Sobre supernumerarias, fraterna dice que las ex numerarias no pueden ser supernumerarias. Hace 15 años que no llevo charlas de supernumerarias y recuerdo con nombre y apellidos personas que habían sido numerarias que viven en mi misma ciudad. Por otra parte me parece que de todas las numerarias que lo fueron conmigo en Pamplona, muchas "quedaron" como super. Que no te cuenten cuentos. El Opus Dei es el mundo de los criterios, tantos centímetros de falda y tantos de manga. Planchábamos los manteles con metro, para que no dieran de sí, y ya hemos visto el vídeo en youtube de cómo se planchan...

Es decir: hay miles de disposiciones, leyes, glosas a las disposiciones, "papelitos" de la delegación, de la asesoría, guiones y praxis, cientos y cientos de árboles talados para satisfacer las necesidades legislativas del Opus Dei. Que por otra parte dan mucha lata porque siempre hay que "hacer lo indicado en C" -romper- con algo.

Muchas leyes, sí, pero cuando "conviene al bien de la Obra" los primeros en pasar toda esa "papelería" por algún indecoroso lugar son los propios legisladores.

Así que lección número 1, cuando te digan "esto se hace así porque siempre se ha hecho así", activa tus antenas de detección de mentiras institucionales e institucionalizadas.

A raíz de esta ex numeraria que cuenta sus problemas para conseguir los certificados de estudios hechos en el Opus Dei, recuerdo que no es el primer caso. La primera fue Carmen Tapia en su libro, Doserra analizó con más detenimiento las idas y venidas de correo para conseguir un papel que en justicia se le debía.

No tengo la solución a tu problema, lo siento. Yo también hice muchos trabajos gratis en el Opus Dei, cuidadora de enfermas y paseante de las mismas, limpiadora, cocinera, contable, charlista, profesora de teología y filosofía a diversos públicos, directora, planificadora y gestionadora, todo ello "full time", y menos mal que se me ocurrió hacer una carrera universitaria con reconocimiento estatal y sacar una plaza de profesora también estatal. Todo lo demás se lo llevó el viento. Es como si hubiera estado acostada en vez de trabajando como una mula por Dios.

El Opus Dei se resiste a facilitar certificados de estudios "internos". Es una política seguida desde los tiempos del founder, por tanto podemos decir que fundacional.

Dices que en tus gestiones vas de la mano de la nunciatura. Vaya, ¿el Opus Dei "pasa" también de las Nunciaturas? nunca lo hubiera imaginado.

Se me ocurre que ha podido ser un buen tema de conversación del actual Papa Francisco con el Prelado ¿qué hay de esas quejas de antiguos miembros a los que no se les facilita certificado de estudios entorpeciendo así su vida laboral y su desarrollo profesional? Más que hablar de carismas que son intocables e invisibles, habría que descender a estos detalles, digo yo. Tanta preocupación por las almas y ninguna por los cuerpos me parece sospechosa. Dicen que Jesús dijo que había que dar de comer, dar de beber, ir a la cárcel a visitar... No dijo nada de "proporcionar carismas y espiritualidades guía". Y también que se preocupaba de los que le seguían y no habían comido por escucharle. Así que lo de poder comer para vivir es importante en el evangelio, no sé porqué no ha de serlo para los que se van del Opus Dei.

Este tema de los estudios hechos pero sin reconocimiento me llega ahora muy vivamente porque estoy devorando un libro que recomiendo especialmente a los "filósofos" españoles. Se titula "La filosofía española, herederos y pretendientes. Una lectura sociológica (1963-1990)" de Francisco Vázquez García.

Sólo os diré que hay un capítulo entero dedicado al "Nódulo opusdeista", es decir, durante la época de Franco, los filósofos del Opus Dei eran un grupo reconocible y con poder académico, con puestos tanto en las cátedras más importantes, Madrid con Millán Puelles, Calvo Serer, Leopoldo Eulogio Palacios, Ignacio Falgueras, en Málaga, Jesús Arellano en Sevilla, Saumells no sé donde, Rodríguez Rosado en Valencia. También tenían mando en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas del que hablamos con profusión hace algunos días, de la Institución Libre de Enseñanza (ILE).

Por cierto que me quedaba agradecer a Flechter Christian las precisiones que veo provienen de experiencia familiar y laboral. Carezco de ambas en relación con la ILE y su pedagogía, todo lo que sé es por libros, y se agradece que alguien que sabe de los colegios Opus por dentro, de la ILE también más directamente aporte. Las bibliotecas dan de sí hasta cierto punto, es esencial tener "la vida".

De todas formas la ILE por muy elitista que fuera como dices, no iba endilgando vocaciones desde la eternidad a adolescentes de familias piadosas ni laicas. Ya es una diferencia notable. Y tampoco en la ILE se despreciaba a los maestros, cosa que en el Opus Dei sí se hace. Los maestros ganan poco y se relacionan con gente de pocas campanillas. Si están en un pueblo todavía son más despreciables. De esto, "los maestros son despreciables", me enteré hace relativamente poco cuando algunos me insultaron en mi blog al poner fotos con alumnos del instituto donde trabajo llamándome "maestra de pueblo". Salir del Opus Dei ha sido la mejor manera de empezar a comprenderlo.

