicos leer la biblia, no fuera que se les ocurrieran cosas raras como a Atomito. El tema de la esclavitud no es una cosa cualquiera. Yo puedo pasar por alto los pecados de la carne en los curas y prelados que tanto escándalo han producido, porque son las miserias humanas, de las que nadie esta exento. Sin embargo, la esclavitud involucra declaraciones aprobatorias de la iglesia institucional de un pecado muy grave. Eso no es un detalle sin importancia. Eso no lo hace la esposa fiel de Jesucristo. Eso es un enorme agujero en la credibilidad de unos senyores que son nada menos que los que definen que es y que no es verdad revelada. Esto no son chorraditas como escandalizarse de los cilicios y las disciplinas, o los hijos del Papa Borja, que tanto interesan a algunos. Ese papa pudo haber tenido un haren y eso no merma la credibilidad de la iglesia. Cuando un papa expresamente dice que la esclavitud no es pecado, y lo confirman concilios, da para pensar si me voy a creer lo que digan de otras cosas, porque al fin y al cabo se supone que son los maestros de la moral, no de las ciencias fisicas. Tampoco es una trivialidad el dilema que acaba de plantear Atomito. Si ni siquiera han sido capaces de respetar los mandamientos de la biblia, que no habran hecho en tantas otras cosas menos trascendentes y menos obvias.

 

Mi amigo Otaluto, respeto tu fe, me allegro que la tengas, yo tengo la mía, yo no estoy en contra de ti, esto no es una discusión, siempre he pensado que estábamos en una conversación adulta para conocer, comprender y pensar. Tú puedes creer que el Espíritu Santo gobierna la iglesia, yo creo que tengo bastantes datos como para pensar que desgraciadamente son otros los que lo hacen. El Paráclito lo habría hecho de otra forma. Seguro.

 

Podrías pensar en el emperador Claudio como una metáfora de lo que hablamos. Dicen que se irritaba cuando alguien osaba notificarle de las actividades extraconyugales de su esposa Mesalina. El imperial cornudo no aceptaba creer nada negativo de su bella esposa. Hasta que la evidencia fue demasiado fuerte y tuvo que condenarla a muerte. No te enfades porque digo verdades inconvenientes sobre la iglesia, enfádate con ella. Y si conoces información objetiva que me ayude a mejorar y corregir la visión que tengo de la verdad te estaré muy agradecido. No pretendo tener la verdad absoluta, solo hago preguntas. Como dice Serrat, nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.

 

Con todo cariño.

 

Dionisio, con el Areópago adornado para la Navidad.




Publicado el Monday, 10 December 2012



 
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