Sin duda que la resolución favorable al Opus en el litigio con Agustina habrá sido motivo de dar gracias a Dios y de festejos en el lado oscuro. El Opus suma otro juicio a su larga lista de litigios contra ex-miembros, en el que ha salido victorioso.

Pero estas victorias obtenidas a través del poder político y económico no son lo que Escrivá había soñado y “visto” aquel 2 de octubre de 1928. Sus sueños y visiones eran que el Opus iba a ser como la levadura que fermenta la masa, no como la autoridad que se impone por la fuerza. El Opus iba a convertir a la sociedad desde dentro, transformando los corazones de la gente. Pero lo que ocurre hoy en día, es que el Opus no gana corazones por ningún lado. Las pocas vocaciones que consigue, las obtiene a base de los hijos de supernumerarios formados en los colegios del Opus, es decir, imponiendo a los niños un plan intensivo de “formación” desde que nacen, para que al llegar a los 14 años tengan una visión totalmente distorsionada de la realidad, y así entren en la organización sin cuestionarse nada. El Opus no es capaz de convencer ni motivar a gente normal, que no haya estado desde su nacimiento en la campana de cristal que arma con sus colegios y clubes para chicos.

El dinero y el poder político tienen limitaciones. Hace un par de años el Opus probó de hacer una película sobre el fundador, contratando gente consagrada de Hollywood y poniendo millones de dolares sobre la mesa, y fue un estrepitoso fracaso. El mensaje y el espíritu de Escrivá no inspiran ni motivan a las nuevas generaciones. Prendieron en la España franquista y en algunos países de tradición católica conservadora. Pero hoy son totalmente ajenos y distantes a la realidad del ciudadano común. Y algunas cosas como el cilicio o las disciplinas son directamente chocantes y escandalosas.

Por eso estas victorias judiciales no son un gran consuelo para la alicaída institución. Máxime que en la era digital, después que el genio salió de la lámpara, es imposible volver a meterlo. La caja de Pandora se abrió y ya no la va a cerrar nunca ningún juez.

Atomito