La sentencia en Francia contra el Opus suma un papelón más a la larga lista de bochornos institucionales de los últimos años. Yo me imagino cómo me sentiría si todavía fuera numerario, y la verdad es que me da una verguenza ajena terrible pensar en los que aún siguen adentro.

Repasemos los papelones más significativos de los últimos años:

1. El fiasco de los dragones
   Hace un par de años, a la cúpula del Opus se le ocurrió filmar una película comercial al mejor estilo Hollywood, sobre la vida de Escrivá, como reacción al libro y la película “El Código da Vinci”. Puso 36 millones de euros sobre la mesa y contrató a un director y un cast de reconocida trayectoria para filmar una epopeya ambientada en la guerra civil española, con personajes y hechos totalmente ficticios, tratando de vender una imagen de Escrivá a las nuevas generaciones. En principio no sería algo tan malo, pero lo penoso fue que:
   
   · Trataron de presentar la película como una iniciativa de un grupo de gente independiente, en la que el Opus lo único que hizo fue facilitar archivos con información. Pero luego se destapó que en realidad era la cúpula de la prelatura la que movía los hilos, y que presionó al director para incluir cantidad de escenas sobre el fundador que no venían al caso para lo que el director quería hacer. Llegaron a mandar comunicaciones internas para los miembros de a pie, sobre lo que debían decir si alguien les preguntaba acerca de la película (un verso muy similar al que hacen acerca de los colegios, que supuestamente son iniciativas de particulares)
   
   · Aun teniendo un público cautivo asegurado de miles de miembros, simpatizantes y amigos, la película fue un estrepitoso fracaso en las taquillas. Aparte del público cautivo, no la vió casi nadie. En la mayoría de los países ni se estrenó. Pero no solo fue un fracaso comercial, la crítica masacró a la película con comentarios unánimes todos negativos
   
   · Para una organización que predica la santificación en el trabajo, es un absoluto papelón que la crítica unánime de la película fuera demoledora. Cómo puede alguien hablar de hacer bien el trabajo ordinario, si gasta 36 millones en hacer un mamarracho de película.

 

2. La carta para el olvido
   Otro incidente totalmente penoso en la historia reciente del Opus, fue la vergonzosa carta del prelado, donde decía mentiras flagrantes acerca de la práctica de la dirección espiritual en la prelatura. Todo hace pensar que fue una reacción a una tirada de orejas por parte del papa. Los numerarios de a pie y supers que leyeron la carta deben haber quedado totalmente desconcertados y sin saber qué pensar: está el padre mintiendo o es que a mí me explicaron todo mal y las cosas no son como me las dijeron toda la vida?

 

3. Los juicios contra ex-miembros
   Cuando yo estaba en el Opus, allá en los años 70-80, era impensable que un ex-miembro le hiciera un juicio al Opus. Los ex-miembros era gente floja que no había tenido la convicción y empuje suficiente para perseverar. Se habían perdido la oportunidad de seguir perteneciendo a la organización más fabulosa del mundo. Pero hoy día resulta que hay cantidad de ex-miembros que denuncian prácticas inmorales e ilegales de la organización, y que llegan a ganar juicios en tribunales civiles.
   Qué autoridad le queda al prelado y los demás jerarcas para hablar de santidad en la vida ordinaria, cuando ni siquiera cumplen con lo elemental, que son las leyes civiles que todo ciudadano debe cumplir? Escrivá decía que “no somos un grupo de gente buena que hace cosas buenas”, eso era demasiado poco para Escrivá. Los miembros del Opus tienen que volar como las águilas, no como aves de corral. Pero si no cumplen ni con lo mínimo, que son las leyes básicas que garantizan la vida en sociedad, a quién le van a hablar de volar como las águilas?
   Cuando estudié marketing hace unos años, me acuerdo que se insistía en que el “boca a boca” es fundamental: no hay campaña publicitaria por bien orquestada que esté, que pueda dar vuelta una visión negativa del producto fruto de consumidores disatisfechos con un producto malo. El que proliferen juicios  donde el Opus se enfrente con ex-miembros, y websites de ex-miembros denunciando cosas es la peor publicidad que puede tener el Opus. Si la gente que ha consumido el producto habla pestes de él, a quién se lo van a vender?

Atomito