Volviendo al Opus Dei y la filosofía española que es el tema que me interesa: al parecer la última vez que el potente nódulo opusdeísta consiguió poner un catedrático de su cuerda en vez del candidato más prestigioso y merecedor, fue en 1987. No he conseguido enterarme todavía a quien dieron sus votos Falgueras, López Quintás (mercedario pero muy amigo del Opus Dei de siempre) y Abellán (no Opus pero no se sabe porqué lo hizo). Sí sé que el desbancado fue Emilio Lledó que es una autoridad en España como filósofo. La injusticia fue palmaria y sonada. Y así lo reflejó otro filósofo español famoso en un artículo en El País, Javier Muguerza.

El libro al que me refiero es una mina de información sobre las trayectorias de muchos filósofos españoles. Por ejemplo, es un hecho científicamente comprobado que en España la filosofía va unida al catolicismo. Ha sido así hasta hace 30 años. Las biografías de muchos filósofos españoles confirman que salieron de familias religiosas. Me estoy refiriendo a gente nacida digamos antes de 1950. Muchos de ellos iniciaron su recorrido en seminarios diocesanos o en seminarios de órdenes religiosas, sea de Jesuitas, franciscanos, dominicos. Por ejemplo, Javier Sádaba (nacido en 1940) que hoy me parece que se declara ateo, empezó en el seminario de Comillas con los jesuitas.

Traigo a colación este nombre porque aunque no os lo creáis voy a enlazar con la temática del inicio, sobre la ex numeraria que "mendiga" al Opus su certificado de estudios.

Javier Sádaba se formó en latín y en filosofía con los jesuitas. Vivió a principios de los 60 la lucha antifranquista, conoció a los sacerdotes jóvenes comprometidos con el mundo obrero y en ese ambiente se inició en la política. Al final de su segundo año de filosofía en Comillas fue expulsado -se le consideraba en general demasiado "irreverente"- aunque recomendado con excelentes informes para cualquier otro seminario al que quisiera dirigirme. (p. 60 del citado libro). Comprenderéis que después de todo lo que llevamos hablado sobre estudios en el Opus Dei y actividades en el Opus Dei sin reconocimiento oficial cuando te vas se me haya quedado la mirada fija en la frase que he destacado en negrita.

Pero ahí no quedan las diferencias, que no me parecen de detalle entre el Opus Dei y la institución a la que pertenece el actual Papa y a la que supuestamente "siempre han querido emular o sustituir en lustre intelectual".

Más abajo se cuenta que tiempo después Sádaba fue reclutado en la Universidad Autónoma de Madrid. Pero el Opus Dei se cruzó en su camino. Vaya, en la persona del rector Julio Rodriguez que en represalia por ciertas reivindicaciones lo echó de la universidad junto con otros profesores como Fernando Savater. ¿Quién lo acogió cuando se quedó sin trabajo? ¿A que no os lo podéis imaginar? Gracias a sus contactos con la Compañía de Jesús, Sádaba pudo seguir de profesor visitante en Deusto y Comillas.

Apunto que el Concordato de España con el Vaticano de 1953 era generoso con los ex seminaristas que se empezaron a multiplicar en los 60 y 70 para que pudieran convalidar sus estudios eclesiásticos con títulos civiles. En efecto, recuerdo que en mi infancia en Navarra había varias personas relativamente cercanas a la familia que habían pasado por el seminario y sin mucho derroche de energías rentabilizaron sus conocimientos de latín haciéndose profesores de esta materia en institutos.

También era muy común en aquellos tiempos que los profesores de filosofía fueran antiguos seminaristas. Me parece que brevemente tuve un profe de esa condición en el Instituto Príncipe de Viana de Pamplona. El Estado español por tanto no hacía ascos a recolocar a los que dejaban la carrera sacerdotal y podían justificar cierto nivel de estudios hechos ¿de manera interna? en instituciones religiosas. Este libro de Francisco Vázquez trae abundantes ejemplos de personajes que luego han sido catedráticos y escritores famosos a los que su paso juvenil por las órdenes religiosas no sólo no les supuso un trauma, sino que en el tiempo en que los laicos hacían una sola carrera, ellos hacían dos, filosofía y teología. Y a las dos les podían sacar partido fuera del convento o seminario. Encima los ex curas jugaban con ventaja.

En fin, no sé cómo fue la recolocación profesional de los que dejasteis de ser numerarios. Lo mío fue demencial, no me dejaron en paz durante años, tengo testigos que vieron la mano opusina colaborando en el amargamiento de mi existencia laboral hasta hace no mucho. 10 años después todavía no las tengo todas conmigo.

Y como vuelve a salir la cuestión de "no me reconocen los estudios internos ¿qué hago?", aquí estamos, comparando lo incomparable.

Ana Azanza