Los correos del pasado viernes 7 hacen ver como en el todo el mundo pasa lo mismo dentro del opus.

El pasado viernes 21 de febrero murió en Monterrey el sacerdote español Enrique Rua Espada. Viví con él en San Luis Potosí y luego en Sierra Madre. Aguantó el opus porque nunca hablaba, muy discreto y muy obediente, como los quiere el opus. Un Santo que encontró en no hacer gestos la forma de capotear a sus directores y vivir en relativa calma...

Es el cuarto sacerdote que muere en los últimos 5 meses. Y en México hay muchos de la obra que están ya pidiendo pista para aterrizar en el otro mundo. Una cosa que no esperaban en el opus es que a los que se van, más los que corren hay que sumar también a los que se mueren de este rubro es de dónde empezarán a tener fuertes bajas. Por eso la crisis de la cosa que ya pasa poco a poco a desastre por colapso de falta de gente pero eso sí, cada día con más dinero y a pedir a todos para seguir construyendo los caprichos del vicario que según dice son voluntad de Dios.

Hay centros donde todos están medicados, por ejemplo hace algunos años en la casa de Ribera de los doce que ahí vivían los doce tomaban medicamentos, casi todos antidepresivos y vive ahí un sacerdote que lo único que quiere hacer es dedicarse al arte sacro y a la arquitectura de capillas. Sólo platica de eso y de sus viajes, principalmente a Texas en Estados Unidos, para asesorar construcciones de iglesias y oratorios. También ahí vive Lucas que de ser un poderosos defensor del espíritu en la comisión ahora verlo causa tristeza; y cuantos y cuántos como él que viven del cuento como ese que dicen que el P. Leopoldo González antes de morir se arrepintió de haber dejado el opus. Muchos que lo vimos en su lecho de muerte podemos asegurar que jamás pensó eso. Estaba realizado, ejerciendo verdaderamente su ministerio sacerdotal en una sencilla parroquia en la ciudad de Monterrey.

En México recuerdo algunos casos de muertes extrañas como los que cuentan también en los correos del viernes pasado. Un muchacho de entre 14 y 16 años en la colonia Lindavista en la ciudad de México, en los años setenta, que contra la opinión de sus padres se hizo de la obra. Su papá llegó incluso a los golpes con el padre “Chapete” y poco tiempo después amaneció muerto en su cama. Todo extraño porque el opus se desentendió del asunto y no lo contabilizan entre sus difuntos. Otro intento, pero  sobrevivió, una auxiliar que vivía y trabajaba en la Administración de la Residencia de Estudiantes RUL, en la Ciudad de México que en el año de 1996 o 1997 por el extremo caso de depresión en el que vivía, se tiró del cuarto piso. La versión hacia dentro del opus es que se cayó mientras hacia la limpieza de los vidrios de las ventanas, obvia falta de prudencia de las directoras. Las del Consejo Local no lo informaron por escrito a la delegación pero a todos comentaron que se trató de suicidar. A esa chica la mandaron de vuelta a vivir con sus padres.

Hay casos de extrema negligencia por esos mismos años como una que fue del opus, salió ya mayor, que era pediatra pero medicaba a una deprimida a la que estuvo a punto de matar por darle litio en exceso y que terminó en el pabellón 9 del hospital español a punto de morir por estar intoxicada de medicamentos.

También hubo varios muertos de los de San Rafael en excursiones y convivencias de ambos lados. Recuerdo muchas pero por ahora escribo uno que se ahogó en la excursión que Casciaro organizó al río “Chantacuatlán” casi recién llegado a México; el que murió en una playa, cerca de Poza Rica Veracruz, por un disparo accidental de un rifle de otro de los excursionistas. De esas anécdotas hay muchas y ya las iré contando pero el común denominador es la imprudencia pues el jefe de la excursión en muchos casos no llegaba a tener 18 años.

Y sobre el prelado, sus mentiras, torpezas y muy, pero muy pocas luces se ha escrito mucho, mucho, mucho además del que aparece el viernes pasado, por ejemplo y por sólo mencionar los últimos que se han escrito pero que son multitud, testimonio de muchas personas y testigos: Ignaki del 6 de enero de 2014, Josef Knecht del 17 de enero, Sergio Dubrowsky del 7 de octubre, Lvdovicus del 27 de enero además del patético video de navidad. Pinsapo del 20 de enero de 2014, Remagen 27 de noviembre de 2013, Ramana 13 de enero de 2014, Gervasio 31 de enero y cientos más.

Pero no solo por ellos se puede conocer del prelado, esto lo supe directamente de Carlos Llano. Escuché durante décadas anécdotas sobre javi directamente de Carlos, todas sobre su carácter, actuación y modos infantiles o niñoides, por ejemplo, de cuando fueron a comprar zapatos, javi se enojó de que Carlos se compró unos iguales y que fue a cambiarlos; sobre cómo le quedaban ajustados los trajes y que José Inés lo corrió cuando llegó a México pensando que era un colado; de que si el fundador lo regañó fuertemente porque tomó unas tarjetas que no debió haber tocado. Todas las anécdotas de ese estilo, desde luego ninguna sobre si era buen estudiante, listo o le gustaba leer. Pero resulta que eligen a javi y entonces Carlos se da cuenta que se le pasó la mano contando a todo el mundo durante más de 35 años lo torpe que es el prelado y entonces un día, y otro también comienza a decir a muchos: “No se preocupen, el prelado es muy listo”, a veces añadía, “en serio, es muy listo”. En unos 10 viajes que hice por nuestro trabajo en el IPADE a la ida y a la vuelta me decía: “Debes estar muy tranquilo, porque javi es muy, muy listo” y como dice el dicho: “Explicación no pedida acusación manifiesta” llegué rápidamente a la conclusión sin duda alguna que a quién llamaba padre era un gran mediocre. Lo pude comprobar en agosto de 1995 cuando lo traté más tiempo a pesar de verlo desde 1970 y luego en 1983, 1988 y en algunas ocasiones en Roma, pero antes de 1995 no hablaba, ya que lo oí hablar entendí porque sus superiores siempre lo tenían callado. También entendí por qué Carlos se hizo la persona más influyente de todas sobre el actuar de javi.

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