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 Tus escritos: El amor a sí mismo no es narcisismo.- Unocomocualquiera

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La represión emocional y el Opus Dei (V)
El amor a sí mismo no es narcisismo

Una de las simples verdades de la vida es que el/la numerari@, como cualquier otra persona, no será capaz de aceptar el amor de los demás si antes no se ama a sí misma. Del mismo modo, un numerari@ no será capaz de sentir amor por los demás a menos que también se ame a sí mism@. Ello está implícito en las palabras de Cristo, quien no dijo "ama a tu prójimo más que a ti mismo", ni "ama a tu prójimo y no a ti mismo". Sino "ama a tu prójimo como a ti mismo".

Cuando un numerari@ tiene amor por sí mismo se valora y se preocupa por su propia persona, se ve  a sí mismo como merecedor de compasión, benevolencia y felicidad. Tiene plena conciencia de sus faltas y errores, pero en lugar de ver sus imperfecciones como prueba de su falta de méritos, “yo no soy nada, no merezco nada”, y de la imposibilidad de que lo amen, las ve como pruebas de su condición humana...



El amor a uno mismo es un tema tabu dentro del Opus Dei, no recuerdo jamás haber escuchado una plática o una meditación al respecto, más que para satanizarlo. Veamos, encuentro en la literatura que aunque los términos "amor a sí mismo" y "narcisismo" suelen usarse como sinónimos, no lo son. El narcisista es un perfeccionista exigente que se fastidia cuando él y los demás no responden a sus grandes expectativas. Es típico de este modo de ser acusarse de imperfecciones, examinarse continuamente, ser muy exigente consigo mismo y con los demás, tiende a ser casi imposible vivir con él, como en las casas de numerari@s mayores. En cambio, cuando una persona aprende a amarse más a sí misma se torna más tolerante y deja de juzgarse y juzgar a los demás conforme a modelos imposibles de alcanzar.

El numerari@ formado para ser narcisista tiene también un marcado sentido de sus derechos y lo impacienta que los demás no lo atiendan como él cree que debería hacerlo, que no respeten su cargo y posición. Quien tiene amor por sí mismo, en cambio, considera que merece la mejor vida, pero no que se le debe un tratamiento especial.

El numerari@ narcisista tiene una idea exagerada de su propio valor y se siente superior a los demás, como de una casta privilegiada, elegidos por Dios. El que se ama a sí mismo tiene una visión realista de su propia persona y se considera un ser complejo, ni superior ni inferior a los demás y valores como seres humanos tan complejos como él mismo.

El proceso de aprendizaje

Hay numerari@s que están tan acostumbrados a verse a sí mismos de determinada manera, que jamás cuestionan el origen de esa visión, sino que dan por sentado que si sienten desagrado por su propia persona lo más probable es que hayan nacido con ese sentimiento (nuestras propia limitaciones) y que sin duda es el destino que merecen (la cruz que he de cargar). Los cierto es que nadie llegó al mundo viéndose a sí mismo feo, malo, estúpido o indigno de ser amado, ni tampoco hermoso, bueno, inteligente o digno de ser amado. En lo que respecta a ideas acerca de nosotros mismos, todos comenzamos la vida con una pizarra en blanco. Ignorábamos por completo si éramos listos o tontos, valiosos o despreciables, lindos o feos, incluso si éramos varón o mujer, o “elegidos por Dios desde toda la eternidad”. Todo lo que sabemos acerca de nosotros mismos, lo hemos aprendido, nos lo han dicho hasta él cansancio usando la metodología del anuncio.

A medida que crecimos, adquirimos ideas definidas, fuimos formados por nuestros hermanos, acerca de quiénes deberíamos ser. La influencia de nuestra familia y el Opus Dei cuando se pita de 14 años es importante en la maquinación de la idea del deber ser de nuestra propia persona. Lo típico es que constantemente comparemos el yo que percibimos con el yo ideal, contra ese modelo de santidad, que en la Obra, lejos de ser Cristo, es el fundador. Si la percepción de uno mismo queda muy debajo del ideal, nuestra autoestima será baja. Numerari@s con autoestima baja son fáciles de dirigir.

También es importante recordar que el Opus Dei está dentro de una cultura en la que tradicionalmente se han considerado superiores los méritos del varón. Un chico cuyos padres no lo aman lo bastante puede hallar consuelo en el hecho de que es varón, y como tal se lo supone más inteligente, más competente, más importante y en general más valioso que sus contrapartes femeninas. Una niña cuyos padres no le brindan suficiente amor no dispone de esa fuente de consuelo. Más aún: en lugar de constituirse en baluarte contra el sexismo de la cultura en la que vivimos, muchas familias de supernumerari@s difunden activamente la idea de que los varones poseen una superioridad innata.

Los numerari@s no sólo son educados en la idea de que tienen más motivos de autoestima que las mujeres, sino que también se los alienta a alimentar elevadas opiniones acerca de sí mismos. Conforme a un milenario sistema de valores en que se privilegia al hombre, la elevada autoestima es una prerrogativa exclusivamente masculina. Se da por sentado que los numerarios han de tener una opinión positiva de sí mismos, mientras que las numerarias deben ser modesta y se les enseña a tener mucho cuidado de no mostrarse vanidosas o demasiado satisfechas consigo mismas.

 

Unocomocualquiera

 

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Publicado el Wednesday, 03 July 2013



 
